Conspiración de silencio
Sinopsis de la película
En 1945, un hombre con un solo brazo llega al desolado pueblo de Black Rock. Es John MacReedy (Spencer Tracy) y busca a Joe Komaco, un granjero japonés cuyo hijo le salvó la vida durante la guerra. El comportamiento de los vecinos es extrañamente hostil y grosero, y las preguntas de MacReedy sobre Komaco no reciben respuesta. Es evidente que ocultan algo, lo que despierta la curiosidad del forastero, que no está dispuesto a irse antes de averiguar el terrible secreto que esconde Black Rock.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bad Day at Black Rock
- Año: 1955
- Duración: 81
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Opinión de la crítica
Película
7.7
46 valoraciones en total
John Sturges demuestra toda su pericia y capacidad de dirección en Conspiración de silencio. Pero el indiscutible artífice y que le da categoría al film es Spencer Tracy, un actor completo, capaz de moverse desde la comedia hasta el drama más profundo. Un Tracy sólido, rodeado de un grupo magnífico de actores: Robert Ryan (poco recordado, y menos laureado) es un excelente malvado en su calma crispada, Walter Brennan (perfecto como siempre), Ernest Borgnine (soberbio ejecutor de los deseos de Ryan), Lee Marvin, Anne Francis, y todo el resto del reparto, terminan por configurar una obra maestra que quiere demostrar cómo las actitudes racistas y xenófobas pueden llegar a desencadenar tragedias personales y colectivas, que aparte de de ser totalmente injustas y rigurosamente punibles, carecen totalmente de justificación, se alimentan de odio y engendran más odio, inseguridad y angustia. La presencia de un forastero, en busca de una persona que ni conoce, desestabiliza el precario equilibrio de toda una comunidad, dominada y sometida por un villano Reno Smith (Ryan), que la mantiene al amparo del miedo. El ya maduro forastero, su lucidez, astucia, valentía y total rechazo del miedo ponen en evidencia la debilidad del impostor.
Un guión soberbio de Millard Kaufman (adaptación de Don Maguire del relato Bad day at Hondo de Howard Breslin) que hace una excelente descripción de los personajes. La fotografía de William C. Mellor, utiliza encuadres excelentes, en especial los travellings excepcionales de la presentación del tren, un tren que en cuatro años solo se ha parado una vez en Black Rock, para traer el secreto de John J. Macreedy y crear una atmósfera opresiva que va aumentando en una progresión que no se romperá hasta el clímax final.
Uno de las mejores obras de John Sturges, basada en un relato corto de Howard Breslin ( Bad Day at Hondo ). Obtuvo tres nominaciones a los Oscar (actor principal, director y guión). Ganó el premio al mejor actor en el Festival de Cannes.
La acción tiene lugar en un día de 1945, acabada la II GM. Narra la historia de un hombre maduro, John J. Macreedy (Spencer Tracy), manco, bien trajeado, jubilado, que llega a la localidad perdida de Black Rock con el objeto de cumplir una última misión. Es recibido con sorpresa y hostilidad creciente. La película muestra cómo las actitudes racistas y xenófobas pueden desencadenar tragedias personales y colectivas, injustas y rigurosamente punibles. Los prejuicios y la intolerancia que las informan no tienen sentido, carecen de justificación, se alimentan de odio y engendran odio, inseguridad y angustia. Se muestra una comunidad en la que el imperio de la ley ha sido desplazado por grupo de granujas a las órdenes de Reno Smith (Robert Ryan), un desalmado que mantiene a los convencinos sometidos a su capricho y aislados del exterior. La presencia del forastero desestabiliza el precario equilibrio de dominación y sometimiento que rige al amparo del miedo. Su lucidez, astucia, valentía y su rechazo del miedo, ponen en evidencia la debilidad del impostor. Son escenas memorables del film la lucha a golpes de Coley Trimble (Ernest Borgnine) contra Macreedy, la defensa de éste frente a Reno en una noche cerrada, el hostigamiento del jeep que conduce Macreedy por parte de Coley y la convincente denuncia de la debilidad de Reno por parte de Macreedy al haber confiado en cómplices en los que anida la traición.
La música suena con fuerza y solemnidad, interpretada por una orquesta de viento y percusión. La fotografía hace uso de encuadres excelentes, escenas nocturnas iluminadas con sabiduría, un discreto recurso a la noche americana , planos medios bien centrados en la pantalla de cinemascope y los travellings excepcionales de la presentación del tren. El guión hace una excelente descripción de personajes, con espcial atención al protagonista. La interpretación de Tracy es extraordinaria, está muy bien en su papel de malvado el siempre sobrio Robert Ryan. Les acompaña un elenco de grandes actores (Lee Marvin, Walter Brennan, Ernest Boorgnine, etc.) y la simpática Anne Francis. La dirección desarrolla el descubrimiento del secreto de Macreedy y el hostigamiento al que se ve sometido, de modo pausado y gradual, con lo que enriquece el film y absorbe al espectador.
La película, pausada y solemne, denuncia el sinsentido del racismo, la xenofobia y la tiranía. Exalta la resistencia al miedo y el imperio de la ley. Dotada de grandes virtudes técnicas, resulta grata de ver y oir. Convence y emociona.
Pondría esta película al 90% de los estudios de Hollywood de la actualidad para que viesen qué se puede llegar a hacer con un puñado de actores con talento, un guión sólido y un director competente. Y con un presupuesto irrisorio.
El McCarthismo es el telón de fondo de esta historia en la que un impresionante Tracy llega a Black Rock, un pueblo en el que algo huele a podrido. John MacReady (Tracy) es un veterano de guerra que busca a un granjero japonés cuyo hijo le salvó la vida. Pero al parecer todo el mundo trata de convencerle de que ya no está allí. Esto levantará las sospechas de MacReady, que decidirá investigar por su cuenta.
Impresionante duelo interpretativo con uno de los mejores planteles de todos los tiempos: Robert Ryan como cabecilla del pueblo, Lee Marvin y Ernest Borgnine como matones del primero, y Walter Brennan, magnífico como siempre en su papel de defensor de MacReady.
El guión de Kaufman (que también escribió el de el demonio de las armas ) va atando los cabos excelentemente, bien secundado por el buen hacer de Sturges, un artesano que es capaz de sacar petróleo de una sola localización en medio del desierto, así como un excelente uso en interiores mediante la cámara. Película pionera en el formato Cinemascope, que en este caso resulta muy idóneo para resaltar lo inhóspito de los parajes desérticos y aprovechar mejor el reducido espacio donde se rueda, dando una sensación de espacio abierto.
Cabe mencionar también a Dore Schary, el inteligente productor sin cuyo valor este proyecto no habría salido adelante, quien fue director de la MGM en uno de sus periodos más fértiles (1948-1956). A él va dedicado el texto, agradeciéndole haber parido semejante joya.
Un ejemplo más en el que se puede comprobar que como en el 90% de las veces en el cine, cualquier tiempo pasado fue mejor.
¿Qué puede llevar a un hombre lisiado, misterioso y solitario hasta un árido e inhóspito pueblo del desierto americano?
Bajo esa inquietante premisa se desarrolla esta notable película, donde el enfrentamiento entre el visitante llegado en un tren que llevaba cuatro años sin parar en Black Rock, y los habitantes del lugar, se convierte en todo un tour de force.
Preguntas sin respuesta, miradas de odio y desconfianza, amenazas….¿será capaz el recién llegado de encontrar colaboración entre alguno de los lugareños para lograr su objetivo?
Pasen y descúbranlo…..no se arrepentirán.
Dos años antes de Duelo de Titanes y dos años después de Fort Bravo , John Sturges factura esta espléndida cinta que sin llegar a la categoría absoluta de obra maestra, sí que deja la impresión del hallazgo de una gran película de tintes azabaches, grandes interpretaciones y un fenomenal ritmo narrativo…
Howard Breslin, Don MacGuire y Millard Kaufman adaptan para la gran pantalla el relato del propio Howard Breslin titulado Bad Day At Hondo …
Está ambientada dos meses después de finalizada la segunda guerra mundial en un pueblo del desierto californiano llamado Black Rock y trata sobre la especial sensibilidad de ciertos sectores racistas de la sociedad norteamericana, quienes desviaron sus frustaciones del colectivo negro al japonés, sobre todo tras el incidente de Pearl Harbour que provocó la entrada en la contienda del Tío Sam…
Sturges denuncia tal situación extremista que en algunas zonas como Black Rock llegó al paroxismo de una conspiración de silencio que privara de libertades a los ciudadanos de aquellos lares en relación con un turbio asunto ocurrido días antes del episodio de Pearl Harbour a un ciudadano de origen asiático llamado Comoco…
High Plain Drifters (Infierno de cobardes) de Eastwood tiene unas más que evidentes similitudes formales con esta cinta, y Cayo Largo de John Huston roza similares trasuntos…
Con la música de André Previn, el mismo que hizo la música de Irma la dulce de Billy Wilder entre otras muchas, y una espléndida fotografía que refleja perfectamente la aridez del desértico páramo californiano a cargo de William C. Mellor, Sturges factura esta impecable cinta con reminiscencias azabaches que seguro harán las delicias del espectador.
R E C O M E N D A B L E.