Dance Party, USA
Sinopsis de la película
Gus pierde la mayor parte de su tiempo contando historias egoístas sobre sus conquistas sexuales, provocadas por los excesos con las drogas, a Bill, su mejor amigo. Jessica parece estar alejándose de la mayoría de sus amigos, y últimamente las cosas han empeorado tanto que apenas habla con la que una vez fuera su mejor amiga, Christie. Cada Cuatro de Julio, todos se juntan en casa de Brian para beber cerveza gratis y ver los fuegos artificiales. Este año, Gus se encuentra con Jessica en la fiesta y trata de conquistarla. Cuando ella dice que no a su invitación, Gus le cuenta un secreto que no había revelado ni a sus amigos más cercanos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Dance Party, USA
- Año: 2006
- Duración: 66
Opciones de descarga disponibles
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Opinión de la crítica
5.9
86 valoraciones en total
El género llamado Mumblencore: O sea algo fingidamente artístico hecho con bajo presupuesto. También lo pueden llamar Indie, o cualquier etiqueta, que promocione, venda algo. Música, pintura, cualquier arte, con una publicidad supuestamente innovadora, puede vender las bazofias más ignominiosas. Éste es el caso. Gran ejemplo de ello.
La historia dura algo así como 66 minutos. Algo que se podría contar en 10 y te sobrarían 2 minutos. Si lees la sinopsis puedes llevarte a engaño porque la historia es. Mejor lo contaré en el spoiler.
La iluminación está bien conseguida. Sobre todo la de exteriores. Incluso algún actor y actriz, dota por instantes a su personaje de cierta veracidad.
El director desconoce lo que son las elipsis y el ritmo narrativo. Cientos de directores de cine mudo podrían haberlo iluminado. Le iba a dar un 1 pero un 2 por estos méritos técnicos.
Cuándo se tira varios minutos haciendo travelling laterales. Algunas imágenes me recordaron a la pintura de Edward Hopper. Por cierto, con el presupuesto de éste mediometraje se han hecho largos de gran calidad. Quiero decir la venden como algo realizado sin medios. Nada mas lejos de la verdad.
Si quieres inspirarte para decidir crear algo en cine. Sería un excelente modelo de lo que no se tiene que hacer. Como decía Fellini: Aprendo del cine malo y malísimo.
La década del 2000 generó un nuevo movimiento de bajo presupuesto llamado mumblecore. La palabra mumble significa farfullar, hablar entre dientes, balbucear. El acierto de este género encabezado por Andrew Bujalski, Aaron Katz y los hermanos Duplass entre otros, radica en dotar a las conversaciones de mayor realismo. Es decir, recrean nuestras dudas a la hora de hablar con frases entrecortadas, abundan las expresiones coloquiales y coletillas, muestran la confusión a la hora de expresarnos, etc.
Dance Party, USA es un retrato generacional de los últimos años de instituto. El mumblecore es la novedad del retrato tantas veces realizado. La analogía de la duda y el balbuceo ante un futuro en principio lleno de posibilidades pero a la vez sin un camino claro que seguir. La película se centra en las fiestas, el sexo, las drogas y lo más importante el intento de conectar con otras personas.
Cada generación tiene su película de adolescentes confundidos desde American graffiti de George Lucas a Dazed and confused de Richard Linklater. Dance Party, USA no logra conectar del mismo modo que lo consigue Linklater, y es que a pesar de los aciertos de Katz, hay conversaciones poco creíbles a pesar del mumble, además de retazos de ideas que ni muestran ni sugieren, como es el caso de la relación de Jessica (Anna Kavan) con sus padres.
Aún así en términos generales me parece una película acertada. Consigue demostrar la aseveración de Gus (Cole Pensinger) Hago cosas malas muchas veces pero no soy mala persona aplicable al sentimiento de muchos jóvenes. Y confrontar la fiesta y la noche con el resto de momentos de la vida, ayudado en este caso por la oposición entre las canciones de Black Folk Inc. y The Phibes con la música original de Keegan DeWitt.
Creo que dentro del nuevo cine independiente americano, o mumblecore, o lo que sea, como en todas las corrientes hay de todo, hay ingenio, humor, provocación, …. y muchas veces estos temas son tratados con mayor o menor acierto, y los resultados son más o menos buenos.
En el caso de esta cinta (aunque yo la definiría como vídeo casero) nos encontramos con la peor variante de esta corriente, la del típico film adolescente plagado de gamberros, salidos y borrachos, es decir, como American Pie , pero aquí, en vez de hacer reír o entretener, como es una película indie , intentan introducir algún elemento supuestamente artístico, o un pseudomensaje de calado, que lo que provoca es hastío y aburrimiento.
Acabo de leer la sinopsis que aparece en la ficha del film, y la verdad es que en ella me entero de que hay una historia estructurada, una trama, un desarrollo, un punto de inflexión y hasta un desenlace. Bueno, yo he visto la cinta (es de agradecer que dure apenas 1 hora), y lo único que veo son adolescentes salidos y borrachos filosofando sobre chorradas.
Una más de estas cintas caseras que tratan el tema de la adolescencia, pero no como lo hace Truffaut en Los 400 golpes , sino como lo haría cualquiera de los propios personajes que aparecen en el film, es decir, sin ideas, sin fondo, sin gracia y sin mensaje que llevarse a la boca.
PD: Leo que el New York Sun incluyó a esta película en el top ten del año 2006 (para mi que es que los críticos solo vieron 10 películas en todo el año)
No entiendo la necesidad de hacer este filme. Intrascendente por completo. No transmite, no cuenta nada, no pasa nada, no entretiene. Pasan muchas más cosas en la sinopsis que he leído acerca de la película que en la misma película. Eso sí, contra el insomnio va de lujo. Lo digo en serio. Si ves que te cuesta dormir, esta cinta es ideal para que caigas frito en poco tiempo.
No me molesta el rollo indie, ni las películas bizarras, ni siquiera que hablen un poco como entre dientes. Pero todo ello ha de ir encaminado a un fin, a una obra artística. Y esta película no es el caso. Aporta 0. Su relevancia es 0.
No la recomiendo.
A medida que avanza el tiempo podemos dar fe de que muchas artes de las que conocemos avanzan en el camino equivocado y sentimos nostalgia por esos días en los que se escribían novelas de verdad, en los que se facturaban discos de música auténticos, y cómo no, por aquellos tiempos en los que se realizaban películas en el más puro y estricto sentido de la palabra.
Que el cine es un arte es algo que nadie debe poner jamás en duda, de hecho, es el último arte y el único que tuvimos que inventar propiamente. La escritura, la música o la pintura siempre han estado ahí desde que el hombre es hombre, sin embargo, el cine tuvo que ser inventado, tuvimos que crear un modo de sacar los sueños y esperanzas de nuestras cabezas, de mostrar lo que solo nosotros podemos ver y escuchar, de plasmarlo de alguna forma. Y así lo hicimos.
Desde el principio, el cine funcionó como un equilibrio perfecto de entretenimiento y arte, pero esta ecuación ha ido desbalanceándose a lo largo del tiempo hasta llegar a nuestra era en la que es tremendamente difícil encontrar películas de este tipo y donde el conformismo de la gente se ha vuelto tan poderoso que complica incluso más hallar ese tipo de films con los que nos sentimos a gusto y nos podemos identificar, o como dijo alguien una vez: encontrar esa isla nuestra y personal llamada cine en la que nos gusta vivir.
Sin entrar en el terreno ya exprimido al cual se supone que pertenece esta película llamado mumblecore, me gustaría reivindicar esta película pues es de esas escasas ocasiones en las que siento que se merece hablar y dar a conocer dentro de lo posible este tipo de cine. Uno de los mayores problemas del cine moderno –si no el mayor– es la distribución. Me resultaría imposible calcular la cantidad de películas independientes que se han hecho a lo largo y ancho del mundo que debido al gigantesco obstáculo de la distribución nunca verán la luz del día si es que alguna vez lo hicieron en algún que otro festival en su momento.
¿Realmente merece la pena hacer una película –con todo el esfuerzo que eso conlleva–, si al final de todo vas a hacer una película para ti mismo, para que visualices tú la única copia que tú tienes por no haberle podido dar una correcta salida? ¿No sería mejor si al cabo de unos años, después de ver que nunca vas a poder dar a conocer tu película a las grandes masas, simplemente compartieras tu película, así sin más? Y no solo se trata de dinero, sino de una cuestión de interés, y es que este tipo de cine lamentablemente no es para todo el mundo.
Aun así, chapeau por Aaron Katz, por hacer esta pequeña gran película, hecha literalmente con cuatro perras –unos 3.000 dólares americanos al cambio–, por esos créditos iniciales y finales tan simples como preciosos, por esa espontaneidad, frescura, inocencia y naturalidad mostrada en pantalla, por habernos enseñado ese inusual primer amor en la relación de los personajes interpretados por los amateurs Cole Pensinger y Anna Kavan –inolvidable esta última-, por esa música de piano que conecta y se difumina sensacionalmente con las escenas, por estar ambientada en Portland (Oregon) y por qué no decirlo, por ese poster tan sencillo como genial. Una inolvidable ópera prima que forma ya parte del panteón de los mejores coming-of-age hechos en este siglo y un pequeño diamante en bruto de los que ya no se forjan, que alegrará el corazón y el alma de todos aquellos que la descubran.
Para Javi.