Casa de arena y niebla
Sinopsis de la película
Dos personas entran en conflicto a causa de la propiedad de una casa. Para Kathy Nicolo, no sólo es la casa de su infancia, sino también la última esperanza que le queda para empezar un nueva vida después de superar su adicción a las drogas. Cuando recibe una orden de desahucio por impago de impuestos, la casa es subastada, El comprador es un coronel iraní, Behrani, que invierte en ella todos sus ahorros. A medida que la batalla entre ambos se va recrudeciendo, Kathy encuentra un inesperado aliado en el ayudante del sheriff Lester Burdon, que se convierte en un peligroso devoto de su causa. En medio del huracán quedan atrapados la esposa de Behrani, y su hijo.
Detalles de la película
- Titulo Original: House of Sand and Fog
- Año: 2003
- Duración: 126
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Opinión de la crítica
6.7
54 valoraciones en total
Esta película, manejada desde el principio con gran claridad de ideas, es un alegato cinematográfico contra el prejuicio, contra el maniqueísmo.
Presenta un conflicto agudo entre dos personas, desconocidas entre sí, a propósito de la propiedad de una casa. Las encarnan J. Connelly y B. Kingsley, a alta tensión, sin aflojar un instante, eminentes.
La casa le es embargada a la mujer por deudas tributarias, y un inmigrante que busca prosperar y arraigarse la compra como inversión, con ahorros ganados en trabajos agotadores.
A ambos les va la vida en ello: a la mujer en recuperar la propiedad, al hombre en cerrar la operación. El enfrentamiento se vuelve feroz.
Las acuciantes razones de ambos, de peso equivalente, son presentadas comprensivamente, con sobriedad ecuánime, y con tal profundidad que un drama de corte social cobra dimensión de tragedia honda, fatal, asomándose al abismo de la condición humana.
He oído historias reales sobre casas embargadas y vendidas en pública subasta que erizarían todo el vello del cuerpo.
He oído, de labios de personas afectadas, historias sobre pesadillas que comienzan desde el mismo momento en que esas viviendas parecen tocadas por una maldición.
Se trata de relatos de rencores, odio y venganza. Una espiral infernal que aparece de repente, en el instante en que la fatídica noticia del embargo llega, y que conduce hacia un círculo vicioso, un callejón sin salida que, de no disiparse a tiempo o si no se actúa con prudencia y sensatez, puede derivar en cualquier disparate e incluso tragedia.
Puede parecer exagerado lo que digo, pero puedo asegurar que no lo es en absoluto. Hay gente que es capaz de cualquier cosa cuando se ve en una situación desesperada, se la haya buscado o no.
Una casa que sus dueños han perdido, sea por el motivo que sea, y que se vende al mejor postor en una subasta, puede parecer una ganga a primera vista. El comprador tendrá la gran ventaja de adquirirla por un precio bastante inferior al que le habría costado en circunstancias normales.
Como piensa Behrani, el protagonista de este angustioso drama, la casa podría ser la respuesta a muchos sueños. Por ejemplo, el hogar que alguien estaba esperando tener y que no podía permitirse tal y como están los precios hoy día, o bien, obtenerla como inversión y revenderla por una cantidad mucho más elevada que la que se ha pagado por ella. Behrani opta por lo segundo, pues desde que emigró a los Estados Unidos con su familia, huyendo de su país de origen, desea recobrar el prestigio y la posición que perdieron. Y para ello, la solución llega con la especulación sobre la vivienda.
Pero las casas que acumulan esas oscuras vibraciones de hostilidad, de alteración y de reticencia se llenan de un aura siniestra, que no presagia nada bueno. No es necesario que estén habitadas por fantasmas ni embrujadas para dar lugar a una leyenda negra.
Yo no soy supersticiosa ni mística, pero jamás compraré una casa que salga a la venta en subasta. Y esta película ratifica mi precaución, así como los relatos que conozco sobre el infierno que viven algunos de los que han tenido la desgraciada idea de hacer lo mismo que la familia Behrani.
La casa de Kathy arrastra, desde hace ocho meses, un lastre de dejadez, soledad, tristeza y negligencia. Es el reflejo del rumbo perdido de su dueña. Ex-alcohólica y abandonada por su marido, Kathy no sabe qué hacer con su vida.
El aire está casi permanentemente cargado de niebla, como un manto triste que acaricia con su aliento de desesperanza. Al otro lado de las brumas, un sol ceniciento asoma por el horizonte, más allá del océano plateado, y sus rayos se deslizan entre las ramas y las agujas de los pinos del jardín.
Hay dramas y hay dramones, hay películas tristes y películas filmadas por sádicos sin compasión. Casa de arena y niebla es una mezcla de ambas cosas por lo que recomiendo no verla si estás medio para abajo, porque te termina de hundir el ánimo. Interpretaciones colosales de los protas y bien dirigida. Una jóven mujer divorciada pierde la posesión de su casa por no cumplir los pagos de impuestos correspondientes y entra en remate. La vivienda es adquirida por una familia iraní venida a menos, cuya compra es la realización del sueño americano para ellos y ponen hasta el último centavo que les queda. Ninguno es mala gente, nadie tiene malas intenciones para con el otro. Pero la propiedad fué rematada a un valor mucho menor del real y la muchacha considera que fué victima de una estafa legal y comienza un pleito para tratar de recuperar la casa, con la ayuda de uno de los policías del caso. La película se pasea por todos los temas que presenta el vivir en sociedad, por los argumentos legales que cada uno cree tener a su favor, por los derechos que tienen las personas más allá del dinero, y se convierte en un durísimo alegato con un final estremecedor. Repito: no es recomendable para depresivos ni para corazones demasiados sensibles.
Si esta es la película con la Vadim Perelman debuta en la dirección cinematográfica, ¿qué otras creaciones excelentes suyas no nos quedará que ver en el futuro?
Extraordinaria película y dirección, convincente: todo lo que cuenta se sigue como si uno estuviese viviéndolo en carne propia, unas veces uno se identifica con la mujer que fue echada injustamente de su casa y otras con el hombre que con todo derecho la ocupa y desea retenerla dadas sus circunstancias personales-familiares. Pero ocurre lo que suele ocurrir en la vida, lo que pasa continuamente en las disputas por límites de terreno o de propiedades o casas en todos los lugares del mundo, que lo que en principio es sólo una cuestión no primordial comienza a engordar como una bola de nieve rodando vertiente abajo hasta hacerse una cuestión de enorme prioridad, vital y hasta lo único importante en el horizonte existencial.
Tremenda película que evidencia de nuevo por qué el cine de EE.UU. está en lo más del arte cinematográfico cuando se pone a contar una historia penetrante, realista, dramática y conmovedora.
Fej Delvahe
Ví Casa de arena y niebla por simple curiosidad, sin demasiadas expectativas, y me pareció… ¡un peliculón!. Muy bien contada y escrita, narra una historia de esas que no se suelen contar porque aparentemente es muy anecdótica, casi nimia, pero encierra, destapa y da lugar a historias muy interesantes y trascendentes, y a tragedias muy fuertes.
Estupendo es asímismo el trío protagonista, Ben Kingsley y Shohreh Aghdashloo fueron nominados al Oscar, pero se dejaron fuera a la siempre estupenda Jennifer Connelly, que también está magistral. También echo de menos en esas nominaciones el ajustadísimo guión.
Pero lo que más me gusta de esta Casa de arena y niebla es que es una película muy inteligente, que nunca cae en la estúpida trampa del cine de buenos y malos , de esas películas que dan por supuesto que todos los espectadores son lerdos y hay que indicarles con quien tienen que ir , y cuando tienen que indignarse, llorar o emocionarse. Aquí se retrata a seres humanos de verdad, imperfectos por tanto, y el espectador que esté acostumbrado a ese cine masticado, inmaduro, irreal y falso que comento, se sentirá desconcertado, porque no sabrá que pensar sobre los personajes ni sobre sus actos.
La conclusión es magistral, y siempre se mantiene interesante durante su desarrollo. Además, está muy bien escrita y dirigida por un director debutante, y estupendamente fotografíada (Roger Deakins) y musicalizada (James Titanic Horner).
Emulando a Pedro Erquicia: una película… para espectadores como ustéd .