Con las manos ensangrentadas (Pusher II)
Sinopsis de la película
Después de pasar 13 meses en prisión, Tonny (Mads Mikkelsen) busca a su padre, Smeden (Leif Silvestrer), un terrible gángster de los bajos fondos de Copenhague, que dirige un garaje de coches robados destinados a la exportación. Empieza a trabajar para él como ladrón de coches, para intentar demostrarle su valía… Segunda entrega de la saga Pusher .
Detalles de la película
- Titulo Original: Pusher II (Pusher 2) aka
- Año: 2004
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.7
66 valoraciones en total
Se trata de una película diferente a las demás. Relata de forma cruda y real el mundo de las drogas y de la prostitución en los suburbios de una ciudad. A medida que transcurre el film, se deja entrever cómo los sentimientos del protagonista cobran vida. Quizás le falte algo de más de intriga, pero describe de una forma real todo el escenario del tráfico de drogas.
Winding Refn añade tres intencionalidades en esta segunda parte de Pusher.
Primero: una recuperación comercial suplicada por la secuela, por el gancho del cine noir y lumpeniano que atrae al público joven, en definitiva el que suele ir al cine.
Segundo: Redireccionar la saga. sin olvidar la zanahoria colgando del palo que es fogonazo de su violencia seca, marca de casa, no por temporización, sino por señas propiamente estéticas. Al igual que dos asesinos nunca matan igual, dos directores de cine nunca filman igual. Y ahí, se admiten escuelas y tendencias, pero cada director encuentra, al final, de manera inaludible, quiera o no quiera buscarlo, su propio sello.
Tercero: Esa redirección se encamina tanto en esta parte como en la tercera, hacía la introspección de personajes protagonistas.
Ya sea porque el material de esta segunda parte sea más interesante, o vaya más acorde con el momento vital del propio NWR en su realización, parece que el realizador exprime el conflicto y el drama en esta magnífica película apelando a un lirismo de altos quilates en comparación con Pusher III. Se abandona la shakespearianización del personaje y se adentra el autor en una faulknerización entusiasta y que entusiasma. Tratado del personaje con decenas de pies de página y otros cientos sugeridos en, otra vez un Mads Mikkelsen extraordinario, deudor en fisionomía de Jack Palace, en sus rasgos de escúalo, en sus ojos de tiburón oscuros y muertos, que expresan el vacio budista. Por este acierto de casting, el film de NWR despega de la tragedia del principe destronado , y desdeñando conflictos internos, que se perciben pero no se apuntalan, entra la acción como mecanismo de vuelta, y la violencia se vuelve reacción mecánica, desprendiéndose el film de cualquier moral subsidiaria.
Pero el final, se alza. No como otra obra más de un enfant terrible europeo, Von Trieriano a su pesar, sino con una nota a pie de página lírica y tremendamente poética, necesaria para el espectador medio, muy discutible para el espectador que busque sólo la pirueta narrativa (al que, quizás, le pueda interesar the Master de PTA, por ejemplo…ese perfil de espectador).
En mi caso me entusiasmó. Cada huida, también es distinta de todas las demás…
Quizás la obra más interesante de NWR en cuestión de declaración de principios , ya que su interés en el esteticismo y excelencia en el montaje no llegarían hasta Bronson y Valhalla ….Limando su estilo finalmente en Drive .
Una cinta de cine independiente con todos los recursos necesarios para plasmar lo que ocurre en los bajos de una ciudad, en este caso Copenhague, contada de una forma altamente realista, con una trama que va integrando un cada vez mayor componente de desesperación y con una violencia propia de este tipo de historias. Aconsejable a los amantes del género un poco saturados de que los mafiosos sean siempre los mismos y en las mismas ciudades.
Al inicio de Pusher 2, Tony, personaje secundario de la primera parte (impecable caracterización e interpretación de Mads Mikkelsen), está a punto de salir de la cárcel. Su compañero de celda le dedica un discurso que simbólicamente será la gran metáfora de la película: el preso vaticina que Tony no sobrevivirá afuera porque la miseria atrae a la miseria y porque una vez entrado en la espiral delictiva no hay quien pueda salir. Tony sale e intenta sobrevivir, pero todos los que conoce son gente de mal vivir. Sabe, sabemos, que volverá al trullo. Tarde o temprano. O en el tanatorio. O apaleado en cualquier cuneta de la capital.
Tony se debate entre seguir jugando con fuego o dar un paso adelante hacia la salvación, muy difícil cuando tu padre se dedica a vender coches robados y cuando tu hijo no sabe de tu existencia. Las tensiones del personaje funcionan a la perfección: vive en una encrucizada, y Winding Refn filma el seno de una familia corrupta con la normalidad de quien estuviese fotografiando a unos obreros más de Copenhague. El problema es que la película no tiene el sentido de la acción de la primera entrega. Es la más lenta de las tres, puede que la más reflexiva, pero como material cinematográfico inflamable se queda un poco en tierra de nadie. Aunque en esta segunda parte está la esencia de la forma y el mensaje de la saga, así que funciona como perfecta visagra entre la primera parte (más radical y desnuda) y la tercera (en la que definitivamente la narración se centra en un modelo de familia mafiosa que esta segunda parte solo presenta). Muy recomendable.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Más que una secuela propiamente dicha, Pusher II se trata un Spin off de la primera entrega de Pusher, que en español se le colocó la coletilla de Un paseo por el abismo, mientras que en esta segunda obra tenemos Con las manos ensangrentadas. Y digo Spin off, porque la obra coge a un personaje de la primera película para darle un protagonismo principal a esta segunda película, que retrocede algún tiempo atrás respecto a esta. Un poco lío, cierto.
Nicolas Winding Refn continuó así su escalada de violencia particular en la trilogía Pusher, rodada en tierras danesas, en las que el director realizó una interesante visión poco idealizada y más bien cruenta. Pensar que una trilogía así tendría cabida en los Estados Unidos habría sido por otra parte impensable.
Evidentemente, las semejanzas entre una y otra son más que notables. El personaje central, como sucedía en la primera entrega de Pusher (y como repetirá el mismo director danés en otras de sus películas como Drive o Valhala Rising) engloba absolutamente toda la pantalla, pues el director le da todo el máximo protagonismo posible. En este caso tenemos a Tonny (personaje que ya salía en la primera entrega), interpretado por Mads Mikkelsen, un drogadicto y ladronzuelo de tres al cuarto, que vive básicamente de su padre, un gánster que sabe moverse mejor dentro del mundillo.
Una de las constantes de Refn es que no idealiza la película en casi ninguna ocasión, sino que simplemente se dedica a registrar la realidad tal y como es. Quizá, es bueno matizar que si bien la manera como dirige no se acerca tanto a la naturalidad, los hechos sí que muestran una veracidad totalmente desoladora. Por este motivo el director se recrea largamente en secuencias que otros directores habrían acortado en metraje o directamente obviado, pero que sin embargo en la película son más que fundamentales, porque forman parte del discurso de degradación que nos intenta transmitir Refn. Así pues, las escenas en prostíbulos o las continuas repeticiones de tomas en las que los personajes alivian su necesidad de adicción son necesarias y justificadas en la película, que elabora su propia oda al nihilismo. Puede que el espectador se pregunte si la sucesión de imágenes violentes o de drogadicción sean necesarias, y lo es porque realmente el cine ha retratado de manera muy diferente a como se muestra en la película. Por decirlo de alguna manera, estamos ciertamente malacostumbrados a una tradición que no se ajusta con la que no presenta Pusher, y eso puede molestar a más de uno.
Por otra parte la dirección de Refn sigue el estilo marcado por la primera entrega. Muchas tomas realizadas cámara en mano, pero que constantemente son interrumpidas en el montaje por otros planos y encuadres que denotan una gran recopilación de un arduo trabajo . En una conversación entre dos protagonistas por ejemplo, no es habitual que Refn use la habitual técnica del plano contra plano, sino que dinamite la escena enseñando otros planos que rompan con esta tradición. Incluso con planos que puedan resultar totalmente desequilibrados, porque el director juega constantemente a distorsionar y a crear una estética de ruptura para la película. De igual manera utiliza la música a Refn en la película. Pocas veces acostumbra a dejar una canción que suene hasta el final, sino que se encarga de quitarla o cambiarla bruscamente por otra, lo que puede dejar al espectador más conservador con la sensación de que el cambio que se ha realizado ha sido brusco y no intencionado, como de dejadez, cuando más alejado de la realidad, todo se trata de una perfección buscada ex profeso para la película.
De igual manera podemos decir lo mismo con la estructura, que rompe algunas escenas clímax para pasar a otras que pese a tener una continuación argumental en la siguiente, han podido romper la sintonía, precisamente porque Refn juega con dejar en suspensión continuamente al espectador.
Es interesante la historia casi edípica que se establece en la película y que se trata de uno de los ejes fundamentales de la película.También, al igual que sucedía con la primera película, pese a que la película capta un realismo extremo hay secuencias que reciben una estética tan preciosa y cuidada que nos puede hacer pensar que la película se aleja de los cánones o que traiciona sus ideales. Hay que matizar esto. Evidentemente el final es claramente simbólico y tiene un componente emotivo tremendamente fuerte. Ahora bien,¿ no es una resolución que también puede darse en nuestras vidas? ¿Acaso no hay momentos de nuestras vidas que puedan resultar altamente espirituales y que nos marquen en fuego para el resto de nuestras vidas?. La película nunca traspasa la frontera de lo más verosímil, sino que simplemente la lleva al limite en algunos momentos.
Y el final no deja de ser una aprobación de lo comentado. Más que una secuela, precuela o Spin Off, Pusher es otra interesante mirada acerca del mundo más degradante de las calles más sucias de Dinamarca, aquellas en las que sólo pasa un tren en la vida.
http://neokunst.wordpress.com/2013/05/15/ciclo-nicolas-winding-refn-pusher-ii-con-las-manos-ensangrentadas/