Carta a tres esposas
Sinopsis de la película
Tres mujeres reciben una carta de una amiga llamada Addey Ross en la que les dice que se ha fugado con uno de sus maridos. A partir de aquí veremos las dudas y los temores de las tres esposas sobre sus respectivos matrimonios, en una narración articulada en flashbacks en los que vemos diversas escenas de sus matrimonios.
Detalles de la película
- Titulo Original: A Letter to Three Wives
- Año: 1949
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
7.7
62 valoraciones en total
Todos en esta vida, en algún momento, siempre hemos tenido que fingir, tener una máscara, una pose, para ser aceptados socialmente, en función del sitio donde nos ha tocado vivir. Y esta pose, esta feliz mascarada, se da mucho en la nobleza, la burguesía, cuyas verdaderas personalidades siempre están cubiertas de oropel y glamour. Pero Mankiewizc supo retratar esa parte que nunca sale en las postales. Es en cierto modo como la American Beauty de aquellos años.
Una película sobre infidelidades, donde en ningún momento llegamos a conocer realmente a la femme fatale, y donde no sabemos quién es el infiel hasta el último momento. Todo está construído para descubrirnos como son esas tres esposas del título, que pueden pasar de ser dulces damas a arpias en segundos. Manki analiza la psique femenina, los celos, la paranoia, los miedos a perder el matrimonio, y de cómo algo perfecto y estable como un matrimonio del American way of life se puede romper por una mera carta.
Y otro gran punto fuerte de la película es la idea de que, al igual que en Apocalypse Now, haya un personaje que sea de vital importancia en la trama, y que este constantemente en la cinta, pero que, como en este caso, no sale. Eso subraya la idea de que las tres mujeres están en manos de alguien inalcanable, alguien perfecto a quien no pueden alcanzar, ya que como dicen en un momento de la película: Addie siempre lo hace todo bien en el momento justo en el lugar oportuno. Y esta idea de luchar contra la perfección, un ser casi omnipotente, es lo que obsesiona a las tres mujeres. A partir de aquí, Manki nos cuenta, mediante flashbacks, cómo se produce ese miedo en la vida cotidiana de las familias, donde Addie Ross siempre juega un papel fundamental, apareciendo en el momento oportuno.
En el apartado interpretativo, las actrices en manos de este director siempre realizaban maravillosas interpretaciones, y este no es una excepción. De Linda Darnel a un grandioso Kirk Douglas, pasando por Thelma Ritter, que aporta la parte cómica al drama, componen unos personajes que no permiten que el espectador aparte la mirada de la pantalla mientras contempla como los nervios de estas mujeres acaban destrozados.
Parece increíble pero Kirk Douglas y su socarrón cinismo a la hora de poner a parir a su esposa por dejarse alienar por las cuñas publicitarias radiadas y las radionovelas a lo Corín Tellado, está anticipando su portentosa interpretación, muy posterior en El Compromiso de Elia Kazan.
Carta a tres esposas : Original guión. Buenas actrices (pese a que la esposa de Kirk Douglas parezca su madre), recurso a la narración en off de la cuarta protagonista, la que lía todo el cotarro y a la que sólo se le ve un hombro, de espaldas al público. La dichosa Addie Ross no aparece ni por asomo.
Como jode que Mankiewicz haga eso…Es desde luego, la mejor baza de esta entretenida película de tres mujeres desesperadas que se ahogan en un mar de dudas con respecto a la fidelidad de sus hombres, repasando los errores cometidos en su vida conyugal en una serie de tres flashback que convierten por obra y gracia de Mankiewicz una sola película en tres. Qué fácil que lo hizo el maestro y qué poco que aprendió de él Peter Jackson con sus puñeteros hobbits.
Lo mejor de Carta a tres esposas no son las esposas. Es Kirk Douglas que está que se sale. En plenitud arrolladora, se come la pantalla. Y por supuesto la empleada doméstica de siempre: la grandísima Thelma Ritter, la misma que sirve con guasa y desgana a:
– John Dall en La Soga
– James Stewart en La ventana indiscreta
– Bette Davis en Eva al desnudo
Sólo por Ritter y Douglas, la película vale la pena.
¿Qué digo? ¡Mankiewicz siempre vale la pena!
Estimado Joseph L. Mankiewicz:
Te escribo esta misiva para felicitarte por tu película. Evidentemente sé que mis halagos te son innecesarios, que ya has demostrado de sobra tus infinitas cualidades como un enorme director. Tus guiones poseen una fuerza, chispa y desparpajo al alcance de muy pocos. Y no es este una excepción. Guiones como estos deberían enmarcarse. No sólo por la originalidad de tu propuesta, sino por la forma de llevarla a cabo. Para ello te rodeas de un plantel de actores que están a la altura de ese gran guión. Aunque como ya te he dicho, me parece que todos tus actores están geniales, me veo en la obligación de destacar a una soberbia Ann Sothern.
Por cierto, Joel, te puedo llamar Joel, ¿verdad?, ¿Cómo consigues que la omnipresente Addie Ross, impulsora y motora de la trama no aparezca en todo el metraje? Sí, evidentemente hay que ser muy bueno para poder conseguirlo. Esto si que es un mcguffin con todas las de la ley. Uno de los grandes.
Gratamente agradecido por estos 103 minutos intensos y placenteros que me has ofrecido se despide atentamente:
Chago77
Estimado Tantra:
Quisiera darte mi enorme gratitud por recomendarme esta ingeniosa comedia de Mankiewicz. En curioso como a través de un juego de adivinar películas, pueden aparecer joyas como esta.
Cada vez te entiendo más en tu visión del cine actual. Intentar equiparar el ingenio que desprenden los guiones de Mankiewicz con los guiones que tenemos que soportar en las salas de cine es misión imposible. Intentar acercarse a la sombra de cineastas y actores como Kirk Douglas es un sueño eterno.
Esperando que me sigas recomendando grandes dosis de ingenio y felicidad, recibe un cordial saludo:
Chago77
A Pablo Kurt y Cía.:
A pesar de las muchas críticas o desacuerdos que pueda generar la Web, quisiera agradecerte la influencia que esta página de cine ha tenido para conmigo. Filmaffinity me ha ayudado a entender el cine y a saber apreciarlo más. Pero lo más importante, me ha ofrecido a posibilidad de poder leer a muchas personas con visiones cercanas y alejadas de mis gustos, a gente que me ha dado muchísimas horas de disfrute cinéfilo y con quienes he podido aprender mucho más, no sólo del cine, sino de la vida misma.
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Chago77
Aunque pueda parecer lo contrario, la auténtica víbora de Carta a tres esposas no es Addie Ross. No es ella, en realidad, quien planea su fuga con el marido de una de sus tres mejores amigas ni quien se regodea mandándoles una carta con el único fin de tenerlas sufriendo durante un día entero hasta que puedan comprobar, al llegar a casa, si sus respectivos esposos siguen o no en ella. La auténtica víbora aquí es el mismísimo Doctor Maligno, Joseph L. Mankiewicz, quien, con la ayuda de su Mini-Yo, Vera Caspary, autora también de la novela que inspiró Laura, firma y dirige una historia que es una auténtica apología de la tortura psicológica y el más cruel y refinado encarnizamiento con los personajes de ficción.
La sofisticada e irresistible Addie Ross es tan sólo una excusa, el medio del que se sirve la dañina y retorcida imaginación de Mankiewicz para inocular el veneno de la sospecha en tres mujeres que, pese a ser amigas, son diametralmente distintas entre sí, y obligarlas a enfrentarse consigo mismas, con unas vidas en apariencia acomodadas y firmemente asentadas sobre poderosos cimientos pero que, bajo la banal y despreocupada superficie que las convenciones sociales exigen, se adivinan insatisfactorias y vacías.
Para asegurarse de que su acerada crítica de la institución matrimonial encuentra su objetivo, Mankiewicz ubica la acción en una pequeña comunidad que todo espectador americano de la época podía identificar con la suya y configura las parejas con un variado abanico de personajes, astutamente combinados entre sí para que, a pesar de su aparente compenetración, el espectador perciba que no acaban de encajar del todo: un escritor y profesor de insobornables principios y una exitosa autora de folletines radiofónicos, un mundano y elegante hombre de negocios y una granjera tímida e insegura, el dueño de una cadena de grandes almacenes y una guapa y joven (y tal vez oportunista) empleada suya. El nombre de Addie Ross, más que a un ser de carne y hueso, se refiere en realidad al invisible peligro de ruptura que las tres mujeres, cuyas aspiraciones personales parecen colmadas, sienten acechando en las grietas de sus relaciones de pareja.
Muy inteligentemente, Mankiewicz renuncia a los sermones, se esconde y, mediante el socorrido recurso del flashback y con la inestimable ayuda de la meliflua voz en off de Addie Ross, deja que sean ellas mismas las que pasen revista a su vida conyugal y descubran la fragilidad de los hilos que en realidad sostienen sus matrimonios. Cuando cada una de ellas se da cuenta, angustiada, de que tienen motivos de sobra para ser la abandonada, puede oírse, de fondo, la malévola risa del Doctor Maligno, escondido entre los bastidores de una trama que, bajo su apariencia de comedia ligera perfumada con dry martini y a pesar de un final engañosamente reconfortante y amortiguado, dispara flechas envenenadas contra los mecanismos que regían el éxito y la consideración social en la América de posguerra.
No sé que tiene este director que cada vez que veo una película suya me deja sorprendido, un director que ha tocado muchos géneros y sabe como dirigirlos a la perfección. Esta vez nos adentra en las tortuosas vidas de tres esposas que reciben una carta de una amiga , Addie Ross, que al parecer sus maridos son atraídos por ella.
Claro que no solo Mankiewicz cumple con su trabajo, contó en todos los campos con auténticos profesionales. Es el caso de Alfred Newman en la banda sonora, Arthur C. Miller en la fotografía (ganador de tres oscar, no tiene nada que ver con el guionista Arthur Miller), y de reparto a Linda Darnell, Ann Sothern, Jeanne Crain, Thelma Ritter… hasta el apartado masculino, Kirk Douglas, Jeffrey Lynn, Paul Douglas… mentiría si dijera que solo Kirk esta excelente.
Resumiendo, un gran película con un magnífico guión, dirección, fotografía, interpretación… es que no le falta casi nada, se encuentra para mi entre las mejores de la década de los 40, y mira que se hicieron obras maestras como Casablanca , Ciudadano Kane , El gran dictador , Ser o no ser , Perdición , Días sin huella , mejor paro porque podía estarme horas.