Celia (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (6 episodios). Narra las peripecias de Celia, una niña de siete años perteneciente a la alta burguesía madrileña de los años de principios del siglo XX. La espontánea y decidida Celia cuestiona la identidad de los Reyes Magos, se sorprende de que los mayores sean tan aburridos y sigue un código de comportamiento alejado del de los adultos, pero también a gran distancia del de los niños que comparten con ella sus aventuras.
Detalles de la película
- Titulo Original: Celia
- Año: 1992
- Duración: 315
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Opinión de la crítica
Película
6
62 valoraciones en total
Una niña de una familia bien, con su hermanito pequeño y sus travesuras.
La serie fue criticada por por tratarse de las vivencias de una familia de la clase alta, una familia bien acomodada y, claro está, eso hoy día tiene un precio, como si se tratara de algo innoble o delictivo, pero no hay que entrar en ese resquemor, en ese resentimiento, porque justo ese era el escenario para las aventuras de esa niña. También existían las aventuras de Guillermo, muchacho travieso perteneciente a una clase más baja, así pues no es más que situar escenarios porque los niños son niños y no entienden de esas cosas, con que hay que ver la serie con esa idea y disfrutarla tal como la presentan. Celia conoce a los niños pobres y juega con ellos, y es lo que importa.
Y juega con su hermano y hace de las suyas siempre con la mejor intención, sin maldad. Enfada a sus padres con sus trastadas, a las personas mayores y a las monjas de su colegio -otras, en cambio, la quieren mucho-.
Serie respetuosa -de una sociedad de otra época, diferente-, episodios muy cuidados, con excelentes guiones, bien trabajados, para que los mayores sonrieran y para un público infantil que, como cuando la emitían, no querían perdérsela, la veían seriamente y disfrutaban con ella, con la niña de rubios rizos y ojos azules.
1. Por Celia.
2. Por el padre de Celia.
3. Por Doña Benita.
4. Por cuchifritín.
5. Por Doña Merlucines.
6. Por Culiculá.
7. Por Maimón.
8. Por Coralinda.
9. Porque se van a la China.
10. Por que son tan pijos que se piden un orange.
11. Por las monjas.
12. Por Baltasar.
13. Por esa banda sonora que con la primera nota te saltan las lágrimas.
14. Por ese verano en la playa y en el campo.
15. Por la niña fea de bigote.
16. Por el brote de viruelas.
17. Por la gran imaginación de Celia.
18. Porque se viste de pobre y quiere ganarse unas pesetas.
19. Porque fue una corta pero gran serie.
20. Porque siempre es bueno volver a verla.
Si los niños de hoy en día se pirran por las mágicas páginas de Harry Potter, los de antaño (los de la España de principios de los 30, concretamente) disfrutaban con las aventuras de la traviesa niña Celia, una futura novelista cuya infantil imaginación superaba cualquier barrera y provocaba mil y una travesuras cada cual con su divertida reacción entre los adultos. Las novelas de Elena Fortún ambientadas en la alta sociedad de la Segunda República eran sencillas y cortas y sus capítulos no ocupaban más de dos páginas, pero su éxito entre los niños fue notable.
Y la teleserie adapta y mejora, si cabe, muchos de los puntos de las páginas. Celia , al igual que Verano azul , es otra entrañable serie infantil que es realmente disfrutable y memorable si es es niño. No es una obra maestra, pero podría haber quedado en una simplona serie infantil más (que es lo que es la mayoría de sus puntos) y no lo hace. Y es que la serie tiene unas situaciones y momentos cómicos inolvidables y unas salidas hilarantes que hacen de Celia una serie muy llevadera también para cualquier adulto y simplemente memorable para los niños. A esto hay que añadirle una sencilla pero bonita ambientación, una banda sonora instrumental pegadiza y unas actuaciones magníficas. Cristina Cruz ES Celia, pero todos los demás personajes están maravillosos, nos encontramos con secundarios muy en la piel de sus personajes (desde Ana Duato como la madre, pasando por una entrañable Aurora Redondo como Doña Benita o un joven Ángel de Andres como el cura Don Restituto), destacan con luz propia dos actuaciones: La de María Isbert comola Madre Superiora y la de la fallecida Maria Luisa Ponte como Doña Remedios (no pueden estar más divertidas, es imposible).
¿Su peor defecto? Ya lo ha dicho la primera crítica: Ese pequeño tufillo rancio que emana al enseñarnos una clase alta moral y socialmente muy cerrada, limitada y superficial.
Celia es en definitiva una buena serie infantil muy divertida incluso para un público adulto, y que es casi imposible que no arranque una buena risotada al menos una vez en cada capitulo. Es algo irregular, los primeros 3 capítulos que corresponden a la novela Celia lo que dice nos dejan más momentos para el olvido que memorables, pero los 3 últimos correspondientes a la novela Celia en el Colegio son algo superior con ese internado monjil tan cómico con momentos míticos.
Lo peor: Su caracter cerrado por situarse en el ámbito en el que se sitúa. ¿Y desde cuando el Rey Baltasar tiene un acento Cubano tan marcado?.
Lo mejor: María Isbert como la Madre Superiora y Maria Luisa Ponte como Doña Merlucines (indespensable ver sus divertidas actuaciones al menos una vez en la vida).
Celia es una serie estupenda con una estupenda actriz. Es curioso cómo se esconden los aspectos más serios de la actualidad de la época y se ponen de relieve las aventuras de Celia, sin ánimo de ofrecer lecciones morales ni políticas. La pobreza extrema y la alta burguesía, el desapego maternal, la estricta e inútil educación religiosa, el machismo, los peligros que acechan a un niño. Todo ocurre alrededor de Celia, y con ella, pero nunca se rinde ni cede al desaliento. Ni su propia tristeza ante su situación adquiere un palmo de protagonismo. Todo en la serie es ella, es la maravillosa niña, su admirable personalidad, su carácter, su optimismo. Celia nunca se siente sola, aunque esté sola. Un personaje así borra cualquier otra consideración. Los hechos se narran, la vida pasa, ocurren cosas buenas y malas, pero Celia es siempre Celia. Cristina rodó la serie con siete años, como si fuera un juego. Actrices mucho más maduras llevan años de carrera a sus espaldas y nunca han llegado a tal nivel de maestría interpretativa. Un diez para ella, para la serie y para Elena Fortún, su creadora y Molina Gallent por sus ilustraciones originales, se disfruta mucho con la preciosa cabecera y con una sintonía inolvidable y divertida. Gracias a Celia, podemos volver a recordar detalles y sentimientos de nuestra propia infancia que teníamos olvidados, y nos hace disfrutar también del hecho de ser padres. Por todo eso, la serie merece un excelente 10, y que después cada uno analice semiológicamente todos los demás aspectos interesantes de la trama.
No logro entender por qué esta serie no llega a un 6 de valoración. Entiendo que no todos le pueden tener el mismo cariño, pero dejando a un lado la nostalgia, si la vemos sin el velo edulcorado y después de unos cuantos años… Nos encontramos con una de las mejores series, y sobre todo, con más mala leche, que se han hecho nunca en España. La gente que la critica probablemente solo tenga el vago recuerdo de una niña rubia, rica e impertinente. Pero Celia es mucho más que eso. Sin duda lo mejor de la serie es la dirección, el guion (grandísimo tandem Borau-Martín Gaite) y los personajes secundarios.
En la serie podemos identificar dos partes muy distintas, con distintos niveles de malalechez, solo apreciable por la visión de un adulto. La primera mitad, con una dosis notable, y la segunda mitad, que rebosa sátira por los cuatro costados.
Los primeros tres capítulos se desarrollan en el Madrid burgués de la República, impecablemente reflejado en la producción (llega a aparecer hasta un tranvía de la época). Aquí es donde conocemos a una ristra de personajes insoportables pero necesarios: la madre de Celia (Ana Duato), Miss Nelly, la criada… Y a otros maravillosos, donde destacan el buenazo del padre (el recientemente fallecido Pedro Díez del Corral… qué pena) y Doña Benita, encarnada por Aurora Redondo, que está auténtica cantando El día que nací yo y perdiéndose por el Retiro.
La enorme brecha entre las clases sociales se ve reflejada en personajes de Solita o del moro Maimón, a los que Celia ve de igual a igual. Enseguida vemos que su mundo funciona de una manera completamente opuesta al de los demás. Castigarla es como darse cabezazos contra la pared, así que cuando a la madre se le inflan las narices, la manda con las monjas.
Y aquí es cuando empieza lo mejor. Las monjas son una especie de gallinas cuadriculadas que revolotean por el colegio dando órdenes a las niñas y temiendo a todo lo demás: el cura, los padres, los niños del pueblo, el fin del mundo (de las mejores secuencias de la serie)… Todas sin excepción están soberbias, pero en la cúspide está la enorme María Isbert y sus caras: cuando Celia va corriendo a contarle algo urgente sobre el cura, atención la mirada que pone, preparada para lo peor. Esos detalles son a los que me refiero cuando destaco positivamente la mala leche de esta serie. También tenemos a los cabronazos de los niños del pueblo (que sean pobres no significa que sean buenos), y hasta un cameo de Carmelo Gómez.
El último capítulo con Doña Merlucines (otra grande, María Luisa Ponte) ya es exceso tras exceso, Celia alcanza ahí su máximo esplendor puteando a su archienemiga. La serie termina cuando el padre de la niña le regala un cuaderno para que escriba sus propias historias. A pesar de que estaba previsto continuar la serie (no se hizo por falta de presupuesto), esta me parece la mejor forma de cerrarla.
Perdón por la disertación, pero podría estar horas analizando detalles de Celia. Para terminar invito a todos a revisionarla (especialmente los capítulos 4 y 5) en la web de RTVE, donde por suerte la podemos ver a la carta.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/celia/celia-capitulo-4/1633290/