Caballero sin espada
Sinopsis de la película
Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender apasionadamente la democracia, pone en evidencia una importante trama de corrupción.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mr. Smith Goes to Washington
- Año: 1939
- Duración: 129
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Opinión de la crítica
Película
7.9
47 valoraciones en total
Las causas perdidas son las únicas por las que merece la pena luchar, ése es el auténtico mensaje de la película. Ni es contraproducente que sea patriotera –en realidad yo no la considero como tal, pues el senado y los periódicos no salen precisamente bien parados de la crítica–, ni que tenga algunos detalles ingenuos, pues se trata de una fábula moral con mayúsculas. Lo que sí idealiza es la constitución estadounidense, pero es que es ella la que reúne los principios de igualdad y honestidad que todos nosotros sabemos que son los que deberíamos tener presentes a diario, vivamos en Cuba, en Francia o en España y apartemos o no la mirada de ellos, otra cosa muy diferente es que la mayoría de los humanos nos los pasemos por la piedra o que reneguemos de ellos por envidias, rencores, miedos o ideas políticas de esas que nunca satisfacen a todos y que son la paja que deberíamos saber separar de los principios, que deberían ser comunes para todas ellas.
El protagonista es tan ingenuo y queda tan indefenso ante el corrupto senado que da angustia. Es asombroso ver cómo Stewart es capaz de representarlo con la misma facilidad que a otros personajes más rudos y resabiados. Es uno de los actores más versátiles de la historia, uno de los mejores, sin lugar a dudas. Casi se merienda él solito la película.
El sentido del humor es mucho más ácido de lo que podría parecer a simple vista. ¿Se acuerdan de los camiones de los poderosos periódicos embistiendo a las pequeñas furgonetas en las que los scouts tratan de defender la imagen pública de Jefferson Smith? ¿Y del gobernador siendo aconsejado –casi asediado– por sus propios hijos sobre el candidato perfecto para el cargo de senador?
Lo que más choca de esta película es lo actual de su argumento siendo que es una película de 1939. Volvemos a ver a un idealista Frank Capra defendiendo los valores, la honestidad, la generosidad y lo dificil que es ser buena persona en un mundo corrupto y manipulado por los poderosos.
Muchas veces en nuestra vida se nos plantea el eterno dilema: Venderse o luchar contra corriente. Muchísima gente decide venderse y muchas veces lo ven como algo normal, puesto que asocian normal a lo que la mayor parte del mundo hace y lo que menos problemas puede ocasionar. Pero que lo haga mucha gente no significa que sea lo correcto.
En estos tiempos que vivimos llenos de falta de valores, corrupción, interés…Merece la pena ver películas como ésta, aunque sólo sea para remover nuestro lado más honesto y recordarnos que aunque parezcamos los más tontos por ser honrados, tonto es realmente el que se mueve por el miedo y vende su alma al diablo .
No te pierdas las maravillas que te rodean , comenta el protagonista principal de este film, recordando un consejo de su venerado padre. Así es, y por ese mismo lema NO HAY QUE PERDERSE ESTA PELÍCULA que está entre los mejores exponentes de cine crítico-político de los que enarbolan el espíritu maravilloso, utópico y valiente del débil David frente al fortísimo Goliat o del frágil Don Quijote de la Mancha frente a los grandes y asentados molinos de viento.
Es cine representante de la mejor bravura humana, del idealismo convertido en praxis, del valor de la honestidad y la valentía frente a los poderosos y bestiales obstáculos o contrariedades de la vida, ante los cuales no hay que rendirse sino luchar, presentar batalla con la fuerza de la moralidad y del sentido del Bien para oponerse a los abusadores.
Es cine de todos los tiempos. Cuando se ve a este caballero sin espada , Jefferson Smith (James Stewart) luchando en inferioridad de condiciones contra el poderosísimo magnate Jim Taylor (Edward Arnold), quien compra medios de comunicación, a senadores, a testigos falsos, que corrompe a doquier en pro de sostener sus intereses creados, de inmediato se pueden hacer las traslaciones oportunas a nuestro país o comunidad autonóma, a cualquier país o región de mundo, identificando a cada uno de estos personajes con individuos de carne y hueso que suelen hallarse casi idénticos en cualquier realidad.
Magnífica película de hacer pensar, de las que causan molestias en las conciencias adormiladas o degeneradas, de las que muestran como es la sal echada sobre una herida abierta . Cine de excelencia para toda época y sociedad. Con mención especial para el actor que hace el papel de senador Joseph Paine (Claude Rains), que además de representar el papel más dual y difícil, el rol del hombre venerable y ejemplar a los ojos de todos, que sin embargo es un sepulcro blanqueado por fuera y por dentro todo un nicho corrompido de gusanos (y aún así, en tal nivel degenerativo aún conserva a la vez un cierto grado para la siempre posible resurrección, el cambio, el milagro y la esperanza), lo supo hacer con una admirable capacidad de convencimiento y realismo.
Fej Delvahe
Caballero sin espada puede parecer algo ñoña quizá por la manera de trasladar su mensaje, pero tanto la magnífica interpretación de Stewart como la dirección de Frank Capra compensan de sobra alguno de sus defectos. Lo que más gracia me hace es la defensa que los hijos del pez gordo realizan en la mesa sobre su ídolo, Jefferson Smith, que para los muchachos encarna los mejores valores que una persona puede tener. La escena de su primer discurso en el Congreso con aquella turba de niños que comienzan a ovacionarlo cuando concluye es sobrecogedora. Sólo los más pequeños veían en él a alguien capaz de cumplir lo que decía, a diferencia de sus orondos colegas que le miraban por encima del hombro. Que el senado de los EEUU está podrido lo saben hasta en Dinamarca.
Caballero sin espada es un film que muestra cómo una persona se lanza desde un avión sin paracaídas y con un cinturon de explosivos empapados en gasolina mientras lee algo interesante y te comenta que no te preocupes, que todo se arreglará, que le han comentado que no le ocurrirá nada. Y funciona.
El único pero es el minuto final. Creo que se podría haber realizado de otra manera, aunque de todos modos es una verdadera obra de arte.
Drama político e ideológico, realizado por Frank Capra (1897-1991) y escrito por Sidney Buchman a partir de una historia inédita, titulada The Gentleman from Montana, de Lewis R. Foster. Se rueda entre el 3 de abril y el 7 de julio de 1939 en escenarios reales de Washington (Union Station, Capitolio, Lincoln Memorial…), escenarios que reproducen los reales (Club de Prensa, Hemiciclo del Senado, Sala de Comisiones…) y en platós de Columbia Studios (Culver City, L.A.), con un presupuesto estimado de 1,5 M USD. Producido por Capra para Columbia, se presenta en público en sesión de preestreno el 17-X-1939 (Washington). La acción dramática tiene lugar en una pequeña localidad de Montana y en Washington D.C. a lo largo de unos pocos días.
La obra está pensada y dirigida como instrumento de defensa y elogio del sistema democrático, único garante de las libertades públicas y privadas y del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, según palabras de Lincoln. Pensado con claras intenciones pedagógicas, se posiciona contra los regímenes totalitarios, que tantos defensores tenían mes y medio después del estallido de la IIGM en Europa (1-IX-1939). La película fue prohibida en Alemania, Italia, Rusia, Portugal y España. En varios de estos países era entonces delito manifestar opiniones contrarias a las concepciones totalitarias.
Escrita en un tono pesimista, ácido y descorazonador, alejado del vibrante optimismo al que Capra era adicto, la obra compone un drama potente, que se explica como un cuento moral diseñado a la manera de fábula popular. Exalta la inocencia de los niños, la autenticidad de los viejos ideales, los valores de la naturaleza en estado puro, la belleza de los paisajes rurales, la fuerza de la sencillez, el poder de la sinceridad, la capacidad de convicción de la generosidad, el encanto de la infancia. Enfrenta el mundo alegre y transparente de los niños, con sus juegos, afanes, deseos, acciones, ocurrencias y preferencias, con el mundo oscuro, opresivo, complicado y corrupto de los mayores, que ha perdido la inocencia a manos de la codicia, el egoísmo, la ambición y la ausencia de escrúpulos.
El protagonista, Jefferson Smith (Stewart), es agente forestal, jefe de exploradores, director de la publicación infantil Cosas de niños, director de la orquesta de los Boy Rangers y líder de los niños y niñas del pueblo, que le adoran con entusiasmo. Es idealista, inocente, íntegro, honesto y valeroso. Tiene como modelos a Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y Daniel Webster. La heroína es Clarissa Saunders (Arthur), que encarna la figura de la mujer moderna: decidida, independiente, inteligente e integrada en el mundo laboral. El malvado es mucho más complejo y maligno que los modelos al uso en cine hasta entonces. Maneja el poder económico, el político y el mediático. Sus aliados son la corrupción, la manipulación de la verdad, la compra de voluntades y el crimen organizado.
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