Cristo se paró en Éboli
Sinopsis de la película
Basada en una novela autobiográfica de Carlo Levi ( Cristo si è fermato a Eboli ), destacado escritor y pintor antifascista que, en 1935, acusado de conspirar contra el régimen de Mussolini, fue condenado al destierro en un remoto pueblecito de Lucania (la actual Basilicata), una de las regiones más pobres y atrasadas de Italia. Levi define la situación de los campesinos lucanos como anterior a la era cristiana. El título expresa metafóricamente el hecho de que los medios de transporte, es decir, la civilización, se detengan en Éboli, dejando al margen del progreso el resto de Lucania.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cristo si è fermato a Eboli
- Año: 1979
- Duración: 150
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Opinión de la crítica
7.5
42 valoraciones en total
Quien haya tenido la inmensa suerte de recorrer Italia de punta a punta, habrá podido constatar con suma facilidad la gran diferencia que existe entre un norte rico, moderno e industrializado, y un sur tradicional, más pobre, abandonado a su suerte. Es esta dualidad la que denuncia, por medio de un acertado análisis antropológico, el hoy poco conocido Francesco Rosi, sirviéndose para ello de la historia real del destierro del escritor y pintor Carlo Levi a un pequeño pueblo meridional (Galliano) durante la etapa fascista, concretamente los años treinta.
Un cineasta crítico tan significado políticamente como Rosi podría haber optado por centrarse en la figura de Levi, haciendo así de la denuncia política el tema principal de la película, sin embargo, en este caso Levi parece ser más bien un vehículo que le sirve al director para mostrar un aspecto de la realidad histórica italiana. Así, los verdaderos protagonistas son las gentes del sur, con sus eternas supersticiones, su vida ligada a los ciclos agrarios, sus costumbres atávicas, etc. Levi se mueve entre ellos, al principio, tal y como lo haría un extraterrestre recién llegado, esforzándose por comprender un mundo que no es el suyo, circunstancia que Rosi sabe explotar para hacer más intenso el sentimiento de soledad que aqueja al desterrado. Los paseos de Levi por el pueblo y alrededores son una auténtica inmersión en el sur y su realidad, definida por unas gentes olvidadas por el Estado, por la otra Italia, salvo cuando se trata de utilizarlas para cobrar impuestos o ganar guerras.
Como he dicho, el filme hace una aproximación histórica y antropológica, lo cual queda patente en varias acertadas secuencias, como la del eclipse, que suscita el temor popular, o los llantos y lamentos ante un difunto, que constituyen un verdadero rito de paso a la otra vida. El contexto histórico queda definido por la presencia del alcalde fascista, con su cuadrilla de jóvenes siempre dispuestos a cantar la Giovinezza , y por los discursos radiados, como el que clama por la victoria italiana en Abisinia (hoy Etiopía), mientras Rosi nos muestra el trabajo de los campesinos en un larguísimo y hermoso travelling. Como no podía ser de otro modo, tratándose del sur italiano, la emigración a América tiene también presencia en la historia.
Cinta bien realizada, con acertados planos largos en los momentos de soledad de Levi, acentuando su condición de desterrado, una fotografía excelente a cargo de De Santis, y un guión que encuentra sus mejores momentos en la charla de Levi con el alcalde a propósito de las dos Italias . En conjunto, una obra necesaria y muy didáctica, como es característico en el cine de Francesco Rosi.
Continúa en spoiler.
299/19(17/09/11) El combativo realizador italiano Francesco Rosi adapta el famoso libro homónimo del pintor y escritor de izquierdas Carlo Levi (Gran Gian Maria Volonté), este retrata un episodio de su vida, la condena al destierro por tres años a un pequeño pueblo rural del sur de Italia en 1935, durante la dictadura fascista de Mussolini, él era del Norte y sufre una catarsis al enfrentarse con el contraste de las penurias del Meridionales. A través de sus ojos vemos una radiografía de una comunidad ancestral, anclada en el pasado, en tradiciones atávicas y a la que le importa muy poco las ambiciones Imperiales del Duce, este está en guerra por conquistar Abisinia pero en este pueblo las necesidades van por otros lados, la sanidad, la educación, la comida, sacar la cosecha. La cinta es un estudio antropológico de una zona cuasi-aislada del mundo, de ahí el título, que hace referencia a que Cristo se paró en Ebolí, pero no llegó a las pobres villas de los alrededores, considerándose ellos unos desheredados, Levi nos sirve para conocer pequeñas historias de los habitantes de esta población encaramada a una montaña, estos personajes componen un puzle hermoso de una época y un lugar, donde las supersticiones oprimen y atemorizan a sus habitantes, ayudados por una puesta en escena bellísima, fascinante, con un pueblo (Craco), que es el gran protagonista, la cámara se pasea una y otra vez por encima de él, nos adentra en sus laberínticas callejuelas, dejándonos estampas de una belleza salvaje, un reflejo de unas gentes que han tenido que tallar sus hogares a fuerza de sufrimiento, la fotografía de Pasqualino de Santis (‘Lucky Luciano’, ‘Una jornada particular’ o ‘El inocente’) es maravillosa trasladando un aire entre nostálgico y seco. El relato nos deja escenas de gran fuerza, como la de la misa de Nochebuena, espléndida, o el duelo entre el alcalde fascista y Levi por una carta subversiva donde quedan patentes de un modo sutil y nada caricaturesco las ideas de uno y de otro, o los discursos por radio del Duce y el distinto modo en que son escuchados, o el encuentro con la hermana donde Levi cuenta lo que ha mamado en este pueblo, como ha cambiado su modo de ver la sociedad, o por supuesto las imágenes del trabajo en el campo, la exaltación de la gente sencilla, de los que sobreviven. La historia se erige en una denuncia sobre las injusticias, contra el fascismo, contra los totalitarismos y como homenaje al mundo del campo. Recomendable a los que gusten de buen cine social y costumbrista. Fuerza y honor!!!
Al hablar de Lucky Luciano , del mismo director, lamentaba que en la actualidad se hubiese olvidado casi completamente el cine de Francesco Rosi. Viendo esta película, este olvido me resulta aun más incomprensible.
Porque estamos ante una película magnífica, a la altura de clásicos de temática y ambiente similares, como Novecento . Sin embargo, el film de Rosi opta por la contención y el despojamiento de la trama. Realmente ocurren pocos sucesos relevantes en las casi tres horas de metraje, pero las sensaciones y la poesía derrochadas durante ese tiempo son incontables. La historia del intelectual y médico Carlo Levi, exiliado en un pequeño pueblo del sur de Italia como represalia por sus actividades contestatarias durante la dictadura de Mussolini, acumula momentos dramáticos, extrañamente cómicos o directamente trágicos, que nos van introduciendo poco a poco en la vida del pueblo, en la mentalidad arcaica, supersticiosa y profundamente rebelde de los campesinos, con los que el protagonista establece una aproximación que le lleva a replantearse su vida e ideas. El cambio de Levi, desde el marxismo hasta la simpatización con el mundo sencillo de los campesinos, se nos narra con parsimonia, sin prisas, como reflejo de la vida en una región por donde la civilización no ha pasado, donde el tiempo se ha detenido y sólo cuentan las estaciones del año como único referente temporal.
A destacar, dentro de la excelencia del conjunto, la dirección, la bellísima fotografía y las interpretaciones (sobre todos Gian Maria Volonté, habitual de Rosi, contenido y complejo, e Irene Papas, inconmensurable). La música aparece en contados momentos, pero da la atmósfera adecuada al film.
En fin, un peliculón injustamente olvidado que debería reeditarse ya en DVD para que los aficionados al cine puedan disfrutar de esta muestra de cine modélico.
Una de esas sorpresas que me dió la segunda cadena hace lustros, en horario de medianoche. No sabía qué iba a ver, y acabé fascinado. Seguramente mi puntuación tiene mucho que ver con la evocación de esa sensación, de esa noche en la que disfruté mucho de forma inseperada frente al televisor. Trata del exilio de Carlo Levi en un pueblo de la Italia profunda, proveniente él de la Italia civilizada . Retrato de costumbres: el contraste y la tolerancia mutua (o incomprensión, según) entre el intelectual proveniente del Norte, ilustrado, y los campesionos, anclados en costumbres y supersticiones seculares, reflexiones del protagonista, evolución de las relaciones con algunos de los habitantes del pueblo y la nostalgia del protagonista por esa gente, esas tierras a las que prometió volver (primera escena de la película). Muy buena la interpretación de Volontè, la fotografía también es estupenda, y cada uno de los actores (o no) que interpretan (o no) a los personajes del pueblo. Por cierto, descatalogada en DVD. Es una pena. Voto por su reedición.
Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Carlo Levi, la historia trata sobre un exiliado político (Carlo Levi, bien interpretado por Gian Maria Volontè) durante el fascismo en Italia. Antes que nada conviene explicar el título: Carlo Levi no es exiliado a Eboli, sino a un pequeño pueblo llamado Aliano, al sur de Eboli. Cristo se paró en Éboli quiere decir que durante la creación Cristo no fue más allá de Éboli (que es donde Levi está exiliado), y que por lo tanto la tierra al sur está más atrasada, en unas condiciones peores.
La película es un bello retrato del sur de Italia (gracias a una gran fotografía) y una reflexión sobre la llamada questione meriodionale (problema del sur) y las enormes diferencias entre la Italia del norte y central y la del sur. Estas diferencias se ejemplifican claramente en la participación a la vida política (en aquellos años marcada por el fascismo) y en como los habitantes del sur no se ven realmente identificados en el gobierno central. Para quien le interese este tema es recomendable la lectura de Fontamara , de Ignazio Silone.
Lo único que no me convence de la película es como presenta las facetas de Levi médico y pintor. En el libro es importante como y cuando empieza a ejercer estas actividades mientras que en la película creo que no resulta demasiado claro. La relación con la criada también está un poco distorsionada respecto a la novela, aunque tampoco cambia demasiado el apecto general del film.
Sin embargo me parece muy conseguida la manera en la que se exponen las reflexiones de Carlo Levi. Lo que en el libro son largos monólogos interiores en la película son diálogos con diferentes personajes (su hermana o diferentes habitantes del pueblo).
En conclusión una bonita mirada al sur de Italia que sirve para reflexionar sobre la questione meriodionale y que mantiene en general el espíritu de la novela, con el añadido de una gran belleza visual.