Clean, Shaven
Sinopsis de la película
Peter Winter, un hombre recluido en un hospital psiquiátrico es atormentado por imágenes y sonidos de su pasado. Cuando por fin está fuera (no sabemos cómo ni por qué), emprende una búsqueda desesperada de su hija. En el camino cometerá actos de violencia irracional contra seres indefensos y contra sí mismo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Clean, Shaven
- Año: 1993
- Duración: 80
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Opinión de la crítica
Película
6.4
72 valoraciones en total
Mezcla entre las referencias Polanskianas más viscerales y el cine de autor de tics más personales, el debut de Kerrigan se nos muestra como algo completamente distinto, un cine a través del que, con un halo de fascinación y turbación, se abren nuevas sendas para la alteración de un discurso que, tras haber acogido tantos trabajos bajo su seno (obviamente, me refiero al terror/thriller psicológico), se intuye aquí desde una perspectiva diferente, y abre un abanico de posibilidades que, quizá ya empleadas, no habían cobrado tanto peso como aquí.
Su introducción ya es idonea: un tipo (presuntamente el protagonista) al que todavía no conocemos de nada, observa como un balón se estrella en la ventanilla de su coche, y una niña de corta edad le observa a través del cristal. Acto seguido, un recital de planos que esconden gritos ahogados, nos sumerge en el que podría resultar el más terrorífico de los horrores, sin mostrar nada, y causando total incertidumbre.
A partir de ahí, Clean, Shaven , va jugando sus demás cartas sin prisa pero sin pausa, otorgando señas sobre su personaje: los gestos de Peter que, por mínimos, son aclaratorios y ayudan a obtener una nueva concepción sobre él (el espejo girado en el dormitorio, el nervudo tic siempre que sus manos entran en acción, los cortes que podrían intuir un principio de proceso autodestructivo, etc…), las intervenciones justas de nuevos caracteres, que son como una verdadera puñalada, resaltando información, la cámara descubre, con constancia, nuevos elementos, etc…
Su último tramo, por mantenerte en vilo de ese modo, y acercarte así al temor de Peter, sin paliativos, con tan pulso, y siguiendo un relato que te reconcome, sólo merece una gran ovación, y no únicamente por el hecho de que Peter Greene traslade a la perfección su papel, con un enorme trazo y un pulso brutal, ni porque esa conclusión esté predestinada a resultar dolorosa, sino porque todo lo que se ha hecho confluir anteriormente en pantalla, hace que Clean, Shaven dé como resultado un film demoledor, de esos que incomodan y dejan un mal cuerpo no te puedes quitar de encima con facilidad.
Clean, shaven es una película que puede no gustar, lo cual es lógico. Lo que no es lógico es despachar rapidamente y con desprecio la importancia y la complejidad que esta película esconde dentro de la sencillez de su puesta en escena.
Clean, shaven fue una película fundamental, pero convenientemente olvidada, en un momento en que el independiente americano se suicidaba en la mediocridad buenista y comercial de Sundance, Miramax y el paradigma Tarantino.
Y es que Kerrigan no tiene que ver con eso, Kerrigan aporta una narración diferente, una narración que borra los límites entre cordura y locura, entre recuerdo y vivencia, entre sueño y realidad. Y lo hace con maestría, con un ritmo magnífico en el que las largas escenas de auto-mutilación son el punto culminante. Y lo son porque no se tratan como un recurso formal, o como una manera de impactar o provocar, lo cual sería triste e infantil (hola, Quentin), sino que son el punto fundamental del sentido de la película.
Y es que en cuanto a sentido, o significado, Clean, shaven es uno de los mejores ejemplos del cine independiente americano de los años noventa. Esto no es Larry Clark, esto es un análisis profundo y absolutamente no impostado (ni impuesto) sobre la locura como enfermedad social, sobre la profunda represión que sustenta la sociedad americana, sobre la frustración y la incapacidad de articular soluciones colectivas y, entonces, su derivación en la destrucción absoluta, del mundo y del yo.
Efectivamente, Clean, shaven no es para aquellos que piden cine-espectáculo. No, Clean, shaven es para aquellos que consideran el cine una forma de arte, por lo tanto, una forma de análisis de la realidad y su trasmisión mediante dispositivos expresivos, y críticos. Clean, shaven es una película que exige, y solo a partir del cumplimiento de esta exigencia puede valorarse una experiencia en los límites llevada a cabo perfectamente y con respeto, sin gratuidades a lo Grandrieux o Noé, con todo en su sitio, incluso su mesurada duración.
Curiosa y muy desconocida película, de un peculiar director, que aborda un tema en principio habitual en el cine pero con una forma y un mensaje desbordantes.
Clean, shaven es un canto contra los prejuicios y el estigma de quienes padecen alguna enfermedad mental, en mayor o menor grado según la enfermedad concreta, en este caso la esquizofrenia. El mensaje va envuelto de una trama de cine negro de extremo pesimismo en cada fotograma, en cada sonido, en cada sensación, donde la persecución de un presunto asesino en serie parece apuntar a un hombre totalmente trastornado, que va dejando pistas a su paso, ya sean restos biológicos (¿de las víctimas o propios?) o situaciones que han causado profundo rechazo a los testigos, aunque no sean exactamente violentas. El protagonista, interpretado por un colosal Peter Greene, no es sino otra víctima más de los acontecimientos, será juzgado por unos hechos con los que tiene que cargar por su condición de enfermo. El intenso y grandioso final así nos lo explica.
Además destaca la estética, con una atmósfera oscura y opresiva, con escenas un tanto fuertes (la uña) o solo insinuadas (increíble escena inicial donde no se muestra nada y todo se da por supuesto por el espectador, siendo un perfecto resumen de lo mencionado sobre los prejuicios con los que carga el protagonista). Un neo-noir psicológico que cumple aquella norma de o la adoras o la odias. Mención especial para Peter Greene, pocos actores en el mundo podrían haber clavado ese papel de forma tan magistral, y no tengo constancia de que se le reconociese como es debido.
No puedo recomendarla porque solo a uno de cada mil le gustará, quizás a menos. Pero sí diré que es una película muy infravalorada por no ser comprendida, y lo que no comprendemos es una mierda, por supuesto.
el personaje interpretado por Peter Greene aparece en la ducha de un sucio motel, mientras miles de sonidos, entre los que se juntan reales con imaginarios (como sonidos distorsionados que incluyen voces de múltiples narradores de radio que parecen tener un tono de voz parecido a la que utilizan los sermoneadores que nos avisan periódicamente del fin del mundo) se encargan de alimentar la inconexa atmósfera de la película. Algo parece que está fragmentado en Greene, algo hay en él que nos indica a pensar que no está entre nosotros, por lo menos al completo. Se arranca algo de la cabeza (seguramente un chip con el que el gobierno intenta dominar a la humanidad, pero está claro que esos cerdos con él no lo conseguirán) mientras muestra una mirada totalmente ida. Evidentemente, siempre que conduce tiene la sensación de que la policía o alguien está tras él, en busca de sus huesos, aunque no puede utilizar los retrovisores porque podría ver su imagen reflejada en ellos y eso le causa auténtico pavor, tanto, como para tener que deshacerse de todos ellos.
Clean, Shaven (1993) es una película que difícilmente puede convertirse en un éxito comercial. Con unas intenciones totalmente alejadas del relato más convencional, la película se erige como un originalísimo retrato de un esquizofrénico, interpretado magníficamente por Peter Greene. Al fin y al cabo también supuso el debut cinematográfico de Lodge Kerrigan, un director cuanto menos complejo.
Una muestra de cine independiente que no dejará a nadie indiferente, por presentar una propuesta arriesgada a más no poder. Kerrigan está muy cerca de los thrillers enigmáticos que nos presenta otro genio como David Lynch, sólo que Kerrigan no se detiene en adornar estéticamente su historia, sino que la muestra tal y como funciona en la realidad de su desquiciado protagonista. Seguramente por esta crudeza y esta ambientación tan escéptica, su éxito haya sido mucho menor que el de otros cineastas que proponen toques de surrealismo en sus historias. Al público le interesa el fantástico siempre que le ayude a soñar y a imaginarse mundos diversos, pero cuando el tono se vuelve gris y oscuro, la mayoría abandona el barco. Clean, Shaven nos muestra la historia de un paranoico que trata de contactar con su hija, después de haber estado largo tiempo encerrado en un manicomio por sus brotes psicóticos. Ya vemos que el argumento no es precisamente algo sorprendente, y no es la sorpresa argumental el objetivo del director, sino más bien la formal. Aún así el director deja muchas pistas en el aire, y nunca acaba de mojarse completamente. ¿Es culpable de asesinato nuestro protagonista? Pese a los argumentos a favor de la hipótesis, la duda sigue estando en pie.
Pese a que presenta una historia (aunque seguramente todo podría estar sucediendo en la mente de nuestro sufrido protagonista), Clean, Shaven no utiliza una narrativa convencional. A decir verdad, apenas existen diálogos en la película y nuestro personaje realiza mayormente acciones que no tienen ninguna aportación dentro de la trama. La película se sustenta en pequeños detalles, que son los que utiliza el director (como hace Lynch en muchas de sus películas) para ir desvelando el torturado mundo interior de nuestro protagonista. Así es como nos damos cuenta de la obsesión que tiene por las niñas pequeñas (los repetidos cárteles de niñas desaparecidas que vemos en los cartones de leche), la torturada figura que refleja su espejo (rompe todos los cristales con tal de no verse reflejado en ellos) y en general de un comportamiento que se aleja totalmente de lo que entendemos por normal (no en vano hay flashbacks que nos inducen a pensar que el protagonista ha escapado de un manicomio). Una narración, que no deja de ser fragmentaria porque simboliza la mente de nuestro protagonista. En este sentido hay una escena totalmente sintomática, en la que nuestro personaje principal entra en una biblioteca y de repente aparece en un coche mientras oye voces que le amenazan con dar la vuelta. El director después nos muestra como en la biblioteca sólo está él imaginándose la situación, mientras los lectores de la sala quedan atónitos ante semejante espectáculo.
La música es un elemento imprescindible en la película. Pero más que ella, nos atreveríamos a decir que lo que Kerrigan explota de una manera maravillosa son los sonidos y las distorsiones, que logran crear una atmósfera única. Todo está calculado al milímetro, para dar una sensación de desajuste que intente impactar al espectador, y que no deja de ser la representación exterior de lo que internamente ocurre en la cabeza de nuestro personaje. Sintonías de Radio, postes telefónicos, voces del pasado, todos son elementos que forman parte del mismo caos que se conjuga en la película. Marca de la casa los múltiples travellings laterales con los que el director afronta los viajes en coche, mientras nos da muchas muestras de un pesimismo absoluto.
Y el tópico de que no es una película apta para todos los gustos se cumple sin excepción en cada fotograma de la película. La misma película tiene un aire de rechazo que parece intentar disuadir al espectador de que la siga contemplando, como atestigua bien el inicio de la película.
http://neokunst.wordpress.com/2013/11/17/clean-shaven/
El quién es obvio que ya no importa.
A veces da rabia gastar tu tiempo criticando determinadas basuras audiovisuales como ésta (el rango de película lo reservo para otra división), pero de alguna forma necesitas sacar toda la mierda que su simple visualización te ha metido dentro y mostrar por el resto de los posibles interesados el respeto que no se les ocurrió mostrar ni al director ni al crítico responsable de una de mis peores experiencias con el cine. Y a él me dirijo: no se si lo has hecho aposta o de verdad compartes ciertos patrones mentales, sin duda alterados, con el director, pero en cualquiera de los casos quisiera recordarte que la terapia siempre es una opción, a veces necesaria .
Una cinta mala de principio a fin y peor a cada minuto. No te deja con ganas de ver más, te deja con ganas de ver algo. Escondida del público de una forma sin precedentes y joder, ahora entiendo porqué. Tendría que haber hecho caso de las señales. No se salvan ni los créditos.
En conclusión, y en aviso a futuras víctimas de críticas sobrevaloradas, si lo que queréis ver son muertes, asesinatos, sangre o brutalidad en general, aquí no las vais a encontrar ni por asomo. Lo único que Clean, Shaven puede aportar es la necesidad de redactar críticas como ésta que son, como espero haber dejado claro, más que merecidas.