Boardwalk Empire (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2010-2014). 5 temporadas. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) ha terminado y Wall Street está a punto de explotar. Es una época de cambios: las mujeres obtienen el derecho al voto, la radio llega a los hogares y los jóvenes gobiernan el mundo. Atlantic City (Nueva Jersey) es un espectacular lugar de vacaciones en el que sólo se respetan las reglas impuestas por Enoch Nucky Thompson (Steve Buscemi). Basada en hechos reales, se inspira en la obra homónima de Nelson Johnson.
Detalles de la película
- Titulo Original: Boardwalk Empire (TV Series)
- Año: 2010
- Duración: 55
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Opinión de la crítica
Película
7.9
94 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Aleksa Palladino
- Anatol Yusef
- Anthony Laciura
- Ben Rosenfield
- Bobby Cannavale
- Brady Noon
- Brian Geraghty
- Charlie Cox
- Dabney Coleman
- Domenick Lombardozzi
- Dominic Chianese
- Erik LaRay Harvey
- Greg Antonacci
- Gretchen Mol
- Heather Lind
- Ian Hart
- Ivo Nandi
- Jack Huston
- Jacob A. Ware
- James Cromwell
- Jeffrey Wright
- Julianne Nicholson
- Kelly MacDonald
- Kevin Csolak
- Kevin ORourke
- Louis Gossett Jr.
- Marc Pickering
- Margot Bingham
- Matt Letscher
- Meg Chambers Steedle
- Michael K. Williams
- Michael Pitt
- Michael Shannon
- Michael Stuhlbarg
- Patricia Arquette
- Paul Sparks
- Paz de la Huerta
- Robert Clohessy
- Ron Livingston
- Shea Whigham
- Stephen Graham
- Stephen Root
- Steve Buscemi
- Tony Curran
- Victor Verhaeghe
- Vincent Piazza
- William Forsythe
Por desgracia, y de manera precipitada Broadwalk empire ha finalizado. Si habria una palabra para describir esta serie seria la de perfecta, porque ante todo tiene todos los ingredientes para convertirse en una obra de culto. Grandes presupuestos, excelentes interpretaciones, historias que mantienen el interes del espectador y excelentes decorados. Buscemi dejando de lado papeles secundarios borda el papel protagonista, convirtiendo su personaje en uno de los mas carismaticos de cuantos se han podido contemplar en las series actuales. Y no solo alabar el buen hacer de Steve, tambien lo merecen Stephen Graham un mas que sobervio Al Capone o que decir de Jack Huston como Richard Harrow. Como y de manera menos gratificante estaria esta ultima temporada final, demasiado precipitada, como si quisieran cerrar de golpe todas las historias. Aun y todo sale bastante bien aunque como he dicho desde un principio precipitadamente. Siempre recordare esta serie como una de las mejores realizadas hasta ahora. Adios Enoch, hasta siempre Boardwalk Empire.
No se me ha ido la olla con el título. Y lógicamente, con sólo una primera temorada en el zurrón, todavía le queda. Pero las veo hechas de la misma madera.
Probablemente Boardwalk Empire sea la serie más ambiciosa en términos narrativos desde The Wire (vaya por delante que no he visto Deadwood). Como el clásico de Simon, en esta serie pululan cerca de una veintena de personajes (a cada cual mejor), abarcándose con extraordinaria clarividencia desde los entresijos de la política de más alto nivel hasta el ascenso al poder del chófer de un importante mafioso de Chicago. Pero es que encima, la propuesta de BE trasciende la ficción y se atreve con figuras históricas de la talla de Lucky Luciano, Meyer Lansky o Al Capone. Y creedme que sale airosa de semejante órdago. Todos los personajes están minuciosamente creados, todos irradian personalidad propia y todos son piezas clave de un fresco extraordinariamente ambicioso sobre la edad dorada de la mafia estadounidense.
Boardwalk Empire apunta muy alto. Los cimientos están ya consolidados con la primera temporada, que nos deja personajes y escenas para la historia, como la escena en la que Jimmy va a cenar a casa de Al Capone y ambos se miran con su hijo de por medio, o la escena en la que Ms. Schroeder se prueba un vestido para la novia zorrona de Nucky y ambas intercambian opiniones sobre conejitos. Y Buscemi, claro.
De verdad que hay determinadas escenas que están a años luz de cosas que haya visto en un cine ultimamente.
Personalmente, siento debilidad por el personaje de Nelson Van Arden. No puedo recordar otro actor capaz de transmitir agresividad y miedo a la vez de la forma en que lo hace Michael Shannon. Es como si a Nelson Muntz le hubieran mandado a un colegio del Opus. Qué magnetismo desprende Shannon… acabará recibiendo varios Oscar en los próximos años si sigue así.
La impresión que me deja la primera temporada es que la cosa no ha hecho más que comenzar, y que lo mejor está todavía por venir. De momento, está a la altura de lo que se propone. Y el piloto de Scorsese, canela fina.
Imprescindible.
Vuelve a la carga HBO con otra de sus cuidadas y lujosas apuestas: Boardwalk Empire. Ambientada en los turbulentos años 20 en Atlantic City, comienza el mismo día en que se dio el escopetazo de salida a la famosa ley seca, desarrollando principalmente cuatro líneas argumentales.
Por una parte, los contubernios del protagonista Nucky Thompson (Steve Buscemi), el tesorero de la ciudad que manipula como demiurgo en la sombra a mafiosos, políticos, jueces y policías a merced de sus intereses en el tráfico del alcohol ilegal y las elecciones municipales. Su mano derecha Jimmy Darmody (Michael Pitt) es un ambicioso e insatisfecho sicario cojo, recién llegado de las trincheras francesas de la 1ª Guerra Mundial, que pretende jugar con sus propias reglas, mientras que la señora Margaret Schroeder (Kelly McDonald), una irlandesa embarazada y maltratada por su marido, se verá accidentalmente envuelta en esta telaraña de corrupción. A su vez, el puritano agente del FBI Nelson Van Alden (Michael Shannon), fanático religioso, se propone desbaratar el reinado del alcohol ilegal de Mr. Thompson por todos los medios.
Desde su anuncio, hubo grandes expectativas debido a los nombres que figuran entre sus creadores: Martin Scorsese, Terence Winter, Timothy Van Patten, etc. Mucha gente lo concibió como un sustitutivo de Los Soprano, por lo que algunos hayan podido quedar, en cierta medida, decepcionados. A pesar de compartir con ésta temática mafiosa y equipo creativo, se trata de un tipo de enfoque muy diferente, muy clásico, bastante centrado en las altas esferas y las cuestiones políticas, pero también muy cruda, de una violencia y sexo explícitos y realistas. La trama es fascinante y se desenvuelve sin prisas pero sin pausas, gracias a la labor de sus guionistas, que manejan con incuestionable destreza los diferentes ángulos desde los que se va desgranando la historia.
Un fresco de un lugar y una época en que la impunidad y la corrupción campaban a sus anchas de una manera mucho más explícita, si cabe, de lo que lo hace hoy día. Repleta de apuntes geniales, diálogos mordaces, personajes carismáticos defendidos por unos actores acertadísimos (atención sobre todo a la inmensa lección interpretativa de Michael Shannon) y con un cuidado en la puesta en escena realmente meritorio. Quizás le falte algo más de intensidad en ciertos episodios para alcanzar la excelencia, pero aún así, se trata de una muy buena serie, con un espléndido tono de cine negro que la sitúa por encima de la mayoría de producciones actuales, tanto de la pequeña como de la gran pantalla.
La espuma de las olas de una playa deja ver su arena y el nombre de nuestro ‘héroe’: Steve Buscemi. Aparece ante un idílico horizonte, con sobrero y traje, Enoch ‘Nucky’ Thompson. Bien plantado, con sus pies en un suelo que es puro polvo húmedo…
Muchas series quedan definidas por sus títulos de crédito o banda sonora inicial. Desde la inolvidable pieza musical de Angelo Badalamenti en Twin Peaks hasta la introducción milimétricamente poderosa de A dos metros bajo tierra pasando a la minimalista y breve concisión enigmática de Lost la ficción televisiva de culto ha marcado sentencia desde sus primeros segundos de emisión.
Boardwalk Empire introduce el punteo de guitarra de ‘Straight Up and Down’ de The Brian Jonestown Massacre como referente desde su mismo título a un personaje que va a estar al pie del cañón recibiendo olas y olas, viendo pasar el tiempo a su alrededor, sin que su clavel rojo se marchite y con una impasibilidad, paciencia y observación pasmosa ante el premio que va a recibir. Una multitud de botellas que parecen, en su práctica totalidad, llegar a buen puerto pese a la tormenta que las envolvía. ‘Nucky’ Thompson no sólo tiene la clase de encender un cigarrillo extraído de una pitillera de oro y fumárselo con total relajación sino que la espuma que arrollaba las olas abandona sus zapatos. Secos, impolutos, sin ningún rasguño y ningún fragmento de arena que permanezca en ellos. Es hora de volver al reino con total chulería y absoluta clase. Pura lección de categoría de lo que vamos a ver.
Boardwalk Empire da miedo desde ese excelente episodio piloto dirigido por Scorsese aunque su segundo episodio parece mera transición para pulir los personajes y futuras tramas. Bajón en toda regla después de un buen y notable trago que provocaba efluvios etílicos en los cerebros de los televidentes sobre un juego de mafia y política embotellado en gánsteres, caméos de la historia criminal y, sobre todo, en destilar el género por recovecos menos trillados. Puro mareo por sobredosis de genialidad venida a menos.
Sabemos qué vamos a ver pero no sabemos ni el cómo ni el cuánto. De momento precaución aunque los aires etílicos comienzan a nublarme la visión y los mareos convertidos en exaltación de la felicidad empiezan a confundirme. A la HBO también que ya ha renovado por una segunda temporada en vista del éxito de público y críticas. ¿Será el mensaje que contenía cada una de las miles de botellas que llegan la playa de sus títulos de crédito?
Porque servidor necesita beberse de Boardwalk Empire no un chupito ni dos, ni siquiera oler parte de lo que contiene su estimable botella al parecer de perenne cosecha. Deseo beberme el bar entero. ¿Nos dejará hacerlo esa ‘ley seca’ llamada audiencia, presupuesto y contratos con la HBO a lo más beodos y adictivamente beatos a esa nueva religión llamada Edad de Oro de las Series de TV?
La socarrona traducción del título original, El Imperio del Paseo Entablado , ya nos esencializa a esta magna serie a través de un concreto y específico lugar dentro del universo del hampa en los años 20: Atlantic City. Ciudad de playa y mar, diversión y casinos, lujos y vedettes, pero también, ciudad de mafioseo y contrabando, de corruptelas y narcisismo desatado. Es la época de la ley seca, auspiciada por el Partido Republicano para mejorar la salud y moral de la población. Qué bondadosa y caritativa alma tiene Nucky Thompson, el Tesorero de la ciudad, republicano de pro y ferviente dévoto del club de las abstemias. No dice, en cambio, ni a sus votantes ni a sus súbditos, que es él quien controla el mercadeo y contrabando del alcohol en la ciudad, tejiendo oscuras redes de intereses hasta las vecinas New Jersey y New York, o la lejana Chicago, donde comienza a labrarse un futuro el déspota y atrevido Al Capone.
El imperio diseñado por Terence Winter, con la mano al fondo de Martin Scorsese, me tiene alucinado. No es sólo la gran factura técnica que porta. Tampoco es que el reparto alcance un nivel de excelencia poco habitual gracias a la labor de gente como Steve Buscemi, Michael Pitt (impresionante), Kelly Macdonald, Aleksa Palladino o Michal Shannon. Simplemente, creo que es porque he encontrado un nuevo filón, una joya oculta (o no tanto) en la que congenian dos de mis grandes amores: el cine gangsteril y la HBO (cuánto le debemos a los trajeados y forrados ejecutivos de esta productora). Es un retrato severo de la mafia en aquellos años, pero también de la política, aunque a fin de cuentas viene a ser casi lo mismo. Si la democracia se articulaba para defender los intereses del individuo como fin, entonces Nucky Thompson ha calcado el modelo primigenio de John Locke, introduciendo una diminuta variante: en lugar de una democracia puesta al pie de los intereses generales, fundamentales y naturales de la sociedad, él la instrumentaliza al servicio de sus turbios negocios, números ensangrentados y la corrupción tiránica, alcanzando un poder desmedido que anhela ser un Mesías moderno que todo lo tiene y todo lo puede.
Al fin y al cabo, todos se mueven por un mismo patrón común, que no es otro que el de la lucha entre el bien y el mal, entre esa balanza titubeante que no sabe por qué lado decantarse, aunque tratándose de Atlantic City en los años 20, parece obvio quién vencerá la partida.