Desterrado de las islas
Sinopsis de la película
Prestigiosa adaptación de una novela de Joseph Conrad sobre un aventurero desesperado que vive en una isla malaya, donde desarrolla una actividad criminal. Finalmente, será víctima de una auténtica cacería humana.
Detalles de la película
- Titulo Original: Outcast of the Islands
- Año: 1952
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.4
36 valoraciones en total
La película merece la pena. Hay que disfrutarla. Tiene momentos poderosos. Pero, desgraciadamente, es una de esas que dejan intuir que el libro que la inspira será muy superior. Comienza estupendamente, con una imágenes realistas, potentes, y con unos diálogos llenos de ingenio y cargados de promesas sobre el buen rato que nos espera… Pero ese brillante comienzo aumenta la decepción creciente que, por comparación, va provocando su desarrollo. La película podría ser una inmersión sugestiva en la explotación imperialista, en la inmoralidad criminal de la codicia, en la pasión sexual incontenible, en las miserias de la deslealtad, en las indomables tentaciones adúlteras… pero todo eso no han conseguido plasmarlo con autenticidad y incluso da la impresión de que a veces ni lo intentan. Parece que se hayan dejado secuencias en el tintero o en el montaje. Y por cierto, la sinopsis que hay aquí, en FilmAffinity, a pesar de su brevedad, es bastante imprecisa y parece elaborada por alguien que no ha visto la película.
Trevor Howard no es adecuado para este papel de vividor pendenciero y amante obsesivo, que además despierta tórridas pasiones en las féminas. No, no está bien elegido como protagonista (estará mucho mejor, diez años después, en su papel de tiránico capitán enfrentado a Marlon Brando en Rebelión a bordo). Y es que, en general, los actores están muy mal escogidos: no se entiende bien si la bella y severa chica indígena (una actriz asiática hubiera sido mucho más creíble que la argelina Kerima) está enamorada o sólo obedece a oscuras instrucciones, ni tampoco la película nos explica -sólo las insinúa sin emoción- las adúlteras fantasías que el protagonista provoca en la aburrida señora europea de la casa (la buena actriz Wendy Hiller que aquí está insípida y antierótica). Una cosa es ser sutil y otra cosa inexpresivo…
Los indígenas (de confusos y entremezclados rasgos étnicos) oscilan entre la expectante pasividad y sus repetidos e imprevisibles bailes regionales. Tampoco se explica bien la explotación que sufren, el odio que acumulan o el estallido de su violencia. Aunque lo peor es lo poco convincente que acaba siendo lo esencial… sí… la que tendría que haber sido una indagación creíble, turbadora y pegajosa, en la atormentada psique humana, en sus dulces o agrias flaquezas, en la adicción autodestructiva, en las más tórridas pasiones que te arrastran a la deslealtad o a la perdición…
Ante todo debo decir que soy un gran admirador de Conrad y siempre he creído que lo que define sus novelas es como la tenue linea de sombra que da nombre a una de sus obras. Algo imposible de llevar al cine. El loable intento de Richard Brooks, un magnífico guionista y director de grandes films, naufraga con Lord Jim a pesar de la ambigua interpretación de Peter OToole y su mirada perdida y la compañía de grandes actores. Pero en el camino se pierde la esencia. Toda pasión verdadera necesita falsos pretextos para vivir.. como si las almas de los hombres, flotando sobre un abismo y en contacto con la inmensidad las hubieran dejado libres para todos los excesos del heroísmo, de lo absurdo o de lo abominable. . (Conrad) . Pongan esto es imágenes.
Quizás la mejor versión sea el Corazón en las Tinieblas de Coppola, ( Apocalipse Now ) y su transposición a la Guerra de Vietnam, con un Kurtz, inquietante interpretado en claroscuro por Marlon Brando. Pero para captar la intensidad del relato de Conrad hay que visionar la versión extendida que hizo Coppola y que en este caso no sólo matiza sino que logra mostrar el viaje a las Tinieblas y al Horror.. el Horror.
El film de Carol Reed tiene una gran puesta en escena y unos buenos actores aún cuando quizás Trevor Howard no sea el más indicado. Las imágenes recuerdan un documento etnográfico y en algunos momentos el Tabú de Murnau. Son de una gran belleza aunque no transmiten la inquietud y el terror de lo diferente. Tampoco la pasión insana de Howard por la Nativa y su perversa maldad que transmite el relato de Conrad.