Cuernavaca
Sinopsis de la película
El mundo de Andy cambia totalmente cuando su madre tiene un accidente. Sin nadie que lo cuide, es llevado a Cuernavaca, a la casa de su desconocida abuela paterna. Mientras su madre se debate entre la vida y la muerte, el niño se enfrentará a la frialdad de su abuela, al mundo seductor y peligroso del hijo del jardinero y a la búsqueda de su padre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cuernavaca
- Año: 2017
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
5
97 valoraciones en total
*La ausencia instalada en el corazón
Durante su hora y media crea una buena metamorfosis personal, que entremezcla sentimientos extremos como la frustración, la fascinación, el descubrimiento, el dolor… sin dejar de lado el desarrollo de su contexto. Una exploración del significado de la familia y las difíciles relaciones personales que se entrelazan entre ellos. La dificultad del querer y lo que supone, ese miedo terrorífico de desnudarse emotivamente, lo que eleva el significado propio del largometraje.
Otro de los puntos más introspectivos que se ve en la obra de Andrade es la manera de abordar las consecuencias de la desolación del abandono. Cada personaje sufre, en distintos grados, el aislamiento del adiós a una persona querida. Hay una red de desencantos interpersonales que provoca la empatía hacia cada personaje. Pese al carácter doloroso y desgarrador, se dan líneas de esperanzas y luminosas con las diferentes alianzas que se van formando. Los claroscuros que hay en cada una de las piezas de este juego de ajedrez ofrece una profundidad que permite conectar con el espectador. El film sigue la estela íntima marcada por el lugar, siendo éste un personaje en sí mismo, como Manchester frente al mar o incluso, la reciente y premiada Roma, también de nacionalidad mexicana. Cabe recordar que Andrade realizó antes su proyecto que el de Alfonso Cuarón.
*Caras vemos, corazones no sabemos
El reparto viene encabezado por Emilio Puente y una de las grandes figuras de la historia del cine, Carmen Maura. Cuernavaca presenta a Puente como Andy, el niño protagonista. La interpretación del joven ha sabido apoyarse en los otros actores para otorgarle mayor énfasis. Por lo cual, el ejercicio de contención del pequeño es muy potente. Sin embargo, la gran revelación, sin duda, es la propia Maura. Vuelve a demostrar porque es una de las mejores actrices españolas de la industria. Una interpretación magistral, llena de contraste con pinceladas muy prominentes de dolor, vestidos de severidad. Una construcción muy humana que lleva a cabo de una forma muy natural. El peso fílmico y dramático caen en la madrileña y lo resuelve brillantemente. Es la piedra angular del resto de interpretaciones de la película.
Moisés Arizmendi se convierte en Andrés, el padre de Andy. El actor, conocido por diversas telenovelas en su país, se deshace del dramatismo excesivo y se muestra pausado. La pesadilla de su personaje se refleja perfectamente en el lenguaje no verbal del actor. Se entrega al sentimiento y justifica su ausencia durante una parte importante del film. Su actuación queda en la retina del espectador, en especial, la última secuencia que comparte con el personaje de Puente. Hay que destacar el gran papel de Dulce Domínguez, como Dhely. Una gran naturalidad y una luminosidad que equilibra las sombras que envuelven al film. Enternece al público y se convierte en un pilar fundamental del largometraje. Por último, Diego Álvarez Díaz otorga una actuación respetable, pero no notable. Es su ópera prima, pero no termina de sobresalir y se ve opacado por el resto de interpretaciones protagonistas.
*El ambiente contemplativo
Al igual que mencionamos el título de Roma de Cuarón, o por ejemplo Ida de Pawel Pawlikowski, Cuernavaca tiene un factor visual muy importante. Es cierto que no tiene un acabado tan soberbio como los dos filmes nombrados. Hay una utilización muy importante de los espacios naturales abiertos, dando una belleza muy elegante a esta obra. Sin embargo, se pierde un poco el dinamismo de los interiores, donde mengua esa personalidad tan visual del film. La utilización del simbolismo de las hormigas y del sentir a través de los sueños es un acierto, aunque puede confundir con su mensaje a una parte del público. Por tanto, la soledad está muy bien representada, aunque no sigue siempre esta línea, por lo que su resultado es irregular. Un trabajo excelente de la dirección fotográfica y artística, que han sabido coordinarse de una forma muy eficiente.
También sumerge al público al universo del despertar juvenil en los propios ojos de Andy. Esa dualidad del mundo adulto, corrompido, seductor y complejo frente al infantil, llevado por el sentir y no por el razonamiento, muy bien planeado por la dirección. Por consiguiente, hay un acabado en la imagen con mucha belleza, con una iluminación que en ocasiones, emula a un aspecto de fábula. La banda sonora juega un papel importante, al igual que los silencios extendidos que hablan más que el propio diálogo. Han sabido crear una coreografía junto a las imágenes. Un buen montaje que aprovecha al máximo el trabajo artístico y técnico. Únicamente tiene el defecto de ser demasiado flemático en la primera parte del film, lo que provoca un ritmo menos dinámico y no termina de dar el pistoletazo de salida durante su arranque. Ralentiza la acción, pero luego consigue dar un resultado muy atractivo.
*Conclusión
Cuernavaca es una obra visualmente muy elegante y atractiva. Un guion que trata con mucha profundidad la pérdida y el abandono. Una red de relaciones interpersonales en los que la pena envenena a sus personajes, que se ven curados por la esperanza de nuevas sensaciones. Una buena construcción narrativa. Las interpretaciones son muy notables, destacando la de Carmen Maura, una maestra de la actuación. La actriz española dota de naturalidad, efecto y sentimiento a la obra. Es la piedra angular de la cinta. Una realización técnica muy buena, que se ve algo opacada durante el desarrollo del arranque, que ralentiza el frenesí emotivo que, por suerte, se desarrolla después. Una oda a la huella de dolor interno, que se desnuda y no duda en llegar a las entrañas del público.
Escrito por Diego Da Costa
Cuernavaca es para mí, ante todo, una película triste. Cada uno de sus personajes desde que comienza la historia hasta que termina no tienen ni un pequeño atisbo de alegría, son personas con un destino desdichado, atrapadas en sus vidas sin ninguna esperanza de salir de ese agujero.
El niño Emilio Puente, que interpreta aquí a ese preadolescente que pierde a su madre de manera violenta y tiene que ir a vivir a casa de su abuela paterna con la que apenas ha tenido contacto, no consigue que se produzca en mí la empatía necesaria para conectar con él y su personaje, el actor es realmente malo y apático, apenas se le entiende cuando habla, apenas tiene vida, es realmente decepcionante.
Junto a él, una imparable Carmen Maura que lo mismo te hace una película en francés que en portugués, que te rueda en México, que en Brasil o Francia, y que se carga en sus hombros como tantas veces últimamente el peso de la película. Ella está bastante bien, aunque no es de las actuaciones de la Maura que más me hayan gustado.
Por aquí también están el atractivo actor mexicano muy conocido en su país por las numerosas novelas en las que ha participado, Moisés Arizmendi, muy correcto, y un muy espabilado Diego Álvarez Gracía, un soplo de aire fresco ante tanta apatía. La actriz con síndrome de down, Dulce Domínguez, en su único trabajo ante las cámaras hasta la fecha, produce ternura.
Los paisajes son maravillosos, como en toda Latinoamérica y la música no está mal, al igual que la fotografía, pero el resultado es muy decepcionante.