Carol
Sinopsis de la película
Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Carol
- Año: 2015
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
Película
7
69 valoraciones en total
Todd Haynes repite su éxito de Lejos del cielo, acercándonos una historia de amor prohibido que, nuevamente, ambienta en los años 50, y, también nuevamente, lleva como protagonista a una mujer de clase alta. En Carol son dos mujeres las que se arriesgan a romper las reglas de una sociedad cerrada, mostrando su amor. Cate Blanchett y Rooney Mara son las actrices que dan vida a Carol y Theresa. La primera, divorciada y con un hijo, la segunda, algo más joven, intenta emprender su viaje como fotógrafo. Una mirada furtiva, un tren de juguete que se detiene, unos guantes olvidados y la historia comienza su curso.
Haynes se caracteriza por dar a sus planos una delicadeza sublime. Sus movimientos son dulces, sus giros suaves y sus personajes son tratados con mimo. Ya se atisbó esa característica en Lejos del cielo, y vuelve a recurrir a ella en Carol, y eso se nota en un montaje en el que parece acudir a una línea de continuidad, donde los cortes son apenas imperceptibles. Carol y Theresa son dos mujeres pertenecientes a generaciones diferentes, pero eso no les va a impedir sentir ese flechazo a primera vista, durante un encuentro que marca claramente el cambio de roles de identidad sexual desde temprana edad, y lo que marca (aunque de forma muy tópica) la sexualidad de Theresa. Obviando diálogos imprescindibles, la palabra pierde el interés en la historia entre estas dos mujeres, y las sutiles insinuaciones dan paso al arte de la seducción, a la entrada de un amor que trasciende a todo obstáculo, o al menos lo intenta. Se trata de un suspiro que el viento arrastra hasta esas miradas cómplices que se otorgan la una a la otra, y hasta unos expresivos gestos que lo dicen todo sin necesidad de mediar palabra alguna. Ese es el don de la delicadeza que Haynes otorga a Carol y Theresa, consiguiendo que la primera mirada, la primera caricia, el primer beso, todo, consiga apasionar, alcanzando hasta el último poro de la piel del espectador, que a estas alturas ya ha perdido el control de sus emociones.
Pero no todo el mérito iba a ser de Haynes, pues Blanchett y Mara crean una pareja muy creíble. Entre ellas surge algo más que lo escrito en el guión (el primero para cine de Phyllis Nagy, basado en la novela de Patricia Highsmith), una química que combustiona con el mínimo roce. Dos roles muy diferentes, pero tan paralelos, que casi se tocan. Carol es determinante, segura, un poco autoritaria, una mujer de los pies a la cabeza. Por su parte, Theresa representa la dulzura, la inocencia, una mirada perdida y un rostro de una felicidad que no había sentido nunca. Por separadas resultan una delicia, pero juntas es cuando nos ofrecen esa simbiosis perfecta que conforma una relación ideal.
Haynes da a su película un buen ritmo, aunque ligeramente lento. Sin embargo, pudiendo parecer una contradicción, la historia de Carol y Theresa se va en un suspiro, termina igual que empezó, sin apenas darnos cuenta. Su relación es narrada de tal forma que no necesita caer en reiteraciones banales ni caer en recursos manidos de su género, con ese ritmo calmado y delicado, pero directo. Sólo le quedaba rematar el último problema: ¿cómo termino su historia?. La solución sólo podría encontrarse en la mirada del espectador, al que Haynes regala dos planos que, sin utilizar palabra alguna, lo dicen todo.
Carol resulta una historia de amor fuera de lo habitual, delicada y pasional, que conseguirá enamorar a buena parte del público. Una pequeña joya brillante que despertará corazones, elevará espíritus y abrirá mentes de una forma magistral.
Esta es la crítica más personal que realizo, pero cuando un film de tal calidad y tacto como Carol revuelve el alma con tal poder y hondanada, es inevitable hacerlo (en cierto momento del metraje tuve… no una lágrima fácil, sino un llanto desgarrador).
Vamos a ver: La vida de todo ser humano pide, en cierta etapa, comenzar a compartir el ser de uno mismo románticamente con otro ser amado. Suele suceder en la adolescencia (o poco después), cuando una persona aun sin emancipar ve llegado su momento natural de vivir el amor romántico como una necesidad sin la que no puede concebir su existencia. Normalmente esa persona comparte y pregona su amor romántico a los cuatro vientos porque está en su naturaleza hacerlo. La familia, los amigos… todos viven con naturalidad que un hombre tenga novia, que una mujer tenga novio… y pase tiempo con su pareja. No tiene que esconderlo pues sabe que la familia lo comprende y así puede tener una paz interior.
Pues bien, eso para empezar la mayoría de la gente homosexual no lo puede tener (por culpa de, en la mayoría de las ocasiones, la gente más cercana y querida que aun no es capaz de sentirse bien cuando su hijo/a, madre, padre, mejor amigo/a, etc. resulta ser homosexual). Hay un 90% de probabilidades de que un homosexual no se sienta tan querido por familia, compañeros, sociedad como se siente un heterosexual, más posibilidades de que haya vivido una adolescencia reprimida, que haya experimentado deseos de suicidio, etc. por la dificultad de vivir algo tan primario y necesario como el amor romántico en libertad.
Y resulta que Carol habla de una muy sencilla (y a la vez poderosa como toda) historia de amor romántico. Y resulta que esa historia es homosexual, y resulta se da en U.S.A. en los años 50 (lo mismo se podía haber dado en la Inglaterra del siglo 19, en la Roma del Imperio o en la Polonia actual…), resulta que Haynes la trata en la pantalla sin alardes y con una sutileza y naturalidad tan abrumadoras que jamás se había plasmado de esta manera en la gran pantalla (¡y eso que estamos en el Hollywood de pleno siglo 21!). Si me apuran Ang Lee logró algo tan exitosamente similar con su Brokeback Mountain en 2005. Pero, sin contar que estamos hablando de un amor lésbico y no gay (algo que jamás se había plasmado así), personalmente Carol aun me ha parecido más primaria, más intíma y más profunda.
Carol narra la historia de dos mujeres que se conocen en una tienda (Theresa es una joven dependienta, Carol una mujer madura de clase alta), se ven, se gustan y comienzan a ligar… algo de lo más natural, ¿no?. Pues NO, la sociedad se empeña en no querer dejarlas vivir su amor romántico y consentido en paz. ¿Por qué? porque son homosexuales. Son los años 50, Carol tiene marido e hijos como corresponde según las apariencias, pero es homosexual, lo ha sido siempre y no puede evitar amar romántica y sexualmente a las mujeres. Theresa es una joven soltera que no lleva el peso de vivir una vida falsa y opuesta a lo que desea, pero que no deja de comprender que también debe ocultar en esos años 50 por su propio bien su homosexualidad para no ser tratada injustamente por la sociedad.
Ambas son personas serias, maduras… y enamoradas. Y trataran de amarse, y en Carol veremos si lo pueden conseguir o no.
Carol es tan buen film, no ya solo porque trata una temática (el amor romántico) tan poderosa, no ya solo porque transmite un mensaje de denuncia tan actual como justo y humano, no ya solo por sus interpretaciones de Oscar, sino porque Phyllis Nagy lo conduce todo en el libreto sin azucar, sin superficialidad, sin tópicos, sin melodrama impuesto… lo trata todo con completo equilibrio, con solemnidad, con absoluta seriedad, con profundo calado y con una inteligente sutileza. ¡Vamos, con un realismo vivo e instruído! Carol por fortuna no busca el sentimentalismo tópico, la lágrima fácil o el melodrama, Carol busca la verdad… lo cual es mucho más profundo y al film le sienta de maravilla.
Haynes por su parte (y en su mejor obra hasta la fecha) sigue demostrando cuanto tiene de gran director. No es que haga alardes con la cámara, ni imprima un imponente nervio a la narración, pero narra la trama con un confort ideal, se centra a las interpretaciones principales (como debe ser en una cinta de este corte) y cada secuencia tiene la duración perfecta, el encuadre mejor, la puesta en escena más pertinente y la música extradiégetica más inmmejorable.
Carol es notable en la forma y excelente en el fondo. Se beneficia además de unas interpretaciones en estado de gracia (cada vez que veo a Blanchett en pantalla en Carol y, tras conocer su gran bagaje, me pregunto si estamos o no ante la mejor intérprete femenina de toda la historia (con sus 46 años, sus 2 Oscars y sus presumibles 7 nominaciones hacen que vaya por ese camino), pues su facilidad para transmitir tanto con tan poco, para enseñar el alma con una mirada, con un gesto es algo irrepetible. Mara, con un personaje menos carismático pero con la misma sutileza romántica, se pone a la altura de su co-protagonista… y eso es mucho decir).
En fin. Carol , gracias a su cabal libreto y a sus trabajadas interpretaciones, logra mostrar más sexualidad y romanticismo en un segundo de una mirada que 100 films de romance tópico de superficiales magreos (toda esa parafernalia de ligar con el sexo opuesto de las dos protagonistas no tiene ni un gramo de la potencia e intensidad que la gran conexión romántica y sexual que comparten con un simple gesto), y más dolor que otros melodramas (cuando Carol y Theresa tienen que fingir que tan solo comparten una amistad es de un desgarro abrumador). Pues el film posee unos personajes de gran riqueza y sensatez, y unos momentos de grandioso y juicioso tacto.
Muy muy recomendable. Personalmente ha entrado dentro de mis 22 mejores películas de la historia.
Lo peor: Nada
Lo mejor: El guión (tan sencillo a la vez tan poderoso) y…
Digámoslo de esta forma, Carol es una película sin alma y con un ritmo cansino….desesperante diría yo. Leo las críticas al filme y pereciera que vimos una película diferente.
Pero empecemos por el reparto y su actuaciones, Cate Blanchett se ve muy bien en la cinta, de hecho desborda elegancia y buen estilo pero no me transmite absolutamente nada….de hecho no sé de donde viene tanto halago y buenas críticas por su actuación, su personajes es plano, plano…..plano. Y por otro lado Rooney Mara correcta, pero hasta ahí, no se puede decir más.
La cinta carece de ritmo, carece de pasión, no tiene un solo giro en la trama que le de vida y que ayude a que la historia levante….no existe clímax, ni tensión….es una película aburrida y sosa. Amor?….dónde? Perdón, pero se supone que esto es una gran historia de amor?
Todo el tiempo estuve esperando que la trama, el argumento diera un giro, o que ocurriera algo que me despertara!!….y esto nunca ocurrió, de hecho la terminé de ver haciendo un gran esfuerzo. A esto le debemos sumar que es totalmente predecible, todo el tiempo sabes lo que viene….haciéndola aun mas tediosa y aburrida
Lo único rescatable de este cine elegante y de buen gusto (como muchos lo mencionan en sus críticas en forma de elogio), es eso, un muy buen vestuario y una ambientación acorde a la época…..nada más.
Me gusta el buen cine, me apasionan las buenas historias y sobretodo me gustan los buenos guiones, me gusta que los actores secundarios impriman su sello, me gusta cuando el cine te atrapa por una trama original, me encantan las escenas bien rodadas, aquellas buenas tomas que sorprenden, me encantan los buenos finales, me gustan las buenas películas…..y discúlpenme críticos de cine, esto no lo es.
214/17(29/12/15) Sobrevalorado film de Todd Haynes, que vuelve a lo que más sabe ofrecer, un melodrama sórdido sobre un amor contracorriente, que debe sortear las barreras de su tiempo, de nuevo enmarcando su historia en los años 50, como ya hizo en Lejos del cielo, y con una protagonista de clase alta, también Cate Blanchett, en este caso junto a una joven de clase baja, entrelazándolas en un amor tabú para el tiempo. Una narración sustancialmente visual, aminorando la fuerza de los diálogos y porfiando la fuerza del relato en sus por momentos poéticas y delicadas imágenes, con miradas, gestos, insinuaciones o roces, en lo que es un juego de dulce seducción, ello apoyado en un excelente trabajo de cámara, con movimientos sugerentes alrededor de las dos protagonistas. Pues bien todo esto me queda plúmbeo, hueco, no veo la cacareada lucha contra la sociedad, apenas veo su sufrimiento, no me cuenta algo nuevo, no hay giros, todo me ha resultado lineal, un bonito envoltorio para poco contenido, además de excesivo. Como bien he leído, si no fuera por sus dos grandes actuaciones y por su elegante puesta en escena no dejaría de ser un telefilm.
Estamos a principio de los años 50 en Nueva York, Theresa Belivet (Rooney Mara) es una joven que trabaja de dependienta en la sección de juguetes de los grandes almacenes Frankenberg, su gran afición es la fotografía, tiene un medio-novio, Richard Semco (Jake Lacy), en tiempo de Navidad aparece por la tienda la elegante Carol Aird (Cate Blanchett), mujer de mediana edad con una hija y en trámites de divorcio de Harge (Kyle Chandler), entre las dos surgen un juego de miradas, ella va a comprar un regalo para su hija, comenzando entre las dos una relación primero de amistad. También tiene importancia en la historia Abby (Sarah Paulson), íntima amiga de Carol.
El guión de Phyllis Nagy se basa en una novela, El precio de la sal (1952), semi-auto-biográfica de Patricia Highsmith (Extraños en un tren o El talento de Mr. Ripley), publicada bajo el seudónimo de Claire Morgan, y reeditada en 1990 con su verdadero nombre y retitulándola Carol, la guionista quiso ser lo más fiel posible al libro, aunque cambió algunos detalles, como que la novela está contada desde el punto de vista de Theresa, el film tiene un enfoque bidimensional, a través de las dos protagonistas, asimismo cambia la vocación de diseñadora de escenarios del libro a fotógrafa en la cinta, y le cercena fondo familiar a Therese, no sabremos nada de su pasado como sí en el libro. Es el relato de dos mujeres pertenecientes a diferentes capas sociales que encuentran en un cruce de miradas un flechazo que cambiará sus vidas, un amor que irá germinando gradualmente hasta florecer en un viaje, con la primera caricia y el primer beso llegan a la expresión del amor carnal. Todo contado con sobriedad, sofisticación, sin morbo, ni sexo gratuito, sin truculencias ni artificios. Es curios ver como se manejaba de torticeramente una ley USA, La clausula de moralidad, por la que una mujer podría ser reprobada de su condición de madre si mantenía una relación indecorosa, en este caso llámese amor homosexual, además de volver a ver como la homosexualidad era visto como una enfermedad, como en el film del año pasado Imitation game, indignante.
Lo malo es que se me ha quedado en algo naif, no me llega a historia trágica, ni a loa al amor por encima de los obstáculos, apenas me roza su pretendida emoción, me queda una previsible historia de amor que no pinza, y lo que es peor su ritmo discurre a trompicones habiendo fases donde llega el tedio, con situaciones redundantes, como los encuentros entre Therese y Richard, le falta capacidad de síntesis para dar solidez.
Las actrices protagonistas son las que sacan a esta historia del montón. Cate Blanchett compone con elegancia a Carol, una mujer autosuficiente, segura, de fuerte carácter, con lenguaje gestual y de miradas fascinante, su modo de moverse, la forma de encenderse un cigarrillo, como se mueve la melena, como sonríe, una gran actuación. Rooney Mara dota a su Therese de inocencia, de inquietudes, de ternura, de fragilidad, de vulnerabilidad, de mirada limpia, la actriz la dota de aristas y profundidad, haciendo de ella una mujer que busca su lugar en el mundo. El resto del elenco no dejan especial huella les falta dimensión a Kyle Chandler, Sarah Paulson o Jake Lacy, algo en lo que hierra el film.
La puesta en escena rezuma elegancia, con un muy cuidado diseño de producción de Judy Becker (The Fighter o Shame), sabiendo recrear un Nueva York de época, con sus contrastes entre la pensión humilde en la que vive Therese y la gran casa en la que reside Carol, o ese viaje emprendido por las dos, moviéndose por habitaciones de moteles deprimentes, o los semioscuros bares neoyorkinos, se suma un hermoso vestuario de la diseñadora Sandy Powell (Gangs o New York o El Lobo de Wall Street) resaltando el color rojo, todo esto potenciado por la sugestiva Fotografía de Edward Lachman (Erin Brockovich o Las vírgenes suicidas), con un patinado de colores cálidos, resaltando los verdes, rojos, rosas, mostrando a las amantes en ocasiones a través de ventanas, como es el caso del comienzo que engarza circularmente con el tramo final en que los cristales alegóricamente están mojados por la lluvia (símbolo dramático), o mirándose a través de puertas (símbolo de su separación) realizando encuadres preciosos, jugando con sombras de reminiscencias noir, con tomas influenciadas por el pintor de New York Edward Hopper (1882-1967). Adornado todo por las bellas melodías de Carter Burwell (Miller’s Crossing, Fargo o Rob Roy), ambientando de modo dulce y emocional, muchos tramos que por sí solos no pueden, de ecos nostálgicos, siendo elemento fundamental para elevar la calidad sentimental de la historia.
Film que pretende más de lo que puede, interesante por su ambientación y maravillosas actrices. Fuerza y honor!!!
Es una grandísima injusticia la ausencia de esta película en las categorías principales de los Oscar de este año, y aún más sangrante que ni siquiera le hayan dado la oportunidad de competir en la categoría de Mejor Película. Todos los medios se han hecho eco de esta ausencia, algo totalmente inesperado ya que desde el mismo momento en que se estrenó en el Festival de Cannes se dio por hecho que iba a ser una de las revelaciones de la temporada. Muchos se preguntan si la película es demasiado lésbica como para estar nominada, pero lo que a mi juicio es la base de todo no es necesariamente eso, sino la ausencia de protagonismo masculino. No es que la historia sea demasiado lésbica y no conecte con los votantes, en su mayoría hombres blancos de más de 65 años. Es, simplemente, que la historia no les interesa porque no salen hombres. No es homofobia, es machismo.
Brokeback Mountain estuvo nominada a Mejor Película, y también, por ejemplo, Los chicos están bien . Las dos se llevaron los Globos de Oro a Mejor película en los años de su estreno. ¿Es peor película Carol que alguna de estas dos? ¿Es menos gay, acaso? ¿Es peor técnica o interpretativamente que alguna de las que sí están nominadas este mismo año?
Nada de eso, es, simplemente, que no hay hombres en su argumento principal o que a los pocos personajes masculinos que hay se les concede una importancia mínima, y eso no ha debido de gustar a los académicos.
Carol no es sólo la primera película mainstream digna sobre el colectivo lésbico, además, y sobre todo, es una película en la que las mujeres hacen su vida con independencia de los deseos de los hombres y de lo que éstos esperan de ellas. Ese No he pensado en mi novio en todo el día que dice Rooney Mara en un momento de la película es toda una declaración de intenciones.
Carol era demasiado femenina para la gran base de votantes masculinos, que, ¿cómo podrían conectar con un romance entre dos mujeres donde ninguna de ellas tiene la decencia de sufrir por un hombre, acabar con uno después de su aventurilla lésbica sin importancia o morir trágicamente al final?
Muchas lesbianas han estado esperando una película como Carol durante mucho tiempo. Una película en la que ninguna de las protagonistas se vuelve loca, muere o acaba enrollada con un hombre. Una película de amor que no se recrea con degradante mirada masculina en la innecesaria torridez de las escenas sexuales, sino que muestra, simple y llanamente, el deseo de amar y ser correspondido por la persona deseada. Una película sobre lesbianas con final feliz, sobre mujeres que no necesitan a hombres en sus vidas para realizarse. Quizá por eso la Academia no le ha concedido su beneplácito.