Duplicity
Sinopsis de la película
Claire Stenwick (Julia Roberts), ex agente de la CIA, y Ray Koval (Clive Owen), ex agente del MI6, han abandonado el mundo del espionaje para dedicarse a un negocio más lucrativo que los convierte en enemigos: su misión consiste en encontrar la fórmula de un producto que hará ganar una auténtica fortuna a la empresa que la consiga. Sus jefes son el titán de la industria Howard Tully (Tom Wilkinson) y el desaprensivo consejero delegado Dick Garsik (Paul Giamatti). A pesar de que las tácticas de Claire y Ray son cada vez más sucias, surge entre ellos una creciente atracción.
Detalles de la película
- Titulo Original: Duplicity
- Año: 2009
- Duración: 125
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes obtener una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te detallamos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
5.2
81 valoraciones en total
Al comienzo parece que la cosa va bien. Pero transcurridos los primeros 15 minutos es para morirse de aburrimiento. Actuaciones horribles, escenas robadas sin tapujo a otras películas, un espanto absolutamente todo. No puede creerse tanta falta de creatividad y la manera tan vulgar de resolver el film. Un fiasco absoluto. Siempre me aguanto hasta el final cualquier película por más fea que sea, pero juro que esta bazofia supera a todas. El punto es para Tom Wilkinson que es un actorazo totalmente desaprovechado. Una pena.
A nadie puede sorprender una película así a estas alturas, es cierto. Con Julia Roberts y Clive Owen liderando el reparto y leyendo la sinopsis, acudir a su reclamo y más a una sala de cine, es todo un ejercicio de suicidio mental en la mayoría de los casos. Pues aún y todo esta película tiene su miga. Me esperaba algo a lo Sr. y Sra. Smith con tiros por doquier y situaciones bochornosas a cada minuto. Y no. En mi opinión posee dos grandes cualidades, dejando a un lado claro está, el tipo de producto que se nos ofrece.
Duplicity consigue adentrarnos en el mundo del espionaje industrial y mostrarnos las reglas no escritas que se cuecen puertas a dentro, principalmente bases de datos inmensas sobre ejecutivos de las grandes empresas de la competencia obtenidas mediante el seguimiento tanto físico como virtual de los mismos, al estilo de las mejores agencias gubernamentales del mundo. Y eso mola, porque al menos nos indica la dirección actual de las grandes corporaciones que dominan el mundo y que aplican el mismo rasero moral tanto para con sus clientes como para su competencia, es decir, ninguno: saben dónde cagas, a quién te tiras y la marca de cereales que desayunas, y servidor, que no tenía ni repajolera de que las actitudes tiburonescas de las grandes corps. habían llegado ya tan lejos, pues por lo menos se hace una idea aproximada de lo siguiente que nos queda por venir, y la crisis que sufrimos actualmente no es más que un suave aviso de por dónde irán las cosas en el futuro.
No hay mucho más que rescatar de esta insulsa obra salvo lo ya comentado y que ella sea un farol, y es un farol bastante chulo porque dignifica bastante el resultado final. En cuanto a lo demás, ya saben, interpretaciones, fotografía, diálogos, banda sonora… pues el mismo chusco que presuponía cuando entré en la sala. Hay ciertas cosas que siempre te las dan mascadas.
Segunda película en la dirección para Tony Gilroy después de la soporífera Michael Clayton, un film que todavía no comprendo por qué obtuvo tanto éxito. Al igual que en la película de Clooney, Gilroy escribe y dirige Duplicity, un film de espías que nada tiene que ver, desgraciadamente, con las películas de Jason Bourne. ¿Por qué hago referencia a esta saga? Porque, incomprensiblemente, Gilroy fue el guionista de esta sublime trilogía, así como de otras grandes películas como Pactar con el diablo (aunque también fue responsable del libreto de la desastrosa Prueba de vida y de la mal explotada Al cruzar el límite).
Gilroy lo tenía todo para confeccionar una gran película al contar con cuatro actores que no necesitan presentación: Clive Owen, Julia Roberts, Paul Giamatti y Tom Wilkinson. Sólo había que escribir una buena historia e, iluso de mí, todavía emocionado por El mito de Bourne (mi favorita de la colección) pensaba que el relato de Duplicity sería una gozada… Craso error.
No es que sea una película infame, de hecho tiene algún que otro buen momento. Sin embargo, siempre quedará en mí una sensación de lo que pudo ser y no fue, la cual se acrecenta cuando veo a Clive Owen como agente del MI6 y mi mente viaja al universo Bond. ¡Qué James Bond hemos perdido con el señor Owen!. Todos sabemos que es complicado contratar para hacer de 007 a actores de primera línea, por aquello de que les ocupa tanto tiempo que apenas si se pueden comprometer con otros proyectos, pero aún así, ¡qué pena!. Los primeros minutos de metraje son clave sobre este particular, ya que Owen mantiene esa chulería elegantemente pedante, innata en el comandante Bond. ¿Estoy diciendo que Daniel Craig no me gusta como James Bond? Sí y no. Craig me resulta un magnífico agente secreto a lo Jack Bauer (el tipo que hace que los malos se mueran de miedo) y, de hecho, Casino Royale me encantó (no como la mediocre Quantum of Solace) pero no es James Bond, ya que le falta ese toque de humor que Owen sí habría sabido conferir a un personaje de semejante calado.
Habréis observado que estoy hablando muy poco de Duplicity. La razón es que me parece un film olvidable. No negaré que el apartado técnico está bastante bien logrado, tanto en las localizaciones como en los juegos de pantalla que veremos cada vez que se realiza un retorno al pasado, al estilo de El caso de Thomas Crown (la de 1968) . Pero los fallos en el guión son demasiado importantes: el recurso que hemos mencionado del flash back no tiene un buen uso, ya que se utiliza simplemente para salir de la monotonía de un relato que llega a cansar, además, desperdiciar el talento de Paul Giamatti y Tom Wilkinson en roles extremadamente secundarios, es un delito suficientemente alto como para no aprobar una película que depende en exceso de Owen y Roberts y, desgraciadamente para nosotros, Pretty Woman ya no está a la altura que alcanzó cuando fue considerada la novia de América.
¿Por qué Gilroy se empeña en intentar demostrarnos que la vida real es tan arriesgada como la de los agentes secretos, de los soldados de élite o de los superhéroes? De acuerdo, su debut Michael Clayton tenía elementos interesantes y aunque el protagonista no era otra cosa que un simple abogado (de esos que salen miles anualmente de las facultades de derecho, con todos mis respetos…) se ocupaba de algo tan peliagudo como limpiar los problemas de los demás. Vale, hasta ahí llego. Incluso también me trago el planteamiento del film: dos exagentes secretos (una de la CIA, el otro del MI6) están permanentemente enfrentados laboral y profesionalmente, en una interminable espiral de engaños y seducción. Pero de eso a los derroteros que toma el film, no me lo trago: ahora resulta que todas las empresas -se dediquen a lo que se dediquen- son unas especies de pequeños estados independientes que tienen soldados, agentes secretos, sistemas de seguridad y ministerios de espionaje y contraespionaje. Hala. Y lo más cachondo del asunto es que tienen el poderío de contratar a exagentes secretos (¿cuánto puede costar contratar a un agente secreto de la CIA y retirarlo?). Echándole unas pocas de tragaderas (y mucha imaginación) entramos en el juego. Y lo que podría haber sido una intersante comedieta romántica, empieza a tornarse pretenciosa y pedante por momentos, llegando a marear con una estructura narrativa que es una verdadera pesadilla: no es que haya flashbacks y flashforwards, no. (sigue en spoiler)
A pesar del cásting prometedor, a pesar del interesante debut del director con una película de temática (que no tono) similar como era Michael Clayton y a pesar de llegar a resultar razonablemente entretenida y ágil, la película hace aguas por todos lados.
La fórmula escogida es una fórmula agotada, y si está mal llevada deja un mal sabor de boca. Se puede construir un castillo de naipes, un guión que sea puro artificio, pero que si atrapa y aunque sorprendente y preparado el espectador lo acepta, la película puede resultar satisfactoria aunque sea como mero entretenimiento. Películas como El caso Slevin , Confidence o Sospechosos habituales son buenos ejemplos de ello. Ahora bien, si construyes tu película basándote sólo en fuegos de artificio, sin conseguir atrapar al espectador, sin que el espectador se crea la trama y que además se pase gran parte del metraje esperando un giro que poco le interesa, es que algo has hecho muy mal, aunque por el camino ofrezcas un entretenimiento razonable.
Y este es el principal problema de Duplicity, la historia te importa poco, la pareja protagonista, cuya principal baza debería ser transmitir cierto carisma, carece por completo de él. Giamatti y Wilkinson se quedan en secundarios, perdon, segundones, de lujo. Y el guión parece que sólo se preocupa en ofrecernos unos cuantos discursitos rimbombantes que no sólo no llevan a ningún sitio sino que restan la poca credibilidad que podía tener la película. Lo que si unimos al hecho de la elección de un montaje videoclipero con un ritmo algo lento terminas encontrándote con un producto que ves sólo porque te hace pasar el rato. Una película cuya historia parece exigir un esfuerzo para seguirla que des del primer momento no te apetece hacer y que cuando termina el film te alegras de no haber hecho.
En definitiva, una película que basa toda su fuerza en una estructura agotada y descuidada y en dos actores cuyo carisma y química agotaron en closer, el resultado una película más que mediocre, previsible dentro de su sorpresa (no sabes cual será el giro, pero sabes que va a haber uno, pero ni tan siquiera te molestas en plantearte cual) y relativamente ágil y entretenida, pero aún así lenta y torpe comparada con otras películas similares. En otras palabras, una película prescindible que sólo sirve para pasar un rato agradable con el que no quieras pensar mucho, porque aunque estoy seguro que la intención de la película era justo lo contrario, lo cierto es que lo primero que haces es poner el piloto automático hasta descubrir el final, sea cual sea.