El amanecer del planeta de los simios
Sinopsis de la película
Tras la aparición del devastador virus de los simios desarrollado en un laboratorio y que casi acabó con los humanos, un grupo de simios muy evolucionados, capitaneados por César, se han convertido en la raza dominante del planeta. La única amenaza para su desarrollo la representa un grupo de seres humanos que han sobrevivido al virus, al que ahora son inmunes. Los hombres necesitan la energía de una presa cerca del asentamiento de lo simios, así que César, siempre razonable y buscando el bien de los suyos, firma una tregua de paz que evite estallar una guerra que determinará cuál será la raza dominante… Secuela de la película El origen del planeta de los simios .
Detalles de la película
- Titulo Original: Dawn of the Planet of the Apes
- Año: 2014
- Duración: 130
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Opinión de la crítica
6.6
79 valoraciones en total
La violencia es simple, la alternativa a la violencia es compleja. Esta cinta de ciencia ficción es una alegoría sobre el presente, una reflexión sobre la dificultad de vivir en paz y la semilla ponzoñosa del odio y sus múltiples ramificaciones: el exceso, la venganza, la crueldad, el ensañamiento, el atropello, la tiranía. Es una desasosegante advertencia de los mesianismos resentidos que envenenan las relaciones sociales y conllevan el abuso de poder y las tropelías más sañudas e irreflexivas. Ante nuestros ojos vemos el retrato de nuestra propia historia milenaria, siempre con diferentes protagonistas pero siempre con el mismo argumento: yo tengo razón y tú no. Y como yo tengo razón, te puedo matar sin tan siquiera pestañear, porque así lo proclamo yo.
Esta fábula se reviste con la coartada de ser un mero entretenimiento, una costosa producción veraniega destinada al consumo masivo – y, sin embargo, consigue colar con acerada rotundidad un alegato contra el culto a la violencia y la adoración supersticiosa al poderío de las armas como única garantía para la supervivencia. Sin dejar en ningún momento de ser una lograda película de aventuras, dificultades y amenazas, consigue además ofrecer un subtexto tornasolado y sugerente sobre la obsesión por resolver a balazos lo que quizás deberíamos encarar con más sosiego y reposo, buscando los puntos en común y no resaltando las (supuestas) diferencias. Todo ello muy bien engarzado en una urdimbre trepidante y con la indeleble creación del simio César, virtuosa encarnación del líder juicioso y prudente.
Quizás el mensaje – porque tiene mensaje – habría logrado mejor su propósito, si los personajes humanos no fueran tan sosos y carentes de enjundia e interés, siempre a remolque de los acontecimientos y mucho menos interesantes que los simios, mejor trazados y más estimulantes en su retorcida vesania o diáfana bondad. Ni siquiera un actor tan competente y experimentado como Gary Oldman consigue elevar a su líder militarista del mero esbozo tópico y trillado, perdiendo intensidad el conjunto, al carecer de unas motivaciones más allá de lo adocenado y necio. Falta el necesario contrapunto dramático para que nos arrastre la trama más allá del puro pasatiempo.
Pero el conjunto es satisfactorio, porque nos permite disfrutar del espectáculo a la vez que nos ofrece un relato sugerente y pertinaz que va más allá de la superproducción al uso. Y nos deja un regusto amargo por lo que quizás se nos avecina…
Cuando uno está ya a punto de perder la esperanza en el gran cine de aventuras y acción de Hollywood (que parece haberse convertido en un simple parque temático de fanfarrias absurdas y con mucho ruido en 3D para entretener a hordas de adolescentes) resulta que descubrimos una pequeña joya que nos hace volver a creer en el cine, ese cine con C mayúscula que además de contar cosas, nos hace disfrutar, retorcernos en el asiento por la intriga, por la tensión, por las aventuras. Confieso que tenía las expectativas más que altas después del reboot con El Origen del Planeta de los Simios, revisión que se hizo en 2011 de La rebelión de los simios allá por 1972, y que supuso tener esperanza en una saga que parecía ya agotada. Lo más importante es que esta segunda parte de esta segunda saga es todavía mejor: ha tomado lo bueno de su predecesora para ampliarlo, aumentarlo y dirigirlo hacia unos derroteros realmente impresionantes. Resulta divertido comprobar cómo la peor película de la saga antigua Batalla por el Planeta de los Simios (1973) ha sido el origen de ésta que nos ocupa, y que es –hasta ahora- la mejor de la nueva saga (en la que por supuesto, no incluyo el desastre que dirigió Tim Burton en 2001).
Ya desde los títulos crédito estamos viendo la evolución de la tierra después de que el virus creado en laboratorio que estimuló la inteligencia del chimpancé César saltara a los humanos y provocara una epidemia global que diezmara la humanidad… consiguiendo a la vez que los simios que se marcharon a los bosques evolucionaran y conformaran una nueva sociedad. En el transcurso del guión no solo vemos a la destrozada humanidad intentando recuperar su perdida grandeza, sino a una nueva raza de primates que empieza a controlar su entorno y su existencia para convertirse en la nueva especie dominante del planeta. Unas disquisiciones que únicamente fueron bien trazadas en la saga en la mítica primera película protagonizada por Charlton Heston en 1968. Impresionantes son las imágenes de los nuevos estamentos simios, la organización social, la educación, seguridad, etc.
Pero más allá de los impresionantes efectos especiales, que demuestran que hoy día se puede hacer absolutamente de todo con una credibilidad absoluta (ya no hablamos de que el pelo esté bien hecho, o los ojos, sino que hablamos de interpretaciones en toda regla de seres creados por ordenador, con expresiones de miedo, ira, ternura, envidia, duda…) y de las secuencias de acción (posiblemente las más espectaculares desde hace muchos años, tanto por la coreografía, la realización…) lo realmente interesante de la película es el sólido guión, que evoluciona de principio a fin con un crescendo final que lógicamente no vamos a contar porque es probablemente lo mejor de la cinta, y que es sorprendentemente profundo, tocando temas como la igualdad, el racismo, la envidia, la codicia…
El director Matt Reeves dijo tras el estreno que Andy Serkis debería recibir el Oscar al mejor actor, pero no en categorías de animación, sino en las categorías absolutas, y yo estoy completamente de acuerdo: todos recordamos al entrañable Roddy McDowall interpretando a Aurelio (y posteriormente, al mismo César) en la saga original, pero lo de Serkis supera en todo y por todo esos registros. El mapeado digital de su cara –con la misma técnica usada en la saga de El Señor de los Anillos, cuando el mismo Serkis interpretó a Gollum, o en Avatar- es sencillamente perfecto, y es capaz de transmitir al personaje de César –no nos olvidemos, que es un chimpancé digital- los mismos registros de cualquier actor humano. No, mentira, de cualquier actor humano no. De los mejores actores humanos.
Solamente tengo un reproche con esta excelente cinta, y es que no hayan aprovechado más a Gary Oldman, un egregio y brillantísimo actor que podría haber dado mucho más juego no solo en la película, sino en toda la nueva saga. Sus camaleónicos registros podrían haber supuesto un activo mucho más importante y habrían enriquecido con total seguridad el film. Merece la pena señalar también la genial banda sonora de Michael Giacchino (mi admiradísimo creador de la partitura de Up), que ha bebido a ratos de los toques que el genial Jerry Goldsmith le dio al clásico dirigido por Franklin J. Schaffner en 1968, El Planeta de los Simios (por si no lo sabes, una de mis películas de cabecera de toda la vida, y para mi gusto, de las mejores de la historia del cine).
Para mi gusto, es la película no solo del verano de 2014, sino de todo el año. Y lo mismo de varios años…
Tras varios meses encerrado con el ritual de los exámenes y trabajos atrasados, llegan a mi las vacaciones y el tiempo libre y la vuelta al cine. Ayer, invitaciones bajo el brazo, entré a la premiere (rodeado de un famoseo que parecía algo perdido) de El Amanecer Del Planeta de los Simios. Tras una primera parte con una idea y un desarrollo muy interesante, llega la segunda parte de Matt Reeves con una idea y un desarrollo muy interesante… hasta los últimos 45 minutos últimos.
Han pasado 10 años de los acontecimientos ocurridos en El Origen del Planeta de los Simios. Los humanos casi se han extinguido y los simios han seguido evolucionando a gran velocidad, siendo un auténtico peligro que desembocará en un guerra entre humanos y simios. Matt Reeves (director de la también interesante Monstruoso) da el salto a los grandes presupuestos de una manera solvente. Incluso con un toque propio, queriendo dotar al producto final un punto de autoría que se ve, sobre todo, en un par de planos secuencia (La escena del tanque). El guión de Rick Jaffa, Amanda Silver y Mark Bomback sorprende en la forma que establecen las relaciones entre simios, entre humanos y entre simios y humanos. Sin duda, el punto más interesante y fuerte de la película. Cierto que a veces coquetea demasiado con los clichés en cuanto a personajes, escenarios y acciones, llegando a ser demasiado obvio todo por momentos y perjudicando al resultado final. Ya nos es de sobra todo conocido. Y desembocando en un final que se hace demasiado largo.
Los efectos de animación de todos los simios son, simplemente espectaculares. Son monos hiperrealistas, con un gran nivel de detalle y una expresividad tremenda que ya les gustaría a muchos actores de carne y hueso. EjemNicolasCageEjem.
El gran ejemplo de esta expresividad es Andy Serkis. Tremendo como César. Este tío merece más reconocimientos de los que merece, en serio. Se come la pantalla siempre que aparece su rostro como mono. Se da el caso curioso que, en esta película, los que hacen de monos actúan muchísimo mejor que los que hacen de humanos. Papeles planos y con poca chicha en los que destacan sus dos protagonistas, Jason Clarke y Keri Russell, con dos actuaciones planas y con poca chicha. Incluso hay tiempo para ver a un Gary Oldman más perdido que un pulpo en un garaje, dando, eso sí, algo de empaque a su personaje simple. Gary Oldman siempre será Gary Oldman.
La crítica y el público americano la alaba. Aquí los aplausos fueron tibios y el único que recibió algo más fue el propio Serkis. Una propuesta interesante pero que, sinceramente, está lejos de ser mejor que su antecesora. Nice try, Matt Reeves.
Asi como El Caballero Oscuro mejoró la saga de Batman, dotándola de una mayor oscuridad, lo mismo ocurre con El Amanecer del Planeta de los Simios .
La primera parte era una buena película, a pesar de que el plantel, a mi entender, no era el más propicio (salvo honrosas excepciones), tenía un buen guión, un buen ritmo, drama, acción y un final acorde, con esa escena en el puente o el ¡No! de César, acorde con lo que debe ser esta saga.
Ahora nos encontramos unos años en el futuro y vemos la evolución de ambas especies, los humanos luchando por ser lo que eran, aunque saben que nunca volverán a los años de esplendor y los simios entendiendo su nuevo lugar en el planeta, como la futura especie dominante, que debe aprender de los decadentes humanos, pero sin caer en los errores que les llevan a su extinción.
César sigue siendo el centro del universo de la saga, es un verdadero caramelo en manos de cualquier director que sepa de esto y se ha aprovechado, es más expresivo, es más intenso, es más real, es más humano, por suerte, esta vez comparte protagonismo con otra joya de personaje: Koba, que está a su altura.
Mejoramos las actuaciones de la predecesora, tenemos un guión más oscuro e intenso, hay más acción y mejor, escenas realmente bien rodadas, de ésas que se te quedan años en la retina y dentro de 20 años cogerás y dirás voy a verla de nuevo , hay drama, hay intriga, hay una buena BSO, unas cuantas sorpresas, personajes más profundos y más interesantes y un metraje adecuado, que no se hace largo ni corto, simplemente, adecuado. Y, lo mejor, es que esto no es el final, si El Amanecer… va por el mismo camino que la saga del Batman de Nolan, que hagan como César, no caer en los mismos errores que sus predecesores.
Que aprendan los que quieran a hacer una buena película de acción revienta-taquillas de que va esto.
¿Recordáis el anuncio del mono y la ballesta? Pues algo así viene a ser El amanecer del Planeta de los Simios , cambiándole el arma por una ametralladora. Un peligro a punto de desbordarse. Los fans dirán que es una secuela muy mona y los detractores que aunque la mona se vista de seda… , yo me quedo en un término medio, porque la secuela que ha dirigido Matt Reeves no es una mala película, lejos está de serlo, pero tiene algunas ideas que lastran lo que se anticipaba como el blockbuster más brillante del verano. Rebajad las expectativas generadas por su notable recepción al otro lado del charco porque aquí hay mucho más de todo pero, en lo importante, faltan cosas. Esto es, un desarrollo de personajes en condiciones e ideas más allá de las que garantiza el equipo técnico de Weta Digital. La película a ese respecto es una maravilla, cómo no: técnicamente los simios son extraordinarios, se mueven como si realmente estuvieran ahí, es un film avanzadísimo y la recreación de César, Koda y el resto de los que tienen un poco más de peso no roza, sino que va directamente a la excelencia. El problema es otro, viene de abajo, del esqueleto. Es el guión.
Sin entrar en muchos spoilers, porque soy el primero al que no le gusta que le destripen las cosas, diré que algunas de las cosas que dan arranque a los conflictos son puras tonterías. Sí, en el mundo en que vivimos, a veces lo que desencadena las cosas más terribles viene a ser esto mismo, pero algunos personajes son sencillamente delirantes. Tal es el caso del interpretado por Gary Oldman, que parece sacado de algún guión de la (horrible) serie Falling Skies. El protagonista tampoco se salva del todo pero lo que le han hecho a César es para llorar, en comparación con lo que fue en El origen del Planeta de los Simios . Serkis lo interpreta con solidez, como siempre, pero fuerza demasiado su lado humano para guiar la atención del espectador. Contra todo pronóstico el que se erige como la verdadera sorpresa es Koba, el simio interpretado por Toby Kebbell, que no sólo es lo mejor de la película (indudablemente) sino que además es el personaje mejor construido a todos los niveles: sin trampa ni cartón, actuando como debe hacerlo. No se salva de la imagen cool para que la gente aplauda, eso sí, usando dos ametralladoras a la vez mientras atraviesa un fuego. Cool apes dont look at explosions , o algo así.
El guión fuerza las cosas para buscar la emoción primaria (los momentos con aparatos electrónicos que sustituyen a los flashbacks, César y su familia) y realmente sólo se alza cuando se olvida de que quiere ser La Película Definitiva (consiguiendo el efecto contrario) y pasa a la acción. Matt Reeves y su director de fotografía, Michael Seresin, consiguen capturar algunas imágenes perdurables, de gran fuerza expresiva, e incluso alguna vez simbólica. Reeves es de la factoría Abrams así que esta lección la tiene bien aprendida (la que sigue siendo su mejor película, Cloverfield , da buena fe de ello), y además se apoya en la partitura de Michael Giacchino para alzar aún más sus objetivos. Como juguete tecnológico es una obra extraordinaria, pero falla en lo que más potencia, el corazón. No obstante es una película digna de verse, inferior a El origen del Planeta de los Simios pero mucho más amplia a todos los niveles, pese a que sacrifique cosas para lograr ese estatus. Os la recomiendo, en resumen, pero sería mentiros decir que me ha dado todo aquello que me esperaba. Al menos incluye un homenaje a El Rey León , eso es cierto.