Cateto a babor
Sinopsis de la película
Miguel Cañete, un lugareño que vive con la única compañía de Quique, su hermano pequeño, solicita varias prórrogas para librarse del servicio militar, hasta que recibe un ultimátum del Ministerio de Marina, por el que se le ordena presentarse en el cuartel de Instrucción de San Fernando. El futuro soldado se ve obligado a dejar a su joven familiar en casa de su novia Jacinta y presentarse en su división correspondiente. Allí es el hazmerreir de sus compañeros y el que más crispa los nervios del sargento Canales.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cateto a babor
- Año: 1970
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
4.5
44 valoraciones en total
Cateto a babor no es más que una muestra de la comedia típica española propia del régimen: exaltación del orgullo patrio. Esta vez la historia nos cuenta como un quinto recibe la carta para presentarse en San Fernando para ser cadete de la Armada. El argumento es bastante simplón, el pequeño se niega a quedarse en el pueblo y le sigue hasta Cádiz con la intención de no separarse porque bastante torpe es ya su hermano mayor como para que le dejen solo.
A partir de aquí se nos quiere enseñar como era la vida en la mili, esos sargentos chusqueros con mala leche, la conversión del bobo en hombre, los listillos, los pardillos, vamos, lo mejor de cada casa.
Dentro del tono acartonado de una españolada de hace 40 años, hay varias situaciones graciosas (que no es poco), el tono dramático no es excesivo y en ningún momento se sale de sus pretensiones. A mi me ha gustado, pero claro, que nadie busque aquí ningún pensamiento transcendental.
Salvo honrosas excepciones, el cine español de la época solo es de interés para antropólogos y para las ansias nostálgico-necrófilas de Cine de Barrio. Me hago cargo de la pesada losa que debía suponer la censura, pero es que estos productos son increiblemente memos de guión, pedestres de interpretación y cinematográficamente paupérrimos. En este caso Landa hace de paleto con niño que haciendo la mili se enamora de una ciega… lo siento, no puedo continuar ante la calidad del percal. Lo dicho, si es usted antropólogo igual le interesa, pero con precaución.
Siii… Me encanta levantarme un domingo por la mañana tó sobado, encender la Tv y encontrarme con un clásico nacional con mayúsculas de la comedia Egggpañola de los 60… ni mis tostadas mañaneras me saben tan ricas.
Protagonizada por el gran Alfredo Landa en su habitual papel de pueblerino buenazo esta vez haciendo la mili, gags mú tontos y unas gotitas justas de drama. Se pasean por la peli José Sacristán, Florinda Chico y un montón de secundarios míticos de los 60 y 70.
Un 3. Se deja ver con precaución o como estudio filmográfico de la España de los 60-70.
Cuenta la historia de un chico que vive con su hermano al que cuida (lo de chico… es bueno, por poner, porque los 35 los pasa de lejos, vamos, que parece hijo en vez de hermano) pero un día lo llaman de la marina y debe dejar al chico al cuidado de alguien porque debe partir a la ciudad donde está destinado.
Historia ñoña pero hay que reconocer que despierta ternura y risas. Alfredo Landa está en uno de sus mejores papeles: cuando hace de bonachón.
José Sacristán es fiel a sus papeles cómicos junto con Florinda Chico.
Alfredo Landa era el prototipo del macho ibérico que cuadraba con los cánones castizos del cine español de hace unos cuarenta o cincuenta años. Que se quitaran aquellos guaperas con cara de niño lindo. ¿Quién los quería? Si un Landa con hirsuto vello corporal, baja estatura, voz de pastor que se pasa el día arreando ovejas y que persigue a las suecas (estaba de moda lo de irse a Alemania) y jamonas de turno era el colmo del sex-appeal.
Añadámosle un toque de cateto mayor del habitual, y de pringadillo modosito y tenemos al prota perfecto para Cateto a babor. Poquita cosa el chaval, pero bonachón, que se enamora de la hija invidente de su oficial superior del servicio militar. Cañete lleva incorporado a su hermanito menor, porque, para terminar de redondearle la aureola, son huerfanitos.
Flojita pero presente en las experiencias cinéfilas de cualquiera que se precie.