Belleza robada
Sinopsis de la película
Tras el suicidio de su madre, una joven americana (Liv Tyler) se marcha de veraneo a Toscana y se aloja en casa de unos amigos más bien excéntricos. Allí despertará al amor y a la pasión. Al mismo tiempo que entabla una especial amistad con un autor moribundo (Jeremy Irons) se plantea la posibilidad de averiguar la identidad de su verdadero padre, un secreto celosamente guardado por su madre.
Detalles de la película
- Titulo Original: Stealing Beauty (Io ballo da sola)
- Año: 1996
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
Película
6
92 valoraciones en total
Madreee, yo en cuanto empecé a olerme el plan que había, ya tenía ganas de salir de allí cagando leches. Lucy, virgen a sus diecinueve años, todo un trofeo de abstinencia en los tiempos que corren, llega a la Toscana para pasar una temporada estival con una familia un pelín rara que según parece mantenía una estrecha relación con la madre de la muchacha, una poetisa suicida. No llegamos a averiguar gran cosa de la madre, aparte de que echó una cana al aire bajo el calenturiento clima italiano y de ahí nació la niña, la cual quiere saber quién contribuyó a hacerle los huesos y el pellejito un día de agosto de 1975.
Nos metemos de golpe en la variopinta y sonrojante familia en la que, por más que he intentado observarla con benevolencia, no ha habido un solo integrante que me haya caído bien. Parece como si Bertolucci hubiera querido desplegar un desfile de excentricidades made in Italy, con cada personaje esforzándose denodadamente en parecer más rarito que su pariente de al lado. Sé que esto no es Hollywood ni es un requisito que yo exija, pero una cosa es que no sea Hollywood y otra que sea intragable.
Lo cierto es que ha llegado el final de la peli y yo he seguido sin estar muy segura de para qué ha servido todo esto, ni si ha servido mucho más que para que salga una Liv Tyler monísima por la que se revuelve todo el gallinero, sobre todo los pollos que se derriten por catar carne joven e intacta, porque curiosamente basta pronunciar la palabra virgen para que se arme poco menos que una hecatombe.
¿Detalles autobiográficos del realizador? ¿El viaje iniciático de una joven adulta en busca de su identidad y de la sensación de hacerse mujer? ¿El retrato de una familia medio latina? ¿La sensualidad y la espontaneidad mediterráneas? ¿Perseguir el karma interior fumando porros como un carretero y hablando de los senderos del nirvana mientras potáis entre las piernas del vecino? Pues vale.
Unas vacaciones muy instructivas sobre cómo liar canutos en tiempo récord y aburrirse con diálogos de besugo.
Nunca pensé que de una película donde sale una tia buena iba a decir que es una puta mierda, pero siempre hay una excepción. No sé si es por la etapa que estoy pasando en mi vida y que me he vuelto agrio, pero película como esta no las aguanto, es más, me hacen cabrearme hostias. Os cuento..
Tras el suicidio de su madre, una joven americana se marcha de veraneo a la casa de unos amigos en la Toscana italiana. Aquí despertará al amor, y descubrirá nuevos sentimientos al convivir junto a la peculiar familia que la hospeda.
Tras su aventura parisina y su búsqueda espiritual por el Tíbet, Bernardo Bertolucci retorna a sus raíces itálicas de su Toscana natal en esta bella y sencilla historia de iniciación. Más allá de lo puramente comercial (y eso que pasó desapercibida en España), la historia de la protagonista se funde con la vida italiana, sus costumbres y dialectos, y esos paisajes veraniegos plenos de color, las esculturas y el ambiente barroco, las pinceladas de poesía…
Realmente no se trata de un vehículo de lucimiento de la actriz principal, pero la historia, a veces demasiado forzada, se ilumina cuando Liv Tyler aparece. Tanto su personaje (deslumbrante) como el de Jeremy Irons, un enfermo caballero melancólico (papel que tan bien hace, dejando por completo excesos anteriores) están perfectos, y ambos comparten los mejores momentos de la película y los más emotivos. Sólo por esos 15 escasos minutos de metraje merece la pena ver dos horas largas de cinta. El resto de actores, por lo general correctos, se limitan a acompañarlos sin molestar.
La película desprende la apacibilidad y belleza (eso que los críticos llaman poema visual ) que el cine más intimista de Bertolucci conserva -me remito a las bellísimas Asediada y Soñadores-. La música ambiental se entremezcla con una colección de canciones que a veces resultan el complemento perfecto (el Rhymes of an hour de Mazzy Star como dice un compi) y otras desafinan con el tono general de la película.
-Por qué lloras?
-Porque quiero besarte.
Una película apasionada, perturbadora y bastante erótica. Los temas son ciertamente los mismos de siempre -el deseo de amar, las pasiones, la madurez, la pérdida de la inocencia-, pero tratados de tal forma que, en el fondo, no nos importa ver una y otra vez. Dedicada a todos aquellos que todavía creen que el amor siempre es bello.
Cuando fue estrenada, recuerdo que me dejó una agradable sensación, aunque supongo que me dejé llevar por la sugerente exhuberancia sexual de una Liv Tyler casi adolescente. Pasados doce años, la he vuelto a ver y me ha parecido una nadería que cuenta las venturas y desventuras de un grupo de snobs, que viene a ser algo así como un conjunto de gilipollas, pero podridos de dinero y de refinadas maneras, cuyos temas de conversación, a nada que se escarbe en ellos, revelan una banalidad tan descomunal que no se diferencia mucho de la que inquieta a los amigos de la Juani. Al final, todo se reduce a la apariencia, a la pose, a fumarse un canuto y a pasarse por la piedra a todo lo que se ponga a tiro. La luz de la Toscana, la belleza de Siena y sus alrededores, o una selección de obras de Mozart (que se alternan con temas de Stevie Wonder o Nina Simone, sin demasiado sentido), no sirven para dar enjundia a una pedantería hueca. El personaje de Irons resulta patético, parece estar metido con calzador para dar un supuesto dramatismo a un planteamiento más ligero que el mismo aire. Y todo para que la hija del cantante de Aerosmith conociera los placeres de la carne. Pues muy bien. Definitivamente, Bertolucci se nos ha aburguesado. Qué pensarán en el PCI.
Bertolucci se hace cargo de una película muy aburrida en sus dos horas de duración en la que no ocurre absolutamente nada, o si ocurre algo, no interesa para nada saberlo. Bertolucci contaba con un buen reparto pero se le acaba yendo la olla de una manera enorme en el que aparte de lo técnico no hay nada más que podamos destacar.
En cuanto al reparto para mí sólo destaca Jeremy Irons. Por lo menos está bastante bien y mucho mejor que el resto de un desdibujado reparto. Liv Tyler no tiene tanto talento para sostener ella sola toda la película y se nota y hace que la película se resienta. Yo la veo más de secundaria, ahí puede cumplir, pero siendo la principal hace decaer la película. En cuanto al resto del reparto pues hacen lo que el director les pide ni más ni menos aunque no muy bien.
Pero es en la historia dónde la película decae. No me interesa si Liv Tyler está enamorada o no o si tiene ganas de echar un ….., ni tampoco me interesa la niña, el marido de la Weisz, la propia Weisz, el resto de personajes. Tan sólo los momentos que comparte Irons con la Tyler, en los que el actor demuestra que cuando quiere es buen actor.
Técnicamente cumple. Aunque estoy de acuerdo con una de las críticas anteriores en lo que se refiere a la música, en ocasiones está muy bien elegida pero en otros momentos no pega nada con la película. Eso si, la fotografía es de un nivel excelente.
En fin que no la recomiendo porque es un coñazo importante que no tiene absolutamente nada.
Lo mejor: La fotografía, Jeremy Irons y el desnudo de la Weisz.
Lo peor: La música irritante en ocasiones, el ritmo del film, el guión, los personajes.