Colombo: Un asunto de honor (TV)
Sinopsis de la película
Cuando el ayudante de un famoso torero mexicano aparece muerto, Colombo sospecha asesinato… con un toro como arma homicida. Episodio Nº34 de Colombo.
Aunque Colombo tiende a ser definida o considerada como una serie de TV, nunca fue una serie propiamente dicha. Exceptuando la presencia recurrente del personaje principal, no presenta ninguna de las características de una serie tradicional (episodios semanales, de duración regular, con cast, dirección y equipo de producción fijo). Pensados como telefilms (de hora y media como promedio de duración), cada episodio cuenta con una historia independiente y con un director y un equipo de producción distinto. Los films tuvieron una transmisión irregular, pero con un mínimo de tres o cuatro producciones por año hasta 1978. Más de diez años después, Falk retomó su personaje por dos años (1989-1990). A partir de 1990, Columbo dejó de emitirse con regularidad, y los siguientes films fueron estrenados como especiales. Por estas razones, los 68 episodios de Colombo se dispersan irregularmente a lo largo de 35 años (1968-2003).
Detalles de la película
- Titulo Original: Columbo: A Matter of Honor (TV)
- Año: 1976
- Duración: 74
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Opinión de la crítica
6.2
81 valoraciones en total
A matter of honor (Un asunto de honor) 1976 dirigida por Ted Post, es el cuarto telefilm de la quinta temporada y treinta y cinco de la serie, anteriormente dirigió Un caso de inmunidad en 1975. Si en su anterior telefilm el realizador ahondaba en los entresijos y las confabulaciones en una legación. En Un asunto de honor, nos enfrentamos al orgullo y al honor entendidos como valores de identidad en Luis Montoya (Ricardo Montalbán) que puede girarse negativamente tanto para aduladores como para los que creen gozar de ese privilegio de doble filo puesto a prueba con su socio y amigo Hector Rangel (Robert Carricart). La trama argumental necesaria para asistir a un enfrentamiento generacional esparcida sobre una plaza de tientas está servida.
La otra parte implicada (por invitación) aparece en escena mediante el uso de diferentes planos con los que el director Ted Post sitúa al teniente Colombo (Peter Falk) en su visita a México en el más absoluto caos de la confusión al verse implicado en un pequeño accidente automovilístico con los lugareños: primerísimos primeros planos, medios, americanos y algún plano detalle, nos muestran las artimañas de algunos oportunistas lugareños en la frontera tratando de sacar algún beneficio del visitante.
Por medio de un largo plano secuencia, la policía mexicana de fronteras a cargo del Comandante Sánchez (Pedro Armendáriz Jr.) soluciona el entuerto, donde la ambientación general no respira la naturalidad necesaria en los movimientos corales de los extras. El oportuno encuentro sirve de excusa para la demostración de admiración del comandante hacia el trabajo de Colombo recordándole su intervención en el asunto de la cantante asesinada en el telefilm El crucero (1975) dirigido por Ben Gazzara.
Coincidiendo con la demostración de admiración, el responsable policial mexicano invita a Colombo a sumarse a la visita que ha de realizar al respetado torero Luis Montoya en su hacienda, el aviso de una muerte es la causa. La aparición en escena de Curro Rangel (A. Martínez) y Nina Montoya (Maria Grimm) hijos de Hector y Luis respectivamente, junto a la innata curiosidad de Colombo, alteran los acontecimientos de tal modo, que el idolatrado Luis Montoya llega a sentirse observado y perseguido.
Las pistas de elementos materiales encontrados en la plaza de tientas mostrados en habituales plano contraplano deciden el resultado final del invitado teniente, reforzando sus sospechas después de ver la oportuna forma de jugar de los hijos del comandante Sánchez y conseguir demostrar como el disimulado miedo tiene doble cara enfrentándose en una inesperada capea al respetado e idolatrado Luis Montoya fijado en el dramatismo de primerísimos planos que no son otra cosa que el reflejo del miedo, dando paso a los definitivos razonamientos entre Sánchez y el invitado Colombo.
Complemento genealógico. Colombo cita a su mujer en cinco ocasiones y otro personaje lo hace en una ocasión, además, Colombo cita en una ocasión a un primo suyo.
La inefable perspicacia del teniente Colombo, su actitud inasequible al desaliento y su aire distraído parecen hechos a propósito para que P. Falk, con su gabardina arrugada y su cazalloso tono de voz, imprima carácter al personaje.
Esta vez la aventura sorprende con una trama mexicana de montera y estoque cuya factura cinematográfica es impecable.
La ambientación, el ritmo calculado de la acción, la combinación de suspense e intriga, los diálogos incisivos y la urdimbre psicológica de los personajes conforman el mejor contexto para el éxito de la producción.
Sangre y arena dibujan una magnífica película en la que el director T. Post hace honor al meritorio guión de B. Radnitz.