Cineastas en acción
Sinopsis de la película
Tras el éxito de Cineastas contra magnates , Carlos Benpar continúa su ensayo cinematográfico en defensa de los derechos morales de los cineastas frente a las manipulaciones que sufren las películas desde los orígenes del cine hasta la actualidad. Diferentes directores e integrantes del mundo del celuloide en general nos hacen participes de anécdotas que les han ocurrido en sus películas o desarrollando sus respectivas especialidades creativas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cineastas en acción
- Año: 2005
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.4
56 valoraciones en total
Aviso: Si a usted se la pela el coloreado de películas, su formato, el doblaje y otros aspectos técnicos que productores y comerciantes de cine masacran, no vea esta película. Si por el contrario, considera que un film no debería ser alterado en modo alguno y debería visionarse tal y como lo concibió el-la director/a, entonces su visión es obligada.
La importancia de estos 2 documentales no radica en la forma, sino en el fondo. Siempre he defendido que las películas deberían verse obligatoriamente en versión original subtitulada, ya que pese a que en España nos orgullecemos de los dobladores que tenemos, el tempo, la sonoridad de la película e incluso el sentido de muchas escenas se ve alterado al doblarse. No hablo ya de cambios en la banda sonora, traducciones e interpretaciones del guión sui géneris o la inclusión de texto no original. La llegada de la televisión en los años 50-60 agravó la manipulación de las películas, ya que al venderse los derechos de estas a la pequeña pantalla, los propietarios de los derechos (es decir, productores o empresarios sin, en muchas ocasiones, escrúpulos ni idea de cine) adaptaban el formato de la película a su conveniencia. Muchas películas originalmente concebidas en ByN fueron coloreadas para ser más comerciales (otra de las cosas que nunca he entendido es la reticencia al blanco y negro). Muchos directores fueron obligados a incluir deshechos de sus películas para coordinar el tiempo de publicidad y el de la película. Grandes atrocidades en las que el director estaba indefenso puesto que legalmente, se establecía que el propietario de los derechos de una película no era el director, sino el productor. Pues bien, a día de hoy en EE.UU. esto sigue siendo así. Por suerte, en Europa, el Tratado de Berna protege a los directores de las obras cinematográficas frente a alteraciones no deseadas en sus películas.
Esta perorata puede resultar inútil para algunos, pero en mi opinión es necesario apoyar a todo cineasta que luche porque se respeten los derechos de sus películas, ya que sus derechos son los nuestros. Y para ello, nada mejor que visionar este par de documentales, ya que el conocimiento es el poder. Poder para reclamar ver aquello que el director nos quiere mostrar. Poder para no sentirnos estafados cada vez que censuran, truncan, editan o manipulan una película sin autorización. ¿Se imaginan la jungla de asfalto coloreada? Pues pregúntenle a John Huston sobre ello. O mejor, pregúntenle a Ted Turner…
Cineastas contra magnates y Cineastas en acción son dos películas que debería ver todo el mundo (al menos, todo aquel al que le guste el séptimo arte, aunque sea un poco). Son películas cuyo valor más allá de sus méritos cinematográficos. Como documental (o documentales, aquí hablamos de la segunda, pero vale igualmente para la primera) no es nada del otro mundo. Mantiene el ritmo a duras penas, y no es nada muy original. Además de tener unas partes ficcionadas un tanto pobres.
Pero es lo de menos. Hay ocasiones en los que el contenido es tan fundamental, que la forma es casi lo de menos. La sola iniciativa de denunciar las barbaridades que se cometen contra las obras cinematográficas ya merece un mayúsculo aplauso. Es una película impregnada por el inmenso amor que siente su autor por el cine. Carlos Benpar (la primera persona que denunció a España por no emitir una película en su formato original) nos ilustra con claridad sobre las atrocidades que se cometen sobre las películas sin el consentimiento de sus autores, y fuera de la legalidad, en la mayoría de los casos.
Benpar consigue reunir a artistas de diversos países que dan su punto de vista sobre esta cuestión y que también luchan, en muchos casos, porque se respete la integridad de la obra. Gente que ama el cine, y que se enfrenta a los irrespetuosos que mutilan los filmes en beneficio propio. En esta segunda parte se hace hincapié en el coloreado, el doblaje (aunque toca poco este tema para mi gusto) y en los cortes publicitarios en televisión. Ya nos había hablado sobre la cuestión de los formatos, y siempre presente la lucha en los tribunales para reclamar lo que debería ser algo básico.
Y es que debería ser algo absolutamente indiscutible que una obra de arte no pueda ser alterada nada más que por su autor intelectual. El sentido común no deja lugar a las dudas. Pero es tal el cúmulo de despropósitos que nos encontramos en este arte, que no queda otra opción que clamar al cielo, y luchar por unos derechos que jamás debieron ser pisoteados. Por eso, es tan plausible que alguien se ocupe de esto, y lo intente difundir entre el público, que no hay nada como concienciar al gran público para obtener resultados. La gran pena es que esta película la verá muy poca gente, y la mayoría de esta gente ya está sensibilizada con el tema…
Que luego la película resulte más o menos aburrida, con más o menos ritmo…eso, la verdad, es lo de menos. Lo realmente importante es lo que se cuenta, lo grave es lo que se denuncia aquí, y el mérito de la película radica en su propósito.