Destino Canadá (Blue State)
Sinopsis de la película
Habiendo prometido que se mudaría a Canadá si John Kerry perdía las elecciones presidenciales de Estados Unidos, John Logue (Breckin Meyer) de repente se encuentra en el país vecino sin trabajo, sin novia.. y sin país. Cumpliendo su promesa, John encuentra una compañera de viaje, una joven misteriosa de nombre Chloe (Anna Paquin), y ambos ponen rumbo al norte…
Detalles de la película
- Titulo Original: Blue State aka
- Año: 2007
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
5.4
50 valoraciones en total
Una película que fluye suave. Con algún que otro tropiezo al comienzo, el interés va in crescendo . Plagada de sutilezas y conversaciones muy acertadas: un viaje en coche, una habitación de hotel, una cuneta, una cena en un restaurante de carretera…
Diálogos muy bien traídos -sin duda estaca en ellos- con un contenido político, que no resulta ni redundante ni excesivo. Los personajes no son más predecibles de lo debido. Historia sencilla cargada de matices y ligeras sorpresas que contienen el interés hasta un punto álgido que no sobresale más que el resto de amapolas .
Todo un gran trabajo. Un trabajo bien hecho…
Una de esas películas que no te esperas y te sorprende. Cuando uno espera encontrarse con una comedia ligera y una crítica fácil a Estados Unidos y la política de Bush uno se topa de bruces con una comedia que se acerca más al drama, con prácticamente ningún momento cómico o de humor puro y duro que busque la carcajada en el espectador, de hecho incluso llegan a escasear los momentos que buscan la sonrisa cómplice, pero aún así es una película divertida, que sabe crear una atmosfera verosímil y cuyo guión no tiene grandes lagunas.
La crítica que uno espera hacía la organización Bush resulta ser más elaborada y sutil de lo que a priori podía parecer y termina mirando hacia los dos lados de la frontera. La relación entre los dos personajes, polos prácticamente opuestos, resulta coherente y los diferentes giros en el guión resultan sorprendentes, pero creíbles.
El único pero que puede ponérsele es que por momentos se excede en el desarrollo de los soliloquios sobre la crítica Bush del protagonista y que por momentos llega a pecar de sensiblera.
A pesar de todo una buena película, sencilla, sin grandes pretensiones y que termina resultando simpática, una muy buena road-movie que consigue resultar una película entretenida, con contenido, divertida y realmente recomendable.
Cualquiera que haya leído más de dos de mis críticas (que Dios le bendiga) habrá llegado a la conclusión, sin necesidad de ser uno de los putosamos de Mentes Criminales capaces de deducir el color de tus ropa interior por el modo cómo coges la taza del café, que soy una persona que valora las películas más por el rato que me hacen pasar que por los aspectos académicos que rodean al séptimo arte.
Digo ésto porque la valoración de Destino Canadá varía sensiblemente según el criterio que elijamos. Si nos quedamos con que seguramente haya sido rodada con cuatro euros, a base de esfuerzo para buscar situaciones que se puedan rodar sin más medios que dos cámaras y dos micros, la película es un interesante ejercicio de ingenio, habilidad y trabajo. Una historia sencilla, diálogos chispeantes, un montaje cuidado, un mensaje político beligerante pero sin ofender… Sin duda una matrícula de honor si se tratase de un proyecto fin de carrera de Ciencias Audiovisuales.
Pero si vamos a valorar la película desde el punto de vista de un espectador que se va a dejar 5 euros, la cosa cambia. No se me ocurre ningún motivo para recomendar gastar dinero en verla en el cine, alquilarla en DVD, ni descargársela legalmente de Internet. Una cosa es experimentar con una road movie de apariencia independiente y otra muy distinta emplear tiempo y dinero con algo que no nos va a aportar más de lo que podemos leer en cualquier tertulia radiofónica.
No sé, personalmente puedo decir que la vi un viernes de noche y me quede dormido a los veinte minutos. Me desperté, rebobiné… y me volví a dormir. Sólo pude terminar de verla a la mañana siguiente… Y sin embargo me gustó su humor ácido, la peculiar historia de amor en tiempos de guerra y política entre dos tipos curiosos (pero creíbles) y que a pesar de que parece una película subvencionada por el Partido Demócrata de EEUU para humillar a Bush, los chascarrillos tienen clase, ingenio, encajan en la trama y no deja de haber críticas y reproches repartidos entre toda la clase política y social americana.
Recomendable darle un pase si se puede ver (GRATIS) en televisión.
Estamos ante una comedia romántica que ni es comedia ni es romántica. Tras un comienzo político-festivo de marcado carácter antiBush, el film toma un rumbo diferente y, a través de la intrahistoria de los -en principio- antagonistas, da un giro de 180 grados y se transforma en una socarrona burla de la imaginería progresista. De alguna manera, en este proceso, el cerebral protagonista masculino(John- John) acaba siendo rescatado por el espíritu libre de Chloe (Anna Paquin).
No puedo dejar sin mencionar al desertor de la guerra del Vietnam, prisionero en su cabaña por causa de una acción política . Su aparición es breve pero densa desde el punto de vista intelectual y emocional.
En definitiva, un road movie sencillo pero a la vez luminoso y gratificante.
Comedia más bien romántica, con constantes alusiones a la política de Bush, en la que los dos protagonistas se ven confrontados, como ante un espejo: el uno frente al otro, cada uno frente a terceros y a su pasado, así como el modelo social de Estados Unidos frente al de Canadá. Y como sucede con los espejos: devolviendo una imagen poco complaciente.
Cuenta el filme, como parte más destacable, con unos personajes bien tratados, creíbles y que poco a poco iremos conociendo. En especial, y creo que más desde el punto de vista europeo, se hace interesante el activista que, con pulsiones radicales, al fin y al cabo se implica en política haciendo campaña para un John Kerry, que aunque Demócrata, no dejaba de ser un millonario miembro del establishment, muy lejos de ser considerado un izquierdista. Pero como sucede muchas veces: detrás de la adhesión de uno a una política encontramos muchas razones más que las racionales y de tipo político.