Dream
Sinopsis de la película
Jin (Jô Odagiri) se despierta de una pesadilla en la que ha tenido un accidente de tráfico de camino a casa de su ex novia. El sueño le lleva a ese lugar, donde se encuentra con las consecuencias de un accidente ocurrido de la misma forma que en su pesadilla. Sigue a la policía hasta la casa de la sospechosa y ve a Ran (Lee Na-young) negar la acusación de provocar el accidente y darse a la fuga, alegando que ha estado dormida toda la noche. Jin les cuenta su sueño y pide que le acusen a él en su lugar. Sin embargo, la policía no lo tiene en cuenta y arresta a Ran. Jin está seguro de que existe una conexión inexplicable entre los dos…
Detalles de la película
- Titulo Original: Bi-mong (Dream)
- Año: 2008
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
5.8
69 valoraciones en total
Ki Duk es un director que puede gustarte o no, pero siempre puede sacarse jugo de sus propuestas, bien haciendo un drama romántico o un film sobre la prostitución, es un realizador capaz de destapar buenas ideas independientemente de cómo sean llevadas a cabo. Su primer proyecto de este año fue Beautiful, película cuya dirección delegó a uno de sus aprendices . El film fue fallido, pues si bien presentaba un punto de partida original y contaba con unas secuencias finales asombrosas, no estaba suficientemente bien desarrollada como para que nos importase ni un poco su protagonista. El guión era el principal problema, pues a pesar de tener una historia de Ki Duk, no parecía preparado para una gran cantidad de diálogos. Y de eso, sobraba.
Dream era, pues, la obra que debía situar de nuevo en el mapa a un director que ya dejaba entrever cierto cansancio, repitiendo fórmulas en sus películas y quedándose a medias más de una vez. Desgraciadamente, nos encontramos ante otro film menor dentro de la filmografía de un tipo que hace unos años se sacaba de la manga joyas como Samaritan Girl , Unknown Adress o la aclamada Hierro 3 , una película narrada a modo de cuento y que al final queda en exactamente eso, aunque no de la forma en la que el coreano habría querido.
La historia es bastante atractiva a priori: un hombre tiene un sueño en el que hay un accidente. Se despierta, sale a la calle, y eso mismo ha sucedido. ¿Quién conducía el coche? Una mujer que aseguraba haber estado en la cama a la hora del suceso, si bien su vehículo tenía los golpes que habían pasado en la mente del hombre. ¿Qué habrá ocurrido? Poco a poco se va desgranando la historia, sabiendo los primeros 15 minutos la solución al enigma y viendo poco a poco cómo se enfrentan a él.
El problema de Dream es que no es capaz de mantener la intriga en ningún momento, los personajes carecen de interés pasado un tiempo, en parte debido a que las interpretaciones tampoco son demasiado convincentes, y que todo el metraje se nota alargado hasta límites absurdos. Lo mejor que tiene Dream es indudablemente su maravilloso final, unos últimos cinco minutos que consiguen emocionar y que demuestran que Ki Duk, en lo más profundo de si mismo, aún se guarda parte del talento que le hizo famoso. Es una lástima que las cosas sean así, pero bueno, ya veremos si para el próximo año consigue crear una obra a la altura de sus mayores films.
La mezcla de la realidad con el onírico mundo de la fantasía, consigue crear un relato ciertamente original, aunque, desde mi punto de vista, no fluye como el coreano ha logrado en otras producciones de mayor calidad, estancándose por momentos en un círculo vicioso que no avanza hasta casi el final, donde nos vuelve a regalar su cine en estado más puro. Estéticamente intachable, poética y brutal como ya es habitual en toda su filmografía, fotográficamente excelente y cargada de esa sensibilidad tan particular que sabe imprimir a cada secuencia, a la ambientación, a la música, a los gestos de sus protagonistas, a los suaves y hasta milimétricos movimientos de su cámara… todo ello sumado ofrece sin duda un conjunto de factura artística innegable. Sin embargo, Dream deja la extraña sensación de ser como un eco de sus anteriores películas (quince películas en doce años son muchas películas) y comienza a destilar algunos síntomas de cansancio fílmico. Porque a pesar de que la historia que cuenta resulta, en un principio, interesante y atractiva, el mero planteamiento repetitivo a lo largo de toda el film no es suficiente para mantenerlo durante 90 minutos. No sólo porque está estancada casi en el mismo punto desde el inicio hasta el final, sino porque las decisiones que van tomando los dos protagonistas son, o bien muchas veces predecibles con facilidad (para cualquiera que haya visionado dos o tres cintas del director), o bien sorprenden por rozar los límites de lo creíble si aplicamos a los hechos un mínimo de sentido común. Siempre he admirado el cine de Kim Ki-duk, su capacidad para transmitir sólo con imágines, sin excesivos recursos añadidos, y esa extremada sensibilidad que hace que, de su mano, resulten bellas las historias más sórdidas o bizarras.
Pero Dream no sólo reitera los mismos matices respecto a sus protagonistas (a pesar del tratamiento más fantástico y onírico que real), sino que casi se reconocen las mismas imágenes utilizadas en algunos de sus anteriores films, no logrando en conjunto la brillantez de aquellos por más que una se esfuerce en el intento de quedar atrapada como ya era costumbre, esperando encontrar ese algo más al que nos tenía habituados película tras película. Sólo cuando se acerca el final introduce algunos elementos simbólicos interesantes dotados de una fuerte carga metafórica que personalmente me gustaron mucho, aunque bastante lejos del nivel a priori esperado.
Con todo, la película me parece recomendable, a pesar de no ser de las mejores, pero ello no quita que cada una de sus secuencias pueda calificarse como toda una lección de saber hacer cine de modo (hasta cierto punto) independiente de la historia que nos cuenta. Una pena que el director recurra para ello a más de un tópico de sus anteriores cosechas de manera innecesaria. Esperemos se trate sólo de un bache y no, como ha sucedido con otros, del inicio de una lamentable etapa en la autocomplacencia. (Puerta de Babel)
Comparto con la mayoría de ustedes la sensación que Dream es de las más flojitas de Kim Ki-Duk, sin embargo en opuesto, creo que lo que falla en el film es el arranque y no el desenlace, que mejora bastante. Pese a esto un director de la magnitud y talento del oriental no puede ser criticado (al menos por mí) por una obra que si tuviera otra firma detrás tildaríamos de interesante cuanto menos. Creo que el hombre ha dejado el listón muy alto, y cuando no mete el gol gambeteando a medio equipo rival se le castiga innecesariamente.
Muchas críticas viejas arriesgaban que el surcoreano volvería a hacer rápidamente otra cinta, pues bien parece que el tipo se tomó su tiempo y paso 3 años en el dique seco, ya sea por las críticas negativas, por el accidente que comprometió la vida de la actriz durante la filmación, o por no poder lograr un gran premio internacional. Todo esto lo señala Ki-Duk en su magistral film posterior Arirang de 2011.
El tiempo le dará la razón Kim Ki-Duk, quedesé tranquilo.
A día de hoy, última película del genial Kim Ki-duk, aunque no creo que tarde en estrenar otra, ya que las hace como churros (esta es la 15ª que rueda en 13 años).
Durante su primera media hora me pareció absolutamente maravillosa. De hecho pensé que iba a ser de sus mejores películas, quizá sólo superada por Hierro 3. Por desgracia, a medida que transcurre el filme, el interés va decayendo, de manera que más adelante se va haciendo un tanto repetitiva e incluso hacia el final, un pelín aburrida, hasta que en los últimos 10 minutos vuelve a mejorar, dándonos un final de esos que le gustan a él (y a mí), tan poéticos, extraños e inexplicables.
Una obra bastante irregular, buena aun siendo de las peores de su director. Si eres fan de Ki-duk, no lo dudes, tienes que verla. Si no lo eres, puedes pasar sin ella.
Uno de sus mayores defectos es que sus protagonistas sean tan tontos. No sé, si yo estuviera en su situación no creo que tardase ni dos minutos en ocurrírseme
Es posible que Kim Ki-duk no sea la gallina de los huevos de oros que se esperaba. Si con Hierro 3 y Primavera, Verano… -dos de sus películas más famosas que aportaron aire fresco en su momento- hicieron que Kim Ki-duk ganara renombre en occidente, con Dream, a pesar de mantener alguna característica de sus trabajos anteriores, parece que se alimente de un pesado aire viciado, perdiendo así una de las mayores virtudes de este director: la originalidad.
La película trata de un chico -que llamaré el soñador- que aún enamorado de su exnovia tiene la peculiaridad de que, cada vez que sueña, sus sueños son materializados por una chica de manera sonámbula. Coincide también que esta chica ha dejado a su pareja porque lo odia, y curiosamente los exnovios de ambos ahora son pareja. Todo este trama está enmarcado con una representación poética -made Kim Ki-duk-, lo que nos lleva a divagar en posibles interpretaciones. La mía, después de darle algunas vueltas -contando que el pentium que tengo como cabeza está bastante limitado-, es que en realidad se trata de una pareja real y otra irreal. ¿Cómo se traduce esto a la película? Pues tenemos dos barajas de cartas, una española y otra inglesa: la inglesa serian el soñador y la sonámbula, y la española los exnovios, siendo estos la pareja real. Ahora cogemos las barajas y las dividimos cada una en tres partes -presentación, nudo y desenlace- mezclamos las ambas partes de cada tipo de baraja y el resultado, caótico pero ordenado, es un pastel de mucho cuidado. Al final, de este pastel, creo que aun pude sacar alguna conclusión: de la misma forma que hay un rey de picas y otro de copas existen dos realidades de ti mismo, la tuya y la que tienen sobre ti los demás -en este caso la pareja-.
Dato curioso. El soñador está protagonizado por Jô Odagiri, un famoso actor japones. Como la película esta rodada en Corea, en la versión original, mezclan las frases de Odagiri en japones con las del resto de actores en coreano, como si realmente se entendieran. Por causa de esta paradoja lingüística se crea uno de los mejores momentos que a mi parecer tiene esta película. La escena en concreto es cuando los protagonistas visitan el templo, aquí la ausencia de palabras y la naturalidad de los gestos, hacen que sea una de las escenas románticas más naturales que haya visto.
En resumen este tipo de películas me recuerdan cuando en la clase de literatura nos ponían a leer poesías. Cuando las entendías era genial pero cuando no… menudo tostón.