Cuando cae la nieve
Sinopsis de la película
1950, Moscú. Katya es una espía estadounidense en plena carrera armamentística de la Guerra Fría. Cuando le asignan su misión más importante, conseguir información secreta de la joven promesa del gobierno ruso, Alexander, lo último que espera es que va a enamorarse de él. Intentar conciliar su pasión hacia a él con su rechazo al comunismo la llevará a hacer el mayor de los sacrificios, un gesto que Alexander descubrirá treinta años más tarde.
Detalles de la película
- Titulo Original: Despite the Falling Snow
- Año: 2016
- Duración: 93
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes descargar una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te detallamos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
4.7
72 valoraciones en total
Cuando no percibes, únicamente relata.
Trata de arrancarlo ¡por Dios!, ¡trata de arrancarlooo!…, y como en aquella fatídica ocasión, no logra llevarlo a cabo, se queda en válido intento aunque descafeinado pues su pasión, tensión y suspense no caldean la habitación, su medida emoción no compromete, no atrapa, no sugestiona, sólo narra e informa de un clásico en todos los sentidos, tanto en su tenue tragedia como en su blandengue romance.
Sabes lo que hay que hacer, ten cuidado y tiene lugar el primer contacto entre ellos, ella seductora y enigmática/él prendido de su belleza y, a partir de ahí, ha rodar una pelota que no tiene previsto ninguna sorpresa, excepto la de transitar adecuadamente, con sosería manifiesta en esas regresiones al pasado, para recordar, desde ese presente donde encajar todas las piezas.
Su visión es tranquila y reposada, siempre al margen del drama que revela, se observa y consume como quien observa la caja tonta por costumbre, por no desviar la mirada, lo cual deja una sospecha de indiferencia no apropiada pues, si no te seduce, no te envuelve, no te conmociona ni sensibiliza ¿de qué sirve su correcto trabajo?…, para un desfavorable cumplir y salir del paso.
Pero cuando cae la nieve quieres recibirla, contactar con los sentidos, quieres aspirar su sensación, notar sus efectos y emociones, sentir su poder y nutrirte de ella, de su gelidez impactante, de su abrumador encontronazo, de su hipnótico recibimiento, de todos los inesperados sentimientos que despierta conforme entras en contacto y avanzas, aquí hay uniformidad, historia mínima que puede, en leído papel, suba enteros de adrenalina, en celuloide es cómoda, sencilla y asequible, moderada en sus pretensiones/escasa en sus efectos.
La guerra fría, espionaje, el KGB, los americanos y una Rebecca Ferguson, con doble papel interpretativo, y no entretiene lo suficiente para estimular tu interés o alimentar tu apagado aliciente, merece algo mejor el espectador que contemplar sin estimar, reflexionar o valorar lo contado porque, es tan plana, estándard y anodina que, no verla es no perderse nada, y verla es pensar que podrías estar viendo otra cinta, más entusiasta y generosa en su dar para que reciba la audiencia.
Shamim Sarif a las ordenes del guión y la dirección, por tanto ella sola se come el marrón del desencanto y fraude porque, aunque realiza con gusto y delicadeza, escribe con carencia de vigor sensible y amante, fallo que reduce el conjunto a una cinta conveniente y discreta cuyo argumento no colma.
Y confórmate, ¡es lo que hay!, ¡tú elegiste!, no sabías qué querías ver, dudaste entre varias opciones y optaste por la más mediocre, esa película insustancial que circula por la pasión, el amor, la traición, el riesgo y la deserción sin pena ni gloria, sólo relatar para pasar los minutos.
Y es que, cuando la noche empieza mal, ¡no mejora!, y llega un punto en que ya te da igual…, pues ese es su resumen, ¡te da igual!, la nieve cayendo y todo lo demás.
Comprobar, en persona, si una cinta vale la pena, tiene su coste, he dado fe de ello, en múltiples ocasiones.
Lo mejor, su pretensión de transmitir.
Lo peor, transmite desgana.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Estás en Moscú, allá por los años 50. Por ejemplo… Y esto del comunismo, sinceramente, crees que a tus camaradas se les ha ido un poco de las manos. Que sí, que vale, que muerte al burgués, que viva la dictadura del proletariado y que tal y cual, pero esto definitivamente no es lo que os prometieron. Micrófonos ocultos aquí, represión allá… gulag mucho más allá. Un desastre. Total, que cuando has querido darte cuenta, te encuentras en el lado equivocado del Muro. En territorio comanche, vaya. Sin posible vuelta atrás. Fatal. En serio, que no te confunda el que hasta el barrendero del barrio más humilde hable un inglés digno de Shakespeare. Esto es la capital de la Unión Soviética, eh. Va joder, fuera coñas, que esto es serio. Ponte en situación, ¿quieres? Vale, sí, el croma ése del río Moscova da un poco de cáncer de retina, no te lo voy a negar, pero ¿qué coño quieres? Al fin y al cabo, esto no es una película a la que vayas a pedirle que te deje flipado con sus efectos visuales, ¿no? Pues ya está. A otra cosa. No, al grano, que la KGB viene pisándote los talones y por aquí no rastro de aquellos malditos yankees. ¿Se habrá ido al traste el acuerdo al que llegasteis? ¿Te habrán dejado tirado así porque sí? Esto es insoportable.
Es que a ver, ¿quién te mandaba a ti meterte en estas movidas? No podías quedarte tranquilamente en la granja del tío Volodya, no… Tú eras demasiado joven para esto. Demasiado inquieto. Lo que te iba a ti, más que las vacas del campo o la maquinaria burocrática de la gran ciudad, era experimentar. Con las sensaciones, con los gustos, con los sentimientos… Hasta que claro, te enamoraste. Corderito. Ay, el amor, que tire la primera piedra quien esté libre de pecado, ¿no es así? Tú desde luego no vas a ser ése. Y que conste en acta, por Marx que lo intentaste. Hiciste todo lo posible para no caer en la trampa… Pero al final lo hiciste. Joder si lo hiciste. Tampoco vamos a culparte. ¿Quién podría haberse resistido a aquella sonrisa? ¿Cuántos hombres se habrían perdido antes en aquella mirada de acero azul? Si es que en el fondo te entendemos perfectamente. De modo que ya puedes ir enmarcando estas palabras, chaval: Puedes engañar a tu país, pero no no a tu corazón. Ni-que-la-do. Lo mejor del asunto es que esta epifanía,que por cierto parece vomitada por Paulo Coelho tras un campeonato de beer-pong celebrado en un barucho de carretera de mala muerte, no sólo es la frase promocional del póster (tanto en la versión original como en la nuestra) de la película que ahora nos ocupa, sino que además, captura la que efectivamente va a ser su filosofía…
… Durante unos buenos noventa minutos… Que a lo mejor son más de tres horas. A saber. En aquel pase de prensa celebrado en Barcelona, se impuso, por encima de cualquier otra cosa, la decrepitud. Como en otros muchos, para ser justos, pero en éste, especialmente. Todo acompañaba, todos los astros estaban alineados. Era viernes al mediodía. El fin de semana estaba cerca y veníamos de otra proyección. A saber de qué peli era… pero en aquel momento, aquella parecía como la mejor de Kubrick y ésta… bueno, como la peor dirigida por el hijo de tu vecina, ese pajillero de los cojones que te despierta cada noche entre las 3 y las 4 de la madrugada. Hay que joderse, ¿cuánto llevamos? ¿Dos horas, ya? Pues no… NO. Apenas hemos pasado del cuarto de hora. Puta bida. El tipo de dos filas atrás ya no aguanta más, y treinta segundos después empieza a expresar su descontento, encadenando Pffffs, Aiiiixxxxs, Mmmmms y otros ruiditos grimosos, aprovechando cada momento de silencio que le concede la cinta. El concierto va in crescendo, y si no eructa o se pedorrea es seguramente por miedo a no entrar en los siempre peligrosos terrenos del spoiler. Nunca se sabe cuándo podrías estar jodiéndole el show a alguien. Solo que éste no es el caso. 5 minutos después del primer estallido, la guturalidad se ha hecho viral, y en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos con que varios respetables (?) miembros de la crítica cinematográfica están entonando una sinfonía que ni en el mismísimo Bolshói.
Mierda, dijimos que estábamos en Moscú, ¿no? Pues sí, pero a saber. A saber si algún día, la demografía en este país se decidirá a dar ese empujoncito que se necesita para que termine, de una vez por todas, la tiranía de las Señoras en el ya de por sí aseñoradísimo sector de la exhibición fílmica. Mientras esto no sucede, toca ir comprobando la teoría de la relatividad con títulos como Cuando la nieve, melodrama histórico sobre amores imposibles, sobre los fantasmas del pasado y, esencialmente, sobre lo malos que son los rusos, sin importar demasiado la época en la que nos encontremos, aunque claro, la hoz y el martillo siguen funcionando como símbolo universal del terror más barato. La gracia (totalmente inexistente) está en tratar de adivinar cuántas toneladas de maquillaje le han puesto a Rebecca Ferguson, cuándo se le va a volver a pasar a Sam Reid que está interpretando a un personaje eslavo, y cómo diantres se lo va a montar Charles Dance para hacernos olvidar a Tywin Lannister. Y así, hasta rellenar esa eterna hora y media. Hasta el infinito, y más allá. ¿Se puede ser más rancio, pesado y ridículo en el regodeo de la -supuesta- pasión? ¿Se puede dirigir peor una película? ¿Puede que al crítico de dos filas atrás se le haya escapado el cerebero por la nariz en uno de sus muchos resoplidos? ¿Puede que los ramalazos lésbicos de Shamim Sarif nos estén escribiendo, en realidad, una especie de Génesis apócrifo de las t.AT.u.? Ya puestos… ¿puede ser que ya nos hemos topado con la peor película de 2016? Imposible, para ostentar dicho honor, tienes que importarle a alguien. A quien sea. Y ni que sea lo más mínimo… Y no.
Aunque no aporta nada original al genero, me ha parecido una película con un argumento bueno y una
puesta en escena muy lograda.
Además de saber medir los tiempo de forma más que correcta y sin abusar de personajes cuenta varias
historias enlazadas entre si, el uso de flashback no entorpece la trama sino que nos da información para
poder entender la pelicula.
Esta tediosa historia bien podría pasar por el típico telefilm que te ponen en la televisión los fines de semana a la hora de la siesta, para que uno se duerma a base de bien.
A pesar de ambientarse en la Guerra Fría, con una historia de espionaje y amores complicados y con dos líneas temporales alternativas, es tan aburrida como leerse los archivos de la KGB, esos a los que estas chicas tan fácilmente consiguen acceder.
El ritmo es nulo. El supuesto interés de la historia es inexistente, pues el director es absolutamente incapaz de transmitir con éxito las emociones de los personajes, y eso que la historia se presta a ello. Pero la parsimonia narrativa y una descarada falta de presupuesto lo echan todo por tierra. Ese paisaje en el que los personajes pasean cerca de un río, se nota que es un fondo puesto por ordenador. Si no había dinero para filmar en Moscú con imagen real, ya podrían haberse buscado otro exterior, o haberlo disimulado un poco mejor.
La estupenda Rebecca Ferguson hace un doble papel, y lo cierto es que no lo hace mal. Pero todo es tan pesado e insustancial que de poco sirve su buen trabajo. Ni el tremendo Charles Dance es capaz de salvar los papeles.
Ver la película es una absoluta pérdida de tiempo a no ser que te quieras quedar roncando, y eso que no es demasiado larga, pero lo parece.
Una película previsible, aburrida y poco original. Los actores empezando por la plana actuacion de Sam Reid, son, como se dicen en términos taurinos un desecho de tienta . No aporta nada esta pelicula a este subgénero de Espias/Romatico. Yo desde luego prefiero a las Katya de la buena pelicula de la Casa de Rusia.