Complete Unknown
Sinopsis de la película
Es el cumpleaños de Tom, y ha invitado a gente a su confortable apartamento en Nueva York. Su colega Clyde viene acompañado de una chica que conoce desde hace poco llamada Alice. Ella es muy atractiva y pronto deslumbra a todos con su humor y brillantez. Sin embargo, Tom la observa silenciosamente, intentando recordar algo de ella…
Detalles de la película
- Titulo Original: Complete Unknown
- Año: 2016
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.2
29 valoraciones en total
Y es que hay películas aparentemente sencillas, que acaban convirtiéndose en algo especial gracias al trabajo de sus protagonistas. No me cansaré de repetirlo, pero Michael Shannon es uno de los actores de su generación que mejores papeles elige, y además vale para todo, sea thriller, acción, comedia, y ahora romance. Rachel Weisz idem de lo mismo, recientemente la hemos visto en otras dos películas complejas y profundas, como eran Langosta o La juventud Ambos son media película. Además muy bien acompañados por los secundarios, destacando Kathy Bates, como la mujer del protagonista, Michael Chernus (el hermano de Piper Chapman en Orange is the new black y Fritz Fedowitz en la serie Manhattan ) o el cameo de Danny Glover.
La película tiene una primera mitad que insinúa presentarse como un thriller, donde en una cena se reencuentran 15 años después una antigua pareja, aunque ella se presenta con otro nombre y finge no conocerlo.
En el segundo tramo, la película se pone romántica. Ambos dialogarán a lo largo de la noche mientras caminan por la ciudad. Ella, aparentemente una mujer independiente, que ha cambiado de vida en repetidas ocasiones, acabará mostrando su lado más frágil cuando le reconozca que volvió a él porque fue la última persona que la conoció Una mujer capaz de ser el centro de atención allá donde vaya, con gran facilidad para hacer amistades (como veremos en el momento en que se encuentran con la anciana que sufre el esguince) pero a la vez incapaz de mantener mucho tiempo la vida elegida.
En esta segunda mitad, el director, consciente de lo limitado del guión, deja que los actores sostengan la película en un duelo/pulso entre ellos a la altura de los mejores amores imposibles recientes del cine.
Sencilla, pero para nada aburrida, merced al talento y la química de Rachel Weisz y Michael Shannon.
Rara película. En la primera mitad de la película te atrapa el suspenso y cómo puede terminar todo eso…pero se va evaporando la magia de la película y emerge un drama sin mucho sentido. Todo pasa a ser no creíble, sólo lo podés creer porque la que lleva adelante el papel principal es una de las mejores actrices de nuestro tiempo. La película es pasable, pero te deja con gusto a nada. Con gusto de lo buena que pudo haber sido si el autor tomaba otros riesgos…se lleva un cinco ( Pasable ) porque no es una decepción total.
¿Soy el único que piensa que esta historia podría haber dado más de si estando dilatada en el tiempo, como un lento proceso gradual que va haciendo mella en sus protagonistas?
Por algún motivo que se me escapa, el director Joshua Marston elige la estructura encuentro de una noche , y por el camino transforma lo que podría haber sido interesante reflexión en mera anécdota.
Complete Unknown trata acerca de la identidad y todo lo que lleva asociado, pero elige tratarlo de la manera más superficial posible, sin apenas profundizar en alguna de sus ideas.
También puede ser que fuera la intención del director, pero entonces no se entiende que ni él mismo se hubiera dado cuenta de que le queda algo vacío y casi mortalmente plano, con diálogos sin un foco definido, explicando cosas que hubiera sido mejor ver.
Si se llega a algún intento de algo es, sobre todo por unos enormes Rachel Weisz y Michael Shannon, destilando en miradas todo lo que no se encuentra en sus palabras.
A la primera parte de la película, de hecho, todo ese aire de misterio le sienta muy bien: somos muy conscientes de que un juego se está jugando, conocemos los jugadores, pero no adivinamos su naturaleza.
Una reunión de amigos, superficial, sencilla, se acaba convirtiendo en una suerte de pulso sobre cómo elegimos vivir nuestra vida, con el cumpleañero Tom eligiendo el compromiso y la responsabilidad antes que la libre aventura sin rumbo, al contrario que la nueva invitada, Alice.
Parece como si, en esta parte, más que una simple charla, se estuviera elaborando un juicio contra todos los irresponsables que eligen dejar a gente querida atrás, y los que se atan a ellos aún a riesgo de acabar perjudicándolos. No hay ganador posible, porque ambas visiones tienen una validez, dentro de sus pérdidas y ganancias.
Sin seres queridos no hay pérdidas, con ellos parece no haber ganancias.
Es el germen de un debate que más tarde toma vida propia encarnado en Tom y Alice, ya fuera de la presión social, libres para hablar sin máscaras que el tiempo ha tejido a su alrededor.
Ambos han tenido una pequeña cucharada de la vida del otro, y lo más preocupante es que aunque saben que no podrían aguantarla mucho tiempo… les gusta poder experimentarla, o incluso compartirla. En la raíz de ese sentimiento late la eterna duda, la que nunca se calla: ¿vivo mi vida… bien ?
Quién sabe eso. Uno solo puede vivirla, y desear nunca equivocarse. Ya sea entregándose a una causa, o apoyando todas antes de que se llenen de rutina y desilusión.
El milagro de Tom y Alice no es que se vuelvan a encontrar, sino que se puedan llegar a comprender.
Y aunque quizás el día de mañana les encuentre separados o juntos, saber que el otro existe, que hay alguien ahí que les comprende, ya es consuelo suficiente para seguir.
Es curioso que al final sea esa certeza, tener a alguien, cerca o lejos, la que les reconforta. Tanto a la que no quería tener a alguien, como al que tiene demasiados.
Una obra con una idea original muy buena que no llega a desarrollar en ningún momento, trata la identidad de una forma curiosa pero sin profundizar.
En el inicio, los interrogantes planteados despiertan interés, pero la estructura del film de encuentro de una noche que encaja en un romance fugaz, parece poco en una historia más dilatada en el tiempo.
El buen trabajo de la pareja protagonista, Rachel Weisz y Michael Shannon, es lo que mantiene la obra en pie.
Pero pensar en abandonar todo y a todos los que conoces en tu vida, cortar todos los lazos, cambiar de nombre, aquello que haces, plantea muchas posibilidades. Puede ganarse algo a costa de perder algo. Para algunos sería excitante, para otros traumático. Donde quedaría la lealtad con lo que amas, con lo que queda atrás, o cual sería el sentido en un futuro centrado únicamente en vivir el momento, sin tener en cuenta la mentira o la necesidad de conectar con alguien, de permitir que alguien te conozca de verdad.
Y a renglón seguido, ¿a quién toca interpretar?
Podía ser quien yo quisiera, renacer e inventarse cuantas veces gustara, necesitara o permitiera, libre para soltar amarras y decidir qué es lo siguiente, sin cargas, sin remordimientos, la reina del disfraz audaz y competente, que de repente siente la urgencia consoladora de ver y contactar con quien la conoció íntimamente, antes de embarcarse en todo su alocado periplo de fondo vacuo.
Enfermiza mentirosa cuya patología no cesa, incluso extiende el curioseo de su querencia a quienes la rodean, recreación de personalidades como entretenimiento u alivio, como algo pasajero o como estilo de vida tomado muy en serio, parte y requisito de carencia imperiosa no revelada.
Ritual especial y acaparador, que trae recuerdos del pasado a un presente confundido temporalmente, ante la aparición de un real fantasma que no se sabe de dónde viene ni a dónde va, lamentos y recriminaciones en una puesta al día que no se sabe qué pretende, abandonarlo todo, incluso quién eres, para resurgir en nueva vida escogida pero ¿cuándo se detiene?, ¿cuándo tiene bastante?, ¿cuándo está feliz y satisfecha en dónde se halla?, aunque entonces, ¿para ser quién de todos los escogidos?
Compulsiva demanda de cambio de identidad, que tiene en su bella protagonista su máximo acierto y valor, una Rachel Weisz siempre cumplidora, inteligente y cautivadora en sus actuaciones, tanto en presencia física como en absorción plena del personaje.
No pretende ir a ningún lado, ni cambiar nada, sin destino concreto su única pretensión es narrar una inesperada visita, más interesante y seductora en su primera parte enigmática que en su revelado posterior, de quién se fue y de quién se ha sido en todo este tiempo, para proseguir en quién se será próximamente.
Es relajada y anecdótica, un sencillo escuchar peripecias de una mujer inquieta, que huye y cambia con constancia paranoica de si misma aunque, por una vez, siente melancolía y añoranza y solicita querido añejo compañero de viaje y aventuras, un escuchar sereno, de nulas emociones invertidas, salvando el esfuerzo de la veterana actriz y su compañero de reparto Michael Shannon que, con todo, no alzan cuestionable apetitoso interrogatorio, ni ético ni oportunista, a través del guión que manejan entre manos, únicamente presenciar el relato, fantasioso o veraz, de una extraña familiar invitada a una cena de cumpleaños, en un peculiar desfile de existencias, como pasatiempo fugaz y ligero de una colapsada velada de amigos, alterada por los imprevistos acontecimientos.
Complete unknown, una completa desconocida, que vuelve temporalmente a la cercanía de las sensaciones y sentimientos vividos, el poder de dejarlo todo atrás, con sus buscados beneficios, también con ese mínimo reparo en contra que duele, se lamenta pero asume como parte del equipaje, para esos elegidos infinitos rumbos de variable maleta.
Historietas dentro de una historia, contada como chascarrillo del vacío existencial de una mujer frágil, que utiliza el anonimato de la ciudad para desaparecer y realizarse de nuevo, solo que no logra despertar gran entusiasmo, devoción o atención por ella, la pasividad acaba reinando en su narración, presuntamente vitalista.
Lo mejor, Rachel Weisz.
Lo peor, continuo diálogo, de emotividad ausente.
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