Chungking Express
Sinopsis de la película
Dos historias de amor independientes que se desarrollan en el popular barrio turístico de Tsimhatsui, en Hong Kong. La primera describe el fugaz encuentro entre un joven policía en plena crisis amorosa y una misteriosa mujer fatal traficante de drogas. La segunda se centra en el singular romance entre un solitario y sencillo agente de policia y la joven camarera del pobre bar donde aquél suele comer.
Detalles de la película
- Titulo Original: Chung Hing sam lam (Chungking Express)
- Año: 1994
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
7.6
67 valoraciones en total
Dos historias que, aunque estilísticamente diferentes, tratan el sempiterno tema de Wong Kar-Wai del desamor y el amor imposible. Quizá sea la película más ligerita de este director, alejada de la exuberancia sensual, densa y a veces artificiosa de otras de sus películas. Esto no quiere decir que no haya que tomársela en serio, o que sea un paréntesis de ligereza que se tomó el director entre obra y obra de mayor profundidad, porque Chunking Express es otra lección de este señor de cómo hacer cine con estilo, personalidad e inventiva.
De la primera parte de la película diría que esencialmente me gusta lo atrevido del ritmo y la narración, aportando una frescura no muy común en este director (y no es un reproche).
Pero es la segunda historia la que me hizo rendirme ante esta película. Nos expone el tema de los obstáculos a la atracción personal y al acercamiento amoroso de forma más amable, y también cómica, de lo que suele hacerlo este maestro del cine, con un romanticismo rocambolesco y absurdo, pero también artrebatador.
Una de las películas que más veces he visto, y junto con Deseando Amar mi favorita de Wong Kar-Wai. De las que siempre recomendaré.
Chungking Express fue la película que llevó a Wong Kar-Wai a ser conocido fuera de Hong Kong, si bien no llegaría a ser famoso hasta ganar la Palma de Oro de Cannes al mejor director en 1997 con la fabulosa Happy Together . Chungking Express es una obra maestra del cine postmoderno que encantró a Quentin Tarantino- encargado de promocionarla- y fue defendida por la revista francesa de cine Cahiers du Cinema : ciertamente no se equivocaron al ver en Wong Kar-Wai un talento. La historia nos situa en Chungking Mansion, una zona particularmente cosmopolita de Hong Kong donde en un mismo edificio se habla mandarín, cantonés, inglés y japonés. En este oscuro ambiente veremos desarrollarse dos historias de amor independientes, enlazadas solamente por tener un escenario común donde empezar: el restaurante de comida rápida Midnight Express. La primera historia narra el fugaz encuentro de un policía secreto con una misteriosa traficante de drogas, mientras que la segunda nos presenta a un agente que enamora a la alocada dependienta del Midnight Express, interpretada por la magnífica Faye Wong, talento descubierto en esta película. Con un guión realmente bien cuidado, fabulosos planos con técnicas innovadoras, una fotografía de lujo, un ritmo nada pesado y una escenografía de una belleza plástica incomparable, Chungking Express es una obra melancólica, una reflexión acerca de los tiempos que corren y – sobretodo- una excelente película.
Cuarto largometraje del realizador Wong Kar-Wai (Shanghai, 1958). El guión, del propio Kar-Wai, se elabora a medida que avanza el rodaje a partir de unas pocas íneas generales y unos caracteres bien definidos. Se rueda durante 23 días en escenarios reales de Hong Kong coincidentes con los que el realizador tiene por costumbre frecuentar. Producido por Yi-Kan Chan para Jet Tone Productions (Hong Kong), se proyecta por primera vez en público en agosto de 1994 (Festival de Locarno, Suiza).
La acción dramática tiene lugar en Hong Kong en 1993-94. El policía número 223 (Kaneshiro), ha roto con May, su novia durante 5 años. Se siente frustrado y abatido. Sus obsesiones le llevan a esperar el regreso de May hasta el 30-IV-1994. Entretanto escucha repetidamente la canción preferida de ella (What a Difference a Day Makes, de Dina Washington), se alimenta de la fruta que a ella más le gusta (piña) y compra latas de piña con fecha de caducidad del 30-IV-1994. Superado el plazo, busca una chica con la que pasar la noche y hacerla su novia. En un bar coincide con Lin (Ching Hsia). Otro policía, el 663 (Leung), tiene relaciones con una azafata de vuelo (Chow), para la que compra cada día, cuando ella pernocta en Hong Kong, una ensalada en el establecimiento Midnight Express, donde trabaja como camarera Faye (Wong). El policía 223, que cumple 25 años el 1-V-1994, aficionado al futing, es solitario, obsesivo y tiene una especial fijación por el sexo. Lin es una veinteañera misteriosa, de espíritu libre. El policía 663, de unos 25 años, es depresivo, reservado, de pocas palabras y necesita que le den las cosas hechas. La camarera Faye tiene poco más de veinte años. Es encantadora, sencilla, hábil y soñadora.
El film suma drama, comedia, misterio y romance. La primera de las dos historias que integran la cinta contiene elementos de cine negro, crimen y thriller policiaco. La segunda historia es una atípica comedia romántica. Las dos historias son independientes, pero mantienen paralelismos y coincidencias. Comparten la ambientación en el mismo barrio de Hong Kong, tienen alguna relación con el Midnight Express, los coprotagonistas son policías jóvenes y solitarios, parten de una ruptura sentimental, los personajes son trabajadores normales y corrientes. Ambas coinciden en exaltar la fuerza y la riqueza de la juventud, el pálpito del mundo moderno, los valores jóvenes contemporáneos (libertad, autonomía, sexo sin tabús, igualdad de géneros, cosmopolitismo…), la afición a la música contemporánea, el amor no convencional, etc.
El film rinde homenaje a dos películas de culto. Las gafas y el chubasquero de Lin evocan la figura de Barbara Stanwyck en Perdición (Lean, 1944). El corte de pelo y la expresión corporal de Faye recuerdan a Jean Seberg en Al final de la escapada (Godard, 1960). El humor se hace presente, sobre todo, en la segunda historia. Se trata de un humor puro, sutil, ocurrente y divertido.
Dos historias muy diferentes entre si, cuyo nexo de unión es un puesto de comida rápida, el Midnight Express, en el cual se producen los encuentros entre los personajes.
La historia del 223 transcurre entre carreras, latas de piña que caducan el uno de mayo y el recuerdo de una novia llamada May, esperando una llamada al busca que nunca llega.
Noches de blues que van pasando en la vida de un perdedor ocasional, hasta que se cruza con una mujer misteriosa, con gafas de sol y gabardina. Que a su vez, esta metida en un buen lío relacionado con una mercancía de droga perdida y un socio, que le pone a su vida una fecha de caducidad.
El tiempo es un factor importante en esta historia. Por otra parte, es una de las pocas explicaciones que se le puede dar, a que sea de menor duración.
Takeshi Kaneshiro y Bridgette Lin, consiguen desarrollar unos personajes con carisma y magnetismo, en esta historia que enamora a la misma velocidad que se evapora. Dejándole a uno con la sensacion de querer ver un poco mas, pero satisfecho con la historia, en teoría, concluida.
El 663 por su parte, acude noche tras noche, al Midnight Express para pedir una ensalada para su novia azafata. Mas tarde, esta le dejara para probar algo distinto.
En el restaurante trabaja Faye, que se enamora de el y que gracias a una carta, que pasa de mano en mano, se hace con las llaves de su apartamento.
Así su vida va girando en torno a los cambios que Faye va provocando, los recuerdos de su relación con la azafata, con un avión de juguete como protagonista y las continuas conversaciones con toallas, jabones y peluches gigantes.
Un Tony Leung en su linea de tipo serio, que contrasta con el protagonista de la primera historia (Kaneshiro) y Faye Wong, que es uno de los pilares básicos de esta película, con un personaje para recordar.
Entrañable personaje el encargado del Midnight (Jinquan Chen), que con sus apariciones en las dos historias, le da un toque de brillantez y calidad.
Wong Kar Wai mezcla con virtuosismo diferentes generos, un poco de cine negro y mucho de comedia romántica. Excelente fotografía (Doyle, Lau) y una banda sonora de constante presencia y protagonismo. Una historia con un ritmo frenético y otra mas pausada, del blues melancólico al California Dreamin de Mamas and the papas o el Dreams de The Cranberries.
La única algo floja, en mi opinión, de las películas de Wong Kar-Wai que he visto hasta la fecha. Tras haber disfrutado de bellezas como Days of being wild , In the mood for love y 2046 , la que es objeto de esta crítica ha pasado ante mis ojos de un modo bastante insustancial y rozando lo soporífero.
Los desamores de dos policías que son abandonados por sus novias se desarrollan en una sucesión de escenas que a mí, personalmente, me han transmitido poco aparte de un ligero aburrimiento. No han conseguido engancharme con el muestrario de sus peculiaridades y rarezas ni con sus penas de amor. Uno que está empeñado en adquirir treinta latas de piña en conserva que caduquen el 1 de mayo de 1994, día en que se habrá confirmado la ruptura definitiva con su chica, y que intenta ligar en un bar con una mujer que va cargada con el lote completo: traficante de drogas y asesina. Pero esta historia, ya poco interesante de por sí, se queda totalmente a medias y la acción pasa a centrarse en el otro policía. Esta otra trama quizás tenga algo más de chispa, sobre todo gracias a la chica de la tienda (aunque la verdad es que me resulta un poco cargante), pero al final de todo me queda la sensación de que no he visto nada que haya conectado gran cosa conmigo. Los personajes me dan la impresión de chirriar, quizás por ese empeño en mostrar tantas trivialidades y rarezas de su carácter que, la verdad sea dicha, me han interesado escasamente. Y no es porque me desagraden normalmente, ni mucho menos, las tramas que se centran en las personas y sus formas de ser y de afrontar las cosas, pero en este caso se me hace artificial y forzado. Las situaciones no me llenan, y he estado a punto de quedarme dormida, tal vez porque la he visto a la hora de la siesta.
Aparte de la fotografía, que no está mal, lo demás no me ha resultado llamativo. La banda sonora se me ha hecho demasiado repetitiva, no sé cuántas veces he escuchado el California dreamin de The Mamas and the Papas, que es una canción que siempre me ha gustado pero que cuando te la quieren colar en exceso, porque a la chica de la tienda le encanta y tiene el capricho de irse a California, pues ya les vale. Que sí, que cuando me gusta mucho una canción la escucho hasta la saciedad, pero cuando veo una película me agrada escuchar algo más que la misma canción machacada hasta el infinito. No es por nada.
En esta ocasión, Kar-Wai se aleja de mis emociones y me deja bastante fría. No me ha resultado nada memorable ni ha despertado en mí ninguna sensación duradera, de ésas que te seguirán siempre cuando rememoras una película que te ha marcado en algún aspecto.
Fácilmente olvidable, de las que se arrumban en el cajón del olvido sin esfuerzo.