César y Cleopatra
Sinopsis de la película
Cleopatra, la hermosa reina de Egipto, recibe la visita del general romano Julio César. La relación amorosa que se establece entre ellos tendrá también provechosas repercusiones en el terreno político y militar.
Detalles de la película
- Titulo Original: Caesar and Cleopatra
- Año: 1945
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
Película
6
70 valoraciones en total
El director estadounidense de origen rumano George Pascal tuvo durante su vida una relación especial con el teatro y más concretamente con uno de los mejores dramaturgos del pasado siglo XX, George Bernard Shaw. Precisamente de la pluma de Shaw salieron las dos obras de Pascal más importantes Pygmalion , y César y Cleopatra .
Esta última obra fue estrenada en 1946 teniendo una discreta acogida. Se trata de una película interesante, con algunos de los mejores actores del momento, como el actor británico Claude Rains, el famoso policía francés de Casablanca y sobre todo Vivian Leigh que dedicada en exclusiva al teatro desde Lo que el viento se llevó y Los puentes de Waterloo , hacía seis años, volvió a la pantalla grande ya que se trataba de una adaptación de teatro y en el fondo era más de lo mismo. Es por lo tanto una de las pocas ocasiones que podemos contemplar a esta bella y magnífica actriz. Destaca también la presencia de un jovencísimo Stewart Granger que suponía su debut cinematográfico.
La película narra las peripecias de César en Egipto y sus abatares en la corte, con las intrigas políticas propias del tema.
En la película destaca especialmente los decorados y su color en las que nada tiene que envidiar a las grandes películas de romanos como Quo Vadis o Ben Hur .
Sin embargo la historia ha envejecido mal, ya que no nos resultan creíbles los protagonistas, van como disfrazados, y el marco histórico y geográfico parece una excusa para hablar de problemas más europeos y culturalmente más modernos.
A pesar de ello, película recomendada a quién les guste el cine de diálogos, teatral, con buen color y vestuario pero abstenerse de aficionados al cine histórico o de aventuras que les defraudará.
En definitiva película correcta que con el tiempo ha perdido su razón de ser y que en algunos momentos sonroja por el eurocentrismo de su puesta en escena utilizando un marco egipcio.
Película de pandereta basada en la obra teatral de Shaw, que puede que sea una obra maestra para algunos, pero para que nos vamos a engañar histriónica sí que es.
La película es pésima, con una Vivien Leigh que no tiene ni idea de lo que es la figura de Cleopatra, y que no le llega a la Taylor (por algo las comparaciones son odiosas) ni a la suela del zapato interpretando a esta reina.
Ver a Escarlata disfrazada de egipcia queda grotesco. No le pega para nada. Con un registro anodino y una dirección que no llama la atención especialmente, llaman la atención la nula e inexistente química entre este César y esta Cleopatra. Aquí son una pareja amorfa y grotesca. Liz Taylor es Cleopatra (junto con Leonor Varela) no este despropósito, si es que no es para tanto la película, tanto laurel y tanto peloteo.
Cesar y Cleopatra, Egipto, la esfinge, el Nilo, Alejandría con su famosísimo faro y su celebérrima biblioteca. Elementos atractivos y cautivadores todos ellos… Pero, la cosa no acaba de funcionar. ¿Porqué? La respuesta no está tan clara, máxime si añadimos la interpretación de Vivien Leight y Claude Rains, dos grandes del cine, sin duda.
La superposición del cine a la realidad histórica es inevitable. Estoy por afirmar que las cosas no son como en realidad sucedieron sinó como fueron mostradas por el cine (el entrecomillado es para demostrarles que mi grado de locura sigue estando dentro de límites razonables) y en esta película, tanto Julio Cesar como Cleopatra se apartan de las imágenes habituales y preconcebidas. Esta es una apuesta arriesgada por parte de Gabriel Pascal quien trata de ajustarse a la obra de Bernard Shaw, tanto en lo que respecta al diseño de sus principales personajes como en su respeto al medio para el que se concibió: el teatro.
Nos sorprende la imagen de una Cleopatra infantil y dominada, absolutamente desconocedora de sus poderes régios, lo mismo que se nos hace extraño un Cesar tan insensible a los encantos orientales de su anfitriona. La madurez no resulta suficiente explicación. Todo lo contrario, los años y la gloria de un Cesar se me antojan irresistibles por muchos Marco Antonio platónicos que puedan existir. Tal vez el tema haya que buscarlo en las lindes de lo prohibido. A este respecto, ver al Cesar lanzarse al agua desde el faro diciéndole a Apolodoro (Stewart Granger) recógeme con tus aletas, corazón , pues deja una incógnita en el aire…
El hecho de que el propio Bernard Shaw controlase el rodaje y la fidelidad a su obra probablemente impidió alguna que otra modificación mas cercana a la galería como se suele decir. Algún inicio de romance o similar. De hecho el público no respondió como se esperaba y, siendo una de las producciones británicas más costosas de su época, no recuperó lo invertido. El excesivo espíritu teatral y unos personajes no demasiado creíbles lastraron la obra a pesar de contar con unos diálogos excelentes, un color más que interesante y un vestuario correctísimo. Tengase en cuenta además que, el hecho de rodarse en plena II guerra mundial, no facilitó precisamente las cosas y tuvieron que currárselo y mucho
Cuál fue mi sorpresa cuando cogí mi DVD para ver este título y me encuentro con que tamaño reparto y tal historia se prestaron para crear una especie de comedia ridícula con malas actuaciones y peor guión. Eso sí, los decorados y vestuario fantásticos. Debe ser que se les acabó el dinero en eso y no tuvieron para más… Decepcionante. Le doy un 4 precisamente por eso, por el diseño de producción, pero se merece menos.
César y Cleopatra ha sido un poco maltratada con el tiempo, casi se ha tornado ñoña y escueto reflejo de las grandes súper-producciones históricas que estaban por venir. Pese a ello, está revestida de un encanto muy especial, tanto como el que posee el texto escrito por Shaw.
Todo es una gran mentira, un juego donde Julio César carece del más mínimo deseo sexual por la exótica princesa alejandrina, mientras que ésta es representada como una criatura inteligente pero aniñada. Tomando ese punto de partida y centrándonos en la orquestación teatral de la trama, podemos incluso disfrutar enormemente del juego y el planteamiento de Gabriel Pascal.
Claude Rains compone un César que casi es una figura cómica, con alguno momento que hasta casi es femenino en su comportamiento, sin embargo, él era un actor fantástico y termina mostrándose como un eterno superviviente, un delegado extranjero que se les ingenia para hacerse el rey de un palacio que no es el suyo. Él dice que los ama y quiere a todos, pero no ama a nadie, ni siquiera a mí , señala la propia Cleopatra.
Un jugador astuto y que mezcla compasión con determinación, para terminar saliéndose con la suya, valorando la amistad por encima de cualquier otra consideración. A su manera, Shaw muestra una más de las aristas del patricio romano, quitándole, quien sabe si en la adaptación de Pascal por censura de la época, el componente sexual y erótico, que ha sido lo que tradicionalmente hemos considerado como uno de los grandes romances y alianza de intereses de la Historia.
No eres tan inteligente como él cree si cambias un Marco Antonio por un César , llega a advertirle uno de los legados del hombre más poderoso del Mare Nostrum a una Vivien Leigh encantadoramente aniñada. No es hermosa, pero la propia Cleopatra tampoco debió de serlo, según las representaciones fidelignas… Pero como le ocurrió a otra dama del sur de los Estados Unidos, los hombres no se daban cuenta de ello hasta que estaban perdidamente enamorados de ella.
Una farsa divertida donde la ficción imita a la Historia y a la inversa.