De ilusión también se vive
Sinopsis de la película
Durante un desfile navideño organizado por los grandes almacenes Macy de Nueva York, el hombre que encarna a Santa Claus es sustituido porque se encuentra indispuesto. Un anciano llamado Kris Kringle es contratado para el trabajo, pero todo se complica cuando asegura que es el auténtico Santa Claus.
Detalles de la película
- Titulo Original: Miracle on 34th Street
- Año: 1947
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6.9
97 valoraciones en total
Fascinante principio e incluso primera parte de desarrollo, pero la película pierde muchísimo fuelle. Lo que empieza siendo una gratificante experiencia navideña acaba convirtiéndose en un pequeño despropósito que le baja considerablemente la puntuación.
Cuando vemos esta película, queremos realmente ver esa primera parte. Ese Santa Claus infiltrado -tampoco es que se dedique a camuflarse mucho- que acaba mejorando la vida de los que le rodean. Incluso me encantó toda esa subtrama de la estrategia comercial de los grandes almacenes humanizados de casualidad. Todo iba bien, hasta que todo se metió en camisa de once varas.
No hay cosa menos interesante que el juicio para determinar la existencia o no de Santa Claus. Un juicio que se sale de lo surrealista para adentrarse en demasiadas estupideces, y que para colmo tiene una resolución digna de risa. Sí, la película tiene un punto de comedia, pero no es ése el sentido que lleva. Si fuera por esto tendría un pase, pero desgraciadamente los actores -o quizá los personajes- se transforman a media película y nos dejan unas escenas que quedan más que ridículas, con actuaciones vergonzosas y poco creíbles que chocan con las decentes -tampoco maravillosas- cualidades que veíamos al principio.
En cualquier caso, aunque se me viniera abajo con el paso de los minutos, es una decente película con un extra de encanto si se ve en fechas navideñas.
Película amable y tierna con una Natalie Wood niña y una buena propaganda para los grandes almacenes Macys en este cuento navideño. Maureen OHara luce su gran belleza en una interpretación sin pretensiones. Es de destacar la buenísima actuación de Edmund Gwenn que le valió un Oscar de la Academia en 1.947. Película ideal para consumo infantil y navideño aunque un poco trasnochada para los tiempos actuales.John Payne cumple discretamente que es lo que hizo a lo largo de su corta carrera.
Se ha comercializado en DVD con dos versiones en el mismo disco, en blanco y negro original y colorereada artificialmente, lo cual es de dudoso gusto aunque esté bien realizado, pero no respeta el derecho de su autor. Recomendable la versión en blanco y negro original.
José Antonio ZG
Para el diccionario, Realista es la persona que trata de ajustarse a la realidad e Idealista es el que propende a representarse las cosas de una manera ideal. Pero una de las acepciones de ideal es: excelente, perfecto en su línea. En este orden de ideas, caben dos preguntas: ¿Y qué es la realidad? La RAE dice que, es lo que ocurre verdaderamente… pero, ¿sabe alguien, con exactitud, qué es lo que sucede realmente? Dos muchachos ven pasar un auto rojo descapotado. Eso es real porque ambos lo vieron, pero enseguida uno de ellos añade: ¡Qué piernotas las de la rubia que iba al volante!, ¿Cuál rubia? –Exclama su amigo- ¡Era un melenudo que llevaba pantaloneta!. Sucede a diario en las más variadas circunstancias… Y así, llegamos a la conclusión de que los seres humanos no poseemos realidades objetivas sino meras percepciones. Y, cabe decirlo, el idealista podría estar mucho más cerca de la realidad, porque quizás ve, y comprende, cosas más avanzadas a las que el realista no ha tenido acceso.
Así pues, soy de los que creo que, la Realidad, no es precisamente esto que vemos con nuestros limitados sentidos, y probablemente, es algo más diáfano y, yo diría, que es también más grandiosa y más admirable de lo que podemos suponer.
Por todo esto, soy de la corriente del abogado Frederick Gailey, quien anima a la pequeña Susan para que se acerque al Santa Claus que ahora está en la cadena Macy’s, y además, le abre las puertas de su apartamento al amable anciano para que viva con él. Y lamento que, Doris Walker, la madre de Susan –como tantas otras personas- piensen que la realidad es, exactamente, aquello tan escaso que consiguen ver.
DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE es, para mi, un filme entrañable porque habla de creer para poder ver, expone con holgura la máxima has con los demás como quieras que hagan contigo, propugna por dar a la navidad su verdadero significado, aboga por el servicio antes que el beneficio, y hace de la causa espiritual la razón de ser de la humanidad entera.
George Seaton, ha logrado un filme que complace a toda la familia y a buena parte de la humanidad, y con una historia limpia, sin complejidades y sensiblemente actuada por todos sus intérpretes, nos lleva por un sendero que pone luz en los corazones, permitiéndonos sentir el lado dulce de la existencia. Se respira orgullo de ser humano y algo, muy hondo, nos convida a vivir como aquellos seres que propugnan cada día por la dignidad, la solidaridad y la justicia.
Especial aprecio por Edmund Gwenn, un efectivo Santa, por Gene Lockhart, excelente como el juez Harper, y por Maureen O’Hara, porque siempre entusiasma, en alto grado, mis sentidos.
Doris es una buena madre que educa a su hija Susan sin mentiras y sin engaños, pero también sin ilusión y sin imaginación. Sin embargo, el mundo y las ideas de ambas comenzarán a tambalearse cuando Doris contrate a un anciano para que haga de Santa Claus en los grandes almacenes donde ella trabaja.
Magnífica película de George Seaton llena de aciertos (notable guión, notable dirección, grandes interpretaciones de todo el reparto sobresaliendo un inmenso Edmund Gwenn tan asombroso como cautivador). Pero, sin duda, el mayor de los aciertos del film es rebajar el tono sensiblero mediante el humor (en esto tienen mucho que ver unos espléndidos secundarios liderados por un genial Gene Lockhart). Esto hace que el espectador se crea lo increíble, que lleguemos a aceptar con naturalidad la mascarada. Es decir, que nos ilusionemos como Doris y Susan. Como leí una vez: Iremos viviendo la vida y tratando de hacer felices a cuantos nos rodean y, cuando nos salga al paso la fantasía, la saludaremos y trataremos de que se quede con nosotros para siempre .
La Navidad es una actitud, se oye en un momento de la película, esa es la clave de esta emotiva y bienintencionada visión de la vida, y que el film reivindica. Una vida sin imaginación y fantasía debe ser muy previsible y aburrida. Agitar nuestras conciencias, es lo que propone esta fábula moral en el más puro estilo Frank Capra, que nos recuerda lo deshumanizados que estamos, la mezquindad que nos invade, siempre agobiados por la competitividad y el arribismo social, el interés material y el poco tiempo que dedicamos a ser felices y hacer feliz a los demás. Milagro en la calle 34 refleja todo eso y más, en dicha calle de Manhattan se encuentran los Almacenes Macy´s, que sería en España, algo parecido a El corte inglés. La gran corporación aprovecha el día de acción de gracias, para comenzar la campaña de Navidad, fomentando las compras y el consumo.
Aunque George Seaton es un director irregular, en esta comedia es autor del guión y consigue momentos jocosos y delirantes. En plena época navideña, Doris Walker (Maureen OHara) la ejecutiva jefe de los grandes almacenes Macy´s y madre de una niña de 10 años, contrata a Kris Krimble (Edmund Gwenn). El adorable anciano acapara pronto la atención de todos por su derroche de simpatía y alegría navideña, y sobre todo, porque afirma que es el verdadero Santa Claus. Con este planteamiento, Kris quiere devolver a todos los ciudadanos, el auténtico sentido de la Navidad, el de la fraternidad y la solidaridad, incluyendo a Susan (Natalie Wood), la escéptica hija de Doris.
La Navidad es tiempo de reencuentro con los amigos, seres queridos y la felicidad de unirse, más allá del consumismo y el derroche, pero también tiempo de tristeza, por los que se fueron y nos dejaron, al sentarnos a la mesa siempre encontramos una silla vacía, que desgraciadamente nadie puede llenar, eso es lo que no me gusta de estas fiestas. A propósito del espíritu de la Navidad me ha venido a la memoria, la película de Capra, Juan Nadie que recomiendo para estas fechas, cuyo discurso final a cargo de Gary Cooper, reproduzco íntegramente en spoiler.