Conducta
Sinopsis de la película
Cuenta la historia de Chala (Armando Valdés Freyre), un niño de once años cuya vida transcurre en un ambiente de violencia, con una madre adicta a las drogas y al alcohol, y perros de pelea que entrena para sostener su hogar. Este niño, que acude a la escuela sin despojarse de su marginalidad y conflictividad, tiene una relación especial con su maestra Carmela (Alina Rodríguez).
Detalles de la película
- Titulo Original: Conducta
- Año: 2014
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
Película
7.2
89 valoraciones en total
Segundo filme de Ernesto Daranas, es la película que representará a Cuba en los Oscar y en los Goya. Un drama social muy duro, triste y conmovedor, donde el humor y la crítica también inundan el filme. Me ha gustado bastante, me recordó un poco a la venezolana Pelo Malo , aunque son totalmente diferentes, en el tratamiento de dramas sociales en sus respectivos países, que en general son los de latinoamérica… la pobreza, la violencia, la educación… Confieso que temía encontrarme con un drama manipulador y con escenas gratuitas, pero poco a poco el filme te va aterrando, al tiempo que te dibuja una sonrisa. Un buen guión, un buen tratamiento por parte del director, de contar la historia de forma sutil, con un gran trabajo de los actores, en especial del niño y la maestra, que rebosan naturalidad y tienen una mágica conexión. Un filme necesario, en especial teniendo en cuenta el país de origen, y una bella y dura historia… que como nos propuso Buñuel en Los Olvidados , nos da tips o ejemplos valiosos e importantes sobre la educación en general… Y nos recuerda el compromiso social que también debe tener el cine.
http://www.frasesdepeliculas.com.co/2014/10/frases-pelicula-conducta.html
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/
Notable la actuación de los protagonistas, especialmente de Armando Valdés Freyre (Chala), la muy cuidada fotografía de Alejandro Pérez y el montaje. Es un film que enorgullece, emociona, no baja la guardia de la tensión, saca lágrimas. Su estreno en Cuba ha sido de un formidable éxito de público y buena acogida por la crítica. Su argumento convence, aunque evidencia, de inicio a fin, lugares comunes de frívolas y machacadas historias. Es predecible, pero llega al corazón destacando por encima de todo, como decía al inicio, el excelente trabajo actoral.
Todos sabemos de la dilatada trayectoria y de los quilates del cine cubano. Esta conciencia entraña un doble riesgo: el de cifrar demasiadas expectativas en cada muestra y el de llegar a ser muy severos en la crítica. Conducta de Ernesto Daranas no solo cumple acabadamente con las primeras sino que neutraliza cualquier pero y nos arrincona: con todas las reglas del arte, con la actuación excepcional de actores profesionales y de vecinos del barrio en el que se rodó la película, nos habla del rescate de valores esencialmente humanos, que no son sino los que animaron la propia Revolución cubana: la solidaridad, la rectitud y el respeto a la dignidad.
El relato devela una crítica que por momentos abandona los límites estéticos de la metáfora para tomar cuerpo en el discurso que se queja -como el gozne algo oxidado de la puerta al herir la madera- de un estado de cosas en el que las burocracias y las normas fueron haciendo un sistema cada vez más intrincado y obtuso, y denuncia su anquilosamiento frente a una realidad de contornos cada vez más dramáticos que habla de pobreza, de carencia, en donde sólo lo que tenemos de humano puede servir para oponernos a la exclusión moral, a la violencia de la derrota que significa el abandono, la discriminación, el desclasamiento.
Chala es un niño de once años con serios problemas de conducta, cuya infancia fuga con el peso de la responsabilidad de ocuparse de una madre alcohólica y adicta (Juliet Cruz) y de llevar el pan a la mesa, trabajando en la cría de perros de pelea y de palomas. Los problemas de Chala se evidencian en esa arena simbólica privilegiada que es la escuela, donde se juegan y reproducen conflictos familiares y sociales. La salida mas sencilla para estas patologías es la de enviarlas a escuelas de re-educación, prueba del reconocimiento de la derrota, a lo que Carmela, una veterana docente y maestra de Chala se opondrá terminantemente, aun a riesgo de jugarse el puesto. Es Carmela (en la excelente y memorable actuación de Alina Rodríguez)quien encarna la voz de los valores revolucionarios que parecen haber quedado solamente en las canciones patrias.
A la historia de Chala se suma la de Jeni (Amaly Junco) , compañera de escuela de Chala y de la que él está enamorado, y su padre, Pablo (Héctor Noas), que son palestinos -como empezaron a llamarse con connotación peyorativa a quienes dejaban el Oriente del país para dirigirse a La Habana en busca de un mejor destino-, que habla también de otro fracaso, que asocia marginalidad con migración interna y la condena a la discriminación y a la segregación.
Con todo el dramatismo que en si mismo envuelve la trama, Daranas propone una salida digna. Hay un precio que pagar éticamente. Es que en el sentido de Walter Benjamin, todo monumento de cultura –de civilización- es, también, uno de barbarie. Y es aquí donde la historia da un giro. Hay un retoño. Alguien finalmente entiende. Sigue siendo un maestro quien nos devuelve una tímida esperanza.
Cada minuto de Conducta es un placer estético y visual. El impecable montaje y fotografía hacen, además, que la historia fluya sin fisuras. Una escena impacta al comienzo de la película: la de Chala, masculinamente serio, echando una paloma a volar en el cielo de una Habana que se ha ido destiñendo, lo que no le quita un ápice su particular belleza. Las palomas van a estar presente a lo largo de la película, llenas de significado. En la imagen inicial, Chala sostiene una en alto y el animal aletea peleando por zafar de la prisión de la mano. La cámara registra la lucha y esos segundos descalifican el grito de libertad con el que usualmente se identifica a las palomas. Evocarán, después, otra metáfora, más relacionada a la tristeza y decepción – como aquellas de Rodoreda en la Plaza del Diamante-, de quien aun ante un cielo diáfano, sin fronteras, no tiene en su mano –porque no puede tenerla- la posibilidad de una salida. Pero la paloma también alude a las virtudes espirituales sobre las que la película discurre: la piedad, el candor, la caridad, la mansedumbre, y también –por qué no-, una tímida alegría. De todo eso nos habla Conducta.
A más de la destacada actuación de Rodríguez y del Armando Valdés Freire como Chala, es ponderable la del grupo de niños y niñas que hacen de compañeros de clase de aquél, como amigos y antagonistas, sin ninguna experiencia actoral.
Hay oficio en el trabajo de Daranas, que se hizo a partir de mínimos recursos y solo demandó siete semanas, sensibilidad en la mirada, en el manejo del tempo del drama y en el hecho de que se gana al espectador, despacito, sin apelar a golpes bajos.
Conducta, galardonada en su país y candidata a los premios más importantes de la cinematografía, abrió la Edición 2014 del Festival Iberoamericano de Cine de Nueva Inglaterra. Sin duda alguna, el cine de nuestra América – como decía Martí-, no podía estar mejor representado.
Con una mirada sensible pero al mismo tiempo implacable acerca de las deficiencias en la enseñanza en Cuba, ‘Conducta’, el más reciente film de Ernesto Daranas, es una especie de actualización del clásico filme de Truffaut, ‘Los 400 golpes’ con la actualidad de la Vieja Habana como telón de fondo.
Narra la historia de Chala, un jovencito de 12 años que es el sostén de su casa, vive con su madre alcohólica, cuida unos perros de pelea y cría palomas, y tiene además serios problemas en la escuela, por lo que las autoridades sugieren que sea enviado a una escuela especial para chicos con problemas de conducta.
El gran apoyo de Chala es Carmela, una maestra con bastante experiencia que intenta ayudarlo a mantenerse en la escuela, donde considera que Chala recibiría mayor contención que siendo enviado a la otra escuela con el riesgo de que su situación empeore, siempre consciente de la forma de vida del chico y su entorno y ante el riesgo de perder su trabajo.
Sin recurrir a manipuleos ni excesos dramáticos, Daranas desnuda la burocracia e incapacidad del sistema educativo para enfrentarse a situaciones como la del chico, o como en el caso de Yeni, una chica que es el interés romántico de Chala, que le es imposible mantenerse en la escuela por ser migrante de otra provincia, junto a su padre, quien tampoco puede trabajar por el mismo motivo.
El personaje de la vieja guardia, la profesora Carmela, tendrá en sus diálogos la carga discursiva del relato, con intensas y críticas palabras claramente dirigidas a quienes ostentan el poder en la isla, así como de reivindicación a ciertos ideales que se han ido quedando en el camino.
Una digna, notable y bella película, sin subrayados ni pintoresquismos, de un director con oficio y que consigue interpretaciones naturales de parte de sus actores, que muestra un retrato auténtico de la Cuba actual.
Convencional cuento de iniciación que trasciende las penalidades del niño en cuestión para tratar de desnudar la rígida, y necia, estructura burocrática cubana que en su ceguera maquinal arrambla con vidas inocentes, culminando de ese funesto modo la labor de destrucción iniciada por las circunstancias sociales. Enfrente de este enjambre de intereses y absurdos, nos encontramos a la maestra, con mayúsculas, Carmela, que con su inflexible bondad e intransigencia generosa servirá de regazo, y apoyo, a estos niños tan magullados.
Sería una fábula con niño Dickensiano (desde, por lo menos, David Copperfield andamos en lo mismo), Hada madrina, la mencionada abuela Carmela, bruja mala, Raquel, la obcecada, robótica funcionaria (sería como un símbolo que representaría el mismo sistema, con sus ciegas e injustas leyes), y coro, el resto de niños, maestras, ex alumnos, padres y demás.
Esta película la hemos visto millones de veces antes, en el cine norteamericano especialmente, aunque en el resto del mundo también, con el típico profesor salvador rodeado de jóvenes con dificultades y miserias, o con el típico niño superado por un entorno atroz. Por lo tanto, no es nada original, repite modelos visitados con insistencia, ni demasiado valiente en su argumento, arriesga poco (madre perdida, padre ausente, enamorada, juegos peligrosos en las vías del tren, peleas, futbol, pobreza, injusticia…, casi todos los tópicos presentes), pero está contada con sentido y sensibilidad, con cuidado y cariño suficientes como para que cause la simpatía y agrado suficientes en el sufrido espectador, con ternura y ciertas concesiones sensibleras, pero tampoco demasiadas, solo las justas y necesarias gotas.
En fin, apreciable, poca cosa, pero admirable en muchos aspectos.
Los actores, muy bien, la maestra está soberbia y, sobre todo, fabuloso el niño protagonista.