Cuando el polvo se asienta (Serie de TV)

5 comentarios en «Cuando el polvo se asienta (Serie de TV)»

1. Si algo admiro en las series europeas -excluyendo las españolas, siento decirlo- es su capacidad para ahondar en la complejidad psicológica de las personas. En este caso, por encima de otras consideraciones, esta serie danesa nos presenta a un grupo de seres sin vínculos iniciales entre sí, y las repercusiones emocionales que habrán de asumir al ser víctimas colaterales de un atentado brutal. Ninguno de ellos volverá a ser el mismo. Todos quedarán marcados, de una forma u otra, de manera indeleble por lo vivido. Y en esta mirada al interior de las consecuencias es como la serie se adentra en la profundidad del dolor del alma humana, en la imposible tarea de seguir viviendo la misma vida con una herida tan grande abierta en el corazón. Las interpretaciones están a la exigente altura de esta necesidad de mostrar hasta dónde puede llegar el dolor, y hasta qué punto la vida se transforma en algo totalmente diferente a lo que conocíamos hasta entonces.
   
   Una lección suprema de cómo todo ese mundo que creíamos sólido y a salvo, se nos puede derrumbar en cuestión de segundos.

2. *Un drama coral abrumador e impresionante
   
   Con un 42 % de share de audiencia, la serie Cuando el polvo se asienta se convirtió en todo un fenómeno mediático en su país de origen, Dinamarca. Tras visionarla al completo, sólo puedo decir que no me extraña nada ese éxito, estamos ante una de las mejores series realizadas en los últimos años. Se trata de un drama coral abrumador que te mantiene con el corazón encogido durante sus diez horas de duración. Sencillamente impresionante.
   
   Tiene una estructura bastante innovadora y curiosa. Teniendo como eje vertebrador un atentado terrorista que acontece en un restaurante, Cuando el polvo se asienta nos sitúa en su inicio a pocos días de ese terrible suceso. Durante los primeros cuatro capítulos, se nos presenta la vida de varios de los personajes que se verán implicados en el ataque. Son capítulos llenos de tensión dramática que nos acercan a la cotidianidad de vidas normales con sus problemas familiares, sentimentales o económicos, gente de distinta condición que pertenece a diferentes estratos sociales (desde una ministra a una indigente) y que aún no saben que su existencia va a ser terriblemente sacudida pocos días después. De vez en cuando se nos muestra un fogonazo con una imagen que sitúa a esos personajes en mitad del atentado.
   
   El quinto capítulo se centra exclusivamente en el día del atentado, desde horas antes de que suceda. Mientras que en los restantes capítulos, del sexto al décimo, nos mostrarán el duelo y como esa vivencia traumática afecta de distinta forma a los supervivientes. Cuando el polvo se asienta es un dramón con mayúsculas que evita el sentimentalismo y ofrece una descripción meticulosa de sus personajes, incluso de los más secundarios.
   
   *Todos los personajes importan
   
   Los guiones de Cuando el polvo se asienta tienen un desarrollo absolutamente milimétrico, no te dan respiro ni tampoco dejan espacio para despistarse. Pese a tratarse de un drama, es una serie que tiene mucho ritmo en su manera de entrelazar las vidas cruzadas de sus personajes, no paran de suceder cosas y el suspense de los primeros episodios es notable. Todas las historias y subtramas resultan interesantes y mantienen un equilibrio asombroso, la serie nunca resulta confusa ni embarullada, pese a contar con un montón de personajes que entran y salen de escena, todos ellos con gran peso en la historia.
   
   Esa descripción de personajes, con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y sus errores, es la clave principal para que Cuando el polvo se asienta funcione como un tiro. Con algunos te será más fácil empatizar que con otros, pero en todos existe una profundidad psicológica y una evolución constante, ni siquiera resultan unidimensionales los que aparecen en una sola secuencia. De ese modo, pasarás de odiarlos a amarlos, y viceversa.
   
   Tanto el trabajo de guion como el de dirección son admirables. Tres directores distintos son los que se reparten esa tarea, Milad Alami, Iram Haq y Jeannete Nordahl. No es baladí que los dos primeros tengan procedencia iraní y pakistaní, respectivamente, ya que un aspecto destacable en Cuando el polvo se asienta es el acercamiento social que hace a la adaptación y convivencia de las segundas generaciones de inmigrantes entre la población danesa. Se evitan estereotipos o juicios gratuitos. Es un tema que ya estaba en primer plano en la magnífica ópera prima de Milad Alami titulada The Charmer (2017), director que tiene el mayor peso en la narrativa de la serie al hacerse cargo de la mitad de los capítulos, algunos de los mejores.
   
   *Conclusión
   
   No me voy a andar con rodeos. Cuando el polvo se asienta es una de las mejores series realizadas en los últimos años. Su retrato coral de una serie de personajes que ven truncada su normalidad por culpa de un ataque terrorista, es tan sobrecogedor como emotivo. Nunca se cae en el sentimentalismo fácil ni en la pornografía emocional. Es un drama intenso que te dejará sin aliento y te mantendrá con el corazón encogido durante sus diez horas de duración.
   
   Un dirección espléndida y llena de ritmo, junto a unos guiones milimétricos que manejan de manera asombrosa el equilibrio entre todas las subtramas, pueden considerarse como los mayores logros de Cuando el polvo se asienta. Una serie danesa creada por Dorte Warnøe Høgh e Ida Maria Rydén que se preocupa por describir con absoluta complejidad realista a todos sus personajes, así como sus relaciones familiares, sentimentales y profesionales. Además, el reparto escogido funciona a las mil maravillas y todos los actores y actrices brillan en sus respectivos roles, no quiero destacar a ninguno por encima del otro. Cuando el polvo se asienta es un drama impactante y un prodigio narrativo que sobresale por encima de la ficción televisiva actual como un oasis en el desierto. Hazme un favor y no dejes de verla.
   
   Escrito por Daniel Farriol

3. Entre los ya cientos de series, esta no parece que haya llamado mucho la atención, a pesar de ser una obra muy conseguida, gracias a un guión muy bien grabado.
   
   Historias de algunas de las que serán víctimas del atentado, todas en cierto modo entrelazadas con una gran habilidad y, sobre todo, verosimilitud.
   
   Con la ventaja de no requerir temporadas, sino ser un relato cerrado.
   
   No hay un o una protagonista que se destaque más, todos son importantes. De quedarme con uno sería con el fontanero. Y la que me cae más gorda es la ministra de Justicia.
   
   No es cierto, como se ha dicho aquí, que solo sobreviva la gente peor. También ahí hay una hábil dosificación, para que el espectador no acabe hundido.
   
   Me llama la atención que se fije en algunos aspectos sórdidos del tan cacareado paraíso danés.

4. Cada vez que veo estas series danesas donde se plantean problemas complejos y actuales pienso en la mediocridad de la mayoría de las series españolas. Un entramado de diferentes personajes muy conseguidos y definidos. Original y notable que la serie se centre bastante en lo que les ocurre a los personajes en sus vidas después del atentado. Más que una película donde prime lo policial se define sobre todo por lo sociológico y lo político. Quizás al final se alarga demasiado la trama con partes un poco superfluas y redundantes

5. Reconozcámoslo, una serie danesa de Filmin no tiene el recorrido de Stranger Things o Juego de Tronos. Tengo dudas de que alguien llegue a leer esta crítica. Pero quizá tú, como yo, te hiciste Filmin para ver El colapso y decidiste darle una oportunidad a Cuando el polvo… . O quizá eres un gafapasta y lo de ver series danesas es tu rollo. No te juzgo.
   
   Cuando el polvo se asienta (¿no sobra ese se ?), narra la historia de varios personajes que sobreviven a un atentado terrorista en el centro de Copenhague. Y lo hace contando sus historias previas al atentado (la primera mitad de la serie) y sus vivencias posteriores al mismo. La idea tiene su punto original, pero tampoco es la Coca-cola.
   
   En fin, decía en el título que la serie consigue algo que pocas series corales tienen el honor de conseguir. Y es que acabes odiando a todos y cada uno de sus personajes. Y no lo digo en broma. De entrada te caen gordos el 90%, pero es que el 10% restante se vuelven imbéciles a menudo que avanza la serie. Sus decisiones y su forma de comportarse son en su mayoría estúpidas, y si la serie pretende reflejar la sociedad danesa, le hace un flaco favor al turismo. El país de las cajas de galletas llenas de elementos de costura nos muestra personajes egoístas, xenófobos, maltratadores, homófobos, asesinos…poco bonito se puede sacar de estos personajes.
   
   Ahí pululan la mendigo-yonqui-ladrona, el chef-psicópata, el tullido-facha, el adolescente-bobo-drogata, el árabe-retrasado, la niña-repelente, la cantante-acosadora, la política-torturadora…ni un sólo personaje se libra. Y eso no tendría nada de malo, si no fuera porque sus decisiones son en muchos momentos absurdas y el guión se pega unas piruetas inverosímiles (como el repentino cambio de bando del chico árabe metido con calzador, o el cambio de bando de la cantante…y muchos más).
   
   Tiene algunos momentos impactantes y alguna de las historias tiene algo que rascar. Pero a mí se me hizo tediosa y no conecté con ninguno de sus personajes. No sé, quizá sobrevivieron al atentado los más repelentes, y eso es lo que nos querían contar.