Cámara sellada
Sinopsis de la película
Adam Hall es un joven abogado de 26 años cuyo padre se suicidó cuando él era un niño. Ahora deberá utilizar todos los recursos a su alcance para defender a su abuelo Sam Cayhall, un antiguo miembro del Ku-Klux-Klan, acusado de asesinato y que espera su ejecución en el corredor de la muerte. Cayhall, líder de la supremacía blanca, será enviado a la cámara de gas en 28 días si su nieto no lo impide… Basada en un best-seller del popular John Grisham.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Chamber
- Año: 1996
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
5.7
64 valoraciones en total
Las novelas de John Grisham son sencillas y enganchan, las dos premisas básicas para que un libro se convierta en un best-seller. Las intrigas judiciales no son, en principio, algo muy atractivo pero ése es precisamente el mérito de Grisham, convertir cosas tan aburridas como las apelaciones y los tribunales en algo interesante.
Me reconozco como un seguidor de sus libros, y Cámara de Gas (The Chamber), en el que se inspira esta película, es uno de mis favoritos. Por eso mismo mis esperanzas sobre el filme eran quizá demasiado elevadas.
No estamos ante una mala película, pero a Cámara Sellada le faltan los elementos para convertirse en una GRAN película y, a mi entender, es una pena, ya que la materia prima es excelente.
Como ya sabréis, la historia implica un anciano ex-soldado del KKK condenado a muerte. Su nieto, al que no conocía, se ofrece para defenderlo tras conocer la verdad. El guión adaptado podría dar para mucho, pero a excepción del inicio -que es muy bueno-, el filme cae un poco en la monotonía. Con una trama con un potencial dramático como este, parece que los actores -especialmente ODonnell- no acaben de meterse en el papel. Mención aparte, como siempre, Gene Hackman, que sí logra en algunos momentos transmitir la complejidad de su personaje. Sin embargo, la sensación que tiene uno es que el Sam Cayhall de la película es más plano y simple que el del libro, en el filme el anciano sólo tiene remordimientos al final, y conserva su ideología racista e inotolerante, mientras que en libro la figura de Cayhall es mucho más rica y atormentada. Para mí, éste es el detalle que marca la diferencia. Se hace difícil empatizar con los personajes, más aún si has leído el libro…algo que ya pasaba con el Informe Pelícano.
En fin, el resultado es una típica película sobre la pena de muerte, que va a gustar más a los que no hayan leído el libro, pero que tampoco va a decepcionar sobremanera a los lectores de Grisham.
Parece que la única película que le hace justícia al escritor de Mississipi es La Tapadera…
Los años 90 nos trajeron un buen número de adaptaciones a la gran pantalla de las novelas de John Grisham. Esta moda le vino muy bien al género de la intriga judicial, pues normalmente este tipo de historias son aburridas, pero en estos casos no es así.
Las características de los guiones de John Grisham son, entre otras, procesos judiciales imposibles de ganar a priori, con personajes interesantes y normalmente un reparto de lujo. En Cámara sellada se cumple todo esto sobradamente.
El caso que se nos presenta es interesante. Un nieto trata de salvar del corredor de la muerte a su abuelo, que fue condenado por ser del Ku Klux Klan y matar con una bomba a dos niños por error.
La locura del racismo y la polémica de la pena de muerte están presentes en todo momento, pero eso se combina a la perfección con el drama familiar y los fantasmas del pasado de esta familia
Hay escenas muy intensas en sus emociones, como cuando Faye Dunaway le cuenta lo que vio cuando era niña, por ejemplo.
Gene Hackman está descomunal en su interpretación. El veterano actor consigue que le odiemos y darnos pena al mismo tiempo. Chris O’Donnell tampoco lo hace mal. Con films como este a lo mejor consigue que nos olvidemos de Batman y Robin (aunque semejante bazofia sea posterior).
Creo sinceramente que el mérito del buen resultado es la novela original. Grisham es el maestro del género y cuando se hace bien, una historia judicial puede llegar a ser tan buena y entretenida como la de cualquier otro género.
Adaptación de otro best seller de Grisham, autor en el que predominan las tramas judiciales y que ha tenido un indudable éxito literariamente y algo más moderado en las que se han adaptado para la gran pantalla.
La historia es la de un joven abogado que tiene a su abuelo en el corredor de la muerte esperando su ejecución en la cámara de gas por la muerte de dos niños de ascendencia judía cuando puso una bomba en el despacho de su padre, y ello a causa de ser un defensor de los derechos civiles marcado por el Ku Klux Klan, una de la muchas vergüenzas de la sociedad norteamericana en su abrumador recorte de las libertades y derechos que tanto pregonan.
James Foley, a pesar del excelente reparto con el que cuenta, encabezado por un creíble Gene Hackman en el papel del racista asesino, al que defiende su nieto interpretado por Chris ODonnell, poco convincente, además de Faye Dunaway, no consigue dar el ritmo necesario a la trama, dejando un tanto insulsa una novela que va mucho más allá de lo que nos muestra en pantalla en la excelente novela de Grisham.
Interesante, a pesar de todo. Un 6.
Me gustan en general las películas con ambiente sureño. Suelen ser realistas, impactantes y películas de personajes. También me gustan los dramas judiciales. Ambas características se dan en esta película, el que se base en un libro de John Grisham es un aval más a su favor. Y sin embargo le falta fuerza. Chris O´Donnell no creo que esté a la altura, el personaje de Faye Dunaway está poco desarrollado, pero Gene Hackman está soberbio, en su papel, sobre todo en el último tercio del film.
En el eterno debate entre si es mejor el libro o la película, hay autores cuya forma de escribir es mucho más adaptable a las formas del cine, gracias a lo cual han conseguido, no sólo un buen éxito editorial, sino además conseguir un extra gracias a la adaptación cinematográfica. Uno de estos escritores es John Grisham, cuyas tramas principalmente judiciales son muy del gusto del espectador norteamericano. Por ello no es de extrañar que varias de las novelas de este autor hayan sido llevadas a la gran pantalla, con mayor o menor éxito.
En este caso es el director James Foley quien adapta la historia de Sam (Gene Hackman), activista del Ku Klux Klan condenado a muerte por un atentado en el que murieron dos niños. Su nieto, Adam (Chris O’Donnell), un brillante abogado, pero que apenas ha tenido contacto con su pariente, intenta librarle de la pena capital. El film plantea la doble vertiente entre la relación entre abogado-cliente y la familiar, buscando ante todo un cierto efectismo, reconstruyendo los hechos a base de flash-backs, un tanto innecesarios quizás, en los que se mezclan temas más propiamente familiares.
Hackman compone un personaje desagradable, antipático, en contraposición a la plana actuación de Chris O’Donnell, excesivamente blandengue y totalmente anulado en las secuencias que comparte con el genial actor. Foley aprovecha el material de Grisham y procura plasmar lo que cuenta el escritor, limitándose a realizar una adaptación prácticamente literal, que apenas aporta nada, no sólo a la versión literaria, sino al cine judicial, tocando el tema de un condenado a muerte, que intenta salvarse de la ejecución, prácticamente único aliciente del film.
Foley prima los elementos más convencionales, y más del agrado del espectador, buscando una conexión sentimental con el personaje de O’Donnell, sobre el cual gira en realidad la trama, sin embargo, el actor no consigue transmitir las contradicciones de un personaje que pivota entre el tema familiar y el profesional, defendiendo además a un tipo cuyas acciones son muy difíciles de comprender y aún menos de aceptar. Esta contradicción, que sería la base principal del film, no queda lo suficientemente expuesta con convicción, lo que hace que el film derive hacia terrenos mucho más facilones y más transitados, quedando como resultado un film excesivamente plano y convencional.