Como en un espejo
Sinopsis de la película
Durante un hermoso verano, un escritor, siempre demasiado ocupado y de temperamento frío y distante, va a pasar unos días con sus hijos, un adolescente y una joven con problemas mentales, que está casada con un médico que la cuida con gran ternura. Su estancia en la isla donde viven sus hijos desencadena una crisis que los afecta a todos, pero especialmente a él, porque toma conciencia de su incapacidad para darle a su familia lo que espera de él.
Detalles de la película
- Titulo Original: Såsom i en spegel
- Año: 1961
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
7.7
22 valoraciones en total
1) En 1960 Bergman está en crisis. La revista Chaplin publica un artículo de Ernest Riffe, crítico francés que domina la obra del director y ataca sus defectos. Es un seudónimo del propio Bergman, que se ajusta cuentas.
Aunque ha filmado ya más de veinte, anuncia que ésta es su primera película. La denomina film de cámara (como es de cámara el teatro de Strindberg en que se inspira: pocos actores, acción escueta) y considera ‘estudios’ las cintas anteriores.
Bergman ha roto con el Dios de la infancia y busca una deidad acorde con el mundo de hoy, oscurecido por las matanzas de las guerras, la amenaza nuclear y las dudas existenciales. Quiere una respuesta actualizada pero no llega en el acto. Hay un tiempo de espera, en la filmografía la Trilogía del silencio de Dios, la primera de cuyas piezas es Como en un espejo.
En inglés se titula Through a glass, darkly, citando más ampliamente el pasaje de Corintios I. XIII, 12 usado de lema: Ahora vemos como en un espejo, oscuramente, pero entonces [cuando llegue lo perfecto] veremos cara a cara. Al presente conozco sólo en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
O sea: mientras la claridad de espíritu no ilumine la mirada, vemos de lo real meras distorsiones.
2) En la formidable escena inicial, los cuatro personajes salen de un mar que ha llenado de ondulaciones y reflejos la pantalla. Al final de un día de verano se han dado un baño refrescante. En fila india corren hacia tierra por el embarcadero de tablas. Son una familia que parece disfrutar de la vida, pero a lo largo de las siguientes horas los veremos gradualmente alterados. Cada uno vive aislado entre los espejos de su individualidad. Se comunican a través de funciones teatrales, alucinaciones místicas, escritos íntimos, síntomas psicóticos. Cuando la conversación es directa debe interrumpirse porque resulta demasiado grave.
David, el padre, aspira a que una de sus novelas tenga por fin éxito. Todo, parientes incluidos, enfermedad de su hija incluida, es para él materia literaria.
Karin, la hija, padece una esquizofrenia latente. En trances semihistéricos delira con un mundo paralelo donde encontrarse con Dios.
Minus, el hijo adolescente, está agitado por un torrente hormonal que carga de tensión sexual la relación con su hermana.
Martin, el yerno, resignado y fatalista, cuida como médico a su esposa pero no consigue conectar con su núcleo inestable.
El avance de la enfermedad sacude a los personajes ensimismados. El desarrollo del conflicto es de una intensidad ejemplar, con golpes de seco paroxismo dramático, en una progresión sencilla, marcada por ráfagas del violonchelo bachiano. Porque, contra lo que suponen los tópicos, el lenguaje de Bergman es depurado y diáfano. Otra cosa son los temas sobrecogedores que decide tratar.
La dura catarsis da paso a algo casi milagroso en el universo bergmaniano: un momento de comunicación real, cara a cara, una vía para superar la desesperación y el aislamiento.
Una obra que inició en la filmografía bergmaniana una trilogía acerca de las relaciones entre el hombre y la existencia de Dios, trío completado por Los comulgantes y El silencio .
Aquí, Bergman plantea un drama de sesgo teatral, de tan solo 4 personajes, uno femenino y tres masculinos, sin embargo, el femenino es el determinante del conflicto y en torno al cual pivota el fondo básico del argumento. Está interpretado por Harriet Andersson, la cual se mete en la piel de una mujer con problemas psíquicos aparentemente recuperada pero que recae de nuevo, siendo particularmente inquietantes los sonidos que ésta percibe desde el desván de la solitaria casa de la aislada isla en la que el cineasta sueco recluye a los 4 protagonistas: los otros 3 son el padre de la chica (Björnstrand), un escritor frustrado, el marido de ella (Von Sydow) un médico sin personalidad, y el hermano adolescente (Passagaard), asediado por traumas sexuales.
Así pues, Bergman vuelve a tratar temas graves en un entorno de aparente calma pero precisamente muy propicio para que se desarrolle el conflicto y reflexionar de forma adulta, seria y cercana acerca de la angustia de vivir, de Dios, la Fe, etc. Pese a que es Andersson quién está palpablemente enferma, el resto tienen dentro de sí un arsenal propio de dudas e inquietudes.
Como en un espejo es una obra si se quiere hermética pero nunca aleatoria o caprichosamente, ya que es una película de estructura estudiadísima con un reparto de tiempos y espacios que la hacen estar muy próxima al teatro. Y es que Bergman fue mucho más que un cineasta, fue un artista, un filósofo, un pensador, un Da Vinci del siglo XX.
Y otra vez, magníficas interpretaciones y gran fotografía de Sven Nykvist, para una película que para muchos es una obra maestra. Fue Oscar a la mejor película extranjera.
Creo que el rechazo que inspira Bergman se debe a dos factores:
1.- Que es sueco
2.- Que su galaxia temática gira en torno a la metafísica
Ambas cuestiones producen pereza por separado así que unidas son una invitación a la huida sin paliativos. Nos consideramos mediterráneos y, por tanto, consumidores naturales de sol, vida, pescado fresco y belleza femenina. Un sujeto que tiene como maestros a Kierkegaard y Strinderg no debe ser muy agradable, estoy de acuerdo en eso.
Mi desacuerdo se extiende a todo lo demás. Bergman consigue lo que sus maestros ni siquiera intentaron, ya que ellos tan sólo pretendían buscar un sentido a la existencia. El autor de Como en un espejo logra que a partir de esa búsqueda ética (que nos puede resultar indiferente o aburrida) se construya toda una poética. La prueba (entre otras muchas) es Como en un espejo .
Es una película hermosísima. Tan hermosa como los restos de un barco encallado en la playa. Y contiene la escena de más intensa belleza de todo el cine europeo. Harriet Andersson lee en el diario de su cariñoso padre cómo éste confiesa con amargura que ni siquiera puede dejar reaccionar como un escritor cuando observa los dolorosos -pero literariamente atractivos- síntomas de la enfermedad incurable de su hija. La mujer cierra el dietario y la música de la Suite nº 2 de Bach (la ahora célebre Zarabanda ) irrumpe en la escena impregnándola de un agudo fatalismo. Ese chello…, nunca una nota me traspasó con tan limpia violencia, como un rayo de infinita tristeza.
Uno de los films más reputados de Ingmar Bergman (1918-2007), que lo escribe y dirige. Se rueda en decorados naturales de Faro (Gotlands Lan) y en los platós de Svensk Filmindustri (Estocolmo). Nominado a 2 Oscar, gana uno (film lengua no inglesa). Producido por Allan Eklund para Svensk Filmindustri, se estrena el 16-X-1961 (Suecia).
La acción dramática tiene lugar en Faro, isla situada en el Báltico, al SE de Suecia, a lo largo de 24 horas de un día de verano de 1961. En una casa junto a la playa se reúnen Karin (Andersson), su marido Martin (Sydow), su padre David (Björnstrand) y su hermano menor Minus (Passgard), para pasar unos días de vacaciones de verano. Karin se recupera de un brote esquizofrénico que la ha retenido un tiempo en un centro psiquiátrico. Martin, médico, se desvive por ella a su manera. David, novelista maduro, vive concentrado en el trabajo y se despreocupa de los que tiene a su alrededor. Fredrick, llamado por su apodo familiar Minus, de 17 años, en plena efervescencia sexual, es el confidente de su hermana.
El film suma drama, familia y esquizofrenia. Explora el comportamiento y las relaciones de 4 personajes aislados en una isla solitaria, que conforman un singular grupo familiar. Tras las apariencias de una situación de alegría, felicidad, armonía y cohesión, se oculta un mundo soterrado de reproches, frialdad, egoísmos, incomprensiones y confusiones. Los 4 personajes se encuentran en crisis por razones distintas y los cuatro viven replegados sobre ellos mismos, ensimismados, psicológicamente aislados y ocupados en resolver por ellos mismos los problemas que les inquietan y los desgarros que les duelen. El egocentrismo que preside la vida en común del grupo dificulta y obstaculiza la comunicación entre ellos y, derivadamente, la ayuda mutua, la prestación cruzada de los apoyos que cada uno necesita de los demás, el necesario intercambio de afectos, cariño y consuelo.
Karin vive cada vez más preocupada por la evolución de su enfermedad, especialmente a partir del momento en el que una imprudencia del padre le revela el carácter crónico e incurable de la misma. Martin sobrelleva una profunda insatisfacción sexual, agravada por la indiferencia de Karin. David, necesitado de compañía y afecto desde hace años, a raíz de la esquizofrenia que desarrolló su mujer (y que ha heredado su hija Karin), se ha refugiado en el trabajo, la indiferencia, la soledad y un acerado egocentrismo. Viaja a Suiza para huir de si mismo y de los suyos. Minus vive la crisis de la adolescencia entre confusiones, inseguridades, urgencias afectivas, soledad y suspensos de latín. Profesa un gran afecto a su hermana Karin, de la que es receptor de sus confidencias y a la que nunca ha negado nada. Martin, David y Minus no saben prestar a Karin el apoyo preciso que necesita.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
– Si yo dijera isla, ¿tú dirías?
– Padre mío.
– ¿Y si dijera nube?
– Pasatiempo.
– Si yo empezara por los números impares…
– Diría que la vida es geometría transparente.
– Dibuja un trapecista.
– Será un pincel como una alondra.
– ¿Azul o enferma?
– Aguamarina.
– Escribe un garabato.
– Ga-ra-ba-to.
– Escucha ahora el vuelo de la tinta.
– Me sabe a luna azor y triste.
– Describe a tus parientes.
– Una princesa moribunda y un río de coral en cuarentena.
– Cierra los ojos y dime qué recuerdas de ti misma.
– La roca, el lirio, el oleaje, aquella espuma sin rumor.
– Amanece, mañana seguiremos.
Cerró el cuaderno de arandelas. La sesión había sido un éxito rotundo. Con gesto de cansancio y satisfecha, salió de su despacho. Después de hablar con la figura del espejo, se dio de bruces contra el mar.