C.R.A.Z.Y.
Sinopsis de la película
Drama familiar. Cuando Zach entra en la adolescencia y descubre que es diferente a los demás, reprimirá sus tendencias más profundas para no perder el amor de su padre. Entre 1960 y 1980, vive rodeado de sus hermanos, de Pink Floyd y los Rolling Stones, los porros fumados a escondidas, las grandes y pequeñas discusiones. Pero, sobre todo, lo que Zac busca es poder mantener la relación con su padre.
Detalles de la película
- Titulo Original: C.R.A.Z.Y. (CRAZY)
- Año: 2005
- Duración: 127
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Opinión de la crítica
Película
7.3
88 valoraciones en total
C.R.A.Z.Y. es una película que muy probablemente de no ser por una recomendación nunca habría visto, una película con pinta rara, canadiense… no me llamaba demasiado la atención, como siempre los prejuicios malos, y tras verla puedo decir que me ha entusiasmado.
¿De que trata C.R.A.Z.Y.? Pues la trama es sencilla, es la historia durante 20 años, de la relación de un padre con sus hijos, y sobre todo con uno al que desde pequeño se le ve que es especial, la atención de la película se centra sobre todo en la adolescencia y juventud del chaval cuando empieza a tener dudas sobre su orientación sexual y los enfrentamientos con su padre que repudia la homosexualidad.
Llevada de una gran forma, la película abarca tres épocas en la vida de Zack, cuando es un niño, en la más pura adolescencia con 15 años, y el final de ese ciclo de buscar su orientación con 20 años. La película esta narrada con la voz en off del protagonista ya pasada su edad. Lo mejor de la película son sin lugar a dudas sus personajes, con sus cuatro personajes protagonistas todos perfectamente trazados y distintos, y con unos secundarios genialmente caricaturizados para acabar de completar esa gran familia dónde absolutamente ninguno de los miembros tiene que ver con ninguno otro, sin lugar a dudas es mucho de lo que el guionista busca con esto y sin lugar a dudas lo consigue.
No me cabe duda de que volveré a ver pronto la película, quizá entonces saque más conclusiones de esta maravilla, que fervientemente recomiendo a todo el mundo, una gran comedia de las que te hacen pasarlo mal… ¿o quizá un gran drama de los que te hacen sonreír?. Olviden sus prejuicios…
Esa es la sensación que tuve viendo ayer esta gran obra de Jean-Marc Vallée.
Al igual que el protagonista Zac, yo también nací a principios de los sesenta (en 1961, en concreto), por lo que mis recuerdos mucho tienen que ver con los suyos.
Las películas de Bruce Lee, El lado oscuro de la luna , de Pink Floyd (cuántas horas pude pasar hipnotizado escuchando ese vinilo), David Bowie, los primeros amores, las primeras borracheras, tantas y tantas experiencias que este magnético film consiguieron despertar ayer en mí.
Gracias a Vallée por esas más de dos horas que pasé con los sentimientos a flor de piel. Lo de menos era la ambigüedad sexual de Zac, con la que juega durante casi toda la película de forma magistral.
Lo mejor, el espíritu del film, un monumento a la infancia y a la adolescencia de los sesenta y los setenta.
Genial, Rara, Astuta, Necesaria, Divertida, Extraordinaria. En definitiva, estamos ante una película GRANDE. Los quebequianos (franco-canadienses para los doctos en lengua) hace tiempo que nos sorprenden con algunas películas excepcionales. Su cine, más próximo al cine europeo que a su propio vecino, nos muestra este verano una película mil veces dicha pero pocas veces tan bien narrada. Las interpretaciones de Michel Côté, Marc-André Grondin son sencillamente sublimes. La banda sonora es brutal, y en determinados momentos pone los pelos de punta recordando que no sólo, sirve para ponerla de fondo sino que puede ser utilizada para contar una escena (una parte de la película donde Almodóvar es un maestro). Es imposible no acordarse de Leolo cuando su protagonista nos lleva a su mundo interior. Magistral alguno de esos sueños donde no pude para de reírme en varios minutos. Lástima que el autor cometa una digresión casi al final de la película para trenzar la historia.
Crazy, compuesta por Willie Nelson, es una bella y triste canción tal cual la canta Patsy Cline en el adorado disco del padre de Zac, pero también es como la frágil unión entre ambos siendo tan diferentes, tan opuestos.
La historia tiene bastante de drama aunque el tratamiento que se da es preferible en los primeros dos tercios de película, plenos de humor, irreverencia, imágenes surreales y magnífico ritmo narrativo, frente a lo que, creo es menos atrayente, vemos en la parte final abandonando este estilo para irse a lo exclusivamente dramático y tanmbién más convencional, intentando posiblemente dar mayor trascendencia pero dejando de lado la encantadora ligereza que hasta entonces se había derrochado.
Es maravilloso oir otra vez las notas de Shine on you crazy diamond y The great gig in the sky de Pink Floyd, o Space oddity de David Bowie que tanto gusta a Zac, aunque la fijación del padre por Charles Aznavour, a quien incluso recuerda físicamente, es realmente divertida.
Jean-Marc Vallée dirige esta excepcional película, con más de drama que de comedia, donde ya desde el principio el director no intenta ocultar cuál ha sido una de sus influencias definitivas a la hora de decantarse por un modo u otro de contar la historia. De hecho la primera frase – Desde que tengo memoria, siempre he odiado la Navidad – da paso a un pegadizo blues que nos abre la película. Ya tenemos la inevitable conclusión: esto huele a Scorsese que no veas. Y no sólo por su fluidez y estilo narrativos -calcados a Uno de los Nuestros o a otras obras más reciente del aplicado alumno Paul Thomas Anderson- sino por esas inclusiones constantes -casi obsesivas- de la religión, ese montaje tan musical, ese toque mesiánico en ciertos momentos, o el propio retrato de las escenas familiares. Eso sí, si de algo prescinde es de la violencia que el director neoyorquino suele dotar a sus filmes. Y es que C.R.A.Z.Y. no es, evidentemente, una película de gangsters, sino la historia de una familia canadiense a través de casi dos generaciones.
A pesar de que la acción se centra en los problemas de identidad y autoaceptación de un chaval que ve como su estricta educación católica le marca a la hora de reafirmarse o no en su tendencia homosexual, y de que éste es el hilo conductor de la peli, en ningún momento el director se limita a planteárnosla exclusivamente como una reivindicación gay, sino que más bien se sitúa como mero observador imparcial de la realidad que le rodea, plasmando también su atención en todas las vicisitudes que el núcleo familiar va experimentando a lo largo de los años, y esto es precisamente lo que considero que más enriquece al film y lo convierte en sobresaliente, pues todos los personajes están fabricados con mecánica de precisión (mención especial al del padre, que encarna memorablemente Michel Côté).
Por lo tanto, película ágil, ligera de ver a la par que entretenidísima, y, aunque emplea una fórmula quizás ya inventada, tomando prestado con demasiado descaro un estilo ajeno, lo hace con delicada maestría. Muy recomendable.