Cocodrilo Dundee
Sinopsis de la película
Michael Dundee es un amigable y rudo cazador de cocodrilos en el salvaje outback australiano que, por su original filosofía de la vida, es considerado como un héroe entre los suyos. Su fama llega a oídos de Sue Charlton, una reportera de Nueva York que decide ir a Australia para visitarle y, una vez allí, le convence para que le acompañe en su viaje de regreso a América.
Detalles de la película
- Titulo Original: Crocodile Dundee
- Año: 1986
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
5.2
25 valoraciones en total
Cocodrilo Dundee tuvo un éxito enorme y no por casualidad. La razón fue que Paul Hogan conectó con el personaje de Cocodrilo Dundee a la perfección. Y este personaje aventurero resultó ser, ni más ni menos, que el colega que todos querríamos tener. Cocodrilo Dundee es el tío que siempre le vas a encontrar en el bar. En tus momentos bajos de moral ahí estará para contarte un chiste o una de sus historias estrafalarias para reírte y subirte el ánimo. No te fallará, rodeado de amigos y sonriendo a todo el mundo.
Cocodrilo Dundee además se mantiene en forma, no es ningún payaso que vive en una choza en medio del desierto australiano y llora por la noche su soledad. Es un verdadero amigo, y un verdadero amigo no puede estar como tú, triste y ojeroso, Cocodrilo Dundee está fuerte y se mantiene como un palillo. Pregúntale por la dieta que sigue. El tío se alimenta exclusivamente de bichos guarros del desierto y de cerveza. Y ya está. Por tanto es un personaje auténtico.
Le verás siempre con un sombrero gigantesco de esos que se compran a los negros en las verbenas, que tienen alrededor una cinta de dientes de plástico imitando los de un cocodrilo. Lleva además su machete original marca Rambo y el chaleco es el del último mohicano. No puede molar más el tío.
Está claro que un piernas así tiene que caer bien por narices. Total que cuando la reportera rubia macizota va a Australia, es él quien la va a recibir. Australia es un continente fabuloso y la rubia con Cocodrilo Dudee va a alucinar. Todos alucinamos, pero ella la primera. De hecho, en la vida real, se casaron después.
Hay una escena que ha pasado a la posteridad en la que ella se queda con un sugerente traje de baño y enseña todo el culo. A continuación sale un cocodrilo del arroyo y se lanza a robarla el bolso por el método del tirón. ¡Qué fuerza tiene la tía! Mira que tira y tira el cocodrilo con los dientes y no se lo puede llevar. Pero la escena clave del film es cuando él se sube a un cerro. Ahí ya la rubia alucina en colores y en tridimensional. Cocodrilo Dundee necesita ayuda y llama a su amigo, un negro muy feo, que puede estar a cientos de kilómetros de distancia, y entonces para llamarlo coge una especie de honda y se pone darla vueltas y vueltas con el brazo pegado al costado, pero además, con una seriedad absoluta. Es una de las tonterías más grandes jamás filmadas y eso, vale puntos amigo. El tío piensa que el ruido que hace la honda con el viento se puede oír en todo el continente australiano y hasta por las orillas de Singapur, algo así como el grito de Tarzán que lo oían hasta los monos de Gibraltar, y entonces su amigo al oírlo vendrá corriendo. La rubia lo mira alelada que en un momento debe pensar que Cocodrilo Dundee más que pájaros en la cabeza, tiene avestruces.
Aviso: Esa escena no es conveniente que la vean nuestros hijos pequeños, porque los niños tienden a imitar las tonterías que hacen los mayores. Las cosas juiciosas no, pero las tonterías todas y claro, con cualquier cosa dándole vueltas con el brazo puede destrozarte el salón.
El caso es que la rubia se lleva a Cocodrilo Dundee a Nueva York pero ahí ya él no puede seguir vacilando porque no sabe nada de cómo van las cosas en la otra parte del mundo, y entonces es la rubia a quien le toca presumir y como las mujeres son así de malas, pues le presenta a su novio para que rabie, el novio es un tío redicho a más no poder. Bueno, Cocodrilo Dundee trata de conectar con la ciudad, hay muchos ejemplos de ello, muy simplones, pero se ve que no encaja. ¿Se quedará o se volverá a su tierra? La película es simpática y encima no aporta nada de nada, si exceptuamos el culo de la señora Kozlowski. Sin problemas para verla, seguirás siendo tú mismo, el de siempre.
Cocodrilo Dundee fue una película modesta que se convirtió en la segunda más taquillera del 86. Hoy en día está muy pasada de moda y ha quedado como una propuesta simpática sin más. Cuenta la historia de una periodista americana que viaja a Australia para entrevistar a un peculiar cazador de cocodrilos llamado Mike Dundee. Fascinada por su forma de vivir decide invitarle a Nueva York. Una vez allí tendrá que aprender a desenvolverse en la ciudad de los rascacielos fuera de su terreno.
La película juega con la baza cómica del contraste entre dos mundos antagónicos como son el de la sofisticada y moderna Nueva York y el de la salvaje y hostil Australia profunda. La forma en que Dundee se maneja en la Gran Manzana es uno de los puntos más divertidos del filme. Son famosas las escenas en la que el protagonista derriba a un caco con una lata de comida o aquella en la que nuestro héroe defiende a la reportera con un enorme cuchillo de caza del atraco de unos rateros. Se establece también la comparación entre los snobs y urbanitas neoyorkinos amigos de la periodista y los bruscos e ingenuos comportamientos del australiano. La película incluye la típica historia de amor entre sus protagonistas de la que sólo al final sabemos cómo termina.
Paul Hogan se encasilló definitivamente con este personaje que le haría mundialmente famoso y de paso se ligase a su compañera de reparto la guapa Linda Kozlowski. La secuela no se hizo esperar y se estrenó con éxito dos años después, incluso hubo una tercera entrega realizada en 2001 que pasó desapercibida.
Cocodrilo Dundee es el típico film ochentero por antonomasia. Hoy en día, mayoritariamente despreciada por la crítica seria y recordada como una intocable por todos aquellos que la vieron en su época y su contexto. No creo que, ni unos ni otros, tengan toda la razón. Se trata de una película realizada para entretener a un público muy concreto, con una serie de chistes y equívocos culturales, algunos hoy en día han perdido su gracia, otros forman parte de la cultura americana, y porque no, de la nuestra.
Sin duda, lo mejor es la parte australiana del filme, donde se nos presenta a un hombre abierto, ignorante, ingenuo, pero con un profundo conocimiento de la naturaleza que le rodea, y tendrá que enseñarle ese mundo a una frívola periodista americana (la encantadora Linda Kozlowski). La parte americana del film me parece muy inferior en interés, aunque es digna de verse porque, como muchas otras, es un reflejo extremadamente fiel de la sociedad americana de los años ochenta, y sus dudosos valores: una élite acomodada, social y económicamente superior, que mira por encima del hombro todo aquello que no casa con sus rígidas formas de ver la vida, una raza de hombres de negocios superficiales, profundamente hipócritas, que mirarán al hombre de la selva con cinismo e indulgencia paternalista. Todo ello contado desde una perspectiva comercial y ochentera, faltaba más, y con un final que hoy solo puede contemplarse con incredulidad, si acaso, con una sonrisa de complicidad. Porque, seamos realistas, ¿quien no ha querido alguna vez en su vida hipnotizar rinocerontes?
El caluroso y asfixiante paisaje australiano interrumpe en nuestros televisores, acompañado por una música muy ochentera. Está claro que estamos ante un ejemplo de cine made in 80´s, ese cine típico de la época, sin pretensiones, con un guión simple, personajes carismáticos y escenas donde predomina la comedia y el romanticismo.
Cocodrilo Dundee es, por ahora, el mejor sucesor de Indiana Jones. Las similitudes entre ambos personajes es evidente, también influye que ambos personajes fueron interpretados por dos actores muy simpáticos, clásicos en su estilo, que tan sólo con su mera presencia les basta para hacerse con el público.
Como ya he dicho antes el guión es simple, pero efectista. Consigue ese contraste entre las dos partes de la película, la australiana (más conmovedora, más bella, más romántica…) y la americana (más fría). La sucesión de chistes y situaciones cómicas cumplen a un nivel muy alto, cómo la secuencia del canguro Skipy o la del cuchillo (parodiada en Los Simpsons).
Resumiendo, Cocodrilo Dundee es una gran película de los 80. Sencilla, eficaz y que aguanta el paso de los años. Y, aunque sea muy criticado, el final en el metro es maravilloso, un broche de oro para esta simpática comedia que demostró que no sólo los norteamericanos saben cómo entretener al público.
Aquí teníamos a Paul Hogan haciendo de las suyas, y encontrando ciertamente su vocación como Cocodrilo Dundee: un personaje tan ridículo como divertido, que deja su huella, que cae simpático y además no te arrepientes de rememorarle pasados unos años tras verle por primera vez en su película.
Para mí no ha perdido mucho con los años y eso ha de decir algo.
Tal vez el protagonista tenga todo el peso de la película, porque el argumento es algo vulgar… tal vez.
Disfrutable.