Crueles intenciones
Sinopsis de la película
Kathryn (Sarah Michelle Gellar) y su hermanastro Sebastian (Ryan Phillippe), todavía estudiantes de bachillerato en un elitista instituto de Nueva York, deciden hacer una maquiavélica apuesta. Se trata de que Sebastian, un consumado Don Juan, se acueste con Annette (Reese Witherspoon), una joven que quiere permanecer virgen hasta su matrimonio. Si Sebastian pierde, Kathryn se quedará con su Jaguar, pero si gana… la tendrá a ella.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cruel Intentions
- Año: 1999
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
5.9
37 valoraciones en total
Que tan curiosamente peculiar esta obra de Kumble, dista mucho de ser redonda, genera mixturas de género, a mi gusto, poco felices. Sin embargo es su producto final el que me llama la atención, ya cuando coloca todas las piezas que podía poner en juego. Allí es donde le subo un par de puntos, aunque la peli no innova desde su temática ni en el modo de retratarla.
Resulta que partimos de un deseo semi incestuoso, porque no son hermanos sino hermanastros, que va derivando en un embotellamiento de trampas, engaños y falsas apariencias. De a poco este juego se transforma, y se lo veía venir, en una historia de amor con malos augurios hasta desembocar en una suerte de pomposa tragedia griega.
Insisto, he visto esta peli con otros títulos y otros personajes, pero el contenido y la forma son los mismos. Lo distinto, en primera medida, es la puesta en escena: la obra se regodea, con una evidente ridiculización de brocha gruesa, en las costumbres pudorosas/mojigatas de una alta aristocracia llevada al grotesco, en medio de colores chillones, mansiones y jardines verde flúor. No pretende ser verosímil, esta quizás es su mayor virtud, sino que va transformando las acciones de estos crueles personajes en perfectos histeriqueos de niños púberes que juegan a ser máquinas sexuales.
La mezcla no es redonda, pero sí muy particular. Es este extraño mundo el que termina por seducir mucho más que un cari lindo amanerado o una femme fatal con falsos aires de viuda negra.
Jamás creí, que una adaptación de una película que tengo tan idealizada podría gustarme tanto.
Esta es la prueba irrefutable de que las amistades peligrosas trata una temática que funciona la lleves al terreno que la lleves.
Ahora ha tocado los pijos Neoyorkinos del Siglo XX, dos siglos después los enredos. las apuestas, el cinismo y la sexualidad se unen para entregarnos un film con una adaptación del guión para mi espectacular.
La dirección como dicen por ahí arriba no es nada del otro mundo, y el mérito de la caracterización y la escenografía se quedan muy por debajo de la original.
Pero los actores lo tenían realmente dificil, y han conseguido mantenerse mas o menos a la altura (superar al reparto original es tarea imposible).
Sarah Michelle Gellar está impecable, esa frialdad, ese cinismo, su picardía y su sensualidad consiguen dejar su interpretación muy en cuenta, ya que la pobre está super etiquetada ya como Buffy. Ha demostrado en más de una ocasión que a pesar de su físico es una muy buena actriz.
Reese Whiterspoon, la actual ganadora del oscar, no me encantó, no consigue para mi lograr estar a la altura de la magistral actuación de la Pfeiffer, pero también reconozco que es más dificil en estos tiempos recrear a una mujer tan remilgada que resulte creible, aun así no lo hace nada mal.
Selma Blair, me encanta, ha conseguido crear un nuevo personaje entrañable, incluso cómico, una niñita bien caprichosa, pervertida por la manipuladora Sarah Michelle Gellar y un don Juan como Ryan Philippe, que para mi lo borda.
¿el fallo? Pues que el guión se ha modificado un pelín en cuanto a su final, pero a la vez lo considero una virtud porque no decepciona para nada, todo lo contrario.
Magnifico uso en la escena final de ese Bittersweet Simphony de The verve, porque me pone los pelos de punta de forma absoluta.
La película de nuevo emociona, y me quedo sin duda con la venganza final y las escenas entre los dos hermanos.
Mis felicitaciones, creia imposible quedar tan satisfecha.
Descompensada pero simpática. Reniega de la (bendita) seriedad de la versión de Frears y tiende más hacia la caricatura de la de Forman, aunque se queda a medio camino entre ambas. Opta también por una mayor carga romántica, blandita pero salvada por los actores, por un erotismo sugerido tan acertado que resulta ser más sensual que muchos explícitos, e incluso mantiene aceptablemente la intensidad del duelo entre los dos libertinos protagonistas.
El problema radica en que la obra de Laclos es demasiado madura como para llevarla al mundo adolescente actual, al menos de esta manera. Lo jóvenes aquí, por momentos, hablan con una cadencia y entonación mas propias de siglos pasados, y la banda sonora, aunque de buen gusto (Blur, The Verve, Fatboy Slim…), es demasiado comercial e impide aprovechar mejor el potencial dramático.
Michelele Gellar está muy bien, y Witherspoon, aún mejor. El joven sobreactúa demasiado, aunque es como si hiciera dos trabajos: uno bueno en la parte romántica del enamoramiento, y otro malo para su faz más desvergonzada. Y Selma Blair está simplemente insoportable -cachondorra también, lo reconozco- en la piel de la joven pura.
Curiosidad: Swoosie Kurtz hace aquí casi el mismo personaje que interpretó en Las amistades peligrosas .
La adaptación de la novela al transformarse en guión, flojea un poco a lo largo del último tramo de la película. Los personajes están bien elegidos, el casting perfecto, los diálogos son directos y aunque evitan resultar soeces, muestran exactamente lo que quieren decir, lo cual se agradece.
Ninguno de los jóvenes actores, parece haber tenido mucha suerte en los siguientes trabajos ¿Me equivoco?
A finales de los noventa, a raíz del arrollador éxito de la primera parte de la saga Scream, el cine para adolescentes vivió una verdadera era de oro en cuanto a producción y recaudación se refiere. Otro cantar es, desde luego, que la calidad de la inmensa mayoría de esas películas fuese también de oro. Desde luego no fue así, pues se fabricó cine para adolescentes estúpido, repetitivo, sembrado de tópicos hasta el coma, con personajes y situaciones planos…
Pero el filme que nos ocupa no debería caer en ese saco. Primero porque, pese a tratarse de una libre adaptación de Las Amistades peligrosas en el Nueva York – Posh de hoy en día, la ironía, la maldad, la venganza, la ira, el amor, y todos los ingredientes del texto original están presentes en Crueles Intenciones. Esta historia de celos es válida para cualquier tiempo, pues el amor y sus locuras son extendibles a todos los siglos, desde panteones y túnicas, a miriñaques y corsés, y a descapotables y trajes de diseño.
Además, visualmente, Crueles Intenciones es bellísima. La propuesta de adaptar tan clásico texto a los tiempos modernos no le resta un ápice de elegancia a sus escenarios, pues aquí Nueva York también es elegante, clasista, frío, repleto de alcobas llenas de rencores. Y la elección de la música, pop moderno, es extraordinaria.
Así como la delicada composición del reparto. Es difícil no parecer un paria asalta camas. Es difícil no parecer una auténtica hija de puta, sin la excusa de la difícil situación de la mujer en su tiempo. Y es difícil no parecer una estúpida virginal en el SXX. Pero Phillipe, Guellar y Witherspoon ahondan en sus personajes de manera tan completa que traen creíblemente, emocionalmente, y desde las entrañas, ese difícil triángulo de pasiones, abocado a la tragedia, tres personas que más allá del tiempo en el que vivan son tan capaces de amar como de odiar, de perdonar como de vengar, y de experimentar las más bajas pulsiones humanas con la elegancia y la frialdad de nobles y reinas.