Bergman, su gran año
Sinopsis de la película
A mediados del siglo XX, se produjo un fenómeno único. Un desgarbado sueco, a punto de cumplir cuarenta años, comenzó un período de producción cinematográfica sin precedentes. Entre 1957 y 1963, filmó algunos de los más grandes clásicos de la historia del cine, produjo varias creaciones teatrales para las tablas y la radio, y dirigió seis películas para televisión. En el mundo del cine, Ingmar Bergman es un personaje único e inimitable.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bergman - ett år, ett liv
- Año: 2018
- Duración: 116
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Opinión de la crítica
Película
6.6
25 valoraciones en total
Uno de los acontecimientos culturales más relevantes de este 2018 que acaba ha sido el centenario del nacimiento del ya fallecido cineasta Ingmar Bergman. La figura cinematográfica más relevante de la Historia de Suecia, uno de los mejores directores de siempre y un artista que aún hoy sigue siendo referente e inspiración de incontables voces creativas alrededor del mundo. Y como era de esperar, se han organizado múltiples eventos para festejar esta efeméride. La Filmoteca programó toda su filmografía durante el verano, la Seminci le dedicó una sección retrospectiva…y se estrenaron dos documentales importantes dedicados a su nombre en el circuito festivalero. Una de ellas, Searching for Ingmar Bergman, dirigida por Margarethe Von Trotta y visto en Cannes y en Valladolid. Y además, el documental que aquí nos ocupa, Bergman, su gran año, dirigido por Jane Magnusson e integrante en Perlas de San Sebastián. Dos documentales que se acercaban al maestro desde diferentes prismas. La primera la pudimos disfrutar en la ciudad castellana. Pero no pudimos encajar la de Magnusson en nuestro horario de proyecciones del festival donostiarra. Pero sí que estábamos abiertos a recuperarla en cuanto surgiese una posibilidad, por lo que cuando A contracorriente nos dio la posibilidad de cubrir el estreno en un pase previo nos agarramos a ella. Siempre es buen recibido un buen documental, y amplio es mi interés en profundizar en el universo de un escandinavo con cuya obra, y me entristece reconocerlo, no estoy tan familiarizado como desearía. Y habiéndolo visto, superó levemente mis expectativas, y fue el mejor de los dos. Pero aún así tenemos nuestras reservas. Es un documento de interés cultural en tanto indaga en la vida familiar y laboral del director e intercala testimonios sabrosos, pero en tanto obra en sí misma es sólo un buen documental, pero también convencional y un poco anecdótico, cuál nota a pie de página de consulta bibliográfica para interesados.
Sin haber visto los otros cuatro documentales nominados al mejor documental europeo, entre los que se encuentra el español El silencio de los otros , se me antoja algo excesivo que el premio haya sido para esta mirada poco profunda sobre el director sueco, constituido en mito y referente del cine moderno, existencial, de autor. En definitiva viene a sumarse a las conmemoraciones de los cien años de su nacimiento. La alemana Margarethe von Trotta también se ha sumado con Searching for Ingmar Bergman este mismo año y nuestro Días de Cine le ha dedicado un monográfico nada desdeñable.
Uno tiene la sensación de que aún sumándolos todos solo rascan la superficie tanto profesional como personal de este genio y figura hasta la sepultura . El que nos ocupa es bastante convencional en su aspecto formal y no aporta nada nuevo en el aspecto artístico del maestro, más allá de que se utilizó a si mismo cono conejillo de indias para mostrar, parafraseando una de sus películas, sus propios gritos y susurros extrapolables al resto de la humanidad. Poco o nada sobre su técnica cinematográfica. El resto son esbozos poco considerados y nada desarrollados con el hombre detrás de la cámara o de las bambalinas del teatro. Egocéntrico, fabulador sobre su propia vida (interesante el testimonio de su hermano), de carácter tan agriado como sus perennes úlceras de estomago, adicto al trabajo, filonazi hasta después de la guerra y con una vida afectiva tan desastrosa como prolífica. Se aleja en este sentido la directora danesa de una hagiografia al uso presentándonos las sombras detrás de la luz de un rey sol absolutista, pagado de si mismo que tanto pudo hacer crecer el celuloide con su fuego creador como abrasar todo lo que le rodeaba. Incluido él mismo.
cineziete.wordpress.com
Hay un problema esencial en como se afronta la figura de Bergman en este film, más allá de el problema que vienen arrastrando la mayoría de documentales desde hace décadas de ser reportajes.
Se entiende o da a entender en la película que Bergman entra en contradicción consigo mismo por no expresar los hechos tal y como fueron, por no ser fiel a la realidad. Pero parece que con esto el film apunta a una falta de verdad por parte del realizador sueco, cuando la verdad del cine de Bergman es un concepto separado de la realidad.
Los hechos que Bergman refleja en su arte para expresarse provienen de la realidad, por supuesto, pero de la realidad según su punto de vista, de allí que, por mucho que Ingmar cambie lo que sucedió, no cambia el como él lo vivió, y por lo tanto no pierde un ápice de verdad.
Ejemplo palmario de lo que debe ser un buen documental biográfico: sobrio, informado y ecuánime. Ciertamente útil, por ende, tanto para iniciarse en el cine de Bergman como si se quiere profundizar en su conocimiento.
En efecto, si algo llama la atención a lo largo de su visionado es que esta Bergman, su gran año no cae en la tentación maniquea en que suelen incurrir muchas otras cintas de similar pelaje, que pecan bien de hagiográficas, bien de inconoclastas, sin tener en cuenta la casi infinita gama de grises existente entre medias. Claro que, a diferencia de muchas otras —la nuestra, por ejemplo—, la sueca es una sociedad adulta. Así, contra el puritano vicio de juzgar a los artistas en función de su catadura moral más que por el valor de sus obras, Jane Magnusson no sólo no cuestiona la genialidad del realizador —uno de los más grandes de la historia—, sino que, de hecho, se reafirma en ella, lo cual no resulta óbice para poner asimismo el foco en lo mucho que humanamente Bergman dejaba que desear: marido infiel, amante celoso, padre negligente y director despótico.
Usando 1957 como icónico punto de partida —el cineasta, apenas conocido fuera de su país, sacude el cine mundial hasta sus cimientos con El séptimo sello (Det sjunde inseglet) y Fresas salvajes (Smultronstället)—, se nos ofrece un detallado recorrido por la vida de Ingmar Bergman, desde su nacimiento en el seno de una familia regida con mano de hierro por un severo pastor luterano —cosa que explicaría bastantes rasgos de la personalidad de Bergman, así como de su filmografía— hasta su muerte en 2007 a los 89 años. A tal respecto, el título original —traducible por Bergman, un año, una vida— se antoja más ilustrativo que su versión española. Sabremos de sus complejos, de sus problemas estomacales crónicos —y, en consecuencia, de su insólita dieta a base de galletas María—, de su disfuncional trato con las mujeres y de su adicción al trabajo, pero también de una descomunal productividad —sobresalió, además de en el cine, en el teatro, en la TV e incluso en la radio— que no resta un ápice de calidad a sus creaciones en cualquiera de dichos campos.
Digna de encomio resulta igualmente la riqueza de testimonios —en la línea de la equidad antes citada, los hay para todos los gustos— que, junto a las numerosas entrevistas que concediera Bergman —no se trataba, ni mucho menos, de esa especie de eremita alla Salinger que uno tiende a imaginar, de hecho parece un tipo bastante risueño y presto a responder cualquier pregunta—, permite hacerse una idea muy completa del poliédrico personaje, ciertamente más complejo —como era de esperar— que el inalcanzable tótem tradicionalmente esbozado. Las imágenes —turbadoras algunas, hermosísimas la mayoría— sacadas de sus inmortales películas y las impagables grabaciones hechas entre bambalinas constituyen un marco inmejorable para la interesantísima semblanza que Magnusson y compañía nos regalan.
Cualquier cosa que salga de Bergman me interesará, y no es menos la última película que ha sacado el director Magnusson, que anteriormente ya dirigió otro documental sobre este mito del cine.
Su manera de mostrar a Bergman, me encanta, me atrapa, me interesa, Bergman y su mundo interno me ha interesado siempre, y este director sabe mostrar aquello que tanto me ha interesado tanto de este gran personaje.
Me parece una manera de ser fiel al director y a su cine, y sobre todo respetuoso, es una labor muy difícil la de retratar en el cine a este gran maestro del cine, único, retratarlo en la pantalla es una gran labor, nada fácil y creo que aquí está muy conseguido, muy bien logrado.
No hay momento en el que me aburra, conozco muy bien casi toda la filmografía de este gran director, y cuando leo sus anécdotas, más me llaman la atención, pero lo que más me gusta de todo, es que no se pone por encima del gran Bergman, todo el rato hay un respeto a su persona y al director de cine
Un gran director de documentales biográficos, es sin duda, una película muy buena, es un digno ejemplo de respeto.