Directors Cut
Sinopsis de la película
Herbert Blount aspira a reemplazar al director de una película para realizar su propia versión de la misma. Para ello planea someter a su protagonista a una terrorífica pesadilla que, según él, mejorará notablemente el realismo de su filme.
Detalles de la película
- Titulo Original: Directors Cut
- Año: 2015
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.8
75 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adam Rifkin
- Bree Olson
- Brian D Sheehy
- Bridey Elliott
- Cokey Falkow
- Coleman Lannum
- Dave Anthony
- David Chapman
- Dean Cameron
- Gilbert Gottfried
- Harry Hamlin
- Hayes MacArthur
- Jeff Levine
- Jon Barinholtz
- Kirsty Hill
- Lexi Love
- Lin Shaye
- Marshall Bell
- Matt Donnelly
- Missi Pyle
- Nestor Carbonell
- Patrick Statham
- Penn Jillette
- Rob Steinberg
- Ron McPherson
- Scott Winig
- Teller
*Un hombre, un sueño
Lo cierto es que para los conocedores de la serie B más oculta, el nombre de Adam Rifkin no es del todo nuevo. Es uno de los directores que trabajó en los años noventa, dirigiendo películas que en Estados Unidos llegarían al estatus de culto en los círculos de videoclubs, como El maníaco invisible (1990) o Marty, el chepa (1991), películas mucho más desconocidas en España. Sin embargo, es evidente que Rifkin siempre se ha movido en este cine de género, al que dedica con pasión su cinematografía.
Posteriormente, la carrera del director se fue apagando y apenas destacó en cintas posteriores (pasando por subproductos con apenas presupuesto), sin embargo, con esta última película ha logrado su canto de cisne, en una película que sin duda tiene que ver con la propia trayectoria anterior del director y su amor hacía el cine de género, con una pátina que le ha dado su experiencia como director.
*El juego meta, aún
La película tiene múltiples lecturas y aborda diversas líneas narrativas. Es un juego meta cinematográfico que tiene cierta frescura. Lo que estamos viendo es por una parte una película convencional de Thriller, al estilo Seven. Sin embargo, nada más empezar el filme, la voz en off del personaje que interpreta el peculiar Penn Jillette nos cuenta que esta es su propia versión de la película, su montaje especial.
Así, tenemos por una parte las imágenes de la supuesta película, y por otra la voz en off del narrador, que nos contará muy sui generis, elementos propios del cine relacionados con las imágenes (como el significado del raccord, del croma o de cierto tipo de planos). Este sería uno de los juegos metacinematográficos de la película, pero no se queda ahí. Porque el narrador de la película acabará interviniendo en el rodaje del filme para completar su montaje de una manera especial.
A pesar de que uno pueda pensar en primera instancia que el juego meta está ya totalmente explorado y que no se puede aportar nada más, recomiendo dar una oportunidad a Director’s Cut, porque sigue aportando ideas frescas.
*Penn Jillette y Adam Rifkin
Si Director’s Cut funciona es porque al talento experimentado de Rifkin se le une un personaje singular como es Penn Jillette. Para los hispanos, su nombre nos es totalmente desconocido, porque no es precisamente célebre por sus interpretaciones, sino por ser un ilusionista y Showman, conocido exclusivamente en la cultura norteamericana.
Pero es una elección espectacular de casting. Sin duda, Penn Jillette y sus líneas de guion son media película. Primero, el personaje consigue hacerse un hueco con su personalidad, porque a pesar de ser un chalado de campeonato, consigue por una parte, interesarnos por los detalles que aporta sobre el cine, y por otra parte, nos hace interesarnos por la trama.
La peculiar voz del personaje es imprescindible en esta primera parte de la película donde lo que vemos es la película falsa, adornada con los comentarios de Jilette. En la segunda parte, el personaje interviene de manera física y consigue ganarnos con su extravagante presencia. El humor físico funciona en los momentos en los que el actor suple mediante cromas el nuevo metraje que está rodando.
*Del thriller a la comedia
Director’s Cut navega, como junto a la posmodernidad, por diversos géneros y tonos. De la comedia al thriller, consigue al mismo tiempo hacernos reír con los movimientos del personaje de Jilette y al mismo tiempo inquietarnos con con las calamidades que le provoca este a Missi Pyle (que en parte en la película se interpreta a si misma).
*Conclusión
Para los amantes de la serie B Director’s Cut se trata de una película muy recomendable, tanto por la mirada nostálgica de un director consumado al cine de género, como por su aportación fresca sobre la narratividad meta cinematográfica.
Escrito por Guillermo Sánchez Ferrer
Es difícil dirigir actualmente una película que pueda ofrecer algo nuevo jugando con el los recursos metacinematográficos. Y sin embargo, Directors Cut (2015) de Adam Rifkin consigue presentarse como una película fresca, que amarán todos los seguidores de la serie B.
Lo cierto es que para los conocedores de la serie B más oculta, el nombre de Adam Rifkin no es del todo nuevo. Es uno de los directores que trabajó en los años noventa, dirigiendo películas que en Estados Unidos llegarían al estatus de culto en los círculos de videoclubs, como El maníaco invisible (1990) o Marty, el chepa (1991), películas mucho más desconocidas en España. Sin embargo, es evidente que Rifkin siempre se ha movido en este cine de género, al que dedica con pasión su cinematografía.
Posteriormente, la carrera del director se fue apagando y apenas destacó en cintas posteriores (pasando por subproductos con apenas presupuesto), sin embargo, con esta última película ha logrado su canto de cisne, en una película que sin duda tiene que ver con la propia trayectoria anterior del director y su amor hacía el cine de género, con una pátina que le ha dado su experiencia como director.
La película tiene múltiples lecturas y aborda diversas líneas narrativas. Es un juego metacinematográfico que tiene cierta frescura. Lo que estamos viendo es por una parte una película convencional de Thriller, al estilo Seven . Sin embargo, nada más empezar el filme, la voz en off del personaje que interpreta el peculiar Penn Jillette nos cuenta que esta es su propia versión de la película, su montaje especial.
Así, tenemos por una parte las imágenes de la supuesta película, y por otra la voz en off del narrador, que nos contará muy sui generis, elementos propios del cine relacionados con las imágenes (como el significado del raccord, del croma o de cierto tipo de planos). Este sería uno de los juegos metacinematográficos de la película, pero no se queda ahí. Porque el narrador de la película acabará interviniendo en el rodaje del filme para completar su montaje de una manera especial.
A pesar de que uno pueda pensar en primera instancia que el juego meta está ya totalmente explorado y que no se puede aportar nada más, recomiendo dar una oportunidad a Directors Cut, porque sigue aportando ideas frescas.
Pero es una elección espectacular de casting. Sin duda, Penn Jillette y sus líneas de guion son media película. Primero, el personaje consigue hacerse un hueco con su personalidad, porque a pesar de ser un chalado de campeonato, consigue por una parte, interesarnos por los detalles que aporta sobre el cine, y por otra parte, nos hace interesarnos por la trama.
La peculiar voz del personaje es imprescindible en esta primera parte de la película donde lo que vemos es la película falsa , adornada con los comentarios de Jilette. En la segunda parte, el personaje interviene de manera física y consigue ganarnos con su extravagante presencia. El humor físico funciona en los momentos en los que el actor suple mediante cromas el nuevo metraje que está rodando.
La película navega, como junto a la posmodernidad, por diversos géneros y tonos. De la comedia al thriller, consigue al mismo tiempo hacernos reír con los movimientos del personaje de Jilette y al mismo tiempo inquietarnos con con las calamidades que le provoca a Missi Pyle (que en parte en la película se interpreta a si misma).
Conclusión
Para los amantes de la serie B se trata de una película muy recomendable, tanto por la mirada nostálgica de un director consumado al cine de género, como por su aportación fresca sobre la narratividad metacinematográfica.
En la trayectoria de Adam Rifkin, podría decirse que nada que no sea volver al clasicismo, sería una sorpresa y, sin embargo, tras este proyecto, se embarcó en The Last Movie Star, 2017, el panegírico a Burt Reynolds, que no puede encuadrarse precisamente en cine de vanguardia.
El que nos ocupa es un experimento fallido pero loable, ingenioso y hecho honestamente desde el talento. Aunque acabe resultando cargante, excesivo, y hasta largo de metraje. Una síntesis más sosegada de lo mejor del film, una mayor tijera en la sala de montaje, hubiese podido lograr, incluso, una corte de fans queriéndola elevar a la categoría de película de culto, aún resultando finalmente un mediometraje.
Ponerla en la categoría Terror me parece un error de concepto, o una crítica demasiado sangrante .