Carlos contra el mundo
Sinopsis de la película
Carlos contra el mundo es la historia de un chico de veinticinco años de un barrio proletario de Málaga al que, tras la muerte de su padre, la familia le exige que ocupe el lugar de éste. Que se convierta en padre de familia. Un papel que Carlos no quiere aceptar. Así que la única forma que se le ocurre para esquivar la situación es mentir: Carlos inventa un trabajo y cada mañana sale con el antiguo traje del padre hacia su empleo imaginario. Pero para conseguir el dinero que la madre le pide habrá que alimentar esta mentira día a día. Y la mentira crecerá tan alta como un castillo de naipes y tan débil como éste.
Detalles de la película
- Titulo Original: Carlos contra el mundo
- Año: 2003
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
5.9
91 valoraciones en total
La idea de esta película es muy buena, y es una lástima que no se sepa aprovechar bien. La historia es muy buena, aunque quizás no se ha sabido plasmar del todo bien las motivaciones de Carlos. También está desaprovechada la admiración de Carlos por Spiderman, y sobre todo la pintura que hace Carlos, que en ningún momento se le muestra al espectador, que se queda confuso sin saber que es lo que es (por cosas de la vida yo sí lo sé, y podría haber dado mucho juego). Aunque es interesante como se relaciona la obra de Carlos, sus dibujos (el de la pared y el que le hace al hermano para el colegio) con la persona del propio Carlos: sus dibujos no le gusten a casi nadie, lo que refleja que él es un incomprendido. Habría que haber puesto al frente de esta película a un director mejor, y de más experiencia, además de un mejor reparto, sobre todo el papel protagonista, que aunque Julián Villagrán no está demasiado mal, el papel se le queda muy grande. Una buena película, pero que desaprovecha una gran historia… Podría haber sido muchísimo más.
La vida como una sucesiva concatenación de errores, como una ominosa sucesión de sinsabores, como la representación misma de la humillante derrota, como la suma del indecoroso desprecio de tus semejantes, como el añadido de un estrepitoso fracaso, como, en definitiva, el recuerdo del dolor de la capitulación más ignominiosa, es decir: la vida misma reflejada desde la perspectiva de la figura del perdedor impenitente.
Carlos contra el mundo, precioso título para una transparente película que no engaña, que sin ambages ni circunloquios describe la certeza absoluta de la deshonrosa derrota, que no falsea, en conclusión, la realidad de todo aquello que nos afecta. Por cierto, magnífica metáfora la que nos propone su director, a propósito de la escena en la que el protagonista, reconocible perdedor de un mundo imbuido en la vorágine de la aniquilación de la imperfección, cabizbajo y desnudo ante la cámara, reconoce la dura derrota que su entorno le ha inflingido.
No es una película de corte naturalista, realista, ni de orientación contestataria, ni tan siquiera afín a lo que algunos erróneamente califican como cine social, simplemente pretende ejemplificar como pocas películas españolas hasta la fecha la realidad de un entorno cerrado y hostil y que en raras ocasiones nos proporciona un momento de tregua.
Película que no juzga, que no alecciona, que no nos indica el camino de lo políticamente correcto, narrando con sencillez y cercanía la historia de seres reconocibles, de personas que nunca podrán destacar, que nunca alcanzarán el éxito ni coparán la primera posición en la carrera por alcanzar el soñado triunfo.
Considero, finalmente, este film como un magnífico ejemplo de lo que el cine patrio podría potencialmente llegar a ser si realmente se propusiera contar historias cercanas, sinceras y creíbles, alejado de producciones tendenciosas, dogmáticas, parciales y falsamente progres en algunos casos, y de películas remedos, en otros, de incomprensibles éxitos televisivos que poco tienen que aportar a la pobre, por escasa, cultura popular.
La cosa va de un joven malagueño que, al morir su padre en un accidente provocado por una negligencia del ayuntamiento, se ve obligado a ponerse a trabajar para sacar a su familia adelante, pero con la confianza de que ganarán el juicio y cobrarán la indemnización, finge tener trabajo mientras aquel llega.
Es una película bastante desconocida y que fue muy mal distribuida, a pesar de ser su autor el director de dos multipremiados y muy divertidos cortometrajes (Bailongas y Los Díaz felices).
Precisamente incluyo este comentario aquí a modo de reivindicación porque a mi me pareció una película muy defendible e interesante, con una interpretación general muy destacada (me gustan mucho los actores andaluces, y no lo soy, eh, que soy aragonés), y con un guión y un desarrollo que va de la comedia al drama más desgarrador (y vaya si lo es en el fondo).
Denle una oportunidad, y creo q no se arrepentirán.
Carlos es un joven de Málaga, que tiene que hacerse cargo de su familia al morir su padre, papel que no es capaz de asumir, por lo que tiene que abandonar sus sueños y sus ilusiones supuestamente para ponerse a trabajar. Se inventa un trabajo a base de mentiras.
Una historia muy bien contada, realista al 100%, que los que somos del sur podemos ver reflejados en estos personajes las dificultades para sobrevivir de la cigarrera de la esquina o de los jóvenes soñadores. Este drama con toques de humor negro, cuenta con una estética muy de barrio, tanto en interiores como en exteriores y una calidad interpretativa que dotan de mayor realismo a la historia, sobre todo, por parte de Victoria Mora que borda su papel de madre sufridora y luchadora.
Esto es un cruce entre León de Aranoa y los Morancos. Comedia costumbrista española con tintes sociales, solvente y simpática, previsible, se agradecen las nuevas caras y los nuevos escenarios, pero es una historia que hemos visto ya mil veces.