Verano en Berlín
Sinopsis de la película
Verano en Berlín. Katrin y Nike son dos amigas que viven en una casa antigua de lo que fue Berlín Este. El piso de Nike tiene un balcón, donde pasa noches enteras charlando con Katrin, que vive con su hijo en la planta baja. Suspendidas entre el cielo y la tierra, se instalan en el balcón y observan la existencia diversa y compleja de los hombres, reflexionando acerca de sus propias vidas y de sus deseos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sommer vorm Balkon aka
- Año: 2005
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.2
86 valoraciones en total
Si el ser humano es el único capaz de sentir dos o más emociones al mismo tiempo, esta historia rezuma humanidad por los cuatro costados. Tierna, cruda, divertida, desoladora o sincera… casi todos los calificativos emocionales valdrían para definirla (salvo los de ñoña o sensiblera ).
Me encanta este par de protagonistas femeninas, bellas, frágiles y encantadoras, y también el camionero jeta, propuesto como contrapunto. Los absurdos diálogos entre éste y la rubia son geniales por su sencillez, lanzados como bombas de distensión ante su patente incomunicación. Cuando se juntan el hambre y las ganas de comer surgen personajes así, capaces de convertir en gesta la superación de cada día por mucho que les llueva encima.
Verano en Berlín me ha gustado mucho más que cualquiera de los filmes de Fernando León de Aranoa, referente con el que podría tener algo que ver…
El cine alemán está de enhorabuena. La salud de su filmografía y sus directores es envidiable. Si echamos un vistazo al cine germano realizado en este siglo XXI veremos un buen puñado de cineastas que han revitalizado de forma asombrosa un cine que parecía estancando en Wenders, Fassbinder, Schlondorff… Películas como El Hundimiento , La Vida de los Otros , Sophie Scholl , El Experimento , Goodbye Lenin , Napola , etc, son solo un ejemplo de un grupo de directores que están haciendo un tipo de cine que va desde lo comprometido hasta lo cómico, pasando por un auténtico lavado de conciencia del pasado que muchos en este país deberíamos aprender. Andreas Dresen ya había estrenado alguna peli interesante, sobre todo en festivales. Yo no he tenido el momento de verlas y ésta es mi primera peli del director.
Para empezar, es una historia amena que aunque cuenta las vivencias de dos mujeres que están viendo que sus vidas se están yendo al garete o no han sido lo que ellas querían, siempre se reúnen en un pequeño balcón para hablar y unir más sus lazos de amistad. Son dos mujeres totalmente distintas: una mujer que tiene un hijo, que se siente mala madre y peor persona (debido a que no encuentra empleo) y que debido a eso empieza a tener serios problemas emocionales, y una mujer de vida sexual activa que intenta hacer cosas por los demás aunque en verdad lo que intenta es salvarse a sí misma. Todo esto en manos de otros directores sería un dramón digno de Bergman y estaría plagado de diálogos existenciales sobre la vida y la muerte, lo importante y lo superfluo. Sin embargo, aquí nos lo cuentan desde la perspectiva de los detalles, de las pequeñas cosas que suceden en la vida, sobre todo en verano, que la mayoría de los hechos son pasajeros. El guión está muy escrito. Todo es importante, incluso las pequeñas cosas terminan creando un perfil de los personajes bastante definido. La dirección es clara y sincera. Dresen no pretende hacer una gran película. Tampoco una chapuza. Solo retrata a dos mujeres fracasadas de la vida que se necesitan la una a la otra.
Pero esta película no sería lo que es sino fuera por las dos protagonistas: una sensacional Inka Friedrich y una carnal y fantástica Nadja Uhl. Ellas en verdad son la película y la historia. Sus actuaciones, sus escenas juntas y sus escenas que definen su vida sentimental y laboral, están interpretadas con una naturalidad sorprendente. Sobre todo por la primera que por momentos habla más con la mirada que por la boca. Ellas dos están directamente sensacionales. Tampoco hay que desdeñar la interpretación de Andreas Schmidt, un casanova metido a caminero inculto que aunque parezca mentira (su físico no es del otro mundo) terminas creyéndote que sea todo un imán de las mujeres.
Película de estas que al verlas, solo sientes frescura y sinceridad. Algo que en el cine actual andamos faltos y que el cine alemán anda sobrado últimamente.
Se podía pensar que siendo esta una película alemana sería oscura y seria. Pero no, estamos ante una comedia de tintes amargos ambientada en el soleado verano berlinés.
La película desprende simpatía por los cuatro costados, y las actrices protagonistas son maravillosas, especialmente brillante está Inka Friedich.
En cualquier caso es una película de modestos resultados, ya que las desventuras vitales de estas dos mujeres tampoco resultan tan intensas e interesantes. Supongo que algo parecido a las de millones de personas en el mundo. Aun así se agradece poder ver una película sencilla y modesta pero apreciable y entretenida.
La fuerza atractiva de las dos protagonistas, Katrin y Nike, se agota hacia mitad del metraje, cuando la película empieza a ser… bastante sosa.
Son entrañables, como casi todos los perdedores, pero su caracterización es superficial, y en una historia de anécdotas (Verano en Berlín) no se ofrece un argumento más profundo para explicar ese aire patético que va infectando las vidas de sus protagonistas.
Tiernas y adorables chicas.
Simpática y sencilla historia que transcurre en Berlín. Las dos mujeres protagonistas hacen un papel convincente, y nos guían por sus vidas en una fusión entre comedia y drama que aquí funciona bastante bien. Los personajes, que como todos deben lidiar con el amor, el trabajo, la familia, la amistad…, se muestran con sus alegrías y sus penas, con sus imperfecciones, y eso las hace más cercanas y entrañables.
Me viene a la mente una de las chicas mientras trabaja, cuidando de ancianos que viven solos en sus casas. Y en ellas, la soledad que nos susurra a todos escondida, las injusticias de la vida, la incertidumbre cada día hasta el final (que estaba lejos).
Porque siempre se agradece una ayudita, aunque sea el taburete para subirnos y poder mirarnos en el espejo.