Between Two Worlds
Sinopsis de la película
El director plantea un puzzle de apabullantes imágenes que retratan desde la violencia de una ciudad apocalíptica, reflejo de una Sri Lanka en perpetua guerra civil, hasta la repetición de viejas leyendas en medio de la jungla.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ahasin Wetei (Between Two Worlds)
- Año: 2009
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
5.6
40 valoraciones en total
El director, el tal VIMUKTHI JAYASUNDARA, recomienda en principio no intentar dar un significado narrativo a la historia, porque trata de hacer un cine que se escape de la linealidad y la literatura. Para él, el cine debe aún romper corsés y llegar a ser tan libre como lo son la música o la pintura. Admira a TARKOVSKY, KUROSAWA y ANTONIONI. En este caso, e inspirado por un ancestral libro de SRI LANKA, nos presenta una idea acerca del no posible retorno a la madre naturaleza por la incompatibilidad del hombre y del animal.
En resumen, una gran masturbación mental… pero muy bien rodada. Dando por perdida toda explicación global, al espectador le queda al menos el placer de disfrutar cada plano (prácticamente plano-secuencia tras plano-secuencia) como una micropelícula, capaz de satisfacer a los estéticamente más hambrientos. Es portentosa la profundidad, el movimiento de cámara, la medida de los tiempos, la paleta de colores, la fotografía. Un gran cine que posiblemente no viera otra salida que la de la impostura para brotar a borbotones.
Después de su aburridísima The Forsaken Land , el realizador más popular de Sri Lanka, Vimukthi Jayasundara, regresa a la actualidad tras cuatro años de ostracismo con Between Two Worlds , una subyugante colección de imágenes interconectadas y que tratan de explicar el poder de la naturaleza mediante metáforas e imágenes inconexas. Es de agradecer que un film de estas condiciones, completamente experimental en lo narrativo pero potentísimo en lo visual, haya sido seleccionado en la sección oficial de un festival (Gijón), pues sólo así puede disfrutarse de esta cascada de mágicas imágenes y disfrutarla al máximo nivel.
En Between Two Worlds hablar de argumento, personajes, historia y narración es casi ridículo. Todo lo que vemos forma parte de un global, no necesariamente conexo, que comienza cuando tras un plano fijo que enfoca a una montaña, se ve a un hombre caer del cielo. Lo que tenemos a continuación son escenas que remiten a la guerra civil de Sri Lanka (maravillosa secuencia en la que las televisiones y otros aparatos electrónicos cubren las calles), un análisis de la naturaleza, ciertas pinceladas de amor e incluso misterio. La naturaleza sería la protagonista de esta extraña fábula lynchiana, con ecos al cine de Malick a la hora de dar prioridad a lo no-humano. Todo ello dirigido con muchísima fuerza y perfectamente fotografiado.
Junto a Nymph (con la que guarda paralelismos), una de las propuestas más interesantes de la temporada, que para muchos será una tomadura de pelo y para otros una genialidad. Eso sí, personalmente prefiero este tipo de películas cuando las ideas y reflexiones no son tan esporádicas y van un poco más al grano: es decir, cuando te llamas Lars Von Trier y deconstruyes el terror para filmar el HORROR en un film titulado Antichrist.
De una cinematografía tan ultradesconocida y casi insólita como la de Sri Lanka, ese pequeño país situado al sur de la India, ‘Between two worlds’ se revela como una embriagadora y desconcertante muestra de cine no narrativo, entendiendo por esto que no hay una línea argumental clara y todo es interpretable por el espectador a partir de una colección de (fascinantes) imágenes.
Todo es bellísimo en su colección de estampas y de planos-secuencia, y no dudo que captará el interés de cierto tipo de cinéfilos con su radicalísima propuesta visual y conceptual, pero sin duda un cine como este también despertará el tedio y el desconcierto mayúsculo en aquellos que, sin conocer el tipo de propuesta que ofrece, intenten buscar en ella una explicación coherente y una línea argumental que seguir.
Personalmente estaba ya advertido de esto, así que me dejé llevar por la evocadora sucesión de bellísimas imágenes y la excelente combinación de sonidos y música, no mostrando excesivo interés por la aleatoria presencia de simbolismos basados en leyendas y elementos propios del folklore y la tradición locales. Por tanto, ante semejante propuesta, me quedé, efectivamente, entre dos mundos.
…pero es un plomo. Para quienes disfrutan exclusivamente con el juego del encadenado de planos, aprecian la dulzura de los travelling y se ponen con larguísimos planos-secuencia, quizás sea una maravilla, para el público en general es tediosa e insoportable. Es encomiable que el director esrilanqués -Vimukthi Jayasundara, ahí es nada- intente romper con los moldes del esquema literario, abandonar el clásico exposición>nudo>desenlace, pero el intento naufraga. Puede que al público europeo nos falten referencias sobre la cultura del antiguo Ceilán, y es casi seguro que un mayor conocimiento de sus mitos, leyendas e historia enriquecerían mucho el visionado. Pero entonces nos quedamos con que es una película que fuera de su ámbito local se convierte en una mera sucesión de imágenes y escenas -técnicamente muy correctas, pero eso hoy día ya no es un mérito especial, sino un mínimo exigible- ligadas según mecanismos que se nos escapan, o sin ligar siquiera. Para esto de romper esquemas, hay que ver El silencio antes de Bach , que resulta asequible a un amplio espectro de público y no una rareza exclusiva para cinéfilos.