Buenos vecinos
Sinopsis de la película
Un hombre es acusado de adulterio por su prometida, viéndose obligado a trasladarse a casa de sus padres. Mientras lucha por la custodia de su hija de cuatro años, se ve progresivamente involucrado en una disputa entre sus progenitores y los vecinos de estos, a propósito de un viejo y hermoso árbol.
Detalles de la película
- Titulo Original: Undir trénu (Under the Tree) aka
- Año: 2017
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
6.3
37 valoraciones en total
Buenos Vecinos del director Hafsteinn Gunnar Sigurðsson, es una comedia negra que causó sensación en el último Festival de Venecia. En ella, vemos cómo tres familias gradualmente se ven afectadas por la paranoia, el egoísmo y la obstinación. En Buenos Vecinos se combina de forma sutil y elegante la inexpresiva comedia islandesa con el drama psicológico. Todo un éxito de taquilla y crítica en su país de origen, Islandia, elegida en la carrera para los Oscar como Mejor Película de habla no inglesa.
Las mujeres llevan la iniciativa
El germen de la discusión es un árbol que impide el paso de la luz natural a un jardín. Algo que en España pudiera resultar absurdo, en un país como Islandia (donde los árboles son escasos y hay poca luz solar) puede tener cierta relevancia.
De un intercambio de palabras nada cordiales, la cosa se va poniendo cada vez más fea para transformarse en una disputa, y acabar en una verdadera batalla campal, con una pareja invadiendo el espacio de la otra. Surgen auténticos enfrentamientos entre ellos: neumáticos del coche pinchadas, destrozos en sus casas, aparición de gnomos de jardín en poses indiscretas….
En Buenos Vecinos llama la atención como los personajes masculinos son incapaces de tener iniciativas viables para resolver los conflictos y no tienen respuesta al papel dominante de sus esposas. Las mujeres son inducidas en Buenos Vecinos por los celos, la envidia y el enojo reprimido. En la película los hombres parecen retoños, como niños atrapados en un conflicto provocado por sus esposas.
La madre de Atli, Inga, es una mujer emocionalmente inestable y neurótica. Al mismo tiempo es muy creativa, retorcida y enfermiza. Es la fuerza motriz de la disputa vecinal. Su estado de confusión es el producto de una tragedia familiar, la desaparición de su otro hijo, que muchos creen que fue un suicidio.
Toda la disputa sobre el árbol parece provenir del resentimiento mutuo entre dos mujeres: Inga y Eybjorg. Continuos insultos, y arrojo de basura en los setos bien cuidados de ambas partes. Al principio, sus maridos simplemente intentan sofocar la tempestad que parece estar gestándose, pero al final ellos también terminarán compitiendo para ver quien queda por encima del otro. Todo se trata más que de un simple árbol. Se trata de ganar.
Del drama familiar a la comedia negra
Las tramas del hombre adúltero que le pide perdón a su esposa porque quiere seguir viendo a su hija y la de la disputa con los vecinos, avanzan en paralelo a través de una escalada de tensas situaciones que provocarán en el espectador una sensación extraña de risa y lloriqueo.
Lo que parece en un principio una historia sobre los problemas de una pareja, la infidelidad, la custodia de una niña, termina por unos derroteros bien distintos. De las historias cotidianas de una pareja, de un drama familiar, pasamos sin darnos apenas cuenta a la comedia negra.
En Buenos Vecinos, el director islandés Hafsteinn Gunnar Sigurðsson combina a la perfección y de forma muy elegante, el sutil estilo árido del norte de Europa con una trama dramática llena de humor negro. Cuanto mas dura se vuelve la película propiciada por las tensas situaciones, más absurdo nos parecerá todo.
Conclusión
El tema frontal y central de la película no es la pequeña disputa. El árbol es un pretexto, un símbolo para reflejar un torrente de frustraciones reprimidas de un grupo de personas en un momento de crisis en sus vidas. Simplemente viven los unos al lado de los otros.
Abrazando el cliché de la impotencia de los vecinos para llegar a un acuerdo sobre la banalidad, Sigurdsson pinta un eficaz retrato colectivo de la neurosis enmarcada como una sátira social. Buenos Vecinos ofrece una visión muy cínica de la humanidad y el amor.
La parte final de la película, más dinámica y clara, es, quizás, lo mejor, especialmente porque no está en sintonía con el resto. Buenos Vecinos tiene algunas dificultades al principio para encontrar un enfoque definido. Durante mucho tiempo es un drama algo desequilibrado y difícil de descifrar por parte del espectador al cambiar continuamente de tono.
Aún así, la película resulta fascinante de principio a fin, porque observamos con angustia como Sigurðsson consigue descarrilar a unas familias sumidas en problemas banales que se desmoronan lentamente, alimentadas por ese único árbol.
https://cinemagavia.es/buenos-vecinos-pelicula-critica/
El género de la comedia negra siempre me ha gustado. La acidez, la mala baba, el sarcasmo encuentran en el humor un potenciador que ha dado grandes obras cinematográficas. El caso es que en Under the tree, no he visto el humor por ningún lado. Solo hay patetismo y violencia (verbal primero y física después) para narrarnos una historia ramplona y previsible de una manera tan fría como el país de origen de la cinta. Bastante aburrida.
Hay ciertos gentilicios que precedidos de la palabra comedia se transforman automáticamente en oxímoron, verbigracia comedia sueca o comedia alemana. Pues bien, visto lo visto en esta película que se ha vendido como comedia islandesa me temo que estamos ante un nuevo caso de contradicción en sus propios términos. Puede que el público islandés se parta la caja con el in crescendo macabro de putaditas que se hacen unos vecinos aparentemente enfrentados por un quítame allá ese árbol, o con escenas como la de la esposa engañada aireando los trapos sucios de su matrimonio en una junta de vecinos, pero los elementos propios del género quedan sepultados bajo una capa de mezquindad, paranoia, cobardía y rencor, catálogo de virtudes que se reparten los distintos personajes, y muy especialmente los femeninos.
Tanto la trama principal como la subtrama del adúltero (el único que moralmente se salva de la quema, aunque sea por eliminación) que ha de volver a vivir con sus padres mientras pelea por la custodia de su hija, dan ganas de todo menos de reír, en un mundo de odios muñidos por las mujeres que acaban ejecutando unos hombres medrosos y manejables, como en las mejores tragedias clásicas, para que todo acabe como el rosario de la aurora. Y ese quizá es el principal reparo que ha de hacérsele a este film, bastante correcto y bien llevado en líneas generales: que la historia queda en tierra de nadie al plantear una serie de problemas de gran calado usando como casus belli una absurda disputa vecinal. Así, cuando la tragedia se desencadena todo parece un tanto excesivo e inopinado.
Si como espectador hay historias truculentas que se disfrutan, y esta es una de ellas, como vecino de cualquier comunidad te inquieta la posibilidad, más próxima tras ver Bajo el árbol , de verte envuelto en conflictos tan indeseables.
El desencadenamiento de cualquier hecho violento suele estar precedido, en ocasiones, de auténticas nimiedades. La convivencia suele estar construida, y miles de ejemplos así lo atestiguan, con material muy inflamable y hay que extremar las precauciones, sobre todo en temporadas de sequía espiritual. Cualquiera puede convertirse en culpable de nuestras desgracias o mala suerte.
Los islandeses que están demostrando ser gente muy hacendosa en esto del cine, demuestran, y Under the tree es un ejemplo, talento y originalidad. Hafsteinn Gunnar Sigurðsson realiza un verdadero estudio de la condición humana, sus reacciones ante las molestias, los imaginados acosos y las supuestas amenazas.
El infierno son los otros , decía Sartre, y algo parecido deben pensar estas dos parejas de clase media alta, teóricamente educadas, adultas y colindantes. Los malentendidos, casuales o provocados, van acumulando nieve negra, y roja, sobre una bola que engorda a medida que se precipita ladera abajo, arrastrando hacia el abismo cualquier indicio de sensatez. Y, posiblemente, en el corazón de esta monstruosa pelota viaje un animal de compañía que saldrá indemne de la colisión y acabará lamiendo las heridas de su desequilibrada dueña.
¿Quién no ha tenido algún día un problema con su vecino? Este hecho, tan habitual, es llevado al extremo por el director islandés Hafsteinn Gunnar Sigurdsson para denunciar la hipocresía y la pérdida de valores que caracterizan a la actual sociedad. Una sociedad donde el individualismo y la falta de empatía con el prójimo pueden convertir el problema más banal en un desacuerdo que conduzca al drama. Donde las envidias y las propias frustraciones personales se proyectan en forma de arma arrojadiza hacia el vecino más próximo en una sucesión de actos de acción y reacción. Sigurdsson lo filma desde la distancia, exponiendo los hechos sin tomar partido por unos u otros. Dejando claro que el problema es global, asimismo aplicable tanto a las personas como a las naciones. No en vano, muchas de las guerras entre países empezaron por disputas de poca relevancia. Algo que ya reflejaba Polanski en su estupenda Un dios salvaje, aquí en versión nórdica y sin la brillantez dialogada que ofrecía aquella, pero con la misma mala baba y el mismo dominio de la ironía. Una película para reflexionar sobre cómo la pulcritud de nuestro entorno más civilizado puede esconder toneladas de miseria humana.
Lo mejor: la naturalidad de las interpretaciones.
Lo peor: la irregularidad del guión y algunos momentos demasiados forzados.