Dilili en París
Sinopsis de la película
Dilili, una joven que llega de Nueva Caledonia a Francia, cuenta con la ayuda de su amigo repartidor para investigar una serie de misteriosos secuestros de chicas jóvenes en el París de la Belle Époque. En el curso de su investigación se encontrará con múltiples personajes extraordinarios que le irán dando pistas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dilili à Paris
- Año: 2018
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.5
46 valoraciones en total
Michel Ocelot se ha dedicado a crear relatos animados que hablan de temas profundos para dirigirse a un público más adulto. Kirikou et les hommes et les femmes o Ivan Tsarévitch et la princesse changeante han sido algunas de las obras portadoras de esa crítica hacia la sociedad que tanto le definen.
Ahora bajo la mirada de lo mal cuidadas que son las niñas y las mujeres alrededor del mundo, Ocelot crea una trama de marcado tinte feminista y a favor de la diversidad racial. El guion habla sobre la influencia que han tenido las mujeres, aunque no hayan estado en la primera línea de los cambios históricos.
A pesar de lo guerrilleras que parecen sus intenciones, la producción se envuelve con muchas otras circunstancias que la hacen respirar y ser un film que merece un visionado.
La primera es la elección de la técnica con la que se realiza. El director jamás ha creído en el resultado de las películas hechas en ordenador (tal y como la vemos hoy en día). Mejor dicho, quizás se desilusionó después de realizar Azur y Asmar ya que la pieza resulta visualmente muy torpe.. Sin embargo, con la animación tiene la capacidad de emplear técnicas que te hacen soñar. Como pasó con el contraste que utilizó en Los cuentos de la noche o los colores vivos de otras de sus obras, ahora se encara a un 3D distinto. Superpone su montaje animado a escenarios fotografiados en lugares reales. Y así nos sumergimos en un París totalmente recreado: desde sus calles a sus bares, palacios, fachadas o monumentos.
También Ocelot decide enmarcar la historia en el 1900, una Belle Époque donde en la citada ciudad coincidieron numerosos artistas a los que hace cruzar en el relato: desde Renoir, Rodin, Monet, Degas, Camille Claudel, Toulouse-Lautrec, Henri Rousseau, Picasso… hasta Debussy, Satie, Clémenceau, el Príncipe de Gales (Eduardo VIII), Santos-Dumont, Pasteur, Méliès, los Hermanos Lumière, Eiffel, Marie Curie, Sarah Bernhardt, Alphonse Mucha o Chocolat.
Es de este modo como la historia sumerge al espectador en un relato que hace activar todos tus sentidos.
http://www.contraste.info
El maestro francés de animación y escritor Michel Ocelot (1943) nos regala esta joya en su estilo de elaborar lo complejo de la forma más sencilla posible. Personajes de línea clara enmarcados en una explosión de colores primarios sobre fondos fotográficos de un París monumental y esplendoroso en plena Belle Époque hervidero bullicioso de artistas revolucionarios, donde los avances científicos y tecnológicos impulsaban el progreso de un futuro basado en el imperialismo y el capitalismo antes de que la Gran Guerra derrumbara de un plumazo el castillo de naipes.
Ocelot comienza ya este trabajo orientado a los adultos pero disfrutable por todas las edades,con un brutal arranque donde la mestiza Dilili una niña Kanaka se exhibe en sus orígenes étnicos como una atracción de feria para los colonizadores de su tierra Nueva Caledonia, en los parques de París al tiempo que es adoptada por una Condesa benefactora. Sin embargo Dilili es educada nada menos que por Madame Michel (Louis Michel) una maestra de escuela , militante anarquista , francmasón , con ideas feministas y una de las principales figuras de la Comuna de París . El primero en enarbolar la bandera negra , la popularizó dentro del movimiento libertario . Fue deportada a Nueva Caledonia que durante cuatro décadas se utilizó como colonia penal donde seguramente conoció a nuestra pequeña protagonista que probablemente tuvo la suerte de escapar a la trata de esclavos para las plantaciones australianas conocida como Blackbirding que se ejerció sobre el pueblo Kanako hasta principios del siglo XX.
Con tales antecedentes Dilili, educada, marisabidilla, de mente inquieta y abierta absorberá como una esponja los nuevos tiempos y de la mano de su amigo Orel, modesto conductor de triciclo iniciará una aventura de corte feminista y didáctico con reminiscencias del cine de intriga de Louis Feuillade (1873-1925 / Los Vampiros / Fantomas…) por las luces y sombras de un París laberíntico habitado por una extensa galería de personajes ilustres a los que Dilili estará siempre contenta de conocerlos. Una delicia impagable arropada magníficamente por la bso de Gabriel Yared merecedora del Cesar a la mejor película de animación del 2018.
cineziete.wordpress.com
El cisne narrativo
Michel Ocelot vuelve a envolver al espectador en una oda a la cultura y la propia humanidad con Dilili en París. Una obra visual de alta categoría, que demuestra una vez más que las películas dedicadas al público infantil no deben ser de recurso fácil y sin profundidad. Un guion sin enrevesado excesivo y con una historia hecha a medida para grandes y pequeños. Lleva al espectador hasta la París de la Belle Époque. La trama comienza de una forma sencilla: el encuentro entre la protagonista del film, Dilili, y su joven amigo, Orel. La manera en la que comienza un thriller más inocente, hará ver que el público está ante una obra con sentido, con un mensaje universal de libertad y entendimiento. Un planteamiento simple que busca ir más allá y lo consigue. Su transformación llega directo al corazón del espectador.
Uno de los puntos más destacables es la forma en la que va encadenando tramas, que en un principio no tienen mucho que ver. La elegancia con la que se realiza, además de tener una coherencia narrativa exquisita, provoca que sea imposible que el espectador se aburra. Además, de una forma distendida y original, consigue explicar al público la forma de pensar de la época, su estructura social y hasta los miedos del pueblo llano. Es interesante ver el estilo de vida de entonces e incluso, hace reflexionar sobre la actual situación social. Ocelot vuelve a interesarse por hacer un análisis del paso del tiempo, la educación e incluso, la riqueza de una multiculturalidad, que se hace muy tierna. Otro de los puntos a destacar es la introducción musical e histórica que se hace, cuidando todo detalle y explicando lo que ocurre sin caer en la redundancia intelectual.
Feminismo educativo
El feminismo está en pleno auge y se ha convertido en uno de los movimientos reivindicativos más importantes de los últimos tiempos. En Dilili en París se hace de una manera muy elegante, con una gran agudeza narrativa y visual. No recurre al uso fácil de ser feminista, por ser feminista como han utilizado otros filmes de este 2019 como «Capitana Marvel«. Realiza un homenaje muy trabajado con las figuras femeninas más importantes de principios del siglo XX, reivindicando su importancia en la historia, que a veces parece olvidada. El protagonismo recae en grandes talentos como Emma Calvé, una célebre soprano francesa, la intelectual Louise Michel, la gran científica Marie Curie y una de las actrices francesas con más éxito del momento: Sarah Bernhardt. La función principal de estas figuras junto con Dilili son el grueso del peso fílmico del largometraje.
Luego, el conflicto y el misterio que se esconde detrás de los secuestros es sobrecogedor. No es algo que se espere en un film orientado hacia el público de menor edad, pero que impactará tanto en niños como adultos. Una reflexión de cómo todavía hay un gran camino que recorrer. Ocelot realiza un análisis sobre la imagen de la mujer y la lucha que se está realizando todavía en la actualidad. Pese a tratarse de una historia de ficción, se convierte en una obra importante de ver. No hay mejor arma que la propia educación y fomentar la igualdad. Una metáfora de la batalla contra la mentalidad heteropatriarcal, llevado al extremo pero que escenifica visualmente a la perfección lo grave que es el problema en este tipo de personas. El sello de identidad de Ocelot se ve en esta obra, por lo que no hay oportunismo temporal.
La magia creativa
El estilo artístico de Dilili en París sigue la estela de las anteriores obras de Michel Ocelot. En la industria cinematográfica está totalmente consolidado, gracias a mantener la animación clásica que comenzó en «Kirikú y la bruja», uno de sus proyectos más conocidos. Aún así, el realizador francés ha sabido innovar con este film, mezclando la animación tradicional que le caracteriza con imágenes reales de la capital francesa. Las recreaciones son tan realista que se convierten en un viaje visual histórico que es muy interesante de visualizar. Los detalles están muy cuidados y el acabado de los distintos barrios de la época están muy bien construidos. El recorrido que se hace, compone un tour para el espectador, que acabará seducido por la ciudad del amor. París en su época dorada con sus luces y sombras.
Hay que destacar la elección de los colores. La paleta utilizada crea un impacto visual y una elevación de los elementos artísticos que consiguen enganchar al público de principio a fin. Además, no hay un sistema de color único, sino que saben adaptarse con la línea narrativa en pantalla. Un magnetismo que es de aplaudir. Se convierte en un proyecto valiente, en especial por la época actual de la industria, plagada de 3D. También cabe destacar la importancia de la música, ya no solo en el argumento sino como expresión estética. Atractiva y original. Por último, cabe recalcar que no es un largometraje de animación al uso y por desgracia, podría haber una parte del público que por la primera impresión no llegue a verla. Está orientada hacia la infancia, pero sigue siendo muy madura, por lo que conecta también con los adultos. Cine familiar social en estado puro.
Conclusión
Dilili en París es una película de animación con un gusto artístico y educativo de gran importancia social. Un largometraje con un mensaje feminista, que aporta una fuerza cinematográfica con metáforas visuales que conectarán con pequeños y grandes. Un guion que sabe mantener el misterio y no decae en ningún momento. Unas protagonistas muy bien desarrolladas narrativamente. Un repaso histórico por mujeres que marcaron a la sociedad y algunas veces son olvidadas. Una cinta que merece la pena ver. Igual que el París de los años 20, enamora a todo aquel que lo ve.
Escrito por Diego Da Costa
Tras salir de Rojo y recorrer al intenso galope una distancia de 1 km en diez minutos, me acomodé por vez primera en esta edición en el Teatro Principal para saborear una película de la sección Velódromo: la animada Dilili à Paris, del maestro Michel Ocelot. La niña africana Dilili llega de la colonia de Nueva Caledonia a la París del Siglo XIX, cuna de innumerables iconos de la cultura y referentes de la burguesía francesa. Al llegar a este territorio de magia y experiencias, acompañado de un buen amigo, pondrá todo lo que esté en su mano para resolver una turbia intriga criminal de secuestros de niños y poner fin a las malvadas maquinaciones machistas de la secta de los Maestros Alfa. Película infantil de hermosa banda sonora y cierto interés estético, que pasea a los niños por un vibrante carrusel de escenas en el que nos encontramos con Marie Curie, Sarah Bernhardt, Pablo Picasso, Auguste Rodin, Gustave Eiffel, Toulouse-Lautrec…que sin duda no aburrirá ni a grandes ni a pequeños. Bien es cierto que el argumento es un disparate, una excusa incapaz de camuflar las intenciones de Ocelot de filmar un manual para niños de cultura burguesa parisina. Uno muy largo para lo que quiere contar, que incluye unos apuntes de villanos explotadores de mujeres cuánto menos grotescos. Y que viniendo del autor de la estupenda Kirikú también decepciona en el plano animado, apostando por la decisión de incluir a sus personajes frente a fondos fotográficos con resultados mejorables, sin pulir tampoco algunos modelados 3D. En suma, una película que sólo puede agradar a los chiquillos.
Decía hace poco, en relación con la meritoria Buñuel en el laberinto de las tortugas, merecido Goya de Animación, que no soy especialmente adicto a ese tipo de cine, pero me lo tendré que hacer mirar. Dilili en París es una gozada. Una pequeña canaca llega al París de la Belle Époque, donde se están produciendo misteriosos secuestros de niñas, recibe la protección de un repartidor y conoce a un montón de personajes del momento, escritores, pintores, científicos y otros. Michel Ocelot lleva en esto de la animación 45 años, y yo sin enterarme. La historia constituye una fábula feminista evidente, pero se abstiene del molesto mensaje de que todos los hombres son unos borricos, o peor. De hecho, ahora que se habla tanto de cómo detener la plaga de la violencia de género, esta película debería proyectarse obligatoriamente en todos los centros educativos para los más pequeños, con el fin de inculcarles valores de igualdad y respeto. Eso que Vox no quiere, en suma. Si la historia es deliciosa, la técnica utilizada por Ocelot de mezclar imágenes reales manipuladas con los dibujos es excelente, y la cinta contiene escenas memorables enmarcadas en ese París al que algunos tanto amamos. Por supuesto, ha de degustarse en en su VOS para disfrutar todavía más de su irresistible charme. Tanto me gustó, que al día siguiente corrí raudo a comprar el BluRay en mi Fnac habitual. Creo que la revisaré pronto. A ver si os animáis.