Ebrio de mujeres y pintura
Sinopsis de la película
A mediados del siglo XIX, Kim Byung-moon salva al joven Seung-up de ser apalizado por unos vagabundos. Seung-up le hace un dibujo para explicarle por qué le querían golpear. Kim observa cuidadosamente el dibujo y percibe el extraordinario talento del chico…
Detalles de la película
- Titulo Original: Chihwaseon aka
- Año: 2002
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
Película
6.3
48 valoraciones en total
Muy buena película sobre la impresionante historia de Jang Seung-up (Oh-won), un pintor coreano del siglo XIX que cambió la dirección de arte en esa parte del mundo.
La película es una delicia desde el punto de vista artístico y narrativo, de las que más me han gustado entre las muchas vistas sobre vidas de pintores. Por ejemplo es equiparable en interés al filme El tormento y el éxtasis , de Carol Reed, USA 1965 sobre Michelangelo Buonarroti, o a El loco del pelo rojo , de Vicente Minnelli, USA 1956, sobre Vicent Van Gogh, pero muchísimo mejor que la filmación de Ed Harris ( Pollock , USA 2000) acerca del pintor estadounidense del s. XX, Jackson Pollock, también alcohólico como Owon, más atractiva y vital en todos los sentidos que el filme sobre el pintor ruso Andrei Rublev ( Andrei Rublev , Andrei Tarkovsky, Rusia 1966) o muchísimo mejor que la película sobre el pintor Pablo Ruiz Picasso ( Sobrevivir a Picasso , del famoso director James Ivory, GB 1996), entre otras. Sólo La joven de la perla , de Peter Webber, GB 2003, sobre el pintor Johannes Vermeer, me parece una película aún más hermosa, estética y delicada que ésta.
Jang Seung-EOP (1843-1897), (mejor conocido por su seudónimo Owon), fue un pintor de fines de la dinastía Joseon en Corea. Fue uno de los pocos pintores de su tiempo llamado a ocupar un puesto de rango en la corte del monarca Joseon, no obstante debido a su temperamento y espíritu libre-libertino, se escapó en varias ocasiones del imperial recinto para volver a su vida vagabunda y libertaria, algo inaudito y que le hizo muy popular entre el pueblo.
El director Im Kwon-taek dramatiza con mucha firmeza y calidad la vida de este famoso pintor Owon, desde su niñez, en la que creció como un huérfano, pasando por su encuentro con otro importante maestro pictórico de aquel entonces, quien lo acogió y le enseñó a depurar su actitud y don innato para pintar, hasta mostrarnos como con el paso de los años el talento de Owon llegó inclusó más allá de las fronteras de Corea hasta la misma China y Japón. Owon hizo pinturas sobre casi todos los géneros de la época, incluyendo paisajes, cuadros de flores, y escenas de la vida cotidiana (entre las que se incluyen dibujos kamasútricos de hombre-mujer manteniendo relaciones sexuales en diversas posturas). Junto con los anteriores y famosos pintores Danwon y Hyewon, Owon es recordado hoy como uno de los Tres Wons del período en que gobernó Corea la dinastía Joseon.
Película imprescindible y muy recomendable para todos los estudiantes de Bellas Artes. Aprenderán que el arte no sólo es pintar, cantar, esculpir, etc, sino sobre hacer lo que mejor hizo Owon: vivir la vida como realmente le dio la gana, con bravura, sin someterse a las correcciones de tipos mediocres que no estaban a su altura y que sólo valen para obstaculizar y enmendar la plana a quienes poseen la genialidad que ellos no tienen.
Fej Delvahe
Film realizado por el prolífico y veterano Im Kwon-taek (Jangseon, Corea 1936), se rueda en exteriores de Corea del Sur, en un plató que reconstruye las calles de Seúl de finales del XIX y en estudio. El guión, de Kim Young-oak e Im Kwon-taek, se basa en un argumento de Min Byung-Sam, que traza el biopic del dibujante decimonónico Ohwon. Nominado a la Palma de Oro de Cannes, gana el premio al mejor director, que comparte ex-aequo con Paul Thomas Anderson ( Punch-Drunk-Love ). Producido por Lee Tae-Won, se estrena el 10-V-2002 (Corea del Sur).
La acción tiene lugar en Seúl y otras localidades de Corea, entre 1850 y 1897. Reconstruye los principales hechos de la vida del pintor coreano Jang Seung-up (Choi Min-sik), que firmaba sus obras como Ohwon. Huérfano y mendigo, es salvado (1850) de ser apaleado por unos vagabundos gracias a la intervención de Kim Byung-moon (Ahn Sung-kee), que pronto advierte las aptitudes del niño para el dibujo. De temperamento rebelde y excéntrico, obtiene fama y éxito, y asciende en la escala social, pese a su adicción al alcohol y su condición de mujeriego.
La película combina drama y biopic. Glosa el proceso de aprendizaje no académico del artista, basado en la intuición y las habilidades propias, el consejo de expertos, los gustos de los compradores y el halago de los admiradores. No es un pintor ilustrado, ni un pintor de Corte (aunque trabajara un tiempo en ella), sino un profesional popular que vive de los ingresos de su trabajo. Su actividad se enmarca en un mundo convulso, de grandes turbulencias, de luchas entre conservadores y renovadores, y sometido a los vaivenes de las influencias imperialistas de chinos y japoneses. Ohwon es respetado por uno y otros, en atención a su valía y a su popularidad.
Es un personaje atípico, caprichoso y extremo, que no puede pintar sin practicar sexo con desmesura y sin beber abusivamente. Su ebriedad permanente y su promiscuidad sexual, con mujeres y hombres, se combina con una gran facilidad para la composición, el uso de los colores y la habilidad para el dibujo. Las reflexiones sobre el arte plástico que la película expone son convencionales y superficiales. No se hace referencia a los aspectos esenciales de la pintura, mientras abundan las indicaciones sobre sus relaciones con temas menores: memoria, imitación, armonía de colores, parecido del retrato, etc. Los trabajos que se muestran son dibujos de factura artesana, en los que la filigrana, el virtuosismo, el preciosismo y el perfeccionismo, se erigen en los valores básicos de la obra de arte.
Más allá de lo que muestra el film, el interés de la obra de Ohwon se basa en la independencia del espíritu con el que trabaja, la superación que propone de las concepciones convencionales del arte, el abandono que asume de los cánones imitativos, la defensa que hace de la independencia de la pintura respecto de la naturaleza y la exaltación de su valor autónomo como medio de creación de belleza plástica.
La belleza de la fotografía refleja exquisitamente los preceptos del arte oriental.
Durante los últimos 500 años Europa ha anhelado el lujo oriental: las especias, la seda, la porcelana, el te, y su arte y costumbres.
Esta película nos muestra la Corea de finales del XIX, y es tan exquisita y perfecta como las costumbres de sus gentes. Un verdadero deleite para los ojos y una obra fundamental para quienes quieran entender su historia y tradiciones.
Los actores son correctos, aunque me he deleitado en la ambientación y la belleza que la desborda. La trama a ratos, me ha recordado a la picaresca española.
El cine Coreano ha sido una de las más gratas sorpresa de los últimos años y considero que esta película representa la culminación de sus aspiraciones.
Podemos decir que la fotografía es preciosa, que la ambientación es notable, que hay varios planos de gran belleza, y muchos otros tópicos que utilizamos para hablar del cine asiático. Lo que nunca podremos decir es que sea una película arriesgada, original ni entretenida, cosa que si podemos decir de muchas otras películas asiáticas. El que se fuera seleccionada para competir en el festival de Cannes, y además ganara el premio a la mejor dirección, solo se entiende por su nacionalidad, Corea del Sur, ya que esto siempre queda muy llamativo en un certamen de este tipo.
Ebrio de mujeres y pintura es un título que resume bastante bien el argumento de la película. Es la historia de un conocido (en su país) pintor coreano, cuya pintura resultaba muy especial, y su carácter aun mas. Hombre excesivo y desequilibrado tuvo una vida difícil, tan difícil como él se la hacía a los demás. Su pasión era la pintura además del alcohol y las mujeres.
Esta vida aparentemente turbulenta esta narrada con un pulcro academicismo por el veterano director Im Kwon-taek, sin salirse ni un palmo de lo que cabe esperar de una biografía de este tipo. Si al aburrido estilo del director le sumamos la antipática personalidad del personaje protagonista estaremos ante una película tan correcta como fría, tan vistosa como desapasionada.
Mención aparte se merece el actor protagonista. No por su gran interpretación, sino porque en lugar de buscar actores adecuados a las diferentes edades del personaje, ya desde bastante joven lo interpreta el mismo actor, Min-sik Choi, que aunque por aquella época tenía cuarenta años aparentaba muchos más. Así que cuando le llaman chaval resulta un poco ridículo.
Peca de representar al artista como generalmente se cree que este es en cualquier contexto o geografía: bohemio, borracho y pendenciero.
No tiene mucha diferencia con otras biografías de pintores llevadas al cine. Pollock por ejemplo.