Dioses y perros
Sinopsis de la película
Pasca lleva premeditadamente una vida gris. Se pasa los días cuidando de su hermano minusválido, recibiendo golpes como sparring e intentando ayudar a Fonsi, su mejor amigo, un exboxeador alcohólico que malvive con una mujer y un hijo que mantener. A pesar de que vive sumido en una profunda crisis, se esforzará en salir de ella cuando conoce a Adela, una profesora que llega al barrio y le hace ver las cosas de un modo más optimista. Sin embargo, los problemas con su hermano y, sobre todo, con Fonsi le situarán en una difícil encrucijada.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dioses y perros
- Año: 2014
- Duración: 84
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes conseguir una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te detallamos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
5.4
59 valoraciones en total
Una película muy recomendaba para los que ya no creen el la amistad, o que piensan que el perro es el mejor amigo del hombre. El guión estupendo nos presenta al protagonista que lo da todo por su amigo, magnifico Hugo Silva, además de ser un hombre muy atractivo.
La pelicula no aburre, al contrario va in crecendo y nos hace pasar un buen rato. Os la recomiendo.
A la presente época de demolición del bienestar común y transferencia de la riqueza de todos a las manos de unos pocos, el cine español está respondiendo con exitosas comedias, mientras muy pocas realizaciones recrean desde la ficción lo que está sucediendo.
El valenciano David Marqués se situó en la línea general en su anterior producción de hace dos años, sumándose a la comedia, en aquel caso futbolística, con «En fuera de juego». Sin embargo, en su quinta película «Dioses y monstruos» ha dado el paso de recrear unas cuantas vidas en crisis absolutamente actuales. Contando para ello con un reparto coral encabezado por los televisivos Megan Montaner y Hugo Silva quien, en mi opinión, logra su mejor actuación.
En «Dioses y perros» sobresale el trabajo de las localizaciones: las apariciones de bares y colegios del barrio de Carabanchel, las fábricas y el Cerro del Tío Pío de Madrid. Destaca una secuencia en la que se observan calles enteras de negocios cerrados. Guarderías, academias, talleres, tiendas de ropa fantasmas, negocios que se traspasan y viviendas de planta baja tomadas por el graffiti. Una secuencia concisa y contundente que resume la debacle experimentada por el pequeño comercio en estos últimos cinco años. Recuerda aquella imagen de Luis Tosar y Javier Bardem en el trasbordador de «Los lunes al sol» a la que siempre será asociada la reconversión industrial del astillero.
«Dioses y perros» trata de los caminos sin salida. Se detiene en la inestabilidad del profesorado. Atiende al afán autodestructivo y la atracción hacia lo clandestino. Refleja (ojalá con cierto maniqueísmo) la necesidad de que a unos les vaya mal para saciar ánimos crueles de otros.
Y muestra siempre personajes que desean salir adelante. A pesar del contexto y de sí mismos. Algunos de ellos, decididamente generosos. Otros, descentrados. Muchos, mezquinos. Y el principal, contradictorio, amargo, miope y, al fin, heroico.
«Dioses y perros» ha traído a mi memoria «La blanca paloma», ambientada en plena crisis de los ochenta en el País Vasco, y protagonizada por Antonio Banderas, Emma Suárez y Paco Rabal, cuyo argumento y estructura es muy muy similar.
Su tratamiento del reproche latente del cuidador hacia el convaleciente trae ecos de «Azuloscurocasinegro», las relaciones del personaje impedido recuerdan a la excelente «Y yo también» y a «El truco del manco», la cercanía del mundo del boxeo bordea la trama de «La distancia» o de «Alacrán enamorado», el as en la manga del perdedor a la Verónica Forqué de «Amor propio», las localizaciones a «Barrio» o «La mujer sin piano».
Con ellas comparte elementos, pero su tema principal es otro. Es la amistad entre dos personajes que no saben cuidar a los que quieren, que tuvieron un sueño y no triunfaron. Es el sentimiento de culpa y protección hacia el amigo alcohólico que tras la hipoteca lo ha perdido todo. Y de fondo Bloody hell fire, de Tyla.
Es la identificación entre el sparring de una carnicería y el ciudadano objeto de este saqueo para el que un listo inventó el seudónimo de crisis.
Es una película agradable de ver aunque no va más allá de contar una historia de perdedores bastante conocida. Su defecto es también su virtud. No llega a profundizar en el drama, sino que pasa por él con un toque de humor negro que es lo mejor de la peli. El atraco en el parque de las tetas justifica ya media entrada. El final es poco creíble pero se agradece. En resumen, recomendable si vas al cine regularmente o te la ponen por televisión. Si sólo vas al cine una vez al mes, hay otras películas mejores.
De entrada, antes de pararme a valorar los posibles defectos u otras virtudes en una obra la mencionada cualidad es la que más celebro.
Diría que es una película con nervio (se lo imprime la mala baba con la que el canallesco Hugo Silva, -por cierto, hasta la fecha su trabajo con el que más he disfrutado,- deambula por la vida), rodada con intensidad, cuya única pecata (minuta en este caso) es que logra hacerse repetitiva en algunos compases.
Megan Montaner. Está espléndida. De entrada es como si no convenciera del todo, su personaje es extraño y poco acostumbrado. Pero te sorprendes como en el transcurso de una película tan corta pasas a encontrar a su personaje atractivo e incluso muy coherente. Sus diálogos con Hugo Silva están muy logrados. En general me parece una película inteligente, con mucho que ofrecer y que no trata de tomar al público por idiota. La crítica especializada se pone de acuerdo en declarar que el final tumba el filme, pues yo lo he encontrado de lo más vibrante. La simbiosis perfecta entre lo interesante y lo bueno.
En ocasiones siento lástima al valorar una película a la que debo calificar con una nota baja. Y no me apetece hacerlo porque pienso que nadie se embarca en el rodaje de una película, invirtiendo dinero y supuesto talento si el resultado final da como resultado, algo tan pobre como en Dioses y perros.
Pues si, DIOSES Y PERROS es un producto flojo, carente de garra, que intenta hacer creíble una historia de perdedores desarraigados que hemos visto ya muchas veces y la mayoría, mejor contada.
Un 3