Caótica Ana
Sinopsis de la película
Ana (Manuela Vellés) y su mejor amiga Linda (Bebe) comparten el piso que una mecenas de jóvenes talentos tiene en Madrid, y donde también se refugian otros aspirantes a artistas, entre ellos un chico saharaui y un anglosajón. Antes de llegar a la capital, Ana vivía con un padre hippy, en Ibiza, donde trabajaba de camarera.
Detalles de la película
- Titulo Original: Caótica Ana
- Año: 2007
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
5.7
59 valoraciones en total
El 5 es porque me duele tener que suspender al gran Médem, por Bebe y porque en sí, el argumento central de la película es interesante y hasta original. Pero el director salta de flor en flor, sin llegar a desarrollar a secundarios interesantes y, lo que es peor, sin conseguir que nos atrape realmente la historia como sí que consiguió con Lucía y el sexo o Los amantes del círculo polar . Caótica Ana es una película cargada de buenas intenciones pero también de excesos y tópicos que acaban por dispersarlo todo y dejar en evidencia esas buenas intenciones. La protagonista hace un papel correcto pero de repente suelta frases entonadas al más puro estilo Aquí no hay quien viva … También chirrían algunas escenas surreal-erótico-sexuales que parece que busquen sólo el ingrediente picante o morboso, algo más propio de Bigas Luna que en el caso de Caótica Ana no aporta gran cosa.
Si te gusta Médem tienes que verla porque siempre encontrarás chispitas de su magia, aunque sin llegar a atrapar. Si no eres demasiado fan del director esta película te parecerá la adaptación de uno de esos anuncios de compresas a largometraje, sí, aquellos donde la chica empezaba a dar tumbos estrambóticos y sin saber muy bien cómo acababa en la China comiendo algodón de azúcar con sabor a tres delicias.
Caótica Ana no es una película redonda, es más bien cuadrada. Tiene sus lados, rectos, en donde la película se mueve como la seda. Y tiene sus vértices, puntiagudos, en algunos momentos, demasiado.
Lado 1: el caós y la creación. Me parece increíble que un director consolidado y respetado como es Julio Medem no se quede en hacer películas de 8,5 y se lance a la piscina para intentar hacer películas de 10, aunque asuma el riesgo de que le salgan película de 4.
Vértice 1: No sé qué ocurre durante la primera media hora de la película, quiero saber más de Ana y nadie me lo dice, quiero ver más sus obras, y no las veo, quiero conocerla mejor, y no puedo. Ando despistado viendo una sucesión de imágenes, a veces sin sentido.
Lado 2: el polvazo. Y es que, si hay que buscar un atractivo en Caótica Ana, vuelve a ser, como tantas veces, el poder visual de Julio Medem. A destacar muchos momentos, pero sobre todo, el polvazo entre Said y Ana, con una cámara que nunca pudo ser más subjetiva, y con esa canción… Gran trabajo de Julio Medem como montador.
Vértice 2: El caos del título se refleja perfectamente en el ritmo de la película. Al espectador se le pide estar totalmente atento, e incluso estándolo, el caos se apodera de todo.
Lado 3: Manuela Vellés es la mejor Ana imaginable. Tenía mucho miedo en que no estuviera a la altura, pero ahora la recuerdo como inocente, atractiva, enamorable.
Vértice 3: Linda, el barco, no el personaje, un recurso de huída, del que hace uso Ana, que no me convenció. Me recuerda al perro de Lucía y el sexo.
Lado 4: La música. Y pensar que no iba a echar de menos a Alberto Iglesias en una película de Julio Medem. Una base sencilla y preciosa, que ya siempre recordaré junto al rostro de Ana, unida a cantos étnicos. Fantástica.
Vértice 4: La decepción. Es quizás lo peor y lo mejor de la película. Lo peor porque muchos esperábamos la gran obra maestra. Lo mejor porque sabemos que Julio Medem sigue arriesgándose, no se queda donde ya estaba, y eso es fantástico.
Inocente82
Julio Médem diría: quiero lograr compartir mi sufrimiento con todos los espectadores que acudan a ver mi nuevo film, haciendo una película pacifista (no debió poder ir a la gala No a la guerra) y metiendo cuadros de mi hermana muerta. Y va a ser la bomba, lo mejor del año .
Sufrir sí hemos sufrido, pero porque la bomba le ha estallado en las manos, porque le ha salido LO PEOR, una bazofia sólo digna de un catedrático en bazofias cum laude, una fábrica de clichés continua.
No veía algo tan triste, demagógico, manipulador, progre y simplista desde Princesas. Y que conste que no es nada personal, pues admiro tanto Lucía y el sexo -aunque quitando a Elena y a Paz…- como Barrio, pero jamás aplaudiré una tomadura de pelo tan burda como esta. Si no me levanté a mitad de película del asiento y grité ¡Perdóname Dios por haber nacido hombre! , fue por educación. Algo que debería tener más gente, en sus dos sentidos. Pienso que nadie debería dejar convencerse jamás por quienes ven la vida tan clara, por el amigo de los esquemas y las simplificaciones. Caotica no: una mierda de qualité.
La guerra, la historia, el hombre (y con el hombre digo también la mujer -¿por qué categorizar siempre?-) la vida, la muerte, la mente, el destino, las palabras, la imagen… son cosas que jamás se explicarán, siquiera bosquejarán, en un film o un libro. Ni en toda una vida. Así que probablemente lo más razonable sea no dejarse llevar por utopías y esquemas maniqueos, sino seguir buscando, y nunca dejar de hacerlo -por uno mismo-.
Si quería hacer una buena película sobre el girl power, que vaya al cine y aprenda de Tarantino y su Death Proof. ¿Ojo por ojo diente por diente? Vale, ¡pero a lo grande, joder!
Católica Ana está organizada en varios capítulos númerados pero, en lugar de empezar por el 1 y tirar palante, empieza por el 10 y va tirando patrás, igual que cuando tu entrenador te está ayudando a hacer abdominales y va contándolas al revés con idea de ayudarte a ver cada vez más cerca la luz al final del túnel.
Y a mí me resultó útil, pues ya me enfrentaba a la peli en busca de un entrenamiento… entrenamiento emocional, concretamente, porque tengo el corazón recio y encallecido y ahora me ha dado por ver pelis cursis a ver si así se me ablanda, que si no no hay manera de comerse una rosca. Pero ya sabía que iba a ser un entremiento duro: la cursilería de Julio Médem no es una cursilería convencional, es una cursilería postmoderna, que marea más, y que viene aderezada con dosis homeopáticas de sangre y violencia para parecer menos repipi.
Durante los capítulos 10, 9, 8 y 7 me resultó moderadamente fácil convencerme a mí mismo de que estaba entrando en la trama, intentaba empatizar con los personajes y abría mi mente todo lo que podía… Pero entonces estaba yo tan tranquilo con la mente abierta cuando veo que empieza a haber corriente de aire y que la película se llena de basura paranormal, almas vagabundas, experiencias místicas y reencarnaciones.
A pesar de las ganas de regurguitar, cierro la boca pero no cierro la mente, ni los ojos… y veo videoclips y anuncios de compresas, y en el capítulo 4 o 3 veo un homenaje a los culebrones venezolanos de toda la vida: No… lo nuestro es imposible… sabes que yo te amo pero no debemos volver a enrollarnos… porque yo soy… ¡tu madre!
Cuando termina el capítulo 1 y la peli continúa me acojono pensando que los números enteros son infinitos y que después del 0 viene el -1 y el -2 y el -3…. y que como la peli no es de esas anticuadas con introducción-nudo-desenlace, bien posible es que todavía se alargue tres horas más…
Pero el capítulo 0 es el último de todos, y en realidad es un cortometraje que no pega con nada pero que puede disfrutarse de manera independiente y mola más que todos los otros juntos porque es una explosiva mezcla de suspense, sexo, caca y violencia.
Mi amigo Rodrigo dice que lo de la cuenta atrás era un homenaje a los lanzamientos de cohetes de la NASA, que cuando llega el zero salen disparados igual que salimos disparados los espectadores cuando salen los títulos crédito… Los cohetes muy raramente vuelven a la estación de lanzamiento. Los espectadores me soprendería mucho que volviesemos a pagar 6 leros para verle las tetas a Manuela Vellés.
Exceptuando, por supuesto, aquellos espectadores sensibles que ya tienen la mente abierta y son capaces de apreciar la poesía más allá de un argumento incongruente y unos personajes absurdos. Ellos son los elegidos. Ellos tienen la llave para entrar en Raticulín.
Nota: un cate.
Caótica Ana es una película descompensada.
Pero empecemos a desmenuzarla, porque realmente Medem no hace una película, sino que más bien firma 10 episodios artísticos , como salidos de una escuela de cine. Desde ese punto de vista formal, la obra es claramente una avis raris de nuestro panorama de piel de toro y un acontecimiento sin parangón a nivel europeo. De esta forma, Caótica Ana es pieza de museo, por su originalidad (Medem tiene un par al plantear una historia que carece de un algo fundamental que la guíe en sus dos horas de metraje), por su osadía visual, por su barroquismo modernista y por plantear los problemas universales (el mito del salvaje, el choque frontal con la sociedad y los dolores y golpes de la vida, la amistad, el sexo y la mujer como fuente de la vida) como quien cuenta un episodio normal en la vida de alguien.
Por todo ello, Medem firma una obra abstracta pero rica en emociones y sensaciones.
Sin embargo, Caótica Ana adolece de un esqueleto fuerte y firme que la guíe en su devenir narrativo. Y ello, porque Medem elude un guión consistente y con vida propia que eleve la película a obra compacta con o sin su vertiente lúdico-visual al lado. Por ello, como narración, Caótica Ana falla y diluye sus posibilidades de convertirse en obra maestra sin mayores concesiones. Pero me temo que es algo buscado por su director y no un mal viaje de un caótico Medem.
En fin, creo que gustará y horrorizará a partes iguales.
En cuanto a su protagonista, Manuela Vallés, la joven actriz cumple las expectativas con holgura, pero, en mi opinión, no entusiasma en ningún momento, como ocurre con el resto del reparto: ninguno brilla especialmente y tan sólo me ha emocionado una Bebe pletórica, carne de Goya secundario.
En fin, una obra arriesgada, que hay que felicitar por su osadía y planteamiento artístico, pero que está lejos de ser una nueva Los amantes del Círculo Polar (la obra maestra de Medem) o incluso de llegar a los niveles de La ardilla roja o Lucía y el sexo.