El albergue rojo
Sinopsis de la película
Finales de siglo XIX, Croûteux Inn es un hostal en mitad de las montañas de los Pirineos. El establecimiento está a cargo de Martin y Rose, una pareja que tiene la costumbre de pedirle a su hijo adoptado sordomudo, Violet, que asesine a viajeros solitarios para robar sus pertenencias. Hasta que una tormentosa noche, el padre Carnus decide guiar a un adolescente a través de las montañas para llegar al monasterio.
Detalles de la película
- Titulo Original: Lauberge rouge
- Año: 2007
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.2
66 valoraciones en total
El albergue rojo es una comedia francesa que cuenta una historia real de finales del siglo XIX. Ya en 1951 se hizo otra película sobre el mismo tema y con el mismo título aunque más centrada en los hechos reales. En la versión del 2007 se deja más plaza a la imaginación y lo pintoresco.
El albergue rojo es la típica comedia francesa con un humor un tanto retocado pero absurdo y pintoresco. La película mezcla situaciones límites con un tiempo rápido y diálogos graciosos y absurdos que dejan paso a situaciones que se resuelven normalmente de la forma más inverosímil.
El film cuenta con un buen conjunto de actores, comenzando con Gérard Jugnot, actor maduro francés por excelencia en el panorama actual (profesor en Les Choristes), Jean-Baptiste Maunier cuya adolescencia no ha destrozado su prodigiosa voz (Magnigot en Les Choristes), Urbain Cancelier (Ma femme sappelle Maurice, Amélie,…) y la pareja de cómicos Christian Clavier, mezclada a una jóven promesa del cine francés de solo 20 años Juliette Lamboley.
A pesar de contar con tanta variedad y talento, da miedo que todo el presupuesto se haya quedado en pagar a los actores, ya que los decorados de papel y cartón y el adrezo parecen mentira. Por lo tanto, dejan un aire de mala película un poco limitada.
Por otro lado, lo peor de la película son algunas incongruencias que despistan y hacen que la situación sea falsa sin dar un toque gracioso a ello.
En resumen, un film interesante para hecarse algunas risotadas y pasar un noche de lluvia delante de la tele, pero que no recomiendo para nada a quienes no soporten la comedia francesa de lo absurdo y con un humor típico del país galo.
Intenta ser una comedia alocadamente campechana y amable con todos los públicos que se presten a verla. No obstante, si no estás pendiente en todo momento de la película, pierdes el lío (nunca mejor dicho) de la misma y empiezas a preguntar de dónde sale tanta gente, quiénes son y qué harán luego o qué les pasó.
Más que la película en sí y el sabor que deja, curiosamente me hace más gracia (por extraño que suene) pensar que esto ocurrió de verdad y que haya tenido la mínima trascendencia para pasarlo a la pantalla grande. Como digo, curioso cuanto menos.
Aunque tiene momentos en los que sí que te hacen reír o al menos sacarte una sonrisa, es otra de esas películas para ver y fáciles de olvidar.
Tuve la oportunidad (desgraciada) de ver esta película hace algunos meses en el Festival de Cine Fantástico de Málaga, y he de decir que salí echando pestes de la sala, a excepción de por la banda sonora, inmerecida por este bodrio.
Una sucesión de payasadas pueriles sin pies ni cabeza, como coger a un puñado de gente de la calle y ponerlos a improvisar chistes con una cámara delante (eso sí, en un exquisito decorado de cartón piedra, para inspirarlos en la medida de lo posible).
Burda, burda, burda.
Versión ýa adaptada en 1951 con el mismo título por Claude Autant-Lara y dándole protagonismo a Fernandel como cura de la función. Vodevil donde los haya, ya sea para morirse de risa o de pena, coescrito por el mismísimo Christian Clavier (el escudero de Jean Reno en Los Visitantes ) y dirigido por el profesional del cine de acción galo, amamantado de Besson, Gerard Krawczyk (Taxi 2, Taxi 3, Fanfan la Tulipe). Imagínense a Mariano Barroso, Imanol Uribe o el mismísimo Amenábar adaptando a la pantalla grande Hostal Royal Manzanares . ¿Insólito no?
Lo enfatizo porque lo curioso del caso es que este sainete risible, con poca gracia, campechano a la francesa pero con la grandiloquencia apadrinada de la Warner Bros y con algunos que otros chistes forzosos que se resuelven con piruetuescos slapstick que te obligan a seguir viéndola por lo que sorprende (y por eso le doy un aprobado justito), es que está basado en un hecho real sucedido en la primera mitad del siglo XIX, un matrimonio de posaderos confesaron, y posteriormente condenados con billete de ida a la guillotina, haber asesinado a más de un centenar de huéspedes de paso que buscaban cobijo en su aislado hostal. Años ha, es decir más de un siglo y medio más tarde, la leyenda negra se confitó hasta tal madurez que el romancero, el folclóre y el anecdotário local dieron lugar al barato espectáculo de variedades que Krawcczyck se ha preocupado de ambicionar con un cuidadoso vestuario y diseño de producción que cantan como una almeja frente a la actuación a lo Louis de Funes del reparto trufado de actores franceses que se han hecho populares más allá de la frontera.
Además de contar con la presencia del indiscutible dúo Christian Clavier y Josiane Balasko (Felpudo Maldito, Un Crimen en el Paraiso) como matrimonio psicópáticamente torpe, la película cuenta con otro par de entrañables actores, Gerard Jugnot y Jean-Baptiste Maunier (ambos eran respectivamente maestro y alumno en Los Chicos del Coro de Christophe Barratie) en los papeles de cura y novicio. El cómico Urbain Cancelier (habitual de Jean-Pierre Jeunet en joyas como Delicatessen y Amelié ) también figura en el reparto como hijo cornudo de una raquítica condesa inmune al pestañeo (Sylvie Joly).
Lo Mejor: las recaídas del leñadero
Lo Peor: no aficionados a las comedietas del estilo Jean-Marié Poire abstenerse