Calle River, 99
Sinopsis de la película
Ernie Driscoll es un ex-campeón de boxeo que trabaja como taxista. Su monótona vida se ve alterada cuando se entera de que su mujer mantiene relaciones íntimas con un mafioso, que acaba de apoderarse de una fortuna en diamantes.
Detalles de la película
- Titulo Original: 99 River Street aka
- Año: 1953
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
7.1
28 valoraciones en total
A Ernie (John Payne) le rompieron una ceja en el campeonato de los pesos pesados, lo emiten en diferido, pero las mujeres le van a romper el corazón.
Total, que se dedica al taxi. Por ahí anda. Radio Taxi, viene en la guía. Calle River 99 tiene más calles a donde ir y en cada una, a Ernie le irá peor. El film cumple con la tensión debida del cine negro completo. La violencia está más allá de clichés, contundente, auténtico cine negro con historia y con negro porvenir. Eso no quita que algún matón no se haya enterado que el taxista fue boxeador, así que terminará con la cara como un mapa.
Calle River 99 propone un entramado criminal que recae sobre un inocente taxista de pasado en el ring. Y la propuesta es más que interesante: nobleza y amistad contra el crimen, luego ya se verá. El cometido es lograr convencer, convencer y vencer, y John Payne convence … y quiere vencer.
Hace un par de años no sabía ni quién era Phil Karlson, por lo que haber descubierto su filmografía es una de las mejores experiencias cinematográficas que he tenido últimamente, especialmente por sus magníficas incursiones en el género negro, donde esta Calle River 99 brilla a gran altura, junto con Kansas City Confidential o The Phenix City Story .
Recurriendo a la arquetípica figura del boxeador fracasado atrapado en un matrimonio infeliz, la película nos cuenta la peripecia en la que se ve envuelto Ernie, que sin haberlo buscado, se topará con la infidelidad de su esposa, y a través de esta, con un robo, algunos crímenes y un variado muestrario de rufianes, a cada cual peor.
Leo que a algunos usuarios les parece que la narración adolece de ciertas debilidades o incongruencias, y es posible que estén en lo cierto, pero la verdad es que, en mi experiencia con este género, ese aspecto siempre me ha parecido secundario. Quiero decir que incluso en grandes clásicos de esta temática, películas hoy míticas e indiscutibles, se dan estas incongruencias o cabos sueltos -recordemos, por ejemplo, El Sueño Eterno de Hawks- sin que esto merme su calidad, y es que esta se debe, fundamentalmente, a la creación del ambiente adecuado (la noche urbana, con sus garitos, puertos y bajos fondos) y de los personajes que lo encarnan (perdedores, detectives, mujeres fatales, rufianes, etc). De ambos aspectos está muy bien servido este filme, enteramente nocturno y generosamente plagado de personajes que responden a los modelos anteriormente apuntados.
Si perfilar el carácter de los personajes es fundamentalmente una labor propia del guión, la generación o recreación del ambiente adecuado se convierte en la cuestión formal más importante de este tipo de películas, circunstancia que potencia la relevancia de la fotografía, el montaje y la composición del plano (o lo que es lo mismo, de la luz, el ritmo y la mirada). Karlson demuestra en todo momento hasta qué punto domina estos tres parámetros, siendo magnífica la labor del director de fotografía, Franz Planer, y muy notables -por su ritmo y violencia desatados- las escenas de pelea, desde el combate inicial (rodado a pie de Ring y con expresivos primeros planos) hasta el último, en la pasarela del barco, en muchos planos recurre a efectivos y sugerentes contrapicados, rasgo estilístico presente en otras películas suyas, aunque aquí más acentuado.
Con notables interpretaciones de todo el reparto -sobre todo Evelyn Keyes- y un par de giros argumentales verdaderamente originales -en los que realidad y representación se confunden-, el filme se disfruta de principio a fin.
Calle River, 99 tiene ese tierno regusto que te dejan en el paladar las películas donde los desafortunados hombres honestos, los íntegros perdedores en mil combates, no acaban tan mal, y acaban encontrando la estación de servicio de su vida, para poder compartir los beneficios de un buen cambio de aceite con la también honesta rubia que el destino puso de tu lado.
Quizás este final no sea mucho de mi agrado, pero he visto la película a la hora de la siesta y …me he perdido la siesta! No he podido despegar el ojo de la pantalla porque me ha atrapado irremediablemente.
Tiene todos los ingredientes que yo le pido para que me entretenga a un clásico film noir americano: tipos duros capaces de matar sin despeinarse, esposas rubias platino, frías y codiciosas, que salen por la ventana cuando la pobreza entra por la puerta, malos de libro, que se dedican a la compra fraudulenta de mercancía robada y que tienen como tapadera un negocio de peluquería canina, bares cutres donde no entra nadie y se tiene que beber las cervezas el camarero mismo, yellow cabs, Nueva York de noche…y sin dejar caer la acción en ningún momento.
Los actores están todos muy correctos, aunque a veces un poquitín sobreactuados, pero esto no perjudica en ningún momento la narración, es más, dota de un necesario humor a la historia, como un contrapunto obligatorio para hacerla más llevadera. Memorables John Payne y Evelyn Keyes tanto como el resto de secundarios que hacen creible la historia.
No es -se ve en seguida- un film de mucho presupuesto, pero su clasificación como película de serie B no significa que desmerece artísticamente respecto de otras de la misma época que gozaron de mayor inversión. La ambientación está muy lograda y tiene escenas verdaderamente logradas y de cierto impacto en el espectador, la de la simulación en el teatro es la mejor, sin duda.
Un film para no perderse y pasar un buen rato delante de la pantalla, viendo como este exboxeador de carrera truncada por la desgracia de un desgraciado directo al nervio óptico, encuentra por fin, después de un tortuoso camino para salir de la trampa en la que ha sido atrapado acusado de asesinato, el amor de su vida y la redención de una vida sencilla y tranquila, exactamente como la de usted o yo…o no?
Me ha gustado mucho esta primaria, por poco pretenciosa, Calle River. Hace gala de un encanto y un interés cómplice para con lo que se narra en todo momento presentes. Y es que, si bien reconozco que probablemente todo se líe en exceso y se remate de forma un tanto fácil, no hay lugar ni para el aburrimiento ni para la sensación de que te han tomado el pelo, pues reconozco también que al acabar muchas cintas de la época me queda ese regusto a representación centrada en trascender que tanto me molesta. No ha sido así en este caso. Será por eso que a esta, para mí, muy buena muestra de cine negro la tildan de serie B . Ahora que siendo así, bienvenida sea. Pero eso quisieran.
Baste apuntar un par de detalles más: las interpretaciones para nada sobreactuadas, la colosal escena del teatro, el final rememorando ciertas fobias, la dirección solvente, la fotografía hermosa, la sensualidad irradiada por la protagonista, la masculinidad que desprende su compañero, maltratado por la esencia negra de la obra, la sorprendentemente alta dosis de violencia, la camaradería del entrañable viejo, la absorbente trama, el…
Pues eso, que la vean.
Agradable sorpresa la que me he llevado viendo esta pequeña y sorprendente película, aunque creo que le fallan algunos puntos para convertirse realmente en una experiencia memorable.
A nivel de sus aspectos claramente positivos, creo que FullPush los ha comentado con bastante acierto. Las interpretaciones son bastante buenas y hay escenas realmente bien hechas, pero a mí me ha parecido sobre todo una obra muy entretenida. Su intriga puede ser pequeña o tonta pero no deja que pierdas el hilo en ningún momento, mantiene el interés a cada paso y en cada giro de guión… se podría decir que no da la sensación de película menor en ningún momento. Por otro lado, hay escenas realmente muy poderosas, en ese sentido empieza de manera bastante notable con esa pelea en primera línea, y la idea de la violencia del boxeo sumada a la contundencia del discurso y actos de Ernie funciona bastante bien durante toda la obra. Por otro lado, Linda se lleva varias de las mejores escenas y cuando está en pantalla se nota su presencia para bien. A destacar, por no entrar mucho en spoiler, su escena en el teatro tan deliciosamente sobreactuada.
Es evidente que hay cosas que se repiten y es más evidente aún que yo no soy el más indicado para ponerme a desglosarlas, porque mi experiencia con el cine negro es básicamente nula, pero diré para lavarme las manos que todos los tópicos y lugares comunes que se pueden achacar a este género funcionan a la perfección en el contexto concreto de esta película, que desde el principio mismo los líos en los que se mete el pobre Ernie me enganchan y me mantienen en vilo.
Mi primera impresión ha sido darle un 9. Una obra que me había hecho pasar un gran rato y que sólo había fallado de manera flagrante en su final, para mí merece esa nota al margen de sus carencias. Pero una media hora después le he bajado un punto la nota. ¿Por qué? Porque todo lo que tiene de entretenida, de absorbente durante su visionado, lo tiene de débil cuando a analizar en frío se refiere, y aunque no quiero pecar de objetividad el argumento presenta lagunas y fallos en el desarrollo bastante evidentes.