Dos mujeres
Sinopsis de la película
Claire ejerce con pasión su oficio de comadrona. Preocupada como está ya por el inminente cierre de la sección de maternidad en la que trabaja, su vida sufrirá un golpe aún mayor: el regreso de Béatrice, antigua amante de su difunto padre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sage femme
- Año: 2017
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
Película
6
63 valoraciones en total
Sí hay algo que no se le puede discutir a los cineastas franceses es su termómetro certero a la hora de confeccionar historias humanas, intimistas y emotivas. Martin Provost no es la excepción, de hecho es uno de los máster en ese terreno y con El Reencuentro, una deliciosa y agridulce comedia, lo confirma.
El realizador galo nos trae un relato escrito por él, con dos personajes que calzan como un guante Catherine Frot y la mítica Catherine Deneuve.
A luces simple, la historia se centra (como refiere el título del filme en español) en el reencuentro de estas dos mujeres: Claire (Frot) y Béatrice (Deneuve), quienes poseen carácteres y visiones de la vida contradictorios.
Claire trabaja en una hospital como partera, oficio al que alude el título original (Sage Femme) y que ella ejecuta con entrega y pasión, por lo que la amenaza de cerrar la sección de maternidad la hunde en la desesperación.
Esta loable labor es lo que le da sentido a la vida de Claire, quien está soltera y le cuesta socializar, así que su futuro se torna gris. Por si fuera poco, su hijo está por marcharse de casa y aunque ella podría tener una vida sentimental plena parece temer al amor, y para rematar en su vida reaparece repentinamente Béatrice, una mujer sin escrúpulos, egoísta y frívola que fuera amante de su padre. Esto es lo que hace interesante
(e hilarante y retador argumentalmente) al filme, que tiene su mayor atractivo en las interpretaciones de las protagonistas.
Con una hermosa banda sonora facturada por Gregoire Hetzel, artífice de la partitura de la maravillosa cinta Incendies de Denis Villeneuve, El Reencuentro nos muestra las dificultades que debe sobrellevar una complicada amistad de dos mujeres con vidas convencionales, aunque completamente distintas, a las que la vida les da la oportunidad de reestructurar su presente curando las heridas del pasado a través del cariño genuino que sólo se consigue con la sabiduría que otorga la madurez.
La cinta mueve a la risa y a la lágrima (dependiendo de la sensibilidad del espectador), pero a un ritmo mesurado y disfrutable, y aunque es evidente que Deneuve se mueve como pez en el agua en su personaje de sensual examante, hay que destacar el trabajo de su tocaya que se pone en la piel de un personaje con más capas emocionales que lo hacen brillar a lo largo del metraje.
Provost (ganador del César de 2008 por Séraphine), parece regodearse tras la lente con esta profundo e íntimo relato sobre las complejidades de las relaciones humanas que va a las emociones sin necesidad de caer en el melodrama.
Hablamos de una película de actrices. Sin más. La historia queda diluida entre las interpretaciones de las dos Catherine, ambas ocupan la pantalla casi de forma omnipresente. No hay secuencia sin que esté una de ellas. Ese es el gran bagaje de la película y, claro, también su gran rémora. Todo, guión, diálogos, la película, en fin, están supeditados a su interpretación. Esto, sin ser un pecado, sí que lastra de forma muy marcada la película. Ni el gran Olivier Gourmet es capaz de robarles una escena. Lo bueno, seguir disfrutando, en su vejez ya, de la gran Deneuve, la que fuera musa de Buñuel o Polanski, se ha sabido adaptar a la edad, algo que otras muchas con mucho menos talento no han podido o sabido hacer. Frot, como siempre, veraz, con un punto de saber estar a lo Carmen Maura que dota de realismo a su personaje. Hay mejor cine francés, por supuesto, pero la clase media que forman películas como esta tiene algo especial que otras filmografías europeas y no europeas no tienen. Cesta la vie.
Provost (seis films en veinte años) es un director de mujeres. Sus películas siempre reflejan un universo femenino con personajes tan interesante como la pintora Séraphine de Senlis o la amiga intima de Simon de Beauvoir, Violette Leduc, dos dramas de época bien realizados donde la mayor baza es la interpretación de sus protagonistas.
Ahora se centra en pleno siglo XXI con estas dos mujeres de finales del XX. Las dos aman la vida desesperadamente con dos estilos diferentes. La una siempre fue una hedonista que se niega a renunciar a los placeres aún a costa de su propia salud. La otra, una partera, título original de la cinta, cuida su cuerpo y su mente llevando una vida saludable. Ambos mundos se encontrarán en un pasado común dado que la primera fue pareja del padre de la segunda y no podrán evitar contaminarse la una a la otra.
Una vez más el punto fuerte es la interpretación. Estas dos damas de la escena francesa abordan sus personajes con credibilidad y acaban consiguiendo nuestra empatia. Hacía tiempo que La Deneuve no nos regalaba una actuación tan brillante. Provost concibió la película como un homenaje a la comadrona que le salvó la vida en su nacimiento, un oficio esencial poco reconocido. Toda la cinta está impregnada de la dualidad entre la vida y la muerte, un intervalo luminoso que hay que apurar sin pudor. No es la mejor cinta de Provost y a veces se acerca peligrosamente al sentimentalismo pero Frot y Deneuve, bien secundadas por Olivier Gourmet compensan con creces.
cineziete.wordpress.com
Sage Femme, dirigida por Martin Provost, es la propuesta francesa que se centra en la vida de Claire (Catherine Frot), una comadrona que ve cómo la sección de maternidad en la que trabaja cerrará dentro de poco. Una experta en la materia y tan tradicional que no desea marcharse a un hospital mayor, con más recursos pero impersonal y poco cercano con uno de los momentos más importantes de la vida de unos padres. En esas está cuando aparece en su vida Béatrice (Catherine Deneuve), antigua amante de su padre, que aparece sola y desamparada, buscando su ayuda y volver a establecer relaciones.
DOS MUJERES nos explica cómo la mochila del pasado se carga y pesa sobre nuestras espaldas. Cómo las heridas abiertas nos persiguen y trauman. Es un filme humanista, que no cae en el melodrama, aunque la última parte de la película cae en cierto sentimentalismo. Sin embargo, la primera parte es reveladora, un duelo entre ambas Catherine, que son el alma del largometraje y, sin ellas, el conjunto se resentiría. Martin Provost hace algo auténtico, francés, visceral y humano, y ellas se encargan de llevarlo a cabo. Fuertes caracteres, con una Catherine Deneuve arrolladora y Catherine Frot rígida y templada hasta casi el final.
En definitiva, DOS MUJERES no es una película para todos los públicos, lógicamente. Es para aficionados de ese toque francés tan clásico, de un ritmo pausado y tintes humanistas y dramáticos que nos ayudan a profundizar sobre quiénes somos y cómo queremos ser. Ayuda a pensar y a reencontrarnos con nosotros mismos, así que si os va el género, os la recomiendo.
Puntuación: 7,5
Es difícil escribir acerca de Dos Mujeres sin desvelar los secretos que encierran sus dos protagonistas. Hacerlo sería obligar a Claire y Béatrice a descubrir sus cartas antes de que las apuestas estén hechas y eso sería de todo menos justo. Lo que sí resulta fácil es confirmar el gran trabajo de las dos actrices principales, que acompañan a sus personajes en una especie de película de carretera de corta distancia pero largo alcance.
Catherine Frot, como de costumbre, actúa desde la tranquilidad, haciendo creíble cada una de las miradas, palabras y acciones que hacen de su personaje una mujer de carne y hueso. Catherine Deneuve no se queda atrás. A sus 75 años y con más de cien títulos en su haber, la actriz interpreta a la perfección el papel de adolescente irresponsable incapaz de vivir sin maleta en mano.
A pesar de lo complicado que debe resultar compartir pantalla con estas dos grandes actrices sin ser eclipsado, Olivier Gourmet (Cambio de reinas) lo hace con pasmosa facilidad. El actor belga interpreta al entrañable Paul, un personaje que irrumpe en la vida de Claire al mismo tiempo que lo hace Béatrice y con la misma intención, despertarla de su letargo.
Aun a riesgo de aburrir a espectadores con prisa por obtener respuestas, Provost escribe y dirige Dos Mujeres a fuego lento, despojando a las dos protagonistas de las capas que las envuelven poco a poco. Aquellos que tengan más paciencia agradecerán el tiempo que los personajes se toman en conocerse y descubrirse porque así podrán pasar más tiempo en su compañía, disfrutando de una buena historia.
Escrito por Esther Alvarado
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