Capitán Phillips
Sinopsis de la película
Año 2009, en el cuerno de África. En aguas internacionales a 145 millas de la costa de Somalia, el buque carguero Maersk Alabama, al mando del capitán de la marina mercante estadounidense Richard Phillips (Tom Hanks), fue abordado y retenido por piratas somalíes, siendo el primer barco norteamericano secuestrado en los últimos doscientos años.
Detalles de la película
- Titulo Original: Captain Phillips
- Año: 2013
- Duración: 135
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Opinión de la crítica
Película
7
43 valoraciones en total
Es una gozada poder disfrutar de películas como CAPITÁN PHILIPS . Un guión sobrio, adusto, seco, sin concesiones al sentimentalismo barato que narra con frialdad y precisión quirúrgica la odisea de un mercante norteamericano enfrentado al ataque de piratas somalíes convertido en imágenes por un Paul Greengrass que demuestra que no ha perdido el pulso desde los días de la saga de Bourne.
Muy buena la interpretación de Tom Hanks, el capitán del carguero portacontenedores Alabama . Muy, muy por encima de interpretaciones anteriores como Náufrago (2000) y que recuerda sus mejores momentos como actor en Salvar al soldado Ryan (1998) o Apolo XIII (2005). Como el buen vino, Tom gana con los años. En esta ocasión se nos muestra como un capitán con mayúsculas (bastante lejos del del Costa Concordia ), un hombre que sabe que, si da un mal paso en una situación desesperada, su tripulación podría pagar las consecuencias.
Pero un hombre que sabe también que hay una gran diferencia entre él y su mundo y el de los cuatro desgraciados piratas somalíes que toman la equivocada decisión de asaltar su barco de forma harto improvisada. Un hombre que sabe que detrás de él hay una fuerza abrumadora y, sobre todo, la voluntad de usarla. Sólo tiene que ganar tiempo. Porque desde el momento en que los piratas abandonan el mercante llevándoselo a él de rehén, sabe que ha ganado. Sabe que tal vez no salga vivo del trance, pero desde luego sabe también que los piratas no son ya sino cadáveres andantes.
Especial mención en este sentido a Barkhad Abdi, Mahat M. Ali, Barkhad Abdirahman y Faysal Ahmed, que interpretan a los piratas somalíes y cuya actuación es sobresaliente. En sus rostros huesudos, sus cuerpos fibrosos y en su mirada asustada y enloquecida ves el drama de unas gentes a las que la desesperación y la promesa de dinero fácil les convierte en marionetas de los señores de la guerra locales, a los que les hacen el trabajo sucio para llevarse -si acaso- las migajas de los rescates. O, en su defecto, una bala. Son las hormigas que de vez en cuando molestan a los elefantes. En ocasiones el elefante, con otras cosas en las que ocuparse, las deja actuar, pero otras veces, el elefante las aplasta.
La real odisea del capitán del carguero Maersk Alabama, quien decidió entregarse como rehén a piratas somalíes, tan inexpertos como peligrosos, a cambio de salvar a su tripulación, toma forma cinematográfica en un momento de creciente piratería en el Cuerno de África. El film recrea el episodio que en 2009 encendió el alerta mundial de que luego de 200 años, el peligro de los saqueos de piratas había retornado. Al basarse en hechos reales, la película dirigida por Paul Greengrass (responsable de la trilogía Bourne), toma el formato de un docudrama con un contenido hiperrealista y alta tensión dramática.
Con excepción de las primeras escenas, la mayor parte de la película está filmada en el mar, lo que representó un desafío técnico para los actores y la producción, tanto por lo reducido del espacio y el contrapeso de la estabilidad, como por los mareos producto del constante movimiento del mar.
Los primeros cuarenta minutos construyen un clima de temor ante la irrupción de un peligro inminente pero no previsto. Para enfrentarlo, el barco no cuenta más que con mangueras de relativa potencia para desalentar el abordaje de eventuales asaltantes. Tampoco existen armas ni entrenamiento especial más alla de las rutinas marineras y la práctica comercial. Ese contraste entre un puñado de piratas descalzos pero con arsenal de guerra frente a una tripulación que no sale de su asombro, crea una extraña sensación ante la desigualdad de situaciones, que tampoco es constante sino variable. Cada pequeño paso de los piratas somalíes para subir al barco, incrementa la tensión dentro y fuera de la pantalla, en una narración que en sus clímax apela a la cámara en mano y violentos planos contrapicados.
La perspectiva de Greengrass consiste en no centrarse exclusivamente en los procedimientos del rescate, sino en priorizar el retrato de los personajes y las situaciones de manera creíble por sobre el uso de efectos especiales y el impacto visual.
Al comienzo de la historia, se muestra la brecha que pone la situación en marcha: la casa del capitán Phillips (Tom Hanks), sin lujos pero confortable, en un barrio suburbano que contrasta rotundamente con la costa africana, donde sobreviven los improvisados piratas en precarios campamentos. Estos son pescadores desocupados, reclutados por caudillos mercenarios que los arman y mandan al abordaje de barcos para conseguir botines de los que se quedan con la mayor parte.
La película evita la estigmatización de los malos y los finales idealizados, si bien no justifica a los piratas, permite entender la tragedia que los lleva a obrar así, descorriendo la cortina de un conflicto más amplio, entre quienes son parte del mundo globalizado y los excluidos del mismo.
La fortaleza del cine de Greengrass reside en las actuaciones potentes y la pericia en los planos que confiere contundente potencia a las imágenes. No hay muchas palabras: la secuencia inicial donde se presenta al capitan en su hogar, preparando su próxima mision, es prácticamente silenciosa. Recién en el auto, camino a embarcarse en su próxima misión, hablan con su mujer acerca de la rutina riesgosa del oficio y de un mundo que se muestra cada vez mas dificil y peligroso, manifestando su preocupación sobre el futuro que les va a tocar a sus hijos.
Si bien todo el elenco es impecable, el peso del relato recae en Hanks y en sus contrincantes: los cuatro actores debutantes que interpretan a los piratas ofrecen caracterizaciones temibles, profundamente humanas y bien diferenciadas.
Tom Hanks siempre se ha caracterizado por dotar a sus personajes de una gran humanidad y de representar mejor que nadie al americano medio, por lo que resulta un acierto su elección en el casting, pero lo sorprendente es el aporte de los actores desconocidos que representan a esos piratas violentos y desesperados, famélicos y furiosos. Particularmente es soberbio el trabajo de Barkhad Abdi (Muse, el líder) teniendo en cuenta que es su primer papel en el cine. Se agiganta en sus enfrentamientos con Hanks, un duelo de titanes al que sostiene con sus ojos desconfiados, su gestualidad y la naturalidad de sus desplazamientos.
En un momento de guiones mediocres provenientes de la siempre poderosa factoría americana, Capitán Phillips sobresale por hacer una inquietante historia de su tiempo, alertando acerca de una de las variantes de piratas que habitan el presente y dando pie a la reflexión de por qué éstos han renacido y se encuentran al acecho.
El capitán Phillips es un thriller electrizante que maneja perfectamente los tiempos de la película, consigue darnos una sensación gradual de aumento de la tensión desde la absoluta tranquilidad del hogar con escenas de una conversación costumbrista hasta llegar a las escenas de acción de un brutal asalto a un barco de mercancías poniéndonos el corazón a toda pastilla. Sin duda la película en gran medida es un éxito por como logra ir retorciéndose cada vez más sin resultar demasiado rebuscada y con los personajes justos y los diálogos abundantes como para poder disfrutar de la interpretaciones, al tiempo que no se pierden los efectos especiales y la acción. El cambio de escenario logra ser dinámico y no un torbellino que atonte al espectador, al contrario sirve para mantener la atención y evitar que el guión se enlentezca.
Esta película me parece brillante por haber sido capaz de tomar un tema de actualidad, que todo el mudo lee a diario en los periódicos, y adaptar una historia interesante que deja espacio suficiente para reflexión y no sólo para el idealismo. Justo en una etapa de mediocridad en los guiones de la factoría americana encontramos una película que sabe tomar las historias de su tiempo hacer cine que apasiona y sirve de crónica para la posteridad.
Siempre desconfío de las películas basadas en hechos reales, o son telefilmes o son películas donde, tanto en uno como en otro el basado en hechos reales no deja de ser un adorno aunque sea cierto que esten hablando de un hecho real. Es decir, que más que un hecho real no puedo evitar ver una historia ficticia.
Con esta película era extraño que su director fuese a caer en eso, aunque no podía evitar pensarlo. Pues bien, Paul Greengrass ofrece una película donde el basado en hechos reales no es un adorno, donde te crees que lo que sucedió, sucedió así como nos lo cuentan. No voy a decir que no se tome licencias, ya sea en diálogos entre los personajes o en hechos, pero la forma de contármela es realista 100%.
El hecho que no haya malos ni buenos o victimas y verdugos, o todo o nada, ya que no todo se resume en piratas malos y marineros de barco mercante buenos, ya que todos son lo uno y lo otro sea intencionado o no. Los piratas son piratas porque es su único medio de vida y se ven obligados o los obligan a ello y por otro lado los barcos que faenan en la zona en el fondo son culpables de esa situación aunque también es su medio de vida. No trato de justificar a unos ni a otros aunque lo parezca con esto tan raro que me está quedando.
Pasando al tema de la película hago especial mención al capitán de los piratas, interpretación llena de matices y donde un solo gesto de su rostro dice más que mil palabras, pasando del control de la situación a animal acorralado en segundos.
La interpretación de Tom Hanks es también excelente y cuya escena final me parece merecedora de todos los premios, aunque alguna gente donde yo vi la película se partía de risa, cosa que no entendía.
Prácticamente los dos únicos escenarios: El barco y el bote salvavidas en la segunda mitad de la película son claustrofóbicos, pero la del bote se lleva la palma.
La cámara en mano es otro punto a su favor ya que más que mostrarnos el drama te mete en él.
Hacía mucho tiempo que el gran Tom Hanks no hacía una película en la que se pudiera apreciar su talento, pero afortunadamente, el maravilloso actor hace un papel que sabe llevar durante toda la película. Hanks interpreta a un hombre bueno, respetado y amable con la gente, que tiene que enfrentarse a una situación muy difícil. Es un personaje que a medida que va avanzando la película va evolucionando y cambiando un poco su forma de ver las cosas. Se trata de un hombre tranquilo, que intenta mantener la calma en todo momento, incluso cuando es prácticamente imposible.Y Hanks lo borda. Su trabajo interpretativo es sin duda lo mejor de Capitán Phillips, aunque no sólo él, todos los personajes están muy creíbles en sus roles, pero especialmente Barkhad Abdi, que está impresionante.
Pero las interpretaciones no son lo único bueno, la película sabe mantenerse el tipo durante sus dos horas largas de metraje. Eso es destacable porque no es fácil tener al espectador atento con un argumento tan simple.
La banda sonora es muy buena, y combina a la perfección con las imágenes.
Como defecto, diría que hay ocasiones (pocas y sobre todo al final) en las que se puede hacer un poco larga, y la cámara se tambalea demasiado (aunque eso también le da más realismo a la película).
En definitiva: recomendable, para pasar un buen rato en el cine y para disfrutar de dos grandes interpretaciones.