Bus Stop
Sinopsis de la película
Un inocente vaquero que participa en rodeos se enamora de una cantante que sólo piensa en triunfar en Hollywood. Él, por el contrario, sueña con fundar una familia y retirarse a su rancho a criar ganado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bus Stop
- Año: 1956
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
Película
6.4
36 valoraciones en total
Graciosa comedia romántica para pasar un rato divertido y entretenido frente a la pantalla. Destaco el papel de Don Murray (ganador de un oscar al mejor actor de reparto por este papel) donde interpreta a un vaquero más bruto que un arado pero con las intenciones muy claras, lo que me propongo lo logro pero claro, hay formas y formas.
En mi humilde opinión Marilyn está un poco a la sombra en esta película donde luce más el vaquero insoportable que una Monroe algo descafeinada, aunque lógicamente la cinta sube enteros tan sólo con su presencia, pero sin grandes alardes de interpretación.
La historia está basada en la obra teatral del mismo título de William Inge dirigida por Joshua Logan director de grandes películas como Picnic , Sayonara o Fanny .
Como dato curioso decir que la rubia Hope Lange, descrita en el film por Murray como: Es un ángel, pero no es mi ángel , terminaría casándose con el actor unos meses después de concluir el rodaje, curioso, ¿no?
En resumen película entretenida que sin pasar a la historia como el gran clásico de todos los tiempos, a mí, me divirtió, en especial el brutote vaquero.
Mi nota es del 6,5
Cuando Bus Stop fue estrenada todo el mundo se quedó con la boca abierta al descubrir que Marilyn había realizado un magnífico trabajo interpretativo, debido principalmente a su paso por el actors studio, en donde se disciplinó mucho más como actriz.
A pesar de ser una interpretación dramática muy buena, Marilyn no consiguió ser nominada al Oscar, pero el que sí fue nominado fue su compañero de reparto, Don Murray, su interpretación es excelente y hace muy bien del típico rudo vaquero.
Joshua Logan dirige magistralmente esta película, y consigue una atmósfera romántica y dramática de excepcional belleza.
El guionista George Axelrod(La Tentación vive arriba, Desayuno con diamantes) realiza un formidable trabajo y da un aire melancólico y cómico a toda la obra en general, sobre todo al personaje de Marilyn, Cherie.
La película nos cuenta la historia de un vaquero que busca una mujer con la que casarse, entonces conoce a Cherie, de la que se enamora perdidamente, pero el vaquero lleva todo hacia otro extremo, se lleva a la fuerza a Cherie a su granja, y quiere casarse con ella. Ella piensa que está loco, pero poco a poco comienza a ver que es la única persona que verdaderamente la quiere y la respeta como nadie nunca lo había hecho.
La película tuvo una magnífica acogida y Marilyn recibió sendos beneficios al ser la coproductora.
Actualmente, quizás esta película se haya quedado anticuada, pero vale la pena verla, no solo por Marilyn si no porque la película es una muestra de aquellas películas romanticas que han dejado de existir.
Sin duda esta película marcó un antes y un después en la filmografía de mi actriz favorita, Marilyn Monroe.
Una pena que su director no realizase más películas como esta y su otra obra maestra, Picnic.
Deliberadamente ingenua, tierna, entretenida y llena de situaciones divertidas, el juego de entretejer lo rural y lo urbano sirve una vez más como pretexto para escribir una sencilla historia de amor.
El largometraje, transcurridos sesenta años desde su estreno, ofrece al espectador contemporáneo la oportunidad de reencontrarse con una Marilyn, picante y seductora, que marcó con su impronta de actriz peculiar una parte de la historia del cine.
Pero no se trata sólo de una película de culto.
Hay que destacar que nos encontramos ante una comedia fresca, bien interpretada, fluida y en la que se advierte el gran trabajo de dirección llevado a cabo por Joshua Logan.
Todo un amor de película que muestra una Marilyn expléndida capaz de enamorar locamente a cualquiera y más a este ingenuo vaquero terco e ingenuo como un niño grande que no quiere aceptar la realidad ya que lo contraría. La película es salvaje y divertida, llena de color y belleza. Algo diferente a las otras películas de este sex simbol.
El gran mito erótico de los cincuenta, Marilyn Monroe (sentada en el trono de los sex-symbols imperecederos), se ganó el aura del triunfo profesional en sus quince años de carrera fílmica. Un brillo que no se prodigó en su vida privada.
Aquella explosiva rubia daba el tipo perfecto para las comedias ligeras de aquella etapa del cine, en papeles de pimpollo dulce de poco cerebro y palmito que quitaba el hipo, como el que interpreta en Bus Stop. Ella era la fantasía que los varones de América (y de lo que no era América) se llevaban a la cama por las noches, era el póster pegado en la pared de mozalbetes calenturientos, que lucía sus curvas insinuantes y su rostro de ángel mitad ingenuo, mitad pícaro.
Joshua Logan se sirvió, como otros lo hicieron, del tirón sexual y encantador del objeto de deseo de toda una generación. La colocó en una comedieta romántica que en sí no es para tirar cohetes, pero que no necesita más aval que el hecho de contar con la diva. Quien, la verdad sea dicha, no lo hace nada mal, enternece y despierta simpatía. Sobre todo en una escena de la cafetería en la que se me humedecieron los ojos. Creo que fue entonces cuando la categoría de la película subió desde una comedia corrientita, hasta una comedia dramática digna.
Hasta ese momento, Beau el vaquero era bastante inaguantable (rol excesivo y cargante en su mayor parte), su mentor y protector contrarrestaba el efecto negativo de aquél, y Chérie era una cantante de club nocturno literalmente secuestrada por la tozudez de un muchacho brutote e inocentón que no había conocido mucho más que hombres de campo y reses.
Y llegó la escena en aquella parada del autobús… Y Norma Jeane resplandeció por unos minutos. Sí, lo hizo. Ya no era la rubia algo tontita. Ya no era simplemente el mito erótico. Ahora era una mujer bella de verdad. Más por dentro que por fuera. Y estoy convencida de que ella podía conseguir registros de una hermosura más interior que exterior, y eso que la exterior era como era. Pero ella podía. Quizás por eso siempre me ha despertado respeto. Porque su carita de ángel tenía esas ventanas dulces y frágiles de sus ojos expresivos y tiernos.
Y estoy convencida de que lo era. Aunque ella misma no lo supiera. Aunque ella misma jamás lo hubiese creído.
Un ángel.