Caudillo
Sinopsis de la película
Primer trabajo de montaje sobre el dictador. Desarrollado el método de trabajo puesto a punto en Canciones para después de una Guerra , ahora ya en plena clandestinidad, el autor y su equipo iniciaron una búsqueda de imágenes y sonidos de archivo, en los que no pudieron contar, en esta ocasión, con los fondos de organismos oficiales, al estar proscritos tras el conflicto con su trabajo anterior, para organizarlos posteriormente de un modo particularmente imaginativo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Caudillo
- Año: 1977
- Duración: 130
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Opinión de la crítica
Película
6.8
72 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Carmen Polo
- Diego Martínez Barrio
- Dolores Ibárruri
- Federica Montseny
- Francisco Franco
- Gonzalo Queipo de Llano
- José Antonio Aguirre
- José Antonio Primo de Rivera
- José Miaja
- Juan García Oliver
- Lluís Companys
- Manuel Azaña
- María del Carmen Franco y Polo
- Miguel Primo de Rivera
- Pilar Primo de Rivera
- Rafael Sánchez Mazas
- Raimundo Fernández Cuesta
- Ramón Serrano Súñer
- V.I. Lenin
Descubrí esta película buscando documentales de la guerra civil y cual fue mi sorpresa al encontrarme con esta joya.
Como dice el compañero es un bombardeo de imágenes desordenadas pero perfectametne coordinadas tanto con la música (espléndida sacada de la época de la guerra) como con el sentido de lo que se quiere decir. La película es subjetiva totalmente: por un lado presenta la vitalidad de los revolucionarios y por el otro la casposidad y el cutrerío conservador de los rebeldes. Pero esa es la gracia de la película y la realidad de lo que pasó.
La película tiene joyas realmente impresionantes como el bombardeo de Guernika sonando de fondo la marcha de la legión condor e insertando imágenes del bombardeo, la destrucción y el cuadro de Picasso al mas puro estilo kubrik en la naranja metálica. Impresionante.
Por otro lado está la voz en off que comenta de vez en cuando la historia. Frases como Hubo una vez un hombre enviado por Dios para salvar a España solo iniciada la película o el comentario final o el discurso de Unamuno o el de los distintos poetas (Alberti y su Madrid corazón de España o Neruda y su Voy a contar ciertas cosas ).
La película es totalmente activa. No para, no decae. Consigue que se te pongan los pelos de punta, sobretodo si te apasiona ese momento histórico y sabes lo que estás viendo ya que no es un documental y no te explican nada de lo que estás viendo en todo el rato.
LO MEJOR: La coordinación entre imágenes realmente impresionantes con la majestuosa música de la guerra civil. Ejemplo. La batalla del Ebro. Guernika. El exilio. Ufff hay tantas
LO PEOR: Que se busque un documental o una película. No es nada de lo anterior. Es una película documentada así que para verla y entenderla hay que conocer la historia
Martín Patino fue un hombre comprometido con su tiempo y con las dificultades sociales y políticas que derivaban de la dictadura franquista. Por eso, en más de una ocasión, esa vehemencia suya por la justicia y la denuncia lo llevó a hablar mal del cine patrio, como cuando dijo: El cine español vive aislado, aislado, no sólo del mundo, sino de nuestra propia realidad. Cuando el cine de todos los países concentra su interés en los problemas que la realidad plantea cada día, sirviendo así a una esencial misión de testimonio, el cine español continúa cultivando tópicos conocidos… El problema del cine español es que no es ese testigo que nuestro tiempo exige a toda creación humana. Esta cinta que ahora comento es justo un paliativo suyo a tanta despreocupación, es una obra que arremete contra la persona que dirigió con mano de hierro el destino de España hasta su muerte: Franco, el Caudillo, el Generalísimo.
Obra documental de montaje puro y duro sobre el dictador, fue Gran Premio del Festival portugués de Figueira-Dafoz. Este documental fue realizado en forma clandestina con imágenes y sonidos de archivo, en los que Patino no contó con fondos ni ayudas de ningún tipo de organismos oficiales: hecha a pulso. Además, tuvo que hacer su trabajo de manera secreta, pues ya Carrero Blanco le había puesto el veto como cineasta.
Efectivamente, el mismísimo Carrero Blanco, Presidente del Gobierno de Franco en su momento, fue quien entendió que el cine de Patino era letal para su gobierno y para el régimen. Así, vetó las películas: Canciones para una guerra, Queridísimos verdugos y El Caudillo con cárcel para quien las difundiera. Esta trilogía es, sencillamente, carne y sangre de la memoria española, la de hace menos de lo que pensamos, una memoria vera que lastima y mueve a la reflexión, pues como decía Patino hay que protestar contra los recuerdos impuestos, o sea, hacer que resucite lo más próximo a la verdad.
Este documental se estrenaría tras la muerte del dictador y si bien en arte no se puede hablar de objetividad, lo que nadie negará es que es una obra honesta, como lo fue su creador. Una cinta en la que le espeta al dictador que era un asesino, lo cual que se lo dijo en vida del ‘generalísimo’, y lo hizo haciendo uso de la firmeza y el rigor que su preclara inteligencia le permitía… con la elegancia del cine-Patino.
Martín Patino era un hombre desazonado y libre, alguien que huía de etiquetas y se alejaba de lo convencional. Esta película es una muestra más de un espíritu insubordinado que huye de la mercadería, lo cual se constata en el hecho de que aun sabiendo Patino que esta, como otras muchas de sus cintas, las tenía que meter en un cajón, las rodaba, aunque no supiera cuándo se iban a estrenar. Por eso, parte de su trabajo durante la dictadura fue un trabajo clandestino y sin esperar nada de forma inmediata al menos. Esto es sin duda admirable. Patino acertó a ordenar y poner en fotogramas las miserias creadas por el franquismo que conoció directamente en Salamanca. Y con sus imágenes ofreció nuevas perspectivas de análisis, una nueva hechura crítica, plano a plano, partitura a partitura, extrayendo lo esencial de los objetos que formaban parte del deshecho de la posguerra y sus severas secuelas.
Era justamente con la extracción de este mineral tan intenso, como el que podemos visionar en estos 130 minutos sobre el Caudillo, como podemos ahora entender de manera veraz y dramática, la emoción que había sido sustraída por la historia, pendiente como estaba de un moroso rescate.
Vi Caudillo hace muchos años, y soy seguidor y admirador absoluto de Basilio Martín Patino, sobre todo, desde la visión de otros documentales como la obra maestra Queridísimos verdugos , o películas de inclasificable género narrativo – tal es su grandísima personalidad y su genio artístico – como Nueve cartas a Berta .
Si hubiera que elegir ocho o diez directores de cine españoles, los más grandes, sin duda – y pienso que no solo para mí – él sería uno de ellos.
Su honradez como hombre y artista es de tal entidad que está por encima de toda ideología política.
Basilio luchó ideológicamente con su cámara contra la dictadura franquista (como no podía ser de otro modo) – y no tanto aquí en la originalidad de sus planteamientos (algo parciales y tendenciosos, en el el sentido más maniqueo), como en la forma, lo formal, de sus exposiciones, de hacer -, cuando había que luchar de esta forma… pero, paradojas del destino… fue precisamente la llegada de la democracia y de la libertad, y el triunfo de la izquierda ochentera, la que no supo precisamente encajar su fuerte individualidad y heterodoxia, su sinceridad creadora y su, repito, fuerte individualidad, los que, al fin, le condenaron al olvido en vida… se dice hoy que….no cabía en los circuitos del cine comercial , de la generalidad , y no sé qué razones de ser un desconocido para la mayoría… y si bien, el argumento pueda rimar con lo que digo más arriba por lo de tener una mirada única dentro del cine y su no incluirse, o ser incluido, en el devenir comercial… no fue este el verdadero motivo de su ostracismo.
Hoy, pasan por TV2… el documental Caudillo …. y qué quieren que les diga…. el documental amarillea en el contenido, hoy más si cabe más maniqueo, como digo, en mi opinión… pero no amarillea ni ha perdido vigencia, precisamente, sino todo lo contrario, por su forma de hacer, su arte propio y genuino.
Ojalá, esta vía del artista realmente libre, con voz propia, y no pagado de nadie de ningún color, del artista auténticamente moderno, y ya clásico, abundara más en España, en el cine y en todas las artes en general, él fue sobre todo, todo eso y más.
Siento defraudar al único colega que se ha atrevido a escribir una crítica de este documental, pero creo que su interpretación se ha dejado llevar por el tono documental de la cinta, y espero dejar claro que no se trata de un reflejo de la realidad.
En primer lugar, Patino realiza este documental en 1974 como desafío al Gobierno franquista por haberle prohibido el título Canciones para después de una guerra, aún sin estrenar.
El documental posee un gran valor por las imágenes que presenta, a veces manipuladas, como en algunas poses grotescas del dictador o el contrapunto musical con pasodobles y zarzuelas sobre determinados actos oficiales. Además, utiliza un sorprendente juego con el color rojo.
Pero, en ningún caso, se trata de un documental de análisis histórico, como tampoco lo era Canciones…, sino de un análisis que no pretende ser objetivo, de alguien que pretende recuperar su memoria, pero no la histórica.
Las imágenes de los milicianos son de alegría y entusiasmo, de gente que despierta ternura, y si nos fijamos, las del bando nacional son de guerra, despiertan crueldad.
Además, se defienden las tesis anarquistas presentando la colectivización de las tierras.
El documental es un caos de imágenes, pues no pretende contarnos , sino despertar y sugerir recuerdos y emociones.
El hecho de que se juegue con la subjetividad, aunque se trate de un documental, es plenamente comprensible en estos años, ya que, después de décadas escuchando una única versión del conflicto oficial e indiscutible, había muchas ganas de reflejar otra realidad.
Realizada en 1974, en la clandestinidad, esta película es el complemento perfecto e ideal a la previa Canciones para después de una guerra (1971), con la que comparte el hecho de ser un film de montaje, en el que el sentido de la imagen se alimenta y enriquece en matices con la música que la acompaña, y al revés. Digo complemento porque, si Canciones… era una memoria sentimental, social, cultural y política de la España de la posguerra, es decir, del 1 de abril de 1939 a principios de los años 50, Caudillo es planteada por Patino con un criterio similar, es decir, como una memoria de la Guerra Civil, con saltos en el tiempo para recordar la dictadura de Primo de Rivera, Alfonso XIII, La Segunda República Española…recogiendo imágenes de Francisco Franco a lo largo de todos esos años. Aunque Franco es, o se supone, el hilo conductor del film, el tema principal de éste, más que Franco, es la Guerra Civil de 1936 a 1939, una guerra odiosa, y llena de odio, que nunca debió suceder.
Patino consigue una película apta para todos los públicos: para los de un bando, para los del otro, para los que no eran, ni querían ser, de ningún bando, y, sobre todo, para los españoles que querían o buscaban una visión veraz, honesta y valiente de este funesto y trágico episodio de la historia de España. Creo que esta visión era y es compatible con la idea de Patino de crear una memoria sentimental del pasado reciente, como un collage de imágenes que de algún modo contrarrestara, por fin, la visión oficial del franquismo de la guerra de la que éste había surgido, una visión, ésta última, hueca, triunfalista, retórica y falsa, todo sea dicho. Patino se permite, así, una visión muy amplia en la que incluso caben el humor y la ironía, y el toque pop , cuando aparecen viñetas de un tebeo en las que aparece Franco en la Guerra de Marruecos, y leemos en una viñeta: ¡Han herido al Teniente Franquito! .
Leo en otros textos sobre este film publicados aquí, en Filmaffinity (interesantes, sin duda) que no hay objetividad en este documental, que no hay rigor histórico. Es cierto en cierto modo, pero ¿hay objetividad absoluta en algún documental? ¿Era posible realizar y montar un documental como éste, en la clandestinidad, desde la más fría y aséptica objetividad científica? El valor de Caudillo , inmenso, está tanto en la combinación de imágenes y música como en el contexto en el que nace, un contexto de rabia y memoria, de lucha y de crítica, de toma de conciencia, de debate. Como Rocío , de Fernando Ruiz Vergara, o como Canciones para después de una guerra , quizá la obra maestra de Patino.