Chihayafuru (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2011-2019). 3 temporadas. 65 episodios. Toda su vida Chihaya ha soñado con ver a su hermana mayor convertirse en la modelo Nº1 de Japón. Eso hasta que un estudiante nuevo llamado Arata le explica que un sueño es aquel en el cual uno mismo trabaja. Esta afirmación cambia el pensamiento de Chihaya y gracias a el descubre su verdadero sueño y pasión, el Hyakunin Isshu un juego de cartas tradicional de Japón. Ella descubre que tiene un talento innato para este juego y ahora su sueño será ser la mejor jugadora del mundo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Chihayafuru (TV Series)
- Año: 2011
- Duración: 25
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Opinión de la crítica
7.5
36 valoraciones en total
*Traducción del Título.
El Venerable,
Qué ni a los Antiguos Dioses preguntó,
El rio Tatsuta
Lo tiñe de rojo carmesí
Para Ella.**
(**libre interpretación personal).
Antes de nada, añadir que Chihayafuru es un anime adaptado de un manga con el mismo nombre y escrito por Suetsugu Yuki, yo no lo he leído, por ello mi crítica será basándome en la primera temporada del anime concretamente (En el otoño del 2019 se estrenó la tercera).
¿Qué es Chihayafuru? Pues es una serie animada sobre el mundo del Kurata, un juego de cartas tradicional japonés, deporte no profesional, que consta de 100 cartas fijas cada cual con un poema clásico escrito, donde se colocan boca arriba sobre una base (tatami) y gana el más rápido que las coge una vez que empiezan a recitar el poema de la carta (es algo más complicado, pero mejor ver la serie).
El anime se desarrolla genial, evolutivo, como se pide en este tipo de animación, con un tema tan desconocido, comenzando en el propio juego, desde sus bases, normas, orígenes hasta llegar a los formatos de liga y estrategias individuales o en equipo, pasando por unos personajes que maduran con cada episodio y acontecimiento, junto a sus enemigos o competidores, con sus alegrías y tristezas de juventud, con subidones y bajones morales, ya que sus protagonistas son chicas y chicos de instituto pero también hay algún que otro entendido o sabio que suele dar la nota seria.
Todo esto sería normal, pero por suerte esta serie tiene muy buena música, tantos temas generales como en los Endings y Openings y si a ello le añadimos unos acertados seiyuus, dobladores, junto a un trabajo currado en cuanto a la calidad de la animación, aumentando la calidad visual, forman en conjunto, una buena obra, un espectáculo, tanto en aspecto técnico como en desarrollo, y sobre todo, y más importante, que acaba disfrutándose.
Nota Curiosa: ¿Chihayafuru? Chihaya es el nombre de la protagonista y casualmente uno de los poemas empieza así, Chihayaburu, un poema/carta que dará juego durante los 25 episodios de la primera temporada. ¡Disfrutadla!
De esta serie lo que engancha desde el primer capítulo son los personajes tan bien construidos. Incluso los secundarios.
A través del juego se van descubriendo sus relaciones, sus defectos, ambiciones y cualidades personales.
El argumento se extiende a través del tiempo y los personajes evolucionan. Los juegos poco relevantes no ocupan demasiado tiempo en los episodios y, en ocasiones, consigue que la sensación de los personajes conforme su año ha pasado rápidamente, se transmita al espectador.
La parte de la historia de amor es sencilla pero la serie consigue que empatices con todos los personajes implicados, al punto de que pase lo que pase, te puede parece mal… o bien.
Cómo esta serie puede tener tan altas puntuaciones? No me lo explico…
Se basa en una gente que le da a un juego de cartas de poemas japoneses (todo fonético)… Bueno, pues si eres japonés quizá tenga su gracia… pero si no eres nativo… Es absurdo!
Además se lo toman todo como si fuera una serie de acción con malos y todo… Imaginar un cruce entre Naruto y las damas, Bleach y el parchis…
En fin, que una buena calidad en los dibujos no lo es todo.
Nada que aporte esta serie, salvo que te sirva de inspiración para hacer algo sobre el tute extremo o un mentiroso hardcore.
Vista la tercera, y hasta el momento última temporada de «Chihayafuru», creo que es necesario hacer un pequeño comentario. El manga de Yuki Suetsugu que adapta continúa en publicación, así que yo solo espero que por favor no lo dejen y sigan animándolo.
Puede que desconocida para muchos, «Chihayafuru» sin embargo es la sorpresa de los últimos años. Un anime deportivo inusual por el deporte elegido: el karuta, un juego tradicional japonés con cartas que involucra memoria, rapidez, concentración y estrategia. Así, tiene todo lo que se le puede pedir al género: aprendizaje, entrenamientos, competiciones, rivales, derrotas, victorias, amigos… y un toque algo exagerado para adornar un deporte que no creo para nada que sea como aquí nos lo pintan. Las explicaciones del juego no son muy claras, la verdad, así que muchas veces te puedes perder en las partidas y en por qué están haciendo qué.
La animación es excelente: las figuras son proporcionadas, los diseños no se basan en estereotipos manidos (o debería decir moé), la paleta de colores es cálida, romántica, y expresiones y movimientos están plenamente conseguidos. Eso sí, su punto de shojo hará que incluya sus clichés de flores y luces varias, aunque no creo que esto deba molestar demasiado. La personalidad de los personajes también está trabajada para darles dimensión y evolución, diferenciarlos unos de otros y que aporten al argumento. La protagonista es Ayase Chihaya, una estudiante que quiere ser la mejor jugadora de karuta. Desde niña es amiga de Taichi Mashima, quizás el personaje más complejo, hasta que conoce a un estudiante nuevo, Arata Wataya, casi convertido en dios, y le cambie la vida para siempre. Entre los tres establecerán un vínculo de amistad, pero también de sentimientos contradictorios de competitividad, amor, odio, inseguridad y lealtad. Esto sin perder de vista a los secundarios, tratados con idéntica responsabilidad, como la Reina Shinobu, el Maestro Suo, el doctor Harada o la encantadora Kana.
Ahora bien, «Chihayafuru» se lo juega todo a una carta: la resolución del romance. En esta historia el amor es tan fundamental que de hecho es el principio de todo: la partida entre Ayase y Arata cuando son niños. No puede entenderse la historia de Chihaya sin comprender que está locamente enamorada de Arata. Su pasión por el karuta es su pasión por un hombre que la cambió por entero, que la despertó, que la elevó más allá de sus horizontes. Admito que a mí es esta historia de amor lo que me tiene enganchada, porque es en verdad de una exaltación romántica y apasionada increíble. Chihaya es un poco tonta, no vamos a negarlo, porque no tiene sentido que esté años sin darse cuenta de que esa pasión desatada que siente es amor, han querido retratar un personaje en exceso ingenuo solo para no resolver un triángulo que no es tal, no puede serlo, y así mantener a los espectadores en vilo alargando la incertidumbre amorosa.
A su manera la técnica funciona, porque yo de solo pensar que Ayase cambie a Arata por Taichi, como muchas espectadoras esperan, me dan ganas de matar a alguien. La historia perdería toda la coherencia interna y echaría por tierra los momentos más románticos y apasionados que he visto en mucho tiempo.
«Estoy muy rara desde entonces… Siento que si vuelvo a verlo todo mi cuerpo se quemaría»